Pará (estado), estado brasileño situado
en la región Norte, atravesado por la línea del ecuador y por el río Amazonas.
Limita al norte con Guyana, Surinam y el estado del Amapá; al noreste con el
océano Atlántico; al este con los estados de Maranhão y Tocantins; al sur con
el estado de Mato Grosso, y al oeste con el estado de Amazonas y Roraima. Tiene
una superficie de 1.253.164 km², lo que le convierte en el segundo estado de
Brasil en cuanto a extensión, el equivalente al 14% del territorio nacional. Su
capital es la ciudad de Belém (con una población de 1.408.847 habitantes en 2007),
el mayor puerto de la Amazonia.
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GEOGRAFÍA FÍSICA
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El aspecto físiográfico
predominante en Pará lo impone el río Amazonas, que atraviesa 800 km del
estado, de oeste a este, hasta alcanzar el océano Atlántico, con una descarga
que equivale a la cuarta parte de las aguas que vuelcan en los océanos todos
los ríos del mundo. Recibe por la margen derecha a sus grandes tributarios, el
Tapajós, el Xingu y el Tocantins; por la margen izquierda, a los ríos
Trombetas, Paru y Jari. En la ribera del Amazonas, cerca de la frontera con el
estado homónimo, se encuentran numerosos lagos, como el Grande y el de Curaí.
En la desembocadura del
Amazonas se encuentra la isla de Marajó, con una superficie de 42.964 km2.
El río Tocantins se corresponde con la mayor parte del río Pará en el lado sur
de la isla, mientras que la corriente principal del Amazonas discurre por el
norte. Los ríos Pará y Amazonas están ligados por numerosos canales.
El territorio del estado
abarca cuatro regiones geomorfológicas diferentes: tierras bajas o vega del
valle del Amazonas; tierra firme o bajas altiplanicies sedimentarias
terciarias; depresiones formadas en los basamentos cristalinos en la Amazonia
septentrional y meridional; y, finalmente, altiplanicies residuales de la
Amazonia septentrional y meridional.
La humedad y la temperatura
son muy elevadas en el estado de Pará, como lo demuestra el hecho de que las
temperaturas medias anuales están por encima de los 26 °C. Hay grandes
oscilaciones térmicas entre el día y la noche, principalmente en el interior,
debido al fenómeno de la continentalidad, pero las variaciones anuales son
pequeñas y solamente las marca la mayor o menor presencia de lluvias. Predomina
en todo el estado la floresta amazónica con dos rasgos distintivos: la
vegetación de tierra firme, en la que sobresale el castaño, y la de la ribera,
donde crece la siringa. También se encuentra vegetación de campos en Marajó y
vegetación de sabana en el sur.
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ECONOMÍA
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Manganeso en la cuenca
del río Vermelho, afluente del Itacaiuna, bauxita en el valle del Trombetas,
piedra calcárea en Itaituba y Marabá y sal gema en el curso medio del Amazonas
son las grandes riquezas de la región.
El estado se destaca,
además de por las industrias extractivas minerales ya mencionadas, por la
explotación maderera, la cría de bovinos y de búfalos, el cultivo de arroz,
yute, mandioca, pimienta y sisal y la producción de castaña, látex, plantas
oleaginosas y animales salvajes.
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HISTORIA
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El territorio del actual
Pará, que por el Tratado de Tordesillas debería haber pertenecido a la
Monarquía Hispánica, no comenzó a ser colonizado hasta finales del siglo XVI,
con la unión de las monarquías ibéricas (que se prolongó entre 1580 y 1640).
Este impulso se produjo, en gran medida, porque la desembocadura del Amazonas
estaba siendo ocupada por holandeses, ingleses y franceses, quienes
construyeron fuertes y pequeños núcleos de población para la explotación de las
‘drogas del sertão’ (maderas, animales salvajes).
Después de la expulsión
de los franceses de la isla de São Luís, en Maranhão, el gobierno portugués
fundó el fuerte de Presépio, origen de la futura Belém, en enero de 1616, creó el
estado del Grão Pará y Maranhão —que se separó del estado de Brasil en 1621— e
incentivó la cosecha de las ‘drogas del sertão’, el cultivo de la caña
de azúcar, el algodón, el café, el cacao y la llegada de colonos. Encaró,
además, la evangelización de la inmensa población indígena existente con la
instalación en el territorio de varias órdenes religiosas. Surgieron muchos
conflictos entre misioneros y colonos por la explotación de la mano de obra
indígena, lo que motivó la expulsión del padre António Vieira en 1661. Más
tarde, se creó la Compañía General del Comercio del Grão Pará y Maranhão para
el fomento de la región y se introdujeron esclavos negros procedentes de
África.
Como los conflictos perduraron,
Pombal expulsó a los jesuitas, proclamó la libertad de los indígenas y publicó
el Diretório dos Indios (1758), por el que se establecía la autoridad
civil sobre las misiones. Durante el siglo XVIII se aceleró el progreso de Pará
con la llegada de muchos colonos de las islas Azores y se elevaron varios núcleos
a la categoría de villas.
En el siglo XIX, la provincia
del Pará se vio envuelta en conflictos armados, conocidos como la ‘Cabanagem’,
y llegó a proclamar la separación del resto de Brasil. A finales de ese siglo,
y durante el primer cuarto del siglo XX, la explotación del látex dio un nuevo
impulso a la región. El estancamiento económico posterior que siguió al
retroceso en el comercio del látex sólo consiguió frenarse con una política
gubernamental consistente en crear órganos públicos especialmente dedicados a
la Amazonia.
En 1953 se creó la Superintendencia
del Plan de Valorización de la Amazonia (SPVEA), con la inversión de numerosos
recursos y la elaboración de proyectos. En la década de 1970, la apertura de
grandes carreteras, como la Belém-Brasilia y la Transamazónica, y la creación
de núcleos agrícolas, tuvieron como finalidad integrar a la región junto con
las otras del país y fomentar su población.
El descubrimiento de importantes
yacimientos en la región de la serra dos Carajás, sobre todo de hierro y oro,
desplazó un nuevo contingente poblacional llegado del Nordeste y de otras
regiones del país, lo que provocó numerosos conflictos sociales.
Población del estado (2005),
6.970.586 habitantes.
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