Portugal (nombre oficial, República
Portuguesa), república de Europa suroccidental, situada en la parte oeste de la
península Ibérica, que limita al norte y al este con España, y al sur y al
oeste con el océano Atlántico. La superficie total de Portugal, incluidos los
archipiélagos de las Azores (2.247 km²) y de Madeira (794 km2),
situados en el océano Atlántico, es de 92.345 km².
2
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TERRITORIO Y
RECURSOS
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Estructuralmente, Portugal constituye el reborde
occidental de la meseta Central, que desciende hacia el oeste y el sur hasta
una gran llanura costera intensamente cultivada. A grandes rasgos, Portugal
presenta dos regiones claramente delimitadas y separadas por el río Tajo (Tejo).
La zona septentrional se encuentra por encima de los 400 m de altitud y,
como continuación del macizo Galaico, presenta varias sierras en dirección
norte-sur (sierras de la región de Tras-os-Montes, como Gerès, Pradela y
Marão). Más al sur, como avanzado del sistema Central, se encuentra su
cordillera más elevada, la serra da Estrela (sierra de la Estrella) en el
centro de Portugal, que alcanza los 1.991 m de altitud. La zona meridional es
una acumulación de sedimentos procedentes del sistema Central, suavemente
ondulados; sólo al sur, en el Algarve, hay alguna sierra de consideración
(Monchique). Portugal cuenta con 1.793 km de costa; la costa continental, de
850 km de longitud, es, en general, llana y arenosa. Tres grandes ríos,
que nacen en España y desembocan en el océano Atlántico, cruzan Portugal. Todos
ellos forman, en parte, la frontera con el territorio español. El Tajo (Tejo)
es el río más largo; desemboca en Lisboa formando un vasto estuario de
240 km2 conocido como mar da Palha (mar de la Paja). Le sigue
el Duero (Douro), que desemboca en Oporto (Porto), y el Guadiana, que
forma parte de la frontera meridional hispano-lusa. Un cuarto río, el Miño (Minho),
forma parte de la frontera septentrional.
2.1
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Clima
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El clima varía de acuerdo con la
altitud y sólo se dan temperaturas elevadas en las regiones meridionales. La
temperatura media anual al norte del río Duero es de aproximadamente
10 ºC, entre el Duero y el Tajo de 15,6 ºC y en el valle del
Guadiana, de 18,3 ºC. Las precipitaciones son elevadas y bastante
frecuentes durante todo el año, salvo en verano. Oscilan entre los
1.500 mm anuales en el norte y los 500 mm en el sur.
2.2
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Recursos naturales
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Los recursos naturales más valiosos de Portugal
son sus minerales. La mayor parte de su riqueza no se ha desarrollado hasta
después de la II Guerra Mundial. Entre los recursos minerales destacan el
carbón, el cobre, el oro, el mineral de hierro, el caolín, el estaño y el
tungsteno. Aunque un importante sector de la población se dedica a la
agricultura, la tierra no es particularmente apropiada para esta actividad. La
flora y la fauna de Portugal son prácticamente idénticas a las de España. Los
árboles más abundantes son las encinas, los alcornoques, los álamos y los
olivos. Las vides se cultivan en suelos áridos: el vino de Oporto, el vino de
Madeira y el vinho verde, elaborado en la zona norte, son mundialmente
famosos. Entre la fauna destaca el lobo, el lince, el gato salvaje, el zorro,
el jabalí, la cabra salvaje, el ciervo y la liebre. También abundan aves en el
litoral marítimo. Los cursos fluviales favorecen la creación de centrales
hidroeléctricas.
2.3
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Temas
medioambientales
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La degradación del suelo es un grave problema
medioambiental en Portugal. La tierra ha sido labrada en exceso, provocando la
erosión de parte del mantillo y la consecuente disminución de su fertilidad.
Aunque el suelo agrícola constituye el 25,2% (2005) del territorio, Portugal
debe importar más de la mitad de su alimento.
Los bosques cubren el 41,1% (2005) del
suelo de Portugal, más que sus vecinos, España (35,4%) y Francia (28,2%). En el
periodo 2000–2005 el país ganó 40.000 ha de cubierta boscosa. Portugal exporta
madera y productos derivados, y es el principal productor mundial de corcho. El
4,9% (2007) de su territorio está protegido como parques y otras reservas
naturales.
Portugal padece de contaminación de
agua, especialmente en zonas costeras. La descarga de contaminantes en estas
áreas ha puesto en riesgo el ecosistema de la costa. Los peces constituyen uno
de los principales recursos naturales y la gran mayoría de ellos se encuentran
en estas regiones costeras. La captura total de peces de Portugal es de 218.866
toneladas (2005), y el 90% de esta captura proviene del océano. Sin embargo, la
pesca está en descenso. Ya es bastante baja en comparación con otros pequeños
países europeos, como Dinamarca (949.625 toneladas) y Noruega (3.203.476
toneladas).
La contaminación del aire derivada de
las elevadas concentraciones de tráfico e industria es un problema para
Portugal, especialmente en la ciudad de Lisboa. La lluvia ácida ha contribuido
a la defoliación de muchos de los árboles del país. Como miembro de la Unión
Europea (UE), se espera que Portugal experimente un cambio positivo en la
calidad del aire en respuesta a los protocolos sobre las emisiones de azufre
vigentes en la UE.
Los residuos peligrosos del sector industrial
de Portugal se vierten de forma inapropiada; a veces simplemente se los vuelca
sobre la tierra. El gobierno portugués está desarrollando un nuevo sistema para
manipular adecuadamente los vertidos de residuos peligrosos, y el cambio se ha
acelerado desde la aparición de las nuevas regulaciones de la Unión Europea
(UE), a mediados de los noventa.
Portugal forma parte de tratados
internacionales relativos a la contaminación del aire, biodiversidad, cambio
climático, desertización, especies en peligro de extinción, residuos
peligrosos, vertidos marinos, contaminación naval, bosques tropicales y
humedales.
3
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POBLACIÓN
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Los portugueses son una combinación de
varios elementos étnicos que ocuparon la península Ibérica (prerromanos,
romanos, visigodos y, más tarde, árabes) a los que hay que añadir etnias
procedentes de sus colonias en Asia, África y Brasil.
La población de Portugal, incluyendo
las Azores y las islas de Madeira (según estimaciones para 2008) es de
10.676.910 habitantes y la densidad de población de unos 116 hab/km².
Aproximadamente el 70% de la población se concentra en las regiones litorales
del centro y del norte del país (que suponen un 30% de su extensión total). El
porcentaje de población urbana está próximo al 56%, uno de los más bajos de la
Unión Europea. Por el contrario, tiene un índice de natalidad (10,40
nacimientos por cada mil habitantes) de los más altos del continente europeo.
La esperanza de vida es de 74,8 años para los hombres y de 81,5 años para las
mujeres.
3.1
|
Divisiones
administrativas
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La parte continental de Portugal está
dividida en 18 distritos administrativos: Aveiro, Beja, Braga, Bragança,
Castelo Branco, Coimbra, Évora, Faro, Guarda, Leiria, Lisboa, Oporto,
Portalegre, Santarém, Setúbal, Viana do Castelo, Vila Real y Viseu. Los límites
de estos 18 distritos administrativos no coinciden totalmente con los de los 5
territorios de actuación de la Comisión de Coordinación Regional (CCR):
Alentejo, que se corresponde con las antiguas provincias de Baixo Alentejo y
Alto Alentejo; Algarve; Centro, que se corresponde con las provincias de Beira
Baixa, Beira Alta y Beira Litoral; Lisboa y Vale do Tejo, que se corresponde
con las provincias de Estremadura y Ribatejo; Norte, que se corresponde con las
provincias de Douro Litoral, Minho y Trás-os-Montes e Alto Douro. Por su parte,
Azores y Madeira constituyen regiones autónomas.
3.2
|
Ciudades
principales
|
Lisboa, con una población (según el
censo de 2003) de 1.962.000 habitantes, es la capital, la mayor ciudad y el
principal puerto marítimo de Portugal. Otras ciudades importantes son: Oporto
(263.131 habitantes), la segunda ciudad del país y un importante puerto
marítimo; Coimbra (148.474 habitantes), un destacado centro industrial; Braga
(112.039); Setúbal (113.937); y Faro (58.051), localizada en el área turística
del Algarve.
3.3
|
Religión e idioma
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Aproximadamente el 94% de los portugueses
son católicos. La Constitución garantiza la libertad de culto y existen algunas
iglesias protestantes. El idioma oficial del país es el portugués.
4
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EDUCACIÓN Y CULTURA
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La educación es gratuita y obligatoria
entre los 6 y los 14 años. La educación superior es voluntaria. En el curso
2000, Portugal tenía 12.472 escuelas primarias, con una inscripción de 801.545
alumnos y una plantilla de 61.908 profesores.
La Universidad de Coimbra y la
Universidad de Lisboa, quizá los centros universitarios portugueses de mayor
prestigio, fueron fundadas en el siglo XIII. En 2002–2003 la tasa de
escolarización en enseñanza superior era del 56 por ciento.
4.1
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Cultura
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La cultura portuguesa está fuertemente unida
a la española y ha sido influida por las tres culturas primarias de las que
deriva: la latina, la visigoda (véase Godos) y la musulmana (véase Islam).
Lisboa tiene un importante número de
bibliotecas, como la biblioteca de la Academia de Ciencias, la Biblioteca de
Ajuda, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Militar. Los archivos nacionales
de Torre do Tombo, también en Lisboa, son notables por su colección de
documentos históricos recopilada desde el siglo IX. Las bibliotecas
provinciales de Oporto, Évora, Braga y Mafra contienen muchos libros antiguos y
de escasa divulgación, y grandes colecciones de manuscritos. También hay varias
bibliotecas especializadas ligadas a las universidades.
En las ciudades principales y en las
capitales de cada distrito se pueden encontrar museos de arqueología, arte y
etnografía. El Museo de Arte de Coimbra es famoso por su colección de
esculturas del siglo XVI; el Museo de Évora es conocido por sus esculturas
romanas y por sus pinturas del siglo XVI. El Museo Nacional de Arte
Antiguo, en Lisboa, contiene arte decorativo y pinturas realizadas entre el
siglo XII y el siglo XIX. También en Lisboa se encuentra el Museo
Nacional de Arte Contemporáneo, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo
Calouste Gulbenkian, con una colección de bellas artes con obras elaboradas
desde el 2800 a.C. hasta el siglo XX, el Museo Etnográfico, y el
Museo Arqueológico.
Algunos de los vestigios encontrados en
Portugal datan de tiempos prehistóricos. A lo largo de la costa atlántica se
han encontrado dólmenes, pinturas rupestres, antiguas cámaras de piedra
enterradas, y en la región del Algarve se han descubierto tumbas de la edad del
hierro. Algunos de los monumentos más importantes del país se construyeron
durante la ocupación romana de la península Ibérica (siglo II a.C-siglo
V d.C). El llamado templo de Diana, en el sureste; las ruinas de la ciudad
de Conimbriga, en la costa occidental, y el puente de Chaves en Trás-os-Montes
e Alto Douro, en el noreste, son destacados ejemplos de la arquitectura romana.
Posteriormente, la ocupación de los visigodos en el siglo V y la de los
musulmanes en el siglo VIII dejaron su huella en los estilos de muchos
edificios e iglesias de Portugal. El estilo románico está presente en las
catedrales de Oporto, Braga, Coimbra y Lisboa; la obra más representativa del
estilo gótico es la iglesia de Santa María, en Batalha, donde se advierten los
primeros rasgos del estilo manuelino característico del renacimiento portugués,
cuyo ejemplo más característico es el convento de los Jerónimos, en el distrito
lisboeta de Belém.
El siglo XIV fue la edad de
oro de la escultura portuguesa; en esa época se realizaron monumentos tan
bellos como la tumba de los reyes en Alcobaça. Escasos resultan, sin embargo,
los testimonios pictóricos. La cerámica de los siglos XVI y XVII es muy
característica y de gran calidad; lo mismo que ocurre con la orfebrería de Gil
Vicente (siglo XVI).
Los portugueses son un pueblo con una
importante tradición musical; su música popular es muy variada, e incluye tanto
canciones y bailes muy alegres como lamentos pasionales. Especialmente
conocidos son los fados, canciones melancólicas de raíz popular y origen
incierto surgidas en su forma actual en la zona portuaria de Lisboa. Al igual
que el resto de la música de la península Ibérica, la música tradicional
portuguesa refleja tres tendencias dominantes: la religiosa, la que
desarrollaban los trovadores en palacios y la de los trovadores vagabundos que
cantaban sus historias por todo el país.
Para obtener más información sobre la
literatura del país, véase Literatura portuguesa.
5
|
ECONOMÍA
|
Aunque la economía portuguesa creció un
5,3% anual durante el periodo 1965-1980, el porcentaje de crecimiento económico
se frenó a menos del 1% durante la década de 1980 y Portugal se mantuvo como la
nación menos desarrollada de Europa occidental, pese a la recuperación
observada en la segunda mitad de esa década. El producto interior bruto (PIB)
del país en 2006 era de 194.726 millones de dólares, lo que equivale a
18.388,90 dólares de renta per cápita. El presupuesto anual en las mismas
fechas estimaba 75.112 millones de dólares de ingresos y 82.403 millones de
gastos.
5.1
|
Agricultura
|
La agricultura ocupa al 13% de la
población activa y aporta alrededor del 2,8% del producto interior bruto anual.
En 2006 los principales cultivos y las cifras de producción anual fueron:
patatas o papas (577.034 t), hortalizas (2.209.950 t), fruta (1.867.194 t, de
las que 973.369 t eran de uvas), maíz (535.789 t), trigo (259.851 t) y
oleaginosas (303.496 t). Portugal es uno de los principales productores
mundiales de vino y aceite de oliva. La cabaña ganadera cuenta aproximadamente
con: 3,58 millones de cabezas de ganado ovino, 2,34 millones de cabezas de
porcino, 1,44 millones de cabezas de ganado vacuno y 43,2 millones de aves de
corral.
5.2
|
Silvicultura y
pesca
|
Aproximadamente el 41,1% del territorio de Portugal
está cubierto por bosques. El país es uno de los mayores productores mundiales
de corcho. En 2006 la producción de madera supuso 10,8 millones de m³ anuales.
La pesca comercial es también
importante para la economía portuguesa. En 2005 la captura anual de pescado fue
de 218.866 t, de las que más del 25% fueron sardinas. También son importantes
las capturas de bacalao y de marisco.
5.3
|
Minería
|
La producción anual de mineral en
Portugal en 2004 incluía 140.000 t de carbón, 96.000 t de cobre, 4.000 t de
hierro, 500 t de estaño, además de caolín, concentrados de tungsteno y pequeñas
cantidades de oro y plata. En 1979 comenzó la explotación de los depósitos de
uranio.
5.4
|
Industria
|
La industria está cobrando importancia
en la economía de Portugal y emplea a aproximadamente al 32% de la población
activa. Entre los principales bienes industriales destacan alimentos
elaborados, textiles, maquinaria, productos químicos, artículos de lana,
cristal y cerámica, petróleo refinado y materiales de construcción. A finales
de la década de 1980, la producción anual comprendía 27.400 t de sardinas
enlatadas, 285.900 t de azúcar refinada, 1,3 millones t de fertilizantes y
386.900 t de lingotes de acero. En 1979 se abrió al sur de Lisboa una
refinería de petróleo y un complejo petroquímico. Son mundialmente famosos los
productos de las industrias artesanales, como encajes, cerámica y los azulejos.
5.5
|
Energía
|
En 2003 Portugal tenía una producción
eléctrica anual de 44.315 millones de KWh. Un 59,86% procede de las centrales
térmicas y el 35,07% se genera en instalaciones hidroeléctricas.
5.6
|
Moneda y comercio
exterior
|
La unidad monetaria es el euro (el 2 de
enero de 2002, un euro se cambió a 0.9038 dólares estadounidenses). Desde el 1
de enero de 1999, el euro se vinculó al valor del escudo portugués, con un
cambio fijo de 200,482 escudos por euro.
En 2003 las importaciones portuguesas
totalizaron 47.112 millones de dólares y las exportaciones 31.829 millones de
dólares. Las principales importaciones son minerales combustibles, maquinaria y
equipamiento de transportes, alimentos y ganado. Las exportaciones más destacadas
son ropa, productos textiles (lana) y papel. Entre los principales socios
comerciales de Portugal se encuentran Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos,
Francia, España e Italia. Las divisas que aporta el turismo, 3.296 millones de
dólares en 2006, ayudan a compensar el crónico déficit comercial.
5.7
|
Transporte
|
Portugal tiene 78.470 km de carreteras, un
86% pavimentadas, y una tasa de vehículos de 463 por cada mil habitantes. El sistema
ferroviario tiene una longitud total de 2.839 km. La mayoría de las vías son de
calibre ancho para facilitar el tráfico a los trenes españoles. La marina
mercante comprende 347 barcos. Los principales puertos son Lisboa, Leixões,
Setúbal y Funchal (Madeira). Los Transportes Aéreos Portugueses (TAP), las
líneas aéreas nacionales, cubren el servicio nacional e internacional. Un gran
número de líneas aéreas extranjeras también hacen escala en el aeropuerto
internacional de Lisboa.
5.8
|
Comunicaciones
|
En 1997 Portugal contaba con 3 millones
de aparatos de radio y 6 millones de receptores de televisión. Se editan 27
diarios con una circulación conjunta de 315.677 ejemplares. Hay 401 teléfonos y
134 equipos informáticos en uso por cada mil habitantes.
5.9
|
Trabajo
|
En 2006 la población activa total
era de 5,64 millones de trabajadores, de los que aproximadamente el 55% estaban
afiliados a sindicatos.
6
|
GOBIERNO
|
Portugal está gobernado bajo la Constitución
de abril de 1976, revisada en octubre de 1982. Aunque originalmente la
Constitución establecía la creación de un Estado “sin clases” basado en la
propiedad pública de la tierra, los recursos naturales y los principales medios
de producción, este lenguaje socialista fue modificado de manera sustancial en
junio de 1989. Se garantizan los derechos de huelga y de reunión y queda
abolida la censura y la pena de muerte.
6.1
|
Poder ejecutivo
|
Portugal es una República encabezada
por un presidente elegido democráticamente para un periodo de cinco años. El
presidente de la República nombra al primer ministro, que es el jefe
administrativo oficial del país. El primer ministro preside un gabinete formado
por 15 ministros.
6.2
|
Poder legislativo
|
El Parlamento unicameral, denominado
Asamblea de la República, posee el poder legislativo y la capacidad de elegir
al primer ministro. Sus 230 miembros son elegidos a su vez por medio de un
sistema de representación proporcional y desempeñan su cargo durante un periodo
de cuatro años.
6.3
|
Poder judicial
|
El sistema judicial de Portugal está
encabezado por el Tribunal Supremo, compuesto por un presidente y 29 jueces.
Por debajo están los tribunales de apelación y los tribunales ordinarios y
especiales de distrito.
6.4
|
Gobierno local
|
Los gobernadores de distrito y las
asambleas legislativas de distrito son la máxima autoridad a nivel local. El distrito,
a su vez, está subdividido en concelhos (municipios), cada uno de los
cuales cuenta con un ayuntamiento democráticamente elegido. Los concelhos
portugueses, que suman 250, están integrados por freguesias.
6.5
|
Partidos políticos
|
Los principales partidos políticos de
Portugal son el socialdemócrata Partido Socialista (PS), el liberal Partido
Social Demócrata (PSD), la izquierdista Coalición Democrática Unitaria (CDU,
integrada por comunistas y ecologistas) y el conservador Partido Popular (PP).
6.6
|
Defensa
|
Portugal, miembro de la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), posee un Ejército moderno y bien
equipado. El servicio militar es obligatorio para todos los ciudadanos varones
durante un periodo de 16 a 24 meses. En 2004 el Ejército de Tierra contaba con
26.700 soldados, la Armada con 10.950 y la Fuerza Aérea con 7.250 efectivos.
7
|
HISTORIA
|
Hasta la edad media, la historia
de Portugal es inseparable de la de España. Lo que hoy es Portugal pasó a ser
parte de la provincia romana de Lusitania en el siglo II a.C. En el
siglo V el control de la región pasó a los visigodos y, en el
siglo VIII fue ocupado por los musulmanes. En el año 997, el territorio
entre los ríos Duero y Miño (actual Portugal septentrional) fue reconquistado a
los árabes por Bermudo II, rey de León, y en 1064 Fernando I, rey de
Castilla y León, llevó la Reconquista hasta lo que hoy es Coimbra. Los
distritos reconquistados se organizaron como condados feudales sometidos al rey
de Castilla y León. El nombre de Portugal derivó del feudo más septentrional,
el comitatus Portaculenis, que se extendía alrededor del antiguo puerto
romano de Portus Cale, la actual Oporto.
En 1093 Enrique de Borgoña
(fallecido en 1112) ayudó a Castilla en su labor de Reconquista. En gratitud,
Alfonso VI de Castilla nombró a Enrique conde de Portugal. A la muerte de
Alfonso en 1109, el conde Enrique (y más tarde su viuda, Teresa), se negaron a
mantener su dependencia de Castilla y León. Invadió León y comenzaron una serie
de guerras peninsulares, pero de pequeña trascendencia. En 1128 su hijo,
Alfonso Enríquez (el futuro Alfonso I, rey de Portugal), se rebeló contra su
madre. Los caballeros portugueses aceptaron a Alfonso como rey en 1143; en
1179, el papa reconoció la independencia de Portugal.
7.1
|
El reino medieval
de Portugal
|
Alfonso I, ayudado por los Templarios y
otras órdenes militares, extendió el límite del nuevo reino hacia el sur del
río Tajo. Su hijo Sancho I (1185-1211) animó a los cristianos a que
repoblaran el área reconquistada donde se establecieron municipios
autogobernados. Un destacado papel tuvieron los monjes cistercienses, cuyas
repoblaciones promovieron un aumento de la producción agraria. A finales del
siglo XII, los almohades, una dinastía musulmana del norte de África,
frenaron temporalmente el avance de los cristianos hacia el sur, pero después
de su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la Reconquista
continuó.
El rey Alfonso III (1248-1279)
completó la expulsión de los musulmanes del Algarve y trasladó la capital de
Coimbra a Lisboa. También puso en marcha el gobierno con ayuda de las Cortes
(asamblea representativa que incluía miembros de la nobleza, del clero y de los
ciudadanos) e incrementó el poder de la monarquía a expensas de la Iglesia. Su
hijo Dionisio el Liberal, fomentó la agricultura, fundó la primera universidad
de la nación en Coimbra y fue el responsable del desarrollo de la Armada
portuguesa. En 1294 firmó un tratado comercial con Inglaterra, que fue el
comienzo de una serie de alianzas entre los dos países. El sucesor de Dionisio,
Alfonso IV, se unió con Alfonso XI de Castilla para conseguir la victoria sobre
los musulmanes en la batalla del río Salado en 1340. En este periodo fueron
frecuentes los matrimonios entre miembros de las casas reales de Castilla y
Portugal, abriéndose la posibilidad de que ambos reinos pudieran unirse.
Después de la muerte de Fernando
I, el último de los descendientes legítimos de Enrique de Borgoña, su hermano
ilegítimo Juan I se aseguró el trono portugués en 1385, tras dos años de guerra
civil, y dio lugar al nacimiento de la dinastía de Avís. El reinado de Juan fue
uno de los más notables de la historia de Portugal. Consolidó la independencia
portuguesa tras derrotar a Castilla en la batalla de Aljubarrota (1385). En
1386 Inglaterra y Portugal se aliaron permanentemente en el Tratado de Windsor.
Otro hecho destacado del reinado de Juan fue el inicio de las exploraciones
marítimas portuguesas, que comenzaron bajo la dirección de su hijo Enrique el
Navegante, príncipe de Portugal, que exploró la costa africana en busca de una
ruta hacia las Indias. Comenzó un siglo de exploración y conquista que hizo de
Portugal uno de los mayores poderes coloniales del mundo y permitió el
desarrollo de la burguesía mercantil. Entre 1418 y 1419 los navegantes
portugueses exploraron Madeira y en 1427 descubrieron las Azores. En Marruecos
hubo una importante campaña militar que acabó con la ocupación de Ceuta en
1415.
7.2
|
La era de la
expansión portuguesa
|
Madeira y las Azores rápidamente
se convirtieron en importantes centros de producción de azúcar, y la conquista
de Ceuta dio a Portugal un enclave estratégico en el norte de África, que
serviría de base para futuras exploraciones de la costa africana. Utilizando la
carabela (un nuevo tipo de navío ligero especialmente adaptado a los viajes por
el Atlántico), los marineros portugueses navegaron más al sur de Cabo Verde en
1444 y, hacia 1460 alcanzaron Sierra Leona. Mientras tanto, los sucesores de
Juan I, el rey Duarte I o Eduardo I (1433-1438) y Alfonso V,
enviaron expediciones a Marruecos y tomaron las ciudades de Tánger y Arcila
(Asilah).
7.2.1
|
El reinado de Juan
II
|
El rey Juan II (1481-1495)
restableció el prestigio de la monarquía sometiendo a los turbulentos nobles a
su autoridad. En el extranjero, fundó (1482) un fuerte portugués en Elmina (la
actual Ghana) y estableció relaciones con el reino del Congo (en la actualidad,
Angola). Entre los años 1487 y 1488, Bartolomeu Dias se convirtió en el primer
navegante que bordeó el extremo meridional de África y abrió una ruta marina
hacia Oriente. Después del viaje a América de Cristóbal Colón en 1492, Portugal
y España firmaron el Tratado de Tordesillas (1494) que concedía a Portugal
todas las tierras descubiertas al este de una línea a 370 leguas al oeste de
las islas de Cabo Verde. Véase Línea de demarcación.
7.2.2
|
Manuel I y sus
sucesores (1495-1580)
|
Bajo el mandato del rey Manuel I,
el poderío portugués alcanzó el máximo esplendor. En los años 1497 y 1499 Vasco
da Gama realizó el primer viaje a la India siguiendo la ruta descubierta por
Dias e inauguró un lucrativo comercio de especias y otros artículos de lujo
entre Europa y Asia meridional. Dirigidos por Alfonso de Albuquerque, los
portugueses ocuparon Goa (en la India), en 1510, Malaca (actual Melaka,
Malaysia) en 1511, las Molucas (en la actualidad Indonesia) en 1512-1514 y la
isla de Ormuz, en el golfo Pérsico, en 1515. Durante ese mismo periodo, los
portugueses abrieron el comercio con China y establecieron relaciones con
Etiopía. Como habían hecho otros reyes portugueses, Manuel I soñó con la unidad
de Portugal y España bajo su mandato y se casó sucesivamente con dos hijas del
rey Fernando II de Aragón y de la reina Isabel I de Castilla (los Reyes
Católicos). A imitación de lo sucedido en España, expulsó a los judíos y a los
musulmanes de sus dominios en 1497; de este modo se privó a Portugal de la
mayor parte de su incipiente clase media. Su hijo Juan III promovió el
asentamiento en Brasil e introdujo (1536) la Inquisición en Portugal para
reforzar la obediencia religiosa. A su muerte en 1557, Portugal había empezado
a declinar su poder político y comercial. Esta tendencia continuó bajo el rey
Sebastián, que murió durante una expedición a Marruecos en 1578 que concluyó
con la derrota de Alcazarquivir. Con la muerte de su sucesor, el rey Enrique,
en 1580, finalizó la dinastía de Avís.
7.3
|
Las dinastías de
los Habsburgo y de Braganza
|
A la muerte de Enrique, siete
aspirantes se disputaron la sucesión al trono. El más poderoso era Felipe II,
rey de España, quien en 1580 fue elegido rey por las Cortes de Tomar con el
nombre de Felipe I de Portugal. La anexión de Portugal por parte de la
monarquía española de los Habsburgo generó fuertes gastos por las guerras
españolas en Europa en el periodo conocido como el ‘cautiverio de los seis
años’, aunque la apertura de los territorios coloniales españoles favoreció a
la burguesía y a miembros de la alta nobleza portuguesa. Después de 1600, el
dominio portugués sobre las Indias Orientales se perdió a favor de holandeses y
de ingleses. Bajo Felipe I, Portugal disfrutó de una autonomía considerable,
pero sus sucesores, Felipe II (Felipe III de España) y
Felipe III (Felipe IV de España), trataron a Portugal como una
provincia española más, lo que provocó un gran descontento. Después de las
fallidas revueltas de 1634 y de 1637, los conspiradores portugueses
consiguieron, con el apoyo de Francia, la independencia de su reino en 1640,
aprovechando la revuelta catalana y la debilidad de la monarquía hispánica, que
no reconoció la independencia hasta 1668. Juan, duque de Braganza, fue elegido
rey como Juan IV, primer rey de la casa de Braganza, que gobernó Portugal hasta
la finalización de la monarquía.
7.3.1
|
Juan IV y sus
sucesores (1640-1816)
|
El rey Juan IV (1640-1656) expulsó
a los holandeses de Brasil, que se habían instalado allí en 1630 y restableció
las relaciones tradicionales con Inglaterra. Aunque bastante debilitado por los
conflictos con España en la segunda mitad del siglo XVII, Portugal recobró
una parte de su prosperidad en el siglo XVIII, después del descubrimiento
de oro y diamantes en Brasil. Entre 1683 y 1750, durante los reinados de
Pedro II y de Juan V, los británicos dominaron el comercio portugués; la
monarquía se hizo más despótica y las Cortes cayeron en desuso. Durante el
reinado de José I (1750-1777), el reino estuvo bajo el control de un
valido, Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal, considerado uno
de los mayores hombres de Estado de la historia moderna de Portugal y máximo
exponente de la Ilustración portuguesa. Aunque de forma despótica, trabajó para
disminuir el poder de la nobleza y de la Iglesia, fomentó la industria y la
educación, y acabó con el monopolio extranjero del comercio. Sin embargo,
Pombal fue destituido al subir al trono la hija de José I, María I,
en 1777. Durante la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas, Portugal se
alió con Gran Bretaña en contra de Francia.
En 1807, cuando los ejércitos de
Napoleón entraron en España y amenazaron a Portugal, la familia real se retiró
a Brasil y estableció en Río de Janeiro la sede del gobierno. Un ejército
francés ocupó Portugal, pero fue derrotado en 1808 por tropas inglesas al mando
de Arthur Wellesley, después primer duque de Wellington. Por la Convención de
Sintra (30 de agosto de 1808), los franceses abandonaban el país, pero lo
volvieron a invadir un año después. Wellington frenó de nuevo el avance francés
y, en 1811, Portugal se libró de la influencia francesa. La familia real
portuguesa decidió de todas formas permanecer en Brasil, que en 1815 se declaró
como nuevo reino. En 1816, Juan VI accedió a los dos tronos, gobernando
Portugal a través de un Consejo Regente.
7.3.2
|
La monarquía
constitucional
|
En 1820 la Armada portuguesa
encabezó una revolución con el fin de conseguir un gobierno constitucional. El
rey Juan, que acordó volver a Portugal como monarca constitucional, nombró a su
hijo Pedro regente de Brasil. En 1822 éste proclamó la independencia del
Imperio Brasileño, y pasó a ser el emperador Pedro I. En Portugal, mientras
tanto, el hermano de Pedro, el infante don Miguel, pidió ayuda a los
partidarios de la monarquía absoluta para acabar con los constitucionalistas y
dirigió una insurrección el 30 de abril de 1824. Sin embargo, el rey Juan
mantuvo el poder y Miguel se marchó al exilio a Viena.
En 1826, Pedro I de Brasil le
sucedió en el trono de Portugal como Pedro IV. Puso en marcha un régimen
constitucional que mantenía la autoridad de la monarquía. Obligado a abdicar a
favor de su hija, María II (llamada Maria da Gloria, una niña de siete
años de edad), el príncipe Miguel volvió de Viena en 1828 y, gobernando como
regente de María II, subió al trono. A este periodo le siguió una etapa de
lucha civil. Con la ayuda de Inglaterra, Francia y España, María volvió en 1834
a ocupar el trono.
Su reinado estuvo caracterizado por los
conflictos entre los liberales, que apoyaban la Constitución de 1822, y los
absolutistas, que apoyaban la Carta otorgada por Pedro I en 1826. Bajo sus
sucesores —Pedro V, que reinó desde 1853 hasta 1861, y Luis, que reinó
desde 1861 hasta 1889— las luchas políticas se hicieron menos pronunciadas.
7.4
|
La República
|
Durante el reinado de Carlos I se desarrollaron
movimientos republicanos y radicales que se agudizaron con el nombramiento del
absolutista João Franco como primer ministro en 1906. En 1908, Carlos y su hijo
mayor fueron asesinados en Lisboa. El segundo hijo de Carlos subió al trono
como Manuel II y, aunque restauró el gobierno constitucional, su gobierno
corrupto igualó al de su padre. En octubre de 1910 el Ejército y la Armada
dirigieron una revolución que depuso a Manuel y que estableció la República. En
1911 entró en vigor una constitución liberal que en uno de sus artículos se
proclamaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Manuel José de Arriaga
fue elegido primer ministro de la República de Portugal.
Durante los siguientes 15 años, Portugal
estuvo sacudido por el caos político. El promedio de duración en el cargo de
los primeros ministros era de cuatro meses. A principios de 1916, durante la
I Guerra Mundial, Portugal, respetando su alianza con Gran Bretaña, se
apoderó de los barcos alemanes en el puerto de Lisboa. El 9 de marzo Alemania
declaró la guerra a Portugal. Las tropas portuguesas combatieron en Francia y
en África. Sin embargo, continuó el desorden interno y la turbulencia política,
y en 1919 un levantamiento realista añadió mayor confusión a la situación. En
mayo de 1926, un golpe de Estado depuso al ministro decimocuarto desde que se
proclamó la República. A los pocos días de estos sucesos, los dirigentes
militares eligieron al general António de Fragoso Carmona para encabezar el
nuevo gobierno. En 1928 Carmona fue nombrado presidente en unas elecciones en
las que él era el único candidato. En el mismo año nombró a António de Oliveira
Salazar, un profesor de economía de la Universidad de Coimbra, como ministro de
Finanzas. Salazar recibió poderes extraordinarios para dar una base solvente a
la economía portuguesa.
7.4.1
|
El régimen de
Salazar
|
Salazar tuvo éxito y rápidamente
se convirtió en la figura política más importante de Portugal. Profundamente religioso,
restableció gran parte del poder de la Iglesia. En 1930 fundó la União
Nacional (Unión Nacional), una organización política basada en principios
autoritarios. Pasó a ser primer ministro y dictador en 1932 y promulgó una
nueva constitución en 1933 por la que se creó el Estado Novo (Estado
Nuevo). Portugal se convirtió en un Estado corporativo con una economía
planificada, donde no había ninguna posibilidad de llevar a cabo gestos o actos
de oposición política. En 1936, con el inicio de la Guerra Civil en España,
Salazar apoyó a los insurrectos dirigidos por el general Francisco Franco. En
1939 Portugal firmó un tratado de amistad de no agresión con España, al cual se
le añadió, el 29 de julio de 1940, un protocolo para asegurar la neutralidad de
ambos países durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, en octubre de
1943, cuando las fuerzas del Eje se debilitaron, Portugal permitió a los
aliados utilizar las Azores como base aérea y naval.
Los años de la guerra alteraron
considerablemente la economía planificada. La industria pesquera declinó, las
exportaciones disminuyeron y los refugiados afluyeron de forma masiva al país.
Además, el avance japonés en las Indias Orientales amenazó sus territorios
ultramarinos de Asia, y Timor fue tomada en 1942. Al finalizar la guerra, el
desempleo y la pobreza aumentaron de forma alarmante. Se prohibió la actividad
de la oposición política a Salazar y los candidatos de la Unión Nacional
monopolizaron las elecciones de noviembre de 1945. En mayo de 1947, después de aplastar
un intento de revuelta, el gobierno deportó a numerosos dirigentes unionistas y
a varios oficiales del Ejército a las islas de Cabo Verde. El mariscal Carmona
fue elegido presidente sin oposición en febrero de 1949. Murió en abril de 1951
y fue sucedido en julio por el general Francisco Lopes, un partidario de
Salazar.
Durante la década de 1950,
Portugal fortaleció las relaciones con Estados Unidos y en 1958 Salazar
permitió que un candidato de la oposición, Humberto Delgado, se presentara a la
presidencia, pero fue vencido por el candidato gubernamental, el
contraalmirante Américo Deus Thomaz, que en 1965 y en 1971 fue reelegido.
En la década de 1960, Portugal
tuvo que hacer frente a varias revueltas en sus territorios ultramarinos; la
India se anexionó Goa en 1961 y en África estallaron varias rebeliones: en
Angola a principios de 1961, en Guinea a finales de 1962 y en Mozambique en
otoño de 1964. La respuesta del gobierno fue organizar campañas militares
represivas contra estos levantamientos africanos, al tiempo tomó medidas para
mejorar las condiciones políticas y económicas en esos territorios. Así, en
1961 Portugal extendió la ciudadanía portuguesa a los habitantes de sus
colonias africanas, pero continuaron los fuertes enfrentamientos a lo largo de
toda la década y de la siguiente. Durante este periodo, las Naciones Unidas
condenaron a Portugal por mantener guerras coloniales. La importancia de las
colonias para el mantenimiento del régimen dictatorial era fundamental en el
aspecto económico, pues constituían la principal fuente de divisas portuguesas.
A mediados de la década de 1970,
varios préstamos extranjeros ayudaron a desarrollar varios proyectos de regadío
y construcción de obras públicas. Aunque hubo varias manifestaciones de
estudiantes durante este periodo, la oposición política al régimen de Salazar
no se organizó.
7.4.2
|
Quiebra del
salazarismo y Revolución de los claveles
|
El 29 de septiembre de 1968,
Marcelo Caetano, un profesor de derecho y hombre de negocios y durante mucho
tiempo asociado a Salazar, se convirtió en primer ministro sucediendo a
Salazar, que había quedado incapacitado por una apoplejía. Aunque Caetano era
partidario de reformas, cuando entró en posesión de su cargo continuó la
política represiva de Salazar, especialmente en África.
Una serie de éxitos militares y
políticos realizados por los movimientos de liberación africanos amenazaron la
estabilidad económica (ya muy débil por los elevados gastos militares para
mantener las guerras coloniales) de Portugal y permitieron que un grupo de
oficiales portugueses derrocaran el gobierno de Caetano el 25 de abril de 1974
de forma incruenta, en la denominada Revolución de los claveles. Una junta de siete
miembros, dirigida por el general António de Spínola, se hizo con el poder y
prometió establecer un sistema democrático en Portugal y la independencia de
los territorios africanos. Durante 1974 y 1975, Guinea-Bissau, Mozambique, las
islas de Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Angola se independizaron, y en
1975-1976 el Ejército indonesio ocupó Timor. El regreso de las tropas y de los
colonos a Portugal desde las nuevas naciones independientes agravó los
problemas de desempleo y de inquietud política en la metrópoli.
El 30 de septiembre de 1974
Spínola dimitió ante el crecimiento de la influencia comunista. Le sustituyó el
general Francisco da Costa Gomes. Vasco Gonçalves, que se había convertido en
primer ministro en julio, permaneció en su cargo. A principios de 1975 el
Movimiento de las Fuerzas Armadas (Movimento das Forças Armadas, o MFA)
asumió un papel formal en el gobierno y se dieron los primeros pasos para
reorganizar las Fuerzas Armadas. El gobierno provisional aprobó una ley que
autorizaba los sindicatos; de este modo se comenzó a reformar la economía y la
vida social portuguesa. Entre las primeras acciones que se llevaron a cabo
estaba la nacionalización de algunas industrias pesadas y de la banca, y la
expropiación y redistribución de los grandes holdings agrícolas. En
marzo se sofocó un intento de golpe de Estado por parte de la derecha, dirigida
por Spínola. En abril los socialistas triunfaron en las elecciones para formar
una asamblea constituyente.
Gonçalves formó un nuevo gobierno, pero
se mostró inestable. Después de una serie de choques entre socialistas y
comunistas, seguidos por violentas manifestaciones anticomunistas
(especialmente en el norte), el MFA estableció un triunvirato compuesto por
Costa Gomes, Gonçalves y el general Otelo de Carvalho, encargado de las fuerzas
de seguridad de Portugal. En septiembre, ante la insistencia de la Armada, el
vicealmirante José de Azevedo sustituyó a Gonçalves como primer ministro. Bajo
el gobierno de Azevedo se consiguió una cierta estabilidad y se adoptó una
nueva legislación económica con el fin de atraer capital extranjero. En las
elecciones generales de abril de 1976, los socialistas consiguieron la mayoría
de los votos, y su dirigente, Mário Soares, pasó a ser el primer ministro. En
junio, el general António Ramalho Eanes fue elegido presidente de Portugal. La
situación económica no mejoró durante los dos años siguientes y, a mediados de
1978 Soares dimitió. Después del fracaso de dos gobiernos sucesivos, la
conservadora Alianza Democrática (dirigida por Francisco Sá Carneiro), ganó por
clara mayoría las elecciones parlamentarias celebradas en diciembre de 1979. Sá
Carneiro juró el cargo de primer ministro en enero de 1980, pero murió en un
accidente aéreo en diciembre de ese año. Le sucedió Francisco Pinto Balsemão,
otro conservador, en enero de 1981. Durante su gobierno, se disolvió el Consejo
Militar de la Revolución en 1982 a través de una enmienda constitucional.
7.4.3
|
La modernización de
Portugal
|
Las elecciones parlamentarias de abril de
1983 llevaron de nuevo a Soares al cargo de primer ministro. El gobierno de
Soares introdujo un programa de austeridad y comenzó las negociaciones para que
Portugal entrara a formar parte de la Comunidad Europea (actual Unión Europea).
Las elecciones de octubre de 1985 permitieron la formación de un gobierno
minoritario dirigido por Aníbal Cavaco Silva. Soares fue elegido presidente de
la República en las elecciones de 1986; Portugal entró en la Comunidad Europea en
ese mismo año. La economía mejoró notablemente con la introducción de una
política económica neoliberal y tecnocrática, y en las elecciones de 1987 los
socialdemócratas consiguieron el control del Parlamento: por primera vez un
solo partido conseguía la mayoría desde 1975. En enero de 1991, el presidente
Soares renovó su cargo por un periodo de cinco años y los socialdemócratas
mantuvieron su mayoría en las elecciones generales de octubre de ese año. En
1992, al tiempo que Portugal ocupaba la presidencia de la Comunidad Europea, se
enrareció el ambiente social; hubo manifestaciones masivas de estudiantes
contra los exámenes de ingreso en la universidad que provocaron la dimisión del
ministro de Educación; los empleados de los servicios públicos se unieron para
conseguir salarios más altos y los médicos mantuvieron dos días de huelga para
protestar contra los planes del gobierno para privatizar algunos servicios de
sanidad.
Tras una década de gobiernos de
centro-derecha del Partido Social Demócrata, las elecciones legislativas de
octubre de 1995 dieron el triunfo, aunque no la mayoría absoluta, al Partido
Socialista. António Guterres accedió al cargo de primer ministro ese mismo mes.
Esto provocó una situación insólita que no se producía desde hacía años: tanto
el presidente como el primer ministro del país pertenecían al mismo partido
político, lo que redundó en el buen entendimiento entre quienes ocupaban ambos
cargos. En marzo de 1996 Soares fue sucedido por Jorge Sampaio (vencedor en las
elecciones celebradas en el mes de enero), también socialista, al frente de la
presidencia de la República. El nuevo gabinete, que mantuvo el carácter
europeísta y la política de privatizaciones desarrollados por los
socialdemócratas, hubo de hacer frente a dos importantes retos: el del
desempleo, cuyo porcentaje incluso había aumentado en los últimos años, y el
proyecto de regionalización, por el que se contemplaba la creación de nuevas
entidades administrativas, y que contaba con el rechazo de numerosos sectores.
Este proyecto fue rechazado de manera rotunda por los ciudadanos portugueses en
el referéndum celebrado en noviembre de 1998. Al igual que sucediera en la
consulta celebrada en el mes de junio de ese año —en torno a la posibilidad de
despenalizar el aborto—, la regionalización provocó una honda división en el
seno de la sociedad portuguesa.
En política internacional, Portugal ha
mejorado sus relaciones con España desde la década de 1980 y ha tenido desde esas
fechas como máxima prioridad su plena integración en todas las estructuras de
la Unión Europea. Las negociaciones con la República Popular China dieron como
resultado el acuerdo de 1987 para transferir la última de sus colonias, el
territorio ultramarino portugués de Macao, al control chino en diciembre de
1999, como así sucedió. Desde comienzos de 1988, Portugal desempeñó un papel
significante en el proceso de restaurar la paz en Angola (una antigua posesión
portuguesa), y en la participación de las negociaciones de paz en Mozambique. A
pesar de los contratiempos, en 1993 continuaron las discusiones con Indonesia
sobre el antiguo territorio portugués de Timor Oriental, que el régimen
indonesio invadió violentamente en 1975 y al que desde entonces negaba su
derecho a la autodeterminación. En mayo de 1999, los gobiernos portugués e
indonesio llegaron a un acuerdo sobre la futura autonomía de Timor Oriental,
pero ese pacto se transformó pronto en un referéndum que tres meses más tarde
decidió la independencia del territorio.
En el orden interno, el Partido
Socialista ganó de nuevo las elecciones legislativas celebradas en octubre de
1999, lo que permitió a Guterres renovar su mandato como primer ministro.
Asimismo, Sampaio fue reelegido presidente de la República en las
presidenciales que tuvieron lugar el 14 de enero de 2001, tras obtener su
candidatura el 56% de los votos emitidos frente al 34% que logró su principal
rival, el conservador Joaquím Ferreira do Amaral.
Las elecciones municipales que tuvieron lugar
el 16 de diciembre de 2001 marcaron el retroceso socialista y el avance
conservador. El Partido Social Demócrata obtuvo más votos que el Partido
Socialista y sus candidatos lograron el triunfo en las alcaldías de las
principales ciudades del país (como Lisboa, Oporto, Sintra, Coimbra o Faro).
Estos resultados fueron interpretados desde el gobierno como un voto de castigo
por parte del electorado y, un día más tarde, Guterres presentó su dimisión
como primer ministro. Antes de que finalizara aquel mes, Sampaio anunció la
disolución de la Asamblea de la República y la convocatoria de elecciones
anticipadas para el 17 de marzo de 2002. En éstas, el Partido Social Demócrata,
que presentaba a José Manuel Durão Barroso como candidato a primer ministro,
logró 105 escaños. Por su parte, el Partido Socialista, al frente del cual,
tras la dimisión de Guterres, se encontraba Eduardo Ferro Rodrigues, consiguió
96. Las restantes formaciones que alcanzaron representación parlamentaria
fueron el Partido Popular (14 diputados), la coalición formada por el Partido
Comunista y el Partido Verde (12) y el Bloque de Izquierdas (3).
Ante estos resultados, Sampaio encargó
formar gobierno a Durão Barroso, quien presentó un gabinete de coalición tras
pactar con el Partido Popular. El siguiente 10 de diciembre, convocada por la
Confederación General de los Trabajadores Portugueses, tuvo lugar una huelga
general contra el proyecto de Código Laboral promovido por el nuevo ejecutivo
de centro-derecha. También resultó impopular el posterior Plan de Estabilidad y
Crecimiento Nacional, que implicaba la reducción del número de funcionarios
para intentar corregir el déficit público. En un entorno económico recesivo y
marcado por el elevado desempleo, igualmente logró la promulgación de nuevas
leyes tendentes a la restricción de la inmigración. En política exterior, el
gobierno de Durão Barroso se alineó con la posición de Estados Unidos durante
la crisis de Irak (últimos meses de 2002 y primeros de 2003).
A finales de junio de 2004, Durão
Barroso fue propuesto por los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea
para ser candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Por ello, el 5 de
julio presentó su dimisión como primer ministro. Este hecho abrió una
importante crisis política en Portugal; finalmente, pese a que la oposición
solicitaba la convocatoria de elecciones anticipadas, Sampaio encomendó
constituir nuevo ejecutivo al sucesor de Barroso en la presidencia del PSD,
Pedro Santana Lopes, hasta entonces alcalde de Lisboa. Sin embargo, la vida de
este nuevo gabinete fue breve, ya que, en noviembre, tras cuatro meses
caracterizados por la inestabilidad gubernamental, el propio Sampaio decidió
ponerle fin, anunciando la disolución de la Asamblea y adelantando la
celebración de comicios generales, que fueron convocados para el 20 de febrero
de 2005. En esta fecha, en un marco de inestabilidad institucional y de
profunda crisis económica y social (con el desempleo como peor consecuencia),
el Partido Socialista alcanzó la mayoría absoluta, al lograr 121 escaños, lo
que le garantizó a su secretario general, José Sócrates, la formación de nuevo
gobierno. Por su parte, el Partido Social Demócrata consiguió 75 escaños y,
tras estos resultados, Santana dimitió como líder de los conservadores. La
tendencia al alza de la izquierda y el retroceso de la derecha también se
dejaron sentir en la representación alcanzada por la Coalición Democrática
Unitaria (14 diputados), el Partido Popular (12) y el Bloque de Izquierdas (8).
Ya al frente del ejecutivo,
Sócrates anunció pronto una serie de medidas que supondrían la disminución del
gasto público y el aumento de determinados impuestos, para, así, intentar
controlar el déficit del Estado y revitalizar la economía. Estas iniciativas
suscitaron el malestar de parte de la sociedad portuguesa, muy especialmente de
los funcionarios, que, sintiéndose especialmente perjudicados, protagonizaron
una huelga general en julio de 2005.
En las elecciones presidenciales del 22
de enero de 2006, el triunfo fue para el ex primer ministro conservador Cavaco
Silva, al cual apoyaba el Partido Social Demócrata y que recibió el 50,6% de
los votos. Los siguientes dos aspirantes más votados fueron el socialista
independiente Manuel Alegre (20,7%) y el candidato oficial del Partido
Socialista, el ex presidente Soares (14,3%). De esta forma, sin necesidad de
una segunda vuelta, Cavaco, cuya campaña se había fundamentado en el mensaje de
luchar contra la inestabilidad institucional y la crisis económica a través de
la unidad nacional, pudo ser investido jefe del Estado el 9 de marzo de ese
año, dando inicio a una etapa de cohabitación con el gobierno socialista de
Sócrates.
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