Estados Bálticos, denominación
dada a las repúblicas independientes de Estonia, Letonia y Lituania. Situadas a
lo largo de la costa este del mar Báltico, los tres países tienen un tamaño
parecido, y sus capitales son Tallin, Riga y Vilna, respectivamente. Al norte,
el golfo de Finlandia separa Estonia de Finlandia, que a veces se incluye en
los estados bálticos. Letonia y Lituania limitan con Rusia, Bielorrusia y
Polonia. Aunque los tres países bálticos tienen cultura, historia y lenguas
distintas, la geografía de la región los une. Están formados en su mayor parte
por una suave llanura, con colinas redondeadas y un gran número de pequeños
ríos y lagos, predominando las marismas y zonas pantanosas. Las principales
masas de agua son el lago Peipus, en la frontera oriental de Estonia con Rusia,
y el lago Võrtsjärv, al sureste de Estonia. El río Nemunas abastece a Lituania
de energía eléctrica. El río Daugava (o Dvina Occidental) cruza Letonia y
desemboca en el golfo de Riga, en el mar Báltico. A lo largo de la costa hay
largas playas de arena. Alrededor de una cuarta parte de la región está
cubierta de bosque; ciervos y jabalíes forman parte de la fauna del lugar.
La actividad
económica principal es la agricultura y entre sus cultivos destacan la cebada,
el centeno y el lino. Los estados bálticos proclamaron su soberanía como
repúblicas en el año 1918, aunque estuvieron de cierta forma anexionados a la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta que durante la II
Guerra Mundial fueron ocupados por Alemania. Tras la guerra, se reincorporaron
a la antigua Unión Soviética hasta lograr cada uno de ellos su independencia en
1991.
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