Serbia y Montenegro, antiguo Estado federal
del sureste de Europa, que desapareció como tal tras independizarse las dos
repúblicas que lo formaban, Serbia y Montenegro, a principios de junio del año
2006. Situado en la península de los Balcanes, fue denominado República Federal
de Yugoslavia hasta el 4 de febrero de 2003.
La República Federal de Yugoslavia (Savezna
Republika Jugoslavija) se formó tras la disolución de la República Federal
Socialista de Yugoslavia, provocada por las respectivas proclamaciones de
independencia de cuatro de las seis repúblicas que la constituían: Croacia,
Eslovenia y Macedonia en 1991, y Bosnia-Herzegovina en 1992. Así, el 27 de
abril de 1992, Serbia y Montenegro anunciaron la formación de la República
Federal de Yugoslavia, que declararon sucesora legal de la República Federal
Socialista de Yugoslavia. Esta acción constituyó una ratificación de la separación
de las otras cuatro repúblicas, cuya soberanía ya había sido reconocida por la
comunidad internacional. No ocurrió lo mismo con la autoproclamada República
Federal de Yugoslavia; el 22 de septiembre, la Asamblea General de la ONU
decidió que esta federación no podía asumir automáticamente el lugar de la
República Socialista Federal de Yugoslavia, y la excluyó de la Asamblea
General, aunque recibió la opción de volver a solicitar el acceso por derecho
propio.
El 4 de febrero de 2003, el
Parlamento federal yugoslavo aprobó el texto constitucional que certificaba la
desaparición de la República Federal de Yugoslavia y el nacimiento de un nuevo
Estado que mantenía, al menos durante los siguientes tres años, la unidad
federativa de sus dos repúblicas integrantes. La denominación de tal entidad
fue Serbia y Montenegro (Srbija i Crna Gora), hoy desaparecida.
2
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HISTORIA
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Esta sección refiere la historia de la
disolución de la República Socialista Federal de Yugoslavia. Para consultar más
detalles sobre la historia del anterior Estado yugoslavo, véase Yugoslavia.
Desde el final de la II Guerra
Mundial hasta 1990, Yugoslavia fue un Estado comunista que rompió sus lazos con
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en la década de 1950, y
se convirtió en un importante miembro de la Organización de Países
No-Alineados. En enero de 1990, la Liga de los Comunistas de Yugoslavia
(denominación del partido comunista desde 1952) acordó ceder su monopolio del
poder político. Los grupos nacionalistas y conservadores recibieron un gran
apoyo en las elecciones de 1990, las primeras elecciones libres desde la
II Guerra Mundial. En diciembre de ese año, un antiguo dirigente
comunista, el nacionalista Slobodan Milosevic, fue reelegido presidente de
Serbia y se convirtió, de inmediato, en el principal protagonista, cuando no
causante, de los conflictos bélicos que estallaron posteriormente en los
Balcanes y que, genéricamente, se conocen como guerra de la antigua Yugoslavia.
Comenzó su mandato estableciendo la ley marcial en 1990 en Kosovo, territorio
que había luchado por su independencia durante gran parte de la década de 1980,
suspendiendo su asamblea legislativa y restringiendo severamente el antiguo
autogobierno de la provincia. Ese mismo año, Voivodina también perdió su
autonomía.
2.1
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El inicio del
conflicto
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En mayo de 1991, estalló una
crisis constitucional cuando Serbia y Montenegro bloquearon la llegada de un
croata a la presidencia colectiva de Yugoslavia. Después de que los parlamentos
de Croacia y Eslovenia aprobaran sendas declaraciones de independencia el 25 de
junio, el gobierno ordenó al Ejército federal, dominado por oficiales serbios,
que eliminaran a los secesionistas. Hubo una guerra de diez días en Eslovenia,
pero acabó con la derrota serbia. La guerra en Croacia, que enfrentó, de un
lado, a las tropas federales y a milicias serbias formadas espontáneamente,
contra las fuerzas croatas, duró siete meses y finalizó en enero de 1992 con un
alto el fuego; Croacia perdió el control de más de un tercio de su territorio y
conocidas ciudades antiguas, como Dubrovnik, fueron dañadas.
La república de Macedonia se separó
pacíficamente en noviembre de 1991. En marzo de 1992, Bosnia-Herzegovina
también declaró su independencia de Yugoslavia, aunque los serbios de esta
república habían boicoteado con anterioridad el referéndum sobre la
independencia, no reconociendo por tanto la validez de su resultado. Un mes más
tarde, sólo tres meses después del alto al fuego en Croacia, estalló la guerra
en Bosnia-Herzegovina. Los croatas, musulmanes y serbios que allí vivían
formaron diferentes facciones; croatas y musulmanes lucharon juntos algunas
veces. El 27 de abril de 1992, Serbia y Montenegro, las repúblicas restantes de
la antigua federación yugoslava, acordaron unirse y establecieron la República
Federal de Yugoslavia (RFY). Esta acción reconocía tácitamente la independencia
de las cuatro repúblicas separatistas, aunque Serbia continuó apoyando a las
fuerzas serbias en Bosnia.
Pese a que la ONU no permitió
que la RFY asumiera automáticamente el lugar de la antigua República Socialista
Federal de Yugoslavia, la autoproclamada Federación tuvo la opción de volver a
solicitar el acceso por derecho propio; no obstante, el intento del entonces
primer ministro federal, Milan Panic, de seguir esta opción provocó una crisis
política que concluyó con su caída en octubre. La República Federal de
Yugoslavia no volvió a intentar obtener formalmente el reconocimiento por parte
de la ONU. La comunidad internacional fue casi unánime al ratificar la decisión
de la ONU, y la República Federal de Yugoslavia no pudo recobrar el antiguo
lugar de Yugoslavia en otras organizaciones internacionales, como en la
Organización de Países No-Alineados, e incluso no fue reconocida por casi
ningún país. La principal excepción fue China, aunque Rusia mantuvo lazos de
amistad con la Federación y le proporcionó un considerable reconocimiento de
facto, si bien no de iure.
En mayo de 1992, Bosnia-Herzegovina
fue reconocida por la ONU como Estado independiente; no obstante, la guerra
continuó y los serbobosnios formalizaron la creación de la llamada República
Serbia de Bosnia, donde llevaron a cabo una estrategia de limpieza étnica. En
1993, los serbios controlaban casi las dos terceras partes de
Bosnia-Herzegovina, mientras que los croatas exigían casi un 20% del territorio
ocupado por los serbios y más de tres millones de personas perdieron su hogar
como resultado del conflicto.
2.2
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El embargo
comercial
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La economía y el nivel de vida en
la RFY se deterioraron como resultado de la guerra en Bosnia y de las sanciones
comerciales y económicas de la ONU. En mayo de 1992, la Comunidad Europea (CE, actual
Unión Europea) estableció el embargo comercial a la RFY, en un intento de
interrumpir la guerra, al presionar a los dirigentes serbios para que cortasen
el suministro militar a los combatientes serbobosnios. El presidente serbio
Slobodan Milosevic, criticado por la comunidad internacional por el papel de su
gobierno en la instigación a la guerra al ser uno de los principales promotores
de la creación de la Gran Serbia (que englobaría a todos los serbios en un
mismo Estado, con la consiguiente desaparición política de Bosnia-Herzegovina),
comenzó a instar a los dirigentes serbobosnios para que aceptaran los planes de
paz de la ONU y la CE y, así, conseguir que la ONU levantara las sanciones y
que la situación de la Federación se aliviara. Pero la guerra no se
interrumpió.
En diciembre de 1992, tras su
reelección, el líder serbio contrarrestó los desafíos a su autoridad: destituyó
al primer ministro Milan Panic, más moderado, y al presidente federal Dobrica
Cosic. Amenazado por la posibilidad de una moción de censura, Milosevic
disolvió el Parlamento y convocó elecciones en diciembre de 1993, en las que su
formación, el Partido Socialista de Serbia, obtuvo 123 de los 250 escaños con
que contaba el Parlamento serbio, por lo que pudo formar un gobierno monocolor.
En enero de 1994, la RFY firmó un pacto con Croacia para mejorar las relaciones
económicas entre los dos países, pero el acuerdo se interrumpió poco después
del reconocimiento oficial de la independencia de la autoproclamada República
Autónoma de Krajina por los serbios en Croacia. En este momento, se estimaba
que más de 750.000 habitantes de las repúblicas yugoslavas de Serbia y
Montenegro habían perdido sus trabajos desde que se impusieron las sanciones de
la ONU, lo que suponía que prácticamente la mitad de la población del país
estaba sin empleo. La inflación se disparó y alcanzó niveles astronómicos,
aunque pudo reducirse tras la puesta en circulación de un nuevo dinar como
moneda oficial. Durante 1994, las luchas esporádicas continuaron en Bosnia.
En un intento de cortar el flujo
de armas de la RFY a Bosnia, la ONU rebajó en octubre las sanciones económicas
a la Federación, sujetas a revisión periódica. Esta medida se tomó en parte
debido a los problemas para llevar a cabo las sanciones, y bajo la condición de
que la RFY suspendiera su ayuda a los combatientes serbios en
Bosnia-Herzegovina y Croacia. En marzo de 1995, el gobierno ruso, que era el
principal proveedor de armas, petróleo y otros productos a la RFY, firmó un
acuerdo de cooperación militar con la Federación, aunque no debía entrar en
vigor hasta el final de las sanciones. Grecia y Albania también mantuvieron
contactos diplomáticos informales con la RFY; se cree que gran parte del
petróleo transportado por mar desde 1992, en contra de las sanciones a la
Federación, se llevó a cabo a través de Albania.
Sin embargo, los efectos de las
presiones económicas por parte de la comunidad internacional obligaron a
Milosevic a ser más receptivo a las propuestas del Grupo de Contacto, formado
por Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido y Rusia. En el verano de
1995, la idea de la formación de la Gran Serbia se derrumbó cuando el Ejército
croata acabó con la República Autónoma de Krajina; al mismo tiempo, la
ocupación por parte de los serbobosnios de ciudades protegidas por la ONU en
Bosnia provocó la respuesta armada de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), doblegando la actitud de los serbios de Bosnia. La participación
de Milosevic como único interlocutor de los serbobosnios resultó decisiva para
alcanzar los Acuerdos de Dayton (21 de noviembre de 1995), con lo que se
aseguró el levantamiento de las sanciones impuestas a la Federación. Así, el 1
de octubre de 1996, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votó a favor de
terminar con ellas, aunque se reservó el derecho a restablecerlas si no se
respetan los acuerdos. Un día después, la OTAN y la Unión Europea Occidental
(UEO) levantaron el bloqueo naval en el Adriático, impuesto en 1993 para
reforzar las sanciones.
2.3
|
Levantamiento del
embargo, elecciones y guerra
|
El 3 de octubre de 1996, los
presidentes de Bosnia-Herzegovina, Alija Izetbegovic, y de Serbia, Slobodan
Milosevic, se reunieron por primera vez desde el comienzo de la guerra de
Bosnia en 1992. Restablecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países y
acordaron la libre circulación de los ciudadanos entre sus territorios sin
necesidad de visado, así como la creación conjunta de vías férreas y
carreteras. Tras el encuentro, Milosevic manifestó el respeto de su país por la
integridad territorial de Bosnia, renunciando de esta manera a la idea de
constituir una Gran Serbia. Por su parte, Izetbegovic reconocía a las
repúblicas de Serbia y Montenegro como las sucesoras del antiguo Estado federal
de Yugoslavia.
El 3 de noviembre de 1996 se
celebraron elecciones parlamentarias, que dieron la victoria a la coalición
formada por el Partido Socialista Serbio del presidente Milosevic e Izquierda
Unida Yugoslava, un partido neocomunista liderado por su mujer, Mirjana
Markovic. Sin embargo, no consiguieron los escaños necesarios para obtener una
mayoría absoluta en la cámara baja del Parlamento federal que les permitiera
poder modificar la Constitución vigente y fortalecer el gobierno central.
El éxito electoral de Milosevic se
debió, en parte, a su férreo control sobre buena parte de los medios de
comunicación. Dos semanas después, el presidente serbio anuló los resultados de
las elecciones municipales recién celebradas en Serbia tras hacerse públicos
los primeros resultados, que daban como vencedora a la coalición opositora
Zajedno ('Unidos'), integrada por tres partidos cuyo heterogéneo ideario
abarcaba desde el nacionalismo panserbio hasta el reformismo liberal. La
anulación de los comicios provocó masivas protestas en Belgrado y otras
ciudades de Serbia, en las que los manifestantes instaron a Milosevic a que
reconociera los resultados electorales.
Ante la presión en el interior y
en el exterior de la república, el Parlamento serbio aprobó en febrero de 1997
reconocer los resultados y, por tanto, la victoria de la oposición. Sus
eufóricos dirigentes fueron más allá, y aseguraron que lucharían con denuedo
por desalojar a Milosevic del poder, pero la coalición, presa de las
discrepancias ideológicas y de la lucha por el poder entre sus dirigentes, se
resquebrajó a gran velocidad, gracias a lo cual Milosevic pudo mantenerse en su
puesto. Ante la imposibilidad legal de iniciar un tercer mandato como
presidente de Serbia, en el mes de julio obtuvo la aprobación de la Asamblea
Federal, que le eligió presidente de la República Federal de Yugoslavia. De
este modo, Milosevic abandonó la presidencia serbia y pasó a dirigir, de forma
legal, el conjunto de la Federación.
En febrero de 1998, la situación
prebélica en Kosovo se agravó, con un incremento de la violencia. Después de
que hiciera su aparición un grupo armado albano-kosovar, denominado Ejército de
Liberación de Kosovo (ELK), asesinando a varios policías serbios, unidades del
Ejército yugoslavo y de la policía serbia masacraron a los habitantes de varias
aldeas, mujeres y niños incluidos, alegando que se trataba de bastiones de la
guerrilla. Había comenzado la llamada crisis de Kosovo. Pese a la presión
internacional, el presidente yugoslavo rechazó la presencia de una fuerza de
pacificación en la antigua provincia. Los enfrentamientos armados se sucedieron
a lo largo de 1998, lo que impulsó al denominado Grupo de Contacto (integrado
por Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia) a convocar,
durante los meses de febrero y marzo de 1999, una conferencia en la que
representantes de los albaneses de Kosovo y del gobierno serbio llegaran, bajo
los auspicios y la presión de las grandes potencias, a un acuerdo duradero. La
reunión concluyó sin que se produjeran avances significativos, ya que la parte
serbia, al contrario que la albanokosovar (que, en lo fundamental, aceptó las
propuestas del Grupo de Contacto relativas a la presencia de fuerzas de
pacificación y la necesidad de conceder una amplia autonomía a la región) alegó
que las condiciones eran onerosas para Serbia, para quien la soberanía sobre
Kosovo era irrenunciable.
Tras dar por concluida la vía
diplomática, la OTAN inició, a finales de marzo de ese año, los ataques aéreos
contra territorio de la República Federal de Yugoslavia. Pese a que los
bombardeos estaban dirigidos contra centros de abastecimiento y producción,
infraestructuras y organismos oficiales, las bombas provocaron un elevado
número de víctimas entre la población civil de ciudades y pueblos yugoslavos,
incluidos los de Kosovo.
Por su parte, el régimen de
Milosevic, que ya había iniciado una campaña de 'limpieza étnica' contra los
habitantes de etnia albanesa, aceleró la misma en forma de expulsiones y
asesinatos, lo que provocó la huida masiva de centenares de miles de personas
hacia Albania y la Ex-República Yugoslava de Macedonia.
Milosevic cedió el 3 de junio ante
las propuestas de los mediadores y aceptó las principales exigencias de la
OTAN. Siete días después, la OTAN suspendió los bombardeos sobre el territorio
yugoslavo tras verificar el inicio de la retirada de las tropas serbias de
Kosovo; al mismo tiempo que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobaba
una resolución que legitimaba la inmediata operación militar controlada por la
OTAN para desplegar fuerzas internacionales sobre Kosovo, así como la creación
en esa provincia de una administración civil bajo dependencia de la ONU. Las
manifestaciones contra Milosevic volvieron a congregar a cientos de miles de
personas en las calles de Belgrado en agosto.
El día 5 de ese mes, el
gobierno de Montenegro realizó una propuesta para convertir a esa república en
un Estado dentro de una nueva confederación entre dos estados con iguales
derechos, a lo que de inmediato se opuso tajantemente Milosevic.
El 14 de febrero de 2000, los
15 miembros de la UE, siguiendo los criterios de los grupos de oposición
yugoslavos, decidieron levantar por un periodo de seis meses el embargo aéreo
que pesaba sobre la República Federal de Yugoslavia.
2.4
|
Fin del régimen de
Milosevic
|
Ante las elecciones legislativas y
presidenciales del 24 de septiembre de 2000, Milosevic basó su campaña
electoral en determinadas promesas de contenido social. Por su parte, la
oposición se agrupó en la coalición Oposición Democrática Serbia (DOS), que
eligió como candidato a Vojislav Kostunica, jurista y líder del Partido
Democrático de Serbia. En el clima preelectoral se dejaban sentir varias
cuestiones: el boicoteo a las elecciones promovido desde Montenegro (incluso por
su presidente, Milo Djukanovic); la incertidumbre ante cómo se desarrollarían
en Kosovo; el temor oficialista a la derrota anunciada en los sondeos y el de
la oposición a un fraude. Dos días después de celebrarse dichos comicios, la
Comisión Electoral Federal anunció el triunfo de Kostunica, que habría obtenido
el 48,2% de los votos, lo que obligaba a una segunda vuelta que tendría lugar
el 8 de octubre. El líder de la DOS denunció esta decisión por fraudulenta, y
se atribuyó el 53,9% de los sufragios. La DOS inició el 29 de septiembre una
campaña de desobediencia civil contra el régimen de Milosevic y el 2 de octubre
convocó una huelga general para lograr el reconocimiento oficial del triunfo de
su candidato en la primera vuelta (que también respaldaba la comunidad
internacional). El 5 de octubre, tras conocerse la resolución del Tribunal
Constitucional de anular totalmente las elecciones presidenciales, miles de
ciudadanos se manifestaron en las calles de Belgrado para exigir la marcha de
Milosevic, y ocuparon el Parlamento federal y la RTS (televisión pública
serbia), mientras las fuerzas policiales consentían tales actos. El 6 de
octubre Milosevic reconoció como nuevo presidente a Kostunica y al día
siguiente este era investido como tal por el Parlamento.
Las primeras actividades de Kostunica
estuvieron encaminadas a la normalización de las relaciones exteriores
yugoslavas y a la reincorporación de su país a los distintos foros
internacionales. Así, antes de que finalizara el año, consiguió que la UE levantara
las sanciones que pesaban sobre Yugoslavia, restableció relaciones diplomáticas
con Bosnia-Herzegovina, logró que Yugoslavia fuera readmitida en distintos
organismos internacionales como la ONU, el FMI y la Organización para la
Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y solicitó su ingreso en el
Consejo de Europa. Por otra parte, la vía reformista de Kostunica y su
pretendida transición hacia la democracia, recibieron un fuerte impulso tras
una nueva victoria de la DOS, esta vez en los decisivos comicios desarrollados
en Serbia el 23 de diciembre de 2000, en los que la coalición consiguió 176
diputados, de los 250 del Parlamento serbio en juego.
El 1 de abril de 2001,
Milosevic, acusado por los tribunales del país de malversación de fondos públicos
y abuso de poder, fue detenido e ingresó en prisión preventiva, al tiempo que
la comunidad internacional solicitaba su extradición y puesta a disposición del
Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, que le reclamaba por
crímenes contra la humanidad. Esta decisión fue finalmente tomada el 28 de
junio siguiente por el gobierno serbio de Zoran Djindjic, abriendo una profunda
brecha con el gobierno federal de Kostunica, el cual consideraba ilegal la
expatriación en tanto el Tribunal Constitucional federal no considerara
conforme a Derecho el contenido de un decreto ley promulgado anteriormente por
el gobierno yugoslavo para permitir la extradición de ciudadanos yugoslavos a
tribunales internacionales (paralizado por la citada instancia dado que la
Constitución yugoslava prohibía la extradición de nacionales). El primer
ministro yugoslavo, Zoran Zizic, del Partido Socialista Popular, y otros
ministros de esta formación montenegrina dimitieron en protesta por la
extradición de Milosevic; por su parte, Kostunica, descontento con la actuación
del primer ministro serbio, Djindjic, también miembro de la DOS, decidió
retirar de dicha coalición al Partido Democrático de Serbia.
2.5
|
Fin de la República
Federal de Yugoslavia. Nacimiento de Serbia y Montenegro
|
En marzo de 2002, Kostunica y el
presidente montenegrino, Milo Djukanovic, firmaron un histórico acuerdo en
Belgrado. El pacto alcanzado, auspiciado desde la Unión Europea (UE) por su
máximo responsable en materias de política exterior y seguridad común, el
español Javier Solana, suponía la desaparición de la República Federal de
Yugoslavia y el nacimiento, sobre su misma base territorial, de Serbia y
Montenegro, nuevo Estado que garantizaba momentáneamente el mantenimiento de la
unidad federativa de ambas repúblicas (en peligro por la cada vez más pujante
tendencia independentista montenegrina). Una nueva Constitución dotaría a esta
entidad de autoridades e instituciones comunes (presidente, Parlamento, Consejo
de Ministros, Ejército). Asimismo, se potenciaría el acercamiento de las
economías serbia y montenegrina, cuyas respectivas monedas, dinar y euro,
seguirían siendo de curso legal.
Cumplidos paulatinamente todos los requisitos
procedimentales, el 4 de febrero de 2003 el Parlamento yugoslavo aprobó la
denominada Carta Constitucional de la Asociación Confederativa de Serbia y
Montenegro. Este hecho sellaba la desaparición oficial de la República Federal
de Yugoslavia y el nacimiento de Serbia y Montenegro, cuyos dirigentes y
representantes institucionales serían elegidos en los meses siguientes. A
partir del 4 de febrero de 2006, es decir, transcurridos tres años, serbios y
montenegrinos podrían celebrar un referéndum en el que optarían por la
continuidad de esta fórmula federal o por la definitiva desintegración y la
constitución de dos repúblicas independientes.
La transición cumplió su primer paso el 7 de
marzo de 2003 con la elección parlamentaria del montenegrino Svetozar Marovic,
miembro del Partido Democrático de los Socialistas de Montenegro, como
presidente federal (y sucesor de Kostunica, que, interinamente, había sido el
primer presidente del nuevo Estado); pero este proceso sufrió un duro revés
sólo cinco días después, cuando fue asesinado el primer ministro serbio, Zoran
Djindjic. Este hecho motivó que la presidenta interina de Serbia, Natasa Micic,
declarara el estado de excepción. Djindjic fue sustituido al frente del
ejecutivo serbio por Zoran Zivkovic, también miembro del conservador Partido
Democrático.
De forma paralela a este proceso
de refundación del Estado, el Tribunal Penal Internacional para la antigua
Yugoslavia proseguía su actividad en La Haya. Así, en enero y febrero de 2003,
tres nuevos hitos se sumaron al juicio a Milosevic: la entrega voluntaria de
Vojislav Seselj (líder del ultranacionalista Partido Radical Serbio) y del
presidente de Serbia entre 1997 y diciembre de 2002, Milan Milutinovic, acusado
de los crímenes en Kosovo cometidos en 1998 y 1999; y la condena a 11 años de
cárcel de Biljana Plavsic (quien fuera presidenta de la República Serbia de
Bosnia).
Kostunica fue elegido primer ministro serbio
en marzo de 2004, al conseguir la mayoría en el Parlamento. Por aquellos días,
rebrotó la violencia en Kosovo, donde en octubre de ese año se celebraron
comicios para elegir la Asamblea que decidiría sobre su estatuto definitivo. La
victoria electoral correspondió al partido moderado del presidente Ibrahim
Rugova, la Liga Democrática de Kosovo (LDK). Tanto el presidente serbio, Boris
Tadic (del Partido Democrático de Serbia, que había sido elegido en julio de
ese año 2004) como el propio Kostunica se oponían de forma decidida a la
independencia kosovar.
Por su parte, las actitudes
políticas de los principales responsables de Montenegro indicaban que los tres
años que concertaba la unión federativa acordada en 2003 podrían no
completarse. Prueba de ello fueron las declaraciones del primer ministro, Milo
Djukanovic, con motivo de la aprobación de la ley de símbolos nacionales en
julio de 2004, cuando volvió a afirmar que tanto Serbia como Montenegro
merecían ser estados independientes que avanzaran en el camino de la
integración europea. Finalmente, según lo dispuesto en 2003, el 21 de mayo de
2006 pudo desarrollarse un referéndum en Montenegro en el que el 55,5% de los
sufragios fue favorable a la independencia; la declaración de la misma fue
adoptada por el Parlamento montenegrino el 3 de junio siguiente, en tanto que,
dos días más tarde, Serbia, que reconoció disuelta la unión, proclamó su propia
independencia.
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