sábado, 20 de octubre de 2012

Portugal



Portugal (nombre oficial, República Portuguesa), república de Europa suroccidental, situada en la parte oeste de la península Ibérica, que limita al norte y al este con España, y al sur y al oeste con el océano Atlántico. La superficie total de Portugal, incluidos los archipiélagos de las Azores (2.247 km²) y de Madeira (794 km2), situados en el océano Atlántico, es de 92.345 km².
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TERRITORIO Y RECURSOS
Estructuralmente, Portugal constituye el reborde occidental de la meseta Central, que desciende hacia el oeste y el sur hasta una gran llanura costera intensamente cultivada. A grandes rasgos, Portugal presenta dos regiones claramente delimitadas y separadas por el río Tajo (Tejo). La zona septentrional se encuentra por encima de los 400 m de altitud y, como continuación del macizo Galaico, presenta varias sierras en dirección norte-sur (sierras de la región de Tras-os-Montes, como Gerès, Pradela y Marão). Más al sur, como avanzado del sistema Central, se encuentra su cordillera más elevada, la serra da Estrela (sierra de la Estrella) en el centro de Portugal, que alcanza los 1.991 m de altitud. La zona meridional es una acumulación de sedimentos procedentes del sistema Central, suavemente ondulados; sólo al sur, en el Algarve, hay alguna sierra de consideración (Monchique). Portugal cuenta con 1.793 km de costa; la costa continental, de 850 km de longitud, es, en general, llana y arenosa. Tres grandes ríos, que nacen en España y desembocan en el océano Atlántico, cruzan Portugal. Todos ellos forman, en parte, la frontera con el territorio español. El Tajo (Tejo) es el río más largo; desemboca en Lisboa formando un vasto estuario de 240 km2 conocido como mar da Palha (mar de la Paja). Le sigue el Duero (Douro), que desemboca en Oporto (Porto), y el Guadiana, que forma parte de la frontera meridional hispano-lusa. Un cuarto río, el Miño (Minho), forma parte de la frontera septentrional.
2.1
Clima
El clima varía de acuerdo con la altitud y sólo se dan temperaturas elevadas en las regiones meridionales. La temperatura media anual al norte del río Duero es de aproximadamente 10 ºC, entre el Duero y el Tajo de 15,6 ºC y en el valle del Guadiana, de 18,3 ºC. Las precipitaciones son elevadas y bastante frecuentes durante todo el año, salvo en verano. Oscilan entre los 1.500 mm anuales en el norte y los 500 mm en el sur.
2.2
Recursos naturales
Los recursos naturales más valiosos de Portugal son sus minerales. La mayor parte de su riqueza no se ha desarrollado hasta después de la II Guerra Mundial. Entre los recursos minerales destacan el carbón, el cobre, el oro, el mineral de hierro, el caolín, el estaño y el tungsteno. Aunque un importante sector de la población se dedica a la agricultura, la tierra no es particularmente apropiada para esta actividad. La flora y la fauna de Portugal son prácticamente idénticas a las de España. Los árboles más abundantes son las encinas, los alcornoques, los álamos y los olivos. Las vides se cultivan en suelos áridos: el vino de Oporto, el vino de Madeira y el vinho verde, elaborado en la zona norte, son mundialmente famosos. Entre la fauna destaca el lobo, el lince, el gato salvaje, el zorro, el jabalí, la cabra salvaje, el ciervo y la liebre. También abundan aves en el litoral marítimo. Los cursos fluviales favorecen la creación de centrales hidroeléctricas.
2.3
Temas medioambientales
La degradación del suelo es un grave problema medioambiental en Portugal. La tierra ha sido labrada en exceso, provocando la erosión de parte del mantillo y la consecuente disminución de su fertilidad. Aunque el suelo agrícola constituye el 25,2% (2005) del territorio, Portugal debe importar más de la mitad de su alimento.
Los bosques cubren el 41,1% (2005) del suelo de Portugal, más que sus vecinos, España (35,4%) y Francia (28,2%). En el periodo 2000–2005 el país ganó 40.000 ha de cubierta boscosa. Portugal exporta madera y productos derivados, y es el principal productor mundial de corcho. El 4,9% (2007) de su territorio está protegido como parques y otras reservas naturales.
Portugal padece de contaminación de agua, especialmente en zonas costeras. La descarga de contaminantes en estas áreas ha puesto en riesgo el ecosistema de la costa. Los peces constituyen uno de los principales recursos naturales y la gran mayoría de ellos se encuentran en estas regiones costeras. La captura total de peces de Portugal es de 218.866 toneladas (2005), y el 90% de esta captura proviene del océano. Sin embargo, la pesca está en descenso. Ya es bastante baja en comparación con otros pequeños países europeos, como Dinamarca (949.625 toneladas) y Noruega (3.203.476 toneladas).
La contaminación del aire derivada de las elevadas concentraciones de tráfico e industria es un problema para Portugal, especialmente en la ciudad de Lisboa. La lluvia ácida ha contribuido a la defoliación de muchos de los árboles del país. Como miembro de la Unión Europea (UE), se espera que Portugal experimente un cambio positivo en la calidad del aire en respuesta a los protocolos sobre las emisiones de azufre vigentes en la UE.
Los residuos peligrosos del sector industrial de Portugal se vierten de forma inapropiada; a veces simplemente se los vuelca sobre la tierra. El gobierno portugués está desarrollando un nuevo sistema para manipular adecuadamente los vertidos de residuos peligrosos, y el cambio se ha acelerado desde la aparición de las nuevas regulaciones de la Unión Europea (UE), a mediados de los noventa.
Portugal forma parte de tratados internacionales relativos a la contaminación del aire, biodiversidad, cambio climático, desertización, especies en peligro de extinción, residuos peligrosos, vertidos marinos, contaminación naval, bosques tropicales y humedales.
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POBLACIÓN
Los portugueses son una combinación de varios elementos étnicos que ocuparon la península Ibérica (prerromanos, romanos, visigodos y, más tarde, árabes) a los que hay que añadir etnias procedentes de sus colonias en Asia, África y Brasil.
La población de Portugal, incluyendo las Azores y las islas de Madeira (según estimaciones para 2008) es de 10.676.910 habitantes y la densidad de población de unos 116 hab/km². Aproximadamente el 70% de la población se concentra en las regiones litorales del centro y del norte del país (que suponen un 30% de su extensión total). El porcentaje de población urbana está próximo al 56%, uno de los más bajos de la Unión Europea. Por el contrario, tiene un índice de natalidad (10,40 nacimientos por cada mil habitantes) de los más altos del continente europeo. La esperanza de vida es de 74,8 años para los hombres y de 81,5 años para las mujeres.
3.1
Divisiones administrativas
La parte continental de Portugal está dividida en 18 distritos administrativos: Aveiro, Beja, Braga, Bragança, Castelo Branco, Coimbra, Évora, Faro, Guarda, Leiria, Lisboa, Oporto, Portalegre, Santarém, Setúbal, Viana do Castelo, Vila Real y Viseu. Los límites de estos 18 distritos administrativos no coinciden totalmente con los de los 5 territorios de actuación de la Comisión de Coordinación Regional (CCR): Alentejo, que se corresponde con las antiguas provincias de Baixo Alentejo y Alto Alentejo; Algarve; Centro, que se corresponde con las provincias de Beira Baixa, Beira Alta y Beira Litoral; Lisboa y Vale do Tejo, que se corresponde con las provincias de Estremadura y Ribatejo; Norte, que se corresponde con las provincias de Douro Litoral, Minho y Trás-os-Montes e Alto Douro. Por su parte, Azores y Madeira constituyen regiones autónomas.
3.2
Ciudades principales
Lisboa, con una población (según el censo de 2003) de 1.962.000 habitantes, es la capital, la mayor ciudad y el principal puerto marítimo de Portugal. Otras ciudades importantes son: Oporto (263.131 habitantes), la segunda ciudad del país y un importante puerto marítimo; Coimbra (148.474 habitantes), un destacado centro industrial; Braga (112.039); Setúbal (113.937); y Faro (58.051), localizada en el área turística del Algarve.
3.3
Religión e idioma
Aproximadamente el 94% de los portugueses son católicos. La Constitución garantiza la libertad de culto y existen algunas iglesias protestantes. El idioma oficial del país es el portugués.
4
EDUCACIÓN Y CULTURA
La educación es gratuita y obligatoria entre los 6 y los 14 años. La educación superior es voluntaria. En el curso 2000, Portugal tenía 12.472 escuelas primarias, con una inscripción de 801.545 alumnos y una plantilla de 61.908 profesores.
La Universidad de Coimbra y la Universidad de Lisboa, quizá los centros universitarios portugueses de mayor prestigio, fueron fundadas en el siglo XIII. En 2002–2003 la tasa de escolarización en enseñanza superior era del 56 por ciento.
4.1
Cultura
La cultura portuguesa está fuertemente unida a la española y ha sido influida por las tres culturas primarias de las que deriva: la latina, la visigoda (véase Godos) y la musulmana (véase Islam).
Lisboa tiene un importante número de bibliotecas, como la biblioteca de la Academia de Ciencias, la Biblioteca de Ajuda, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Militar. Los archivos nacionales de Torre do Tombo, también en Lisboa, son notables por su colección de documentos históricos recopilada desde el siglo IX. Las bibliotecas provinciales de Oporto, Évora, Braga y Mafra contienen muchos libros antiguos y de escasa divulgación, y grandes colecciones de manuscritos. También hay varias bibliotecas especializadas ligadas a las universidades.
En las ciudades principales y en las capitales de cada distrito se pueden encontrar museos de arqueología, arte y etnografía. El Museo de Arte de Coimbra es famoso por su colección de esculturas del siglo XVI; el Museo de Évora es conocido por sus esculturas romanas y por sus pinturas del siglo XVI. El Museo Nacional de Arte Antiguo, en Lisboa, contiene arte decorativo y pinturas realizadas entre el siglo XII y el siglo XIX. También en Lisboa se encuentra el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Calouste Gulbenkian, con una colección de bellas artes con obras elaboradas desde el 2800 a.C. hasta el siglo XX, el Museo Etnográfico, y el Museo Arqueológico.
Algunos de los vestigios encontrados en Portugal datan de tiempos prehistóricos. A lo largo de la costa atlántica se han encontrado dólmenes, pinturas rupestres, antiguas cámaras de piedra enterradas, y en la región del Algarve se han descubierto tumbas de la edad del hierro. Algunos de los monumentos más importantes del país se construyeron durante la ocupación romana de la península Ibérica (siglo II a.C-siglo V d.C). El llamado templo de Diana, en el sureste; las ruinas de la ciudad de Conimbriga, en la costa occidental, y el puente de Chaves en Trás-os-Montes e Alto Douro, en el noreste, son destacados ejemplos de la arquitectura romana. Posteriormente, la ocupación de los visigodos en el siglo V y la de los musulmanes en el siglo VIII dejaron su huella en los estilos de muchos edificios e iglesias de Portugal. El estilo románico está presente en las catedrales de Oporto, Braga, Coimbra y Lisboa; la obra más representativa del estilo gótico es la iglesia de Santa María, en Batalha, donde se advierten los primeros rasgos del estilo manuelino característico del renacimiento portugués, cuyo ejemplo más característico es el convento de los Jerónimos, en el distrito lisboeta de Belém.
El siglo XIV fue la edad de oro de la escultura portuguesa; en esa época se realizaron monumentos tan bellos como la tumba de los reyes en Alcobaça. Escasos resultan, sin embargo, los testimonios pictóricos. La cerámica de los siglos XVI y XVII es muy característica y de gran calidad; lo mismo que ocurre con la orfebrería de Gil Vicente (siglo XVI).
Los portugueses son un pueblo con una importante tradición musical; su música popular es muy variada, e incluye tanto canciones y bailes muy alegres como lamentos pasionales. Especialmente conocidos son los fados, canciones melancólicas de raíz popular y origen incierto surgidas en su forma actual en la zona portuaria de Lisboa. Al igual que el resto de la música de la península Ibérica, la música tradicional portuguesa refleja tres tendencias dominantes: la religiosa, la que desarrollaban los trovadores en palacios y la de los trovadores vagabundos que cantaban sus historias por todo el país.
Para obtener más información sobre la literatura del país, véase Literatura portuguesa.
5
ECONOMÍA
Aunque la economía portuguesa creció un 5,3% anual durante el periodo 1965-1980, el porcentaje de crecimiento económico se frenó a menos del 1% durante la década de 1980 y Portugal se mantuvo como la nación menos desarrollada de Europa occidental, pese a la recuperación observada en la segunda mitad de esa década. El producto interior bruto (PIB) del país en 2006 era de 194.726 millones de dólares, lo que equivale a 18.388,90 dólares de renta per cápita. El presupuesto anual en las mismas fechas estimaba 75.112 millones de dólares de ingresos y 82.403 millones de gastos.
5.1
Agricultura
La agricultura ocupa al 13% de la población activa y aporta alrededor del 2,8% del producto interior bruto anual. En 2006 los principales cultivos y las cifras de producción anual fueron: patatas o papas (577.034 t), hortalizas (2.209.950 t), fruta (1.867.194 t, de las que 973.369 t eran de uvas), maíz (535.789 t), trigo (259.851 t) y oleaginosas (303.496 t). Portugal es uno de los principales productores mundiales de vino y aceite de oliva. La cabaña ganadera cuenta aproximadamente con: 3,58 millones de cabezas de ganado ovino, 2,34 millones de cabezas de porcino, 1,44 millones de cabezas de ganado vacuno y 43,2 millones de aves de corral.
5.2
Silvicultura y pesca
Aproximadamente el 41,1% del territorio de Portugal está cubierto por bosques. El país es uno de los mayores productores mundiales de corcho. En 2006 la producción de madera supuso 10,8 millones de m³ anuales.
La pesca comercial es también importante para la economía portuguesa. En 2005 la captura anual de pescado fue de 218.866 t, de las que más del 25% fueron sardinas. También son importantes las capturas de bacalao y de marisco.
5.3
Minería
La producción anual de mineral en Portugal en 2004 incluía 140.000 t de carbón, 96.000 t de cobre, 4.000 t de hierro, 500 t de estaño, además de caolín, concentrados de tungsteno y pequeñas cantidades de oro y plata. En 1979 comenzó la explotación de los depósitos de uranio.
5.4
Industria
La industria está cobrando importancia en la economía de Portugal y emplea a aproximadamente al 32% de la población activa. Entre los principales bienes industriales destacan alimentos elaborados, textiles, maquinaria, productos químicos, artículos de lana, cristal y cerámica, petróleo refinado y materiales de construcción. A finales de la década de 1980, la producción anual comprendía 27.400 t de sardinas enlatadas, 285.900 t de azúcar refinada, 1,3 millones t de fertilizantes y 386.900 t de lingotes de acero. En 1979 se abrió al sur de Lisboa una refinería de petróleo y un complejo petroquímico. Son mundialmente famosos los productos de las industrias artesanales, como encajes, cerámica y los azulejos.
5.5
Energía
En 2003 Portugal tenía una producción eléctrica anual de 44.315 millones de KWh. Un 59,86% procede de las centrales térmicas y el 35,07% se genera en instalaciones hidroeléctricas.
5.6
Moneda y comercio exterior
La unidad monetaria es el euro (el 2 de enero de 2002, un euro se cambió a 0.9038 dólares estadounidenses). Desde el 1 de enero de 1999, el euro se vinculó al valor del escudo portugués, con un cambio fijo de 200,482 escudos por euro.
En 2003 las importaciones portuguesas totalizaron 47.112 millones de dólares y las exportaciones 31.829 millones de dólares. Las principales importaciones son minerales combustibles, maquinaria y equipamiento de transportes, alimentos y ganado. Las exportaciones más destacadas son ropa, productos textiles (lana) y papel. Entre los principales socios comerciales de Portugal se encuentran Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, España e Italia. Las divisas que aporta el turismo, 3.296 millones de dólares en 2006, ayudan a compensar el crónico déficit comercial.
5.7
Transporte
Portugal tiene 78.470 km de carreteras, un 86% pavimentadas, y una tasa de vehículos de 463 por cada mil habitantes. El sistema ferroviario tiene una longitud total de 2.839 km. La mayoría de las vías son de calibre ancho para facilitar el tráfico a los trenes españoles. La marina mercante comprende 347 barcos. Los principales puertos son Lisboa, Leixões, Setúbal y Funchal (Madeira). Los Transportes Aéreos Portugueses (TAP), las líneas aéreas nacionales, cubren el servicio nacional e internacional. Un gran número de líneas aéreas extranjeras también hacen escala en el aeropuerto internacional de Lisboa.
5.8
Comunicaciones
En 1997 Portugal contaba con 3 millones de aparatos de radio y 6 millones de receptores de televisión. Se editan 27 diarios con una circulación conjunta de 315.677 ejemplares. Hay 401 teléfonos y 134 equipos informáticos en uso por cada mil habitantes.
5.9
Trabajo
En 2006 la población activa total era de 5,64 millones de trabajadores, de los que aproximadamente el 55% estaban afiliados a sindicatos.
6
GOBIERNO
Portugal está gobernado bajo la Constitución de abril de 1976, revisada en octubre de 1982. Aunque originalmente la Constitución establecía la creación de un Estado “sin clases” basado en la propiedad pública de la tierra, los recursos naturales y los principales medios de producción, este lenguaje socialista fue modificado de manera sustancial en junio de 1989. Se garantizan los derechos de huelga y de reunión y queda abolida la censura y la pena de muerte.
6.1
Poder ejecutivo
Portugal es una República encabezada por un presidente elegido democráticamente para un periodo de cinco años. El presidente de la República nombra al primer ministro, que es el jefe administrativo oficial del país. El primer ministro preside un gabinete formado por 15 ministros.
6.2
Poder legislativo
El Parlamento unicameral, denominado Asamblea de la República, posee el poder legislativo y la capacidad de elegir al primer ministro. Sus 230 miembros son elegidos a su vez por medio de un sistema de representación proporcional y desempeñan su cargo durante un periodo de cuatro años.
6.3
Poder judicial
El sistema judicial de Portugal está encabezado por el Tribunal Supremo, compuesto por un presidente y 29 jueces. Por debajo están los tribunales de apelación y los tribunales ordinarios y especiales de distrito.
6.4
Gobierno local
Los gobernadores de distrito y las asambleas legislativas de distrito son la máxima autoridad a nivel local. El distrito, a su vez, está subdividido en concelhos (municipios), cada uno de los cuales cuenta con un ayuntamiento democráticamente elegido. Los concelhos portugueses, que suman 250, están integrados por freguesias.
6.5
Partidos políticos
Los principales partidos políticos de Portugal son el socialdemócrata Partido Socialista (PS), el liberal Partido Social Demócrata (PSD), la izquierdista Coalición Democrática Unitaria (CDU, integrada por comunistas y ecologistas) y el conservador Partido Popular (PP).
6.6
Defensa
Portugal, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), posee un Ejército moderno y bien equipado. El servicio militar es obligatorio para todos los ciudadanos varones durante un periodo de 16 a 24 meses. En 2004 el Ejército de Tierra contaba con 26.700 soldados, la Armada con 10.950 y la Fuerza Aérea con 7.250 efectivos.
7
HISTORIA
Hasta la edad media, la historia de Portugal es inseparable de la de España. Lo que hoy es Portugal pasó a ser parte de la provincia romana de Lusitania en el siglo II a.C. En el siglo V el control de la región pasó a los visigodos y, en el siglo VIII fue ocupado por los musulmanes. En el año 997, el territorio entre los ríos Duero y Miño (actual Portugal septentrional) fue reconquistado a los árabes por Bermudo II, rey de León, y en 1064 Fernando I, rey de Castilla y León, llevó la Reconquista hasta lo que hoy es Coimbra. Los distritos reconquistados se organizaron como condados feudales sometidos al rey de Castilla y León. El nombre de Portugal derivó del feudo más septentrional, el comitatus Portaculenis, que se extendía alrededor del antiguo puerto romano de Portus Cale, la actual Oporto.
En 1093 Enrique de Borgoña (fallecido en 1112) ayudó a Castilla en su labor de Reconquista. En gratitud, Alfonso VI de Castilla nombró a Enrique conde de Portugal. A la muerte de Alfonso en 1109, el conde Enrique (y más tarde su viuda, Teresa), se negaron a mantener su dependencia de Castilla y León. Invadió León y comenzaron una serie de guerras peninsulares, pero de pequeña trascendencia. En 1128 su hijo, Alfonso Enríquez (el futuro Alfonso I, rey de Portugal), se rebeló contra su madre. Los caballeros portugueses aceptaron a Alfonso como rey en 1143; en 1179, el papa reconoció la independencia de Portugal.
7.1
El reino medieval de Portugal
Alfonso I, ayudado por los Templarios y otras órdenes militares, extendió el límite del nuevo reino hacia el sur del río Tajo. Su hijo Sancho I (1185-1211) animó a los cristianos a que repoblaran el área reconquistada donde se establecieron municipios autogobernados. Un destacado papel tuvieron los monjes cistercienses, cuyas repoblaciones promovieron un aumento de la producción agraria. A finales del siglo XII, los almohades, una dinastía musulmana del norte de África, frenaron temporalmente el avance de los cristianos hacia el sur, pero después de su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la Reconquista continuó.
El rey Alfonso III (1248-1279) completó la expulsión de los musulmanes del Algarve y trasladó la capital de Coimbra a Lisboa. También puso en marcha el gobierno con ayuda de las Cortes (asamblea representativa que incluía miembros de la nobleza, del clero y de los ciudadanos) e incrementó el poder de la monarquía a expensas de la Iglesia. Su hijo Dionisio el Liberal, fomentó la agricultura, fundó la primera universidad de la nación en Coimbra y fue el responsable del desarrollo de la Armada portuguesa. En 1294 firmó un tratado comercial con Inglaterra, que fue el comienzo de una serie de alianzas entre los dos países. El sucesor de Dionisio, Alfonso IV, se unió con Alfonso XI de Castilla para conseguir la victoria sobre los musulmanes en la batalla del río Salado en 1340. En este periodo fueron frecuentes los matrimonios entre miembros de las casas reales de Castilla y Portugal, abriéndose la posibilidad de que ambos reinos pudieran unirse.
Después de la muerte de Fernando I, el último de los descendientes legítimos de Enrique de Borgoña, su hermano ilegítimo Juan I se aseguró el trono portugués en 1385, tras dos años de guerra civil, y dio lugar al nacimiento de la dinastía de Avís. El reinado de Juan fue uno de los más notables de la historia de Portugal. Consolidó la independencia portuguesa tras derrotar a Castilla en la batalla de Aljubarrota (1385). En 1386 Inglaterra y Portugal se aliaron permanentemente en el Tratado de Windsor. Otro hecho destacado del reinado de Juan fue el inicio de las exploraciones marítimas portuguesas, que comenzaron bajo la dirección de su hijo Enrique el Navegante, príncipe de Portugal, que exploró la costa africana en busca de una ruta hacia las Indias. Comenzó un siglo de exploración y conquista que hizo de Portugal uno de los mayores poderes coloniales del mundo y permitió el desarrollo de la burguesía mercantil. Entre 1418 y 1419 los navegantes portugueses exploraron Madeira y en 1427 descubrieron las Azores. En Marruecos hubo una importante campaña militar que acabó con la ocupación de Ceuta en 1415.
7.2
La era de la expansión portuguesa
Madeira y las Azores rápidamente se convirtieron en importantes centros de producción de azúcar, y la conquista de Ceuta dio a Portugal un enclave estratégico en el norte de África, que serviría de base para futuras exploraciones de la costa africana. Utilizando la carabela (un nuevo tipo de navío ligero especialmente adaptado a los viajes por el Atlántico), los marineros portugueses navegaron más al sur de Cabo Verde en 1444 y, hacia 1460 alcanzaron Sierra Leona. Mientras tanto, los sucesores de Juan I, el rey Duarte I o Eduardo I (1433-1438) y Alfonso V, enviaron expediciones a Marruecos y tomaron las ciudades de Tánger y Arcila (Asilah).
7.2.1
El reinado de Juan II
El rey Juan II (1481-1495) restableció el prestigio de la monarquía sometiendo a los turbulentos nobles a su autoridad. En el extranjero, fundó (1482) un fuerte portugués en Elmina (la actual Ghana) y estableció relaciones con el reino del Congo (en la actualidad, Angola). Entre los años 1487 y 1488, Bartolomeu Dias se convirtió en el primer navegante que bordeó el extremo meridional de África y abrió una ruta marina hacia Oriente. Después del viaje a América de Cristóbal Colón en 1492, Portugal y España firmaron el Tratado de Tordesillas (1494) que concedía a Portugal todas las tierras descubiertas al este de una línea a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Véase Línea de demarcación.
7.2.2
Manuel I y sus sucesores (1495-1580)
Bajo el mandato del rey Manuel I, el poderío portugués alcanzó el máximo esplendor. En los años 1497 y 1499 Vasco da Gama realizó el primer viaje a la India siguiendo la ruta descubierta por Dias e inauguró un lucrativo comercio de especias y otros artículos de lujo entre Europa y Asia meridional. Dirigidos por Alfonso de Albuquerque, los portugueses ocuparon Goa (en la India), en 1510, Malaca (actual Melaka, Malaysia) en 1511, las Molucas (en la actualidad Indonesia) en 1512-1514 y la isla de Ormuz, en el golfo Pérsico, en 1515. Durante ese mismo periodo, los portugueses abrieron el comercio con China y establecieron relaciones con Etiopía. Como habían hecho otros reyes portugueses, Manuel I soñó con la unidad de Portugal y España bajo su mandato y se casó sucesivamente con dos hijas del rey Fernando II de Aragón y de la reina Isabel I de Castilla (los Reyes Católicos). A imitación de lo sucedido en España, expulsó a los judíos y a los musulmanes de sus dominios en 1497; de este modo se privó a Portugal de la mayor parte de su incipiente clase media. Su hijo Juan III promovió el asentamiento en Brasil e introdujo (1536) la Inquisición en Portugal para reforzar la obediencia religiosa. A su muerte en 1557, Portugal había empezado a declinar su poder político y comercial. Esta tendencia continuó bajo el rey Sebastián, que murió durante una expedición a Marruecos en 1578 que concluyó con la derrota de Alcazarquivir. Con la muerte de su sucesor, el rey Enrique, en 1580, finalizó la dinastía de Avís.
7.3
Las dinastías de los Habsburgo y de Braganza
A la muerte de Enrique, siete aspirantes se disputaron la sucesión al trono. El más poderoso era Felipe II, rey de España, quien en 1580 fue elegido rey por las Cortes de Tomar con el nombre de Felipe I de Portugal. La anexión de Portugal por parte de la monarquía española de los Habsburgo generó fuertes gastos por las guerras españolas en Europa en el periodo conocido como el ‘cautiverio de los seis años’, aunque la apertura de los territorios coloniales españoles favoreció a la burguesía y a miembros de la alta nobleza portuguesa. Después de 1600, el dominio portugués sobre las Indias Orientales se perdió a favor de holandeses y de ingleses. Bajo Felipe I, Portugal disfrutó de una autonomía considerable, pero sus sucesores, Felipe II (Felipe III de España) y Felipe III (Felipe IV de España), trataron a Portugal como una provincia española más, lo que provocó un gran descontento. Después de las fallidas revueltas de 1634 y de 1637, los conspiradores portugueses consiguieron, con el apoyo de Francia, la independencia de su reino en 1640, aprovechando la revuelta catalana y la debilidad de la monarquía hispánica, que no reconoció la independencia hasta 1668. Juan, duque de Braganza, fue elegido rey como Juan IV, primer rey de la casa de Braganza, que gobernó Portugal hasta la finalización de la monarquía.
7.3.1
Juan IV y sus sucesores (1640-1816)
El rey Juan IV (1640-1656) expulsó a los holandeses de Brasil, que se habían instalado allí en 1630 y restableció las relaciones tradicionales con Inglaterra. Aunque bastante debilitado por los conflictos con España en la segunda mitad del siglo XVII, Portugal recobró una parte de su prosperidad en el siglo XVIII, después del descubrimiento de oro y diamantes en Brasil. Entre 1683 y 1750, durante los reinados de Pedro II y de Juan V, los británicos dominaron el comercio portugués; la monarquía se hizo más despótica y las Cortes cayeron en desuso. Durante el reinado de José I (1750-1777), el reino estuvo bajo el control de un valido, Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal, considerado uno de los mayores hombres de Estado de la historia moderna de Portugal y máximo exponente de la Ilustración portuguesa. Aunque de forma despótica, trabajó para disminuir el poder de la nobleza y de la Iglesia, fomentó la industria y la educación, y acabó con el monopolio extranjero del comercio. Sin embargo, Pombal fue destituido al subir al trono la hija de José I, María I, en 1777. Durante la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas, Portugal se alió con Gran Bretaña en contra de Francia.
En 1807, cuando los ejércitos de Napoleón entraron en España y amenazaron a Portugal, la familia real se retiró a Brasil y estableció en Río de Janeiro la sede del gobierno. Un ejército francés ocupó Portugal, pero fue derrotado en 1808 por tropas inglesas al mando de Arthur Wellesley, después primer duque de Wellington. Por la Convención de Sintra (30 de agosto de 1808), los franceses abandonaban el país, pero lo volvieron a invadir un año después. Wellington frenó de nuevo el avance francés y, en 1811, Portugal se libró de la influencia francesa. La familia real portuguesa decidió de todas formas permanecer en Brasil, que en 1815 se declaró como nuevo reino. En 1816, Juan VI accedió a los dos tronos, gobernando Portugal a través de un Consejo Regente.
7.3.2
La monarquía constitucional
En 1820 la Armada portuguesa encabezó una revolución con el fin de conseguir un gobierno constitucional. El rey Juan, que acordó volver a Portugal como monarca constitucional, nombró a su hijo Pedro regente de Brasil. En 1822 éste proclamó la independencia del Imperio Brasileño, y pasó a ser el emperador Pedro I. En Portugal, mientras tanto, el hermano de Pedro, el infante don Miguel, pidió ayuda a los partidarios de la monarquía absoluta para acabar con los constitucionalistas y dirigió una insurrección el 30 de abril de 1824. Sin embargo, el rey Juan mantuvo el poder y Miguel se marchó al exilio a Viena.
En 1826, Pedro I de Brasil le sucedió en el trono de Portugal como Pedro IV. Puso en marcha un régimen constitucional que mantenía la autoridad de la monarquía. Obligado a abdicar a favor de su hija, María II (llamada Maria da Gloria, una niña de siete años de edad), el príncipe Miguel volvió de Viena en 1828 y, gobernando como regente de María II, subió al trono. A este periodo le siguió una etapa de lucha civil. Con la ayuda de Inglaterra, Francia y España, María volvió en 1834 a ocupar el trono.
Su reinado estuvo caracterizado por los conflictos entre los liberales, que apoyaban la Constitución de 1822, y los absolutistas, que apoyaban la Carta otorgada por Pedro I en 1826. Bajo sus sucesores —Pedro V, que reinó desde 1853 hasta 1861, y Luis, que reinó desde 1861 hasta 1889— las luchas políticas se hicieron menos pronunciadas.
7.4
La República
Durante el reinado de Carlos I se desarrollaron movimientos republicanos y radicales que se agudizaron con el nombramiento del absolutista João Franco como primer ministro en 1906. En 1908, Carlos y su hijo mayor fueron asesinados en Lisboa. El segundo hijo de Carlos subió al trono como Manuel II y, aunque restauró el gobierno constitucional, su gobierno corrupto igualó al de su padre. En octubre de 1910 el Ejército y la Armada dirigieron una revolución que depuso a Manuel y que estableció la República. En 1911 entró en vigor una constitución liberal que en uno de sus artículos se proclamaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Manuel José de Arriaga fue elegido primer ministro de la República de Portugal.
Durante los siguientes 15 años, Portugal estuvo sacudido por el caos político. El promedio de duración en el cargo de los primeros ministros era de cuatro meses. A principios de 1916, durante la I Guerra Mundial, Portugal, respetando su alianza con Gran Bretaña, se apoderó de los barcos alemanes en el puerto de Lisboa. El 9 de marzo Alemania declaró la guerra a Portugal. Las tropas portuguesas combatieron en Francia y en África. Sin embargo, continuó el desorden interno y la turbulencia política, y en 1919 un levantamiento realista añadió mayor confusión a la situación. En mayo de 1926, un golpe de Estado depuso al ministro decimocuarto desde que se proclamó la República. A los pocos días de estos sucesos, los dirigentes militares eligieron al general António de Fragoso Carmona para encabezar el nuevo gobierno. En 1928 Carmona fue nombrado presidente en unas elecciones en las que él era el único candidato. En el mismo año nombró a António de Oliveira Salazar, un profesor de economía de la Universidad de Coimbra, como ministro de Finanzas. Salazar recibió poderes extraordinarios para dar una base solvente a la economía portuguesa.
7.4.1
El régimen de Salazar
Salazar tuvo éxito y rápidamente se convirtió en la figura política más importante de Portugal. Profundamente religioso, restableció gran parte del poder de la Iglesia. En 1930 fundó la União Nacional (Unión Nacional), una organización política basada en principios autoritarios. Pasó a ser primer ministro y dictador en 1932 y promulgó una nueva constitución en 1933 por la que se creó el Estado Novo (Estado Nuevo). Portugal se convirtió en un Estado corporativo con una economía planificada, donde no había ninguna posibilidad de llevar a cabo gestos o actos de oposición política. En 1936, con el inicio de la Guerra Civil en España, Salazar apoyó a los insurrectos dirigidos por el general Francisco Franco. En 1939 Portugal firmó un tratado de amistad de no agresión con España, al cual se le añadió, el 29 de julio de 1940, un protocolo para asegurar la neutralidad de ambos países durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, en octubre de 1943, cuando las fuerzas del Eje se debilitaron, Portugal permitió a los aliados utilizar las Azores como base aérea y naval.
Los años de la guerra alteraron considerablemente la economía planificada. La industria pesquera declinó, las exportaciones disminuyeron y los refugiados afluyeron de forma masiva al país. Además, el avance japonés en las Indias Orientales amenazó sus territorios ultramarinos de Asia, y Timor fue tomada en 1942. Al finalizar la guerra, el desempleo y la pobreza aumentaron de forma alarmante. Se prohibió la actividad de la oposición política a Salazar y los candidatos de la Unión Nacional monopolizaron las elecciones de noviembre de 1945. En mayo de 1947, después de aplastar un intento de revuelta, el gobierno deportó a numerosos dirigentes unionistas y a varios oficiales del Ejército a las islas de Cabo Verde. El mariscal Carmona fue elegido presidente sin oposición en febrero de 1949. Murió en abril de 1951 y fue sucedido en julio por el general Francisco Lopes, un partidario de Salazar.
Durante la década de 1950, Portugal fortaleció las relaciones con Estados Unidos y en 1958 Salazar permitió que un candidato de la oposición, Humberto Delgado, se presentara a la presidencia, pero fue vencido por el candidato gubernamental, el contraalmirante Américo Deus Thomaz, que en 1965 y en 1971 fue reelegido.
En la década de 1960, Portugal tuvo que hacer frente a varias revueltas en sus territorios ultramarinos; la India se anexionó Goa en 1961 y en África estallaron varias rebeliones: en Angola a principios de 1961, en Guinea a finales de 1962 y en Mozambique en otoño de 1964. La respuesta del gobierno fue organizar campañas militares represivas contra estos levantamientos africanos, al tiempo tomó medidas para mejorar las condiciones políticas y económicas en esos territorios. Así, en 1961 Portugal extendió la ciudadanía portuguesa a los habitantes de sus colonias africanas, pero continuaron los fuertes enfrentamientos a lo largo de toda la década y de la siguiente. Durante este periodo, las Naciones Unidas condenaron a Portugal por mantener guerras coloniales. La importancia de las colonias para el mantenimiento del régimen dictatorial era fundamental en el aspecto económico, pues constituían la principal fuente de divisas portuguesas.
A mediados de la década de 1970, varios préstamos extranjeros ayudaron a desarrollar varios proyectos de regadío y construcción de obras públicas. Aunque hubo varias manifestaciones de estudiantes durante este periodo, la oposición política al régimen de Salazar no se organizó.
7.4.2
Quiebra del salazarismo y Revolución de los claveles
El 29 de septiembre de 1968, Marcelo Caetano, un profesor de derecho y hombre de negocios y durante mucho tiempo asociado a Salazar, se convirtió en primer ministro sucediendo a Salazar, que había quedado incapacitado por una apoplejía. Aunque Caetano era partidario de reformas, cuando entró en posesión de su cargo continuó la política represiva de Salazar, especialmente en África.
Una serie de éxitos militares y políticos realizados por los movimientos de liberación africanos amenazaron la estabilidad económica (ya muy débil por los elevados gastos militares para mantener las guerras coloniales) de Portugal y permitieron que un grupo de oficiales portugueses derrocaran el gobierno de Caetano el 25 de abril de 1974 de forma incruenta, en la denominada Revolución de los claveles. Una junta de siete miembros, dirigida por el general António de Spínola, se hizo con el poder y prometió establecer un sistema democrático en Portugal y la independencia de los territorios africanos. Durante 1974 y 1975, Guinea-Bissau, Mozambique, las islas de Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Angola se independizaron, y en 1975-1976 el Ejército indonesio ocupó Timor. El regreso de las tropas y de los colonos a Portugal desde las nuevas naciones independientes agravó los problemas de desempleo y de inquietud política en la metrópoli.
El 30 de septiembre de 1974 Spínola dimitió ante el crecimiento de la influencia comunista. Le sustituyó el general Francisco da Costa Gomes. Vasco Gonçalves, que se había convertido en primer ministro en julio, permaneció en su cargo. A principios de 1975 el Movimiento de las Fuerzas Armadas (Movimento das Forças Armadas, o MFA) asumió un papel formal en el gobierno y se dieron los primeros pasos para reorganizar las Fuerzas Armadas. El gobierno provisional aprobó una ley que autorizaba los sindicatos; de este modo se comenzó a reformar la economía y la vida social portuguesa. Entre las primeras acciones que se llevaron a cabo estaba la nacionalización de algunas industrias pesadas y de la banca, y la expropiación y redistribución de los grandes holdings agrícolas. En marzo se sofocó un intento de golpe de Estado por parte de la derecha, dirigida por Spínola. En abril los socialistas triunfaron en las elecciones para formar una asamblea constituyente.
Gonçalves formó un nuevo gobierno, pero se mostró inestable. Después de una serie de choques entre socialistas y comunistas, seguidos por violentas manifestaciones anticomunistas (especialmente en el norte), el MFA estableció un triunvirato compuesto por Costa Gomes, Gonçalves y el general Otelo de Carvalho, encargado de las fuerzas de seguridad de Portugal. En septiembre, ante la insistencia de la Armada, el vicealmirante José de Azevedo sustituyó a Gonçalves como primer ministro. Bajo el gobierno de Azevedo se consiguió una cierta estabilidad y se adoptó una nueva legislación económica con el fin de atraer capital extranjero. En las elecciones generales de abril de 1976, los socialistas consiguieron la mayoría de los votos, y su dirigente, Mário Soares, pasó a ser el primer ministro. En junio, el general António Ramalho Eanes fue elegido presidente de Portugal. La situación económica no mejoró durante los dos años siguientes y, a mediados de 1978 Soares dimitió. Después del fracaso de dos gobiernos sucesivos, la conservadora Alianza Democrática (dirigida por Francisco Sá Carneiro), ganó por clara mayoría las elecciones parlamentarias celebradas en diciembre de 1979. Sá Carneiro juró el cargo de primer ministro en enero de 1980, pero murió en un accidente aéreo en diciembre de ese año. Le sucedió Francisco Pinto Balsemão, otro conservador, en enero de 1981. Durante su gobierno, se disolvió el Consejo Militar de la Revolución en 1982 a través de una enmienda constitucional.
7.4.3
La modernización de Portugal
Las elecciones parlamentarias de abril de 1983 llevaron de nuevo a Soares al cargo de primer ministro. El gobierno de Soares introdujo un programa de austeridad y comenzó las negociaciones para que Portugal entrara a formar parte de la Comunidad Europea (actual Unión Europea). Las elecciones de octubre de 1985 permitieron la formación de un gobierno minoritario dirigido por Aníbal Cavaco Silva. Soares fue elegido presidente de la República en las elecciones de 1986; Portugal entró en la Comunidad Europea en ese mismo año. La economía mejoró notablemente con la introducción de una política económica neoliberal y tecnocrática, y en las elecciones de 1987 los socialdemócratas consiguieron el control del Parlamento: por primera vez un solo partido conseguía la mayoría desde 1975. En enero de 1991, el presidente Soares renovó su cargo por un periodo de cinco años y los socialdemócratas mantuvieron su mayoría en las elecciones generales de octubre de ese año. En 1992, al tiempo que Portugal ocupaba la presidencia de la Comunidad Europea, se enrareció el ambiente social; hubo manifestaciones masivas de estudiantes contra los exámenes de ingreso en la universidad que provocaron la dimisión del ministro de Educación; los empleados de los servicios públicos se unieron para conseguir salarios más altos y los médicos mantuvieron dos días de huelga para protestar contra los planes del gobierno para privatizar algunos servicios de sanidad.
Tras una década de gobiernos de centro-derecha del Partido Social Demócrata, las elecciones legislativas de octubre de 1995 dieron el triunfo, aunque no la mayoría absoluta, al Partido Socialista. António Guterres accedió al cargo de primer ministro ese mismo mes. Esto provocó una situación insólita que no se producía desde hacía años: tanto el presidente como el primer ministro del país pertenecían al mismo partido político, lo que redundó en el buen entendimiento entre quienes ocupaban ambos cargos. En marzo de 1996 Soares fue sucedido por Jorge Sampaio (vencedor en las elecciones celebradas en el mes de enero), también socialista, al frente de la presidencia de la República. El nuevo gabinete, que mantuvo el carácter europeísta y la política de privatizaciones desarrollados por los socialdemócratas, hubo de hacer frente a dos importantes retos: el del desempleo, cuyo porcentaje incluso había aumentado en los últimos años, y el proyecto de regionalización, por el que se contemplaba la creación de nuevas entidades administrativas, y que contaba con el rechazo de numerosos sectores. Este proyecto fue rechazado de manera rotunda por los ciudadanos portugueses en el referéndum celebrado en noviembre de 1998. Al igual que sucediera en la consulta celebrada en el mes de junio de ese año —en torno a la posibilidad de despenalizar el aborto—, la regionalización provocó una honda división en el seno de la sociedad portuguesa.
En política internacional, Portugal ha mejorado sus relaciones con España desde la década de 1980 y ha tenido desde esas fechas como máxima prioridad su plena integración en todas las estructuras de la Unión Europea. Las negociaciones con la República Popular China dieron como resultado el acuerdo de 1987 para transferir la última de sus colonias, el territorio ultramarino portugués de Macao, al control chino en diciembre de 1999, como así sucedió. Desde comienzos de 1988, Portugal desempeñó un papel significante en el proceso de restaurar la paz en Angola (una antigua posesión portuguesa), y en la participación de las negociaciones de paz en Mozambique. A pesar de los contratiempos, en 1993 continuaron las discusiones con Indonesia sobre el antiguo territorio portugués de Timor Oriental, que el régimen indonesio invadió violentamente en 1975 y al que desde entonces negaba su derecho a la autodeterminación. En mayo de 1999, los gobiernos portugués e indonesio llegaron a un acuerdo sobre la futura autonomía de Timor Oriental, pero ese pacto se transformó pronto en un referéndum que tres meses más tarde decidió la independencia del territorio.
En el orden interno, el Partido Socialista ganó de nuevo las elecciones legislativas celebradas en octubre de 1999, lo que permitió a Guterres renovar su mandato como primer ministro. Asimismo, Sampaio fue reelegido presidente de la República en las presidenciales que tuvieron lugar el 14 de enero de 2001, tras obtener su candidatura el 56% de los votos emitidos frente al 34% que logró su principal rival, el conservador Joaquím Ferreira do Amaral.
Las elecciones municipales que tuvieron lugar el 16 de diciembre de 2001 marcaron el retroceso socialista y el avance conservador. El Partido Social Demócrata obtuvo más votos que el Partido Socialista y sus candidatos lograron el triunfo en las alcaldías de las principales ciudades del país (como Lisboa, Oporto, Sintra, Coimbra o Faro). Estos resultados fueron interpretados desde el gobierno como un voto de castigo por parte del electorado y, un día más tarde, Guterres presentó su dimisión como primer ministro. Antes de que finalizara aquel mes, Sampaio anunció la disolución de la Asamblea de la República y la convocatoria de elecciones anticipadas para el 17 de marzo de 2002. En éstas, el Partido Social Demócrata, que presentaba a José Manuel Durão Barroso como candidato a primer ministro, logró 105 escaños. Por su parte, el Partido Socialista, al frente del cual, tras la dimisión de Guterres, se encontraba Eduardo Ferro Rodrigues, consiguió 96. Las restantes formaciones que alcanzaron representación parlamentaria fueron el Partido Popular (14 diputados), la coalición formada por el Partido Comunista y el Partido Verde (12) y el Bloque de Izquierdas (3).
Ante estos resultados, Sampaio encargó formar gobierno a Durão Barroso, quien presentó un gabinete de coalición tras pactar con el Partido Popular. El siguiente 10 de diciembre, convocada por la Confederación General de los Trabajadores Portugueses, tuvo lugar una huelga general contra el proyecto de Código Laboral promovido por el nuevo ejecutivo de centro-derecha. También resultó impopular el posterior Plan de Estabilidad y Crecimiento Nacional, que implicaba la reducción del número de funcionarios para intentar corregir el déficit público. En un entorno económico recesivo y marcado por el elevado desempleo, igualmente logró la promulgación de nuevas leyes tendentes a la restricción de la inmigración. En política exterior, el gobierno de Durão Barroso se alineó con la posición de Estados Unidos durante la crisis de Irak (últimos meses de 2002 y primeros de 2003).
A finales de junio de 2004, Durão Barroso fue propuesto por los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea para ser candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Por ello, el 5 de julio presentó su dimisión como primer ministro. Este hecho abrió una importante crisis política en Portugal; finalmente, pese a que la oposición solicitaba la convocatoria de elecciones anticipadas, Sampaio encomendó constituir nuevo ejecutivo al sucesor de Barroso en la presidencia del PSD, Pedro Santana Lopes, hasta entonces alcalde de Lisboa. Sin embargo, la vida de este nuevo gabinete fue breve, ya que, en noviembre, tras cuatro meses caracterizados por la inestabilidad gubernamental, el propio Sampaio decidió ponerle fin, anunciando la disolución de la Asamblea y adelantando la celebración de comicios generales, que fueron convocados para el 20 de febrero de 2005. En esta fecha, en un marco de inestabilidad institucional y de profunda crisis económica y social (con el desempleo como peor consecuencia), el Partido Socialista alcanzó la mayoría absoluta, al lograr 121 escaños, lo que le garantizó a su secretario general, José Sócrates, la formación de nuevo gobierno. Por su parte, el Partido Social Demócrata consiguió 75 escaños y, tras estos resultados, Santana dimitió como líder de los conservadores. La tendencia al alza de la izquierda y el retroceso de la derecha también se dejaron sentir en la representación alcanzada por la Coalición Democrática Unitaria (14 diputados), el Partido Popular (12) y el Bloque de Izquierdas (8).
Ya al frente del ejecutivo, Sócrates anunció pronto una serie de medidas que supondrían la disminución del gasto público y el aumento de determinados impuestos, para, así, intentar controlar el déficit del Estado y revitalizar la economía. Estas iniciativas suscitaron el malestar de parte de la sociedad portuguesa, muy especialmente de los funcionarios, que, sintiéndose especialmente perjudicados, protagonizaron una huelga general en julio de 2005.
En las elecciones presidenciales del 22 de enero de 2006, el triunfo fue para el ex primer ministro conservador Cavaco Silva, al cual apoyaba el Partido Social Demócrata y que recibió el 50,6% de los votos. Los siguientes dos aspirantes más votados fueron el socialista independiente Manuel Alegre (20,7%) y el candidato oficial del Partido Socialista, el ex presidente Soares (14,3%). De esta forma, sin necesidad de una segunda vuelta, Cavaco, cuya campaña se había fundamentado en el mensaje de luchar contra la inestabilidad institucional y la crisis económica a través de la unidad nacional, pudo ser investido jefe del Estado el 9 de marzo de ese año, dando inicio a una etapa de cohabitación con el gobierno socialista de Sócrates.


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