jueves, 18 de julio de 2013

Tipos de cambio


Tipos de cambio, precio de intercambio de una moneda de un país por la de otro o con respecto al oro, los derechos especiales de giro (DEGs) y otras unidades internacionales o cualquier otro medio de pago. El precio spot 'a punto' es el precio actual de cada moneda. El precio adelantado es el que se establece de antemano entre comprador y vendedor para llevar a cabo una transacción pactada por determinado periodo. Supóngase que una empresa española quiere comprar una máquina fabricada en Canadá al precio de un millón de euros, efectuándose el pago a los tres meses. Entra en el ámbito de lo posible que, transcurrido ese periodo, el tipo de cambio entre el euro y el dólar haya variado. Si el euro se ha depreciado frente al dólar en un 5%, el coste de la máquina habrá aumentado en la misma proporción, salvo que la empresa compradora se haya asegurado contra estos cambios estableciendo un precio con un tipo de cambio fijo. En los últimos años algunas empresas han sufrido grandes pérdidas al intentar especular con estos precios futuros.
Existen diversas formas en que los países controlan y establecen los tipos de cambio. En los sistemas de tipos de cambio fluctuantes, el precio de cada moneda lo establecen los mercados. Cuanto mayor sea la demanda de una moneda, mayor será su precio (su tipo de cambio). Algunas veces, el banco central puede intervenir en los mercados para lograr un tipo de cambio favorable. Esta intervención se conoce como fluctuación dirigida. A principios de la década de 1990 menos de la quinta parte de las 150 monedas existentes en el mundo tenían un tipo de cambio fluctuante libre. Hoy la mayoría de las divisas flota libremente.
Cuando el tipo de cambio es fijo, la moneda tiene un valor medio que podrá aumentar (revaluarse) o disminuir (devaluarse) cuando las autoridades monetarias lo consideren necesario. El tipo de cambio fijo puede de hecho tener una banda de fluctuación, como ocurría en el sistema creado en la Conferencia de Bretton Woods, mediante el que se establecían los tipos de cambio de las monedas de los países miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI), y que funcionó durante las tres décadas posteriores a la II Guerra Mundial. Los sistemas de tipos de cambio fijos suelen fijarse en relación a una moneda: en el sistema de Bretton Woods el dólar estadounidense; en África occidental el franco francés, a los DEGs del FMI o a una cesta de monedas. Argentina, por ejemplo, tuvo desde 1991 a 2002 un tipo de cambio fijo, donde un peso equivalía a un dólar. La crisis económica y financiera forzó la devaluación. Ahora el peso fluctúa libremente frente a la divisa estadounidense.
Algunos países se agrupan en bloques monetarios para estabilizar los tipos de cambio entre ellos y permitir, al mismo tiempo, que sus monedas varíen de un modo flexible en relación con el resto del mundo. En Latinoamérica numerosos países fijan su moneda con respecto al dólar, mantienen paridades fijas o deslizantes y forman parte, por tanto, del denominado 'bloque del dólar'. En la Unión Europea (UE) el antiguo Sistema Monetario Europeo (SME) disponía de un mecanismo de tipos de cambio propio (MTC) que buscaba la estabilidad cambiaria. Tras la entrada en vigor del euro, las antiguas divisas nacionales mantuvieron paridades fijas respecto a la nueva moneda, hasta su desaparición en 2002.



ECU



ECU, siglas de European Currency Unit, unidad de cuenta y de cambio de la Unión Europea (UE) creada en 1979 como parte del Sistema Monetario Europeo (SME) y que estuvo en vigor hasta el 1 de enero de 1999.
El ECU reemplazó a la Unidad de Cuenta Europea, que se había empleado como herramienta contable para calcular el valor relativo de los pagos realizados a la Comunidad Europea (CE, en la actualidad UE), así como de los realizados por ésta. El ECU vino a ser un compuesto de las monedas de los miembros de la CE, ponderado de acuerdo con la cuota de producción de estos países y con su contribución al comercio de la UE, y estuvo respaldado por un importante fondo de reserva, el Fondo Europeo de Cooperación Monetaria (FECOM). El ECU desempeñó un papel fundamental en el mecanismo de tipos de cambio (MTC), en virtud del cual los estados miembros debían mantener el valor de sus monedas nacionales dentro de una banda porcentual (factor de divergencia) respecto de una paridad central. El factor de divergencia variaba de un país a otro. No obstante, el ECU no sólo dependía del MTC. Las monedas de los miembros de la UE que no pertenecían al MTC, como el Reino Unido e Italia (ambos abandonaron el MTC en 1992), continuaron siendo partes integrantes del ECU. La composición del ECU se modificó en varias ocasiones, pero quedó congelada el 1 de noviembre de 1993, cuando entró en vigor el Tratado de la Unión Europea (el Tratado de Maastricht). Esta congelación debía ser irrevocable hasta el comienzo de la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Sin embargo, varió el tipo de cambio de cada moneda frente a las monedas de otros estados miembros del SME y frente al ECU. Si una moneda incrementaba su valor con respecto a todas las demás, eran necesarias menos unidades de esta moneda para adquirir la misma cantidad de cualquiera de las restantes monedas o del ECU de las que se precisaban anteriormente.
El ECU no llegó a ser una moneda, por lo que no pudo utilizarse en las transacciones cotidianas. Fue acuñado, pero sólo tuvo un uso protocolario. No obstante, se empleó en créditos sindicales y en las operaciones comerciales del mercado monetario. Asimismo, se empleó en la contabilidad interna de las instituciones de la UE, al igual que anteriormente ocurrió con la Unidad de Cuenta Europea.
El Reino Unido propuso la introducción de un ECU fuerte que pudiera emplearse a la par que las monedas nacionales, pero la CE decidió que la Comunidad debería proceder directamente a la implantación de una moneda única. En virtud del Tratado de Maastricht, firmado en 1991, se acordó que una moneda común debería sustituirlo en 1999. Durante la Cumbre que el Consejo Europeo celebró en Madrid en diciembre de 1995, se decidió que dicha moneda única recibiría el nombre de euro. En virtud de lo igualmente acordado en dicha reunión, el 1 de enero de 1999 fueron fijadas las paridades de las monedas de los 11 estados que afrontaron en primer lugar la tercera fase de la UEM y el euro reemplazó al ECU.



Mecanismo de tipos de cambio


Mecanismo de tipos de cambio (MTC), acuerdo adoptado en marzo de 1979, al mismo tiempo que se creó el Sistema Monetario Europeo (SME), por los países de la Unión Europea (UE) para fijar un mecanismo de control que limitara las fluctuaciones de los tipos de cambio de los países miembros. Los países del SME también acordaron ayudarse en el plano financiero y crear una unidad de cuenta y cambio única, el ECU, para los estados de la UE. Los tipos de cambio de los países miembros del SME se establecían en función del ECU (aunque en la práctica el centro del sistema era el marco alemán).
Los miembros fundadores del SME en 1979 fueron Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y el Reino Unido. Todos ellos, menos este último, acordaron participar en el MTC, que era el núcleo del SME. El Reino Unido entró en el MTC en 1990. España y Portugal, que se incorporaron a la Comunidad Europea en 1986, pasaron a formar parte del MTC en 1989 y 1992 respectivamente. El MTC sufrió una grave crisis en septiembre de 1992 cuando Italia y el Reino Unido lo abandonaron. En enero de 1995, Austria, Finlandia y Suecia se integraron en la UE y en el SME, si bien ya en la fase de transición hacia el euro.
El principal aspecto del MTC consistía en que cada país se comprometía a mantener y defender su propio tipo de cambio y el de los demás países con respecto a su moneda con un margen de fluctuación del ±2,25% con respecto a la paridad central. (De un modo excepcional Italia, el Reino Unido y España tenían un margen de fluctuación del 6%). Es necesario señalar que el MTC no era un sistema de tipos de cambio fijos en sentido estricto. La paridad central podía variarse bajo acuerdo de todos los países. Por lo tanto era un sistema de tipos de cambio ajustables, como el que se estableció tras la II Guerra Mundial en la Conferencia de Bretton Woods pero que en 1973 desapareció.
El MTC del SME se creó con la pretensión de proporcionar una estabilidad de tipos de cambio que se consideraba indispensable para estimular el comercio y la inversión en el seno de la UE. El sistema funcionaba porque las paridades eran, en la práctica, lo bastante flexibles. Entre 1979 y 1987 se produjeron 11 realineamientos de los tipos de cambio, siempre por devaluaciones de una o más monedas frente al marco alemán. Otro de los factores que contribuyeron a la supervivencia del sistema fue que Francia e Italia ejercían controles sobre los movimientos de capital. Aunque éstos no eran totales, ayudaban a reducir los grandes movimientos de capitales con fines especulativos.
Los realineamientos de los tipos de cambio se hicieron cada vez más esporádicos a partir de 1983 y después de 1987 no se produjo ninguno más hasta la crisis de septiembre de 1992. Durante este periodo el objetivo del MTC era servir de anclaje antiinflacionista al sistema. La idea principal era que al fijar el tipo de cambio con relación al marco alemán disminuirían las expectativas inflacionistas y por tanto las exigencias salariales. No se puede negar que las tasas de inflación de los países miembros del SME disminuyeron mucho. Sin embargo, que esto se debiera al MTC del sistema es más controvertido ya que las tasas de inflación de Estados Unidos y del Reino Unido también disminuyeron. En cualquier caso, el interés por reducir la tasa de inflación llevó a que el Reino Unido se integrara en el sistema en 1990 y a que Italia pasara de la banda ancha del 6% a la banda de fluctuación estrecha del 2,25%.
En septiembre de 1992 se produjo una importante crisis especulativa en el sistema. Los esfuerzos para mantener tipos de cambio fijos estaban condenados al fracaso por las importantes presiones. De éstas, la mayor se debió a la reunificación alemana. El déficit fiscal de Alemania aumentó, pero la política monetaria seguía siendo restrictiva para evitar las presiones inflacionistas; los tipos de interés alemanes aumentaron, presionando al alza los tipos de interés de los demás países de la Unión. Francia y el Reino Unido, que estaban atravesando una recesión económica, querían evitar esa subida, pues necesitaban mantener bajos sus tipos de interés, lo cual era incompatible con la fijación del tipo de cambio. Además, la inflación en Italia, España y el Reino Unido, a pesar de ser menor que la registrada con anterioridad en sus países, era muy superior a la alemana. Debido a esta diferencia, las paridades de los tipos de cambio no eran compatibles con sus objetivos de competitividad. La principal razón política de la crisis fueron las dudas que se crearon en cuanto a la firmeza del compromiso de los países para lograr la unión monetaria. El ataque especulativo sobre las monedas se produjo tras el referéndum danés sobre el Tratado de Maastricht, que tuvo un resultado negativo, justo antes de que se produjera el plebiscito francés, cuyo resultado era muy incierto (a la postre, se logró el respaldo al Tratado con un escaso margen).
Tras la crisis especulativa, Italia y el Reino Unido dejaron flotar con libertad sus monedas, abandonando el MTC. Los demás países permanecieron a efectos formales dentro del sistema, aunque algunos (España, Portugal e Irlanda) devaluaron sus monedas en varias ocasiones. Francia logró mantener su tipo de cambio durante algún tiempo. Tras una nueva crisis especulativa en julio de 1993, los márgenes de fluctuación se ampliaron al ±15%. En esta ocasión, la crisis afectó al franco francés que sólo se depreció de un modo casi inapreciable gracias al apoyo del Bundesbank. Pero con estos nuevos márgenes de fluctuación el objetivo de limitar la variación de los tipos de cambio para evitar tensiones inflacionistas era inalcanzable. El MTC fue el sistema de tipos de cambio cuasi fijos más importante desde la ruptura del sistema creado en Bretton Woods. Resulta una paradoja que los dos sufrieran el mismo desenlace, lo que demuestra la dificultad de mantener un sistema de cambios fijos cuando los diferenciales de inflación de los países del sistema son demasiado grandes y existen fluctuaciones en la economía global.