Tipos de cambio,
precio de intercambio de una moneda de un país por la de otro o con respecto al
oro, los derechos especiales de giro (DEGs) y otras unidades internacionales o
cualquier otro medio de pago. El precio spot 'a punto' es el precio
actual de cada moneda. El precio adelantado es el que se establece de antemano
entre comprador y vendedor para llevar a cabo una transacción pactada por
determinado periodo. Supóngase que una empresa española quiere comprar una
máquina fabricada en Canadá al precio de un millón de euros, efectuándose el
pago a los tres meses. Entra en el ámbito de lo posible que, transcurrido ese
periodo, el tipo de cambio entre el euro y el dólar haya variado. Si el euro se
ha depreciado frente al dólar en un 5%, el coste de la máquina habrá aumentado
en la misma proporción, salvo que la empresa compradora se haya asegurado
contra estos cambios estableciendo un precio con un tipo de cambio fijo. En los
últimos años algunas empresas han sufrido grandes pérdidas al intentar
especular con estos precios futuros.
Existen diversas
formas en que los países controlan y establecen los tipos de cambio. En los
sistemas de tipos de cambio fluctuantes, el precio de cada moneda lo establecen
los mercados. Cuanto mayor sea la demanda de una moneda, mayor será su precio
(su tipo de cambio). Algunas veces, el banco central puede intervenir en los
mercados para lograr un tipo de cambio favorable. Esta intervención se conoce
como fluctuación dirigida. A principios de la década de 1990 menos de la quinta
parte de las 150 monedas existentes en el mundo tenían un tipo de cambio
fluctuante libre. Hoy la mayoría de las divisas flota libremente.
Cuando el tipo de
cambio es fijo, la moneda tiene un valor medio que podrá aumentar (revaluarse)
o disminuir (devaluarse) cuando las autoridades monetarias lo consideren
necesario. El tipo de cambio fijo puede de hecho tener una banda de
fluctuación, como ocurría en el sistema creado en la Conferencia de Bretton
Woods, mediante el que se establecían los tipos de cambio de las monedas de los
países miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI), y que funcionó durante
las tres décadas posteriores a la II Guerra Mundial. Los sistemas de tipos de
cambio fijos suelen fijarse en relación a una moneda: en el sistema de Bretton
Woods el dólar estadounidense; en África occidental el franco francés, a los
DEGs del FMI o a una cesta de monedas. Argentina, por ejemplo, tuvo desde 1991
a 2002 un tipo de cambio fijo, donde un peso equivalía a un dólar. La crisis
económica y financiera forzó la devaluación. Ahora el peso fluctúa libremente
frente a la divisa estadounidense.
Algunos países se
agrupan en bloques monetarios para estabilizar los tipos de cambio entre ellos
y permitir, al mismo tiempo, que sus monedas varíen de un modo flexible en
relación con el resto del mundo. En Latinoamérica numerosos países fijan su
moneda con respecto al dólar, mantienen paridades fijas o deslizantes y forman
parte, por tanto, del denominado 'bloque del dólar'. En la Unión Europea (UE)
el antiguo Sistema Monetario Europeo (SME) disponía de un mecanismo de tipos de
cambio propio (MTC) que buscaba la estabilidad cambiaria. Tras la entrada en
vigor del euro, las antiguas divisas nacionales mantuvieron paridades fijas
respecto a la nueva moneda, hasta su desaparición en 2002.
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