jueves, 18 de julio de 2013

ECU



ECU, siglas de European Currency Unit, unidad de cuenta y de cambio de la Unión Europea (UE) creada en 1979 como parte del Sistema Monetario Europeo (SME) y que estuvo en vigor hasta el 1 de enero de 1999.
El ECU reemplazó a la Unidad de Cuenta Europea, que se había empleado como herramienta contable para calcular el valor relativo de los pagos realizados a la Comunidad Europea (CE, en la actualidad UE), así como de los realizados por ésta. El ECU vino a ser un compuesto de las monedas de los miembros de la CE, ponderado de acuerdo con la cuota de producción de estos países y con su contribución al comercio de la UE, y estuvo respaldado por un importante fondo de reserva, el Fondo Europeo de Cooperación Monetaria (FECOM). El ECU desempeñó un papel fundamental en el mecanismo de tipos de cambio (MTC), en virtud del cual los estados miembros debían mantener el valor de sus monedas nacionales dentro de una banda porcentual (factor de divergencia) respecto de una paridad central. El factor de divergencia variaba de un país a otro. No obstante, el ECU no sólo dependía del MTC. Las monedas de los miembros de la UE que no pertenecían al MTC, como el Reino Unido e Italia (ambos abandonaron el MTC en 1992), continuaron siendo partes integrantes del ECU. La composición del ECU se modificó en varias ocasiones, pero quedó congelada el 1 de noviembre de 1993, cuando entró en vigor el Tratado de la Unión Europea (el Tratado de Maastricht). Esta congelación debía ser irrevocable hasta el comienzo de la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Sin embargo, varió el tipo de cambio de cada moneda frente a las monedas de otros estados miembros del SME y frente al ECU. Si una moneda incrementaba su valor con respecto a todas las demás, eran necesarias menos unidades de esta moneda para adquirir la misma cantidad de cualquiera de las restantes monedas o del ECU de las que se precisaban anteriormente.
El ECU no llegó a ser una moneda, por lo que no pudo utilizarse en las transacciones cotidianas. Fue acuñado, pero sólo tuvo un uso protocolario. No obstante, se empleó en créditos sindicales y en las operaciones comerciales del mercado monetario. Asimismo, se empleó en la contabilidad interna de las instituciones de la UE, al igual que anteriormente ocurrió con la Unidad de Cuenta Europea.
El Reino Unido propuso la introducción de un ECU fuerte que pudiera emplearse a la par que las monedas nacionales, pero la CE decidió que la Comunidad debería proceder directamente a la implantación de una moneda única. En virtud del Tratado de Maastricht, firmado en 1991, se acordó que una moneda común debería sustituirlo en 1999. Durante la Cumbre que el Consejo Europeo celebró en Madrid en diciembre de 1995, se decidió que dicha moneda única recibiría el nombre de euro. En virtud de lo igualmente acordado en dicha reunión, el 1 de enero de 1999 fueron fijadas las paridades de las monedas de los 11 estados que afrontaron en primer lugar la tercera fase de la UEM y el euro reemplazó al ECU.



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