ECU, siglas de European
Currency Unit, unidad de cuenta y de cambio de la Unión Europea (UE) creada
en 1979 como parte del Sistema Monetario Europeo (SME) y que estuvo en vigor
hasta el 1 de enero de 1999.
El ECU reemplazó a la
Unidad de Cuenta Europea, que se había empleado como herramienta contable para
calcular el valor relativo de los pagos realizados a la Comunidad Europea (CE,
en la actualidad UE), así como de los realizados por ésta. El ECU vino a ser un
compuesto de las monedas de los miembros de la CE, ponderado de acuerdo con la
cuota de producción de estos países y con su contribución al comercio de la UE,
y estuvo respaldado por un importante fondo de reserva, el Fondo Europeo de
Cooperación Monetaria (FECOM). El ECU desempeñó un papel fundamental en el
mecanismo de tipos de cambio (MTC), en virtud del cual los estados miembros
debían mantener el valor de sus monedas nacionales dentro de una banda porcentual
(factor de divergencia) respecto de una paridad central. El factor de
divergencia variaba de un país a otro. No obstante, el ECU no sólo dependía del
MTC. Las monedas de los miembros de la UE que no pertenecían al MTC, como el
Reino Unido e Italia (ambos abandonaron el MTC en 1992), continuaron siendo
partes integrantes del ECU. La composición del ECU se modificó en varias
ocasiones, pero quedó congelada el 1 de noviembre de 1993, cuando entró en
vigor el Tratado de la Unión Europea (el Tratado de Maastricht). Esta
congelación debía ser irrevocable hasta el comienzo de la tercera fase de la
Unión Económica y Monetaria (UEM). Sin embargo, varió el tipo de cambio de cada
moneda frente a las monedas de otros estados miembros del SME y frente al ECU.
Si una moneda incrementaba su valor con respecto a todas las demás, eran
necesarias menos unidades de esta moneda para adquirir la misma cantidad de
cualquiera de las restantes monedas o del ECU de las que se precisaban
anteriormente.
El ECU no llegó a ser
una moneda, por lo que no pudo utilizarse en las transacciones cotidianas. Fue
acuñado, pero sólo tuvo un uso protocolario. No obstante, se empleó en créditos
sindicales y en las operaciones comerciales del mercado monetario. Asimismo, se
empleó en la contabilidad interna de las instituciones de la UE, al igual que
anteriormente ocurrió con la Unidad de Cuenta Europea.
El Reino Unido
propuso la introducción de un ECU fuerte que pudiera emplearse a la par que las
monedas nacionales, pero la CE decidió que la Comunidad debería proceder
directamente a la implantación de una moneda única. En virtud del Tratado de
Maastricht, firmado en 1991, se acordó que una moneda común debería sustituirlo
en 1999. Durante la Cumbre que el Consejo Europeo celebró en Madrid en diciembre
de 1995, se decidió que dicha moneda única recibiría el nombre de euro. En
virtud de lo igualmente acordado en dicha reunión, el 1 de enero de 1999 fueron
fijadas las paridades de las monedas de los 11 estados que afrontaron en primer
lugar la tercera fase de la UEM y el euro reemplazó al ECU.
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