jueves, 30 de agosto de 2012

Países: Antigua y Barbuda

República de  Argentina

Argentina (república) (nombre oficial República Argentina), república federal situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires (capital federal), con una población de 3.018.102 habitantes en 2005. Si a ella le sumamos el área metropolitana, la población ese mismo año era de 13.047.115 habitantes.
2
TERRITORIO Y RECURSOS
Argentina abarca un territorio muy diversificado de montañas, mesetas y llanuras. Los límites occidentales del país corren en gran parte por los Andes, el gran sistema montañoso del continente sudamericano que, en numerosos tramos, establece frontera con Chile. Los Andes patagónicos, que forman una frontera natural entre ambos países, forman el sector más bajo de la cadena. Desde el norte de esta sección hasta la frontera con Bolivia, la parte occidental de Argentina está ocupada por la cordillera Principal andina, con una serie de picos de altura superior a los 6.400 m. El mayor de todos, el Aconcagua (6.960 m), es el más alto del mundo fuera del sistema del Himalaya. Otros picos dignos de mención son el nevado Ojos del Salado (6.880 m), el Tupungato (6.635 m) y el Mercedario (6.770 m). Al este de los Andes se encuentran varios grupos montañosos, como la cordillera Oriental y las sierras Subandinas al norte, las sierras Pampeanas al norte y centro desde el Aconquija hasta las sierras de Córdoba y San Luis, y sistemas serranos bonaerenses como el de Tandilia y el de Ventania. Merecen especial atención las sierras de Córdoba, en el centro del país; su pico más alto es el Champaquí (2.880 m).
Partiendo del sistema andino, hacia el este, el territorio de Argentina está formado casi en su totalidad por una llanura plana o con suaves ondulaciones que desciende gradualmente desde los 610 m hasta el nivel del mar. En el norte, las llanuras argentinas ocupan la parte meridional de la región sudamericana denominada el Chaco. La Pampa, vasta llanura sin zonas arbóreas autóctonas (salvo los bosquecillos del anillo periférico), aunque forestada por el hombre, engloba las regiones agrícolas más productivas del país y se extiende unos 1.600 km hacia el sur desde el Chaco. La Patagonia, al sur de la Pampa, está formada por mesetas escalonadas, valles fluviales bajos, sierras y cañadones con vegetación esteparia y población dispersa.
2.1
Ríos y lagos
Los principales ríos de Argentina son el Paraná, que atraviesa la región centro-septentrional del país; el Uruguay, que forma una parte de la frontera con el país homónimo; el Paraguay, principal afluente del Paraná, y el Río de la Plata, formado por la confluencia del Paraná con el Uruguay. El sistema Paraná-Uruguay es navegable a lo largo de unos 3.200 kilómetros. Las cataratas del Iguazú, uno de los más afamados puntos turísticos, se encuentran en el río homónimo, el Iguazú, tributario del Paraná.
Otros ríos importantes son: el río Negro, con sus afluentes el Limay y el Neuquén; el río Santa Cruz; el río Colorado; los ríos del oeste cuyano (Mendoza, Tunuyán, Atuel, Diamante y San Juan) y, al norte, los ríos Pilcomayo, Bermejo, Dulce y Salado. Entre el Salado y el Colorado, por el sur, y la región del Chaco, por el norte, grandes ríos desembocan en salitrales y pantanos, o desaparecen por infiltración. Argentina tiene, además, numerosos lagos, especialmente en las estribaciones de los Andes patagónicos, como el lago Argentino y el lago Viedma.
2.2
Clima
En la mayor parte de Argentina prevalece el clima templado, salvo una pequeña zona tropical en el Noreste, la región subtropical del Chaco en el norte y las zonas frías del oeste andino y el sur patagónico. En los alrededores de Buenos Aires la temperatura anual alcanza un promedio de 16,1 °C. Las temperaturas de enero y julio en esta región tienen un promedio de 23,3 °C y 10 °C, respectivamente. En San Miguel de Tucumán, la temperatura media de enero es de 26,1 °C y la de julio de 13,3 °C. En las cercanías del trópico de Capricornio, al norte, las temperaturas son considerablemente superiores, alcanzándose en ocasiones máximas de hasta 45 °C. Por lo general, el clima es frío en las partes más altas de los Andes, en la Patagonia y en Tierra del Fuego. En la parte oriental de la Patagonia, las temperaturas invernales alcanzan un promedio de 0 °C. No obstante, en la mayoría de las zonas costeras el mar ejerce una influencia moderadora sobre las temperaturas.
Las precipitaciones en forma de lluvia se caracterizan por las amplias variaciones regionales. En el extremo noreste se registran más de 1.520 mm, aunque las condiciones se van haciendo gradualmente semiáridas hacia el sur y el oeste. En las cercanías de Buenos Aires, las precipitaciones anuales alcanzan unos 950 mm. En San Miguel de Tucumán llegan aproximadamente a los 970 mm; en cambio, al sur del río Colorado, y por influencia de los vientos del oeste, las precipitaciones varían bruscamente de los 4.000 o 3.000 mm en el este de los Andes patagónicos, a los 300 y 200 mm de las mesetas patagónicas.
2.3
Recursos naturales
La riqueza tradicional de la Argentina reside en los suelos de la Pampa húmeda y de los valles y oasis en el oeste. Además, posee recursos energéticos significativos: hidrocarburos, gas, uranio y recursos hidráulicos. También son importantes los recursos oceánicos, mineros y forestales.
2.4
Flora y fauna
La vegetación natural de Argentina varía enormemente en función de los diferentes climas y regiones topográficas del país. En la cálida y húmeda región del Noreste abunda la vegetación tropical, con árboles como la palmera, el palo de rosa, el palosanto, la jacarandá, el quebracho colorado y el ceibo. En la Pampa, las hierbas son la principal variedad de flora autóctona; en esta región y en la mayor parte de la Patagonia prácticamente no existen árboles, a excepción de variedades importadas resistentes a la sequía, como el eucalipto, el sicomoro, el álamo y la acacia. En los Andes patagónicos existen densos bosques de Nothofagus (coihués, lengas, ñires), coníferas (alerces, araucarias y cipreses) y otros árboles como los arrayanes, maitenes, lapachos y radales. En las estribaciones andinas de la Patagonia y en algunas zonas de Tierra del Fuego existen también densos bosques de coníferas, en especial de abetos, cipreses, pinos y cedros, y bosques de arrayanes (véase Parque nacional Los Arrayanes). Los cactus (Cactáceas) y otras plantas espinosas predominan en las áridas regiones andinas del noroeste.
En el norte, la fauna es de lo más diversa y abundante. Entre los mamíferos de estas zonas pueden destacarse el mono (varias especies), el jaguar, el puma, el felino americano conocido como león breñero, el ocelote, la corzuela parda (véase Venado matacán), el oso hormiguero, el oso melero, el tapir, el tapetí, el pecarí, el coipú y el zorrino (véase Mofeta). Entre las aves autóctonas se cuentan el flamenco, la cariama y el pirincho, y varias especies de colibrí y loro. De la Pampa son originarios el armadillo, el zorro, la marta, la liebre (véase Mara), el ciervo, el ñandú o avestruz americano, el águila, el halcón, la garza y el chorlito. Las frías regiones andinas son el hábitat de la llama, el guanaco, la vicuña, la alpaca y el cóndor. Los peces abundan en las costas, lagos y cursos fluviales.
2.5
Suelos
Los suelos de Argentina varían enormemente en cuanto a fertilidad y viabilidad para la agricultura. El agua escasea en muchas regiones a excepción del Noreste y de la Pampa húmeda. La Pampa, cuyo suelo está constituido fundamentalmente por humus (con arena fina, arcilla y cieno o lodo), totalmente libre de rocas y cantos rodados, es ideal para el cultivo de cereales; por el contrario, el suelo guijarroso de la mayor parte de la Patagonia no es apto para la agricultura y los pastizales naturales de la región se aprovechan sobre todo como forraje para el ganado ovino. La mayor parte de la región al norte de los Andes es inadecuada para los cultivos, aunque, en algunos valles crezcan frutales, hortalizas y tabaco. En la región del Chaco se cree que su suelo, inusualmente salino, es el responsable de la abundancia del quebracho, un árbol rico en tanino; también hay en esta región muchos campos de algodón.
2.6
Temas medioambientales
Argentina es uno de los países con menor densidad de población del mundo, la mayor parte de la cual vive en zonas urbanas y casi el 40% en el área metropolitana de Buenos Aires, donde el denso tráfico provoca una elevada contaminación atmosférica. Genera la mayor parte de su energía mediante centrales hidroeléctricas y de combustibles fósiles. No obstante, cuenta con tres centrales nucleares y con un programa nuclear relativamente independiente y avanzado. El gobierno argentino ha aceptado las normas del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). Argentina cuenta con una política de protección del suelo bastante compleja. Existen 190 lugares protegidos, que ocupan el 4,4% de la superficie de este país. Estos lugares dependen de la administración federal, provincial y municipal; además, unos cuantos territorios están en manos privadas, ya que se encargan de su gestión algunas universidades e individuos. Tan sólo el 6,2% (2007) de la tierra recibe una protección significativa y sólo aproximadamente la mitad de los ecosistemas identificados en Argentina se encuentran representados en el sistema de protección de suelos. Las principales amenazas ecológicas en el norte son la caza y la pesca furtivas, así como la industria maderera, mientras que en el sur son el turismo y el pastoreo excesivo en casi todo el territorio. Forma parte del Convenio sobre el Patrimonio de la Humanidad y del Convenio de Ramsar sobre humedales; además, el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO ha establecido cinco reservas de la biosfera en territorio argentino. Recientemente, el Instituto para la Conservación de la Naturaleza de Estados Unidos ha utilizado el programa estadounidense Deudas para la Naturaleza para preservar el hábitat en la zona andina de la Patagonia.
3
DEMOGRAFÍA
Aproximadamente el 85% de la población es descendiente de europeos. A diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, Argentina cuenta con escasa población mestiza. Oficialmente, el país sigue promoviendo la inmigración europea. Entre 1850 y 1940 llegaron a Argentina unos 6.608.700 europeos, predominantemente de origen español e italiano, con importantes cifras de franceses, británicos, alemanes, rusos, polacos, sirios y de otros países sudamericanos. Más de una tercera parte de la población vive en Buenos Aires y en sus alrededores. El 85% de la población reside en áreas urbanas.
3.1
Características demográficas
En 2008 la población estimada de Argentina era de 40.677.348 habitantes, con una densidad de 15 hab/km² aproximadamente.
3.2
Divisiones administrativas
El país está formado por 23 provincias, la Capital Federal autónoma (cuyos límites coinciden con los de la ciudad de Buenos Aires), el sector antártico reclamado por Argentina y varias islas del Atlántico sur. Tierra del Fuego, que hasta 1993 era territorio nacional, es en la actualidad una provincia.
En la Argentina no existen regiones institucionalizadas. Sin embargo, el INDEC —Instituto Nacional de Estadística y Censos— establece ciertas regiones para procesar sus datos, que son: el Noroeste, el Noreste, Cuyo, Pampa, Patagonia y Metropolitana. Desde el punto de vista geográfico, existen otras divisiones regionales: el Litoral, que comprende Buenos Aires (a excepción de la ciudad homónima y del saliente situado al sur del río Colorado), Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre Ríos (estas tres últimas conforman la Mesopotamia argentina); las provincias del norte, que engloban a Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja; las provincias centrales, Santiago del Estero, Córdoba y La Pampa; la región de Cuyo, formada por San Juan, San Luis y Mendoza, y las provincias patagónicas, que son Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Neuquén y Río Negro (estas dos últimas, junto con el saliente sur de Buenos Aires, forman la región del Comahue).
La Argentina tiene presencia permanente en la Antártida desde 1904. Es una de las principales naciones firmantes del Tratado Antártico, que congela los reclamos de soberanía. A su vez, mantiene una disputa con el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas y otras islas del Atlántico sur. Son varias las naciones que no reconocen las pretensiones argentinas sobre un vasto sector de la Antártida, situado entre los 25° y los 74° de longitud O, ni su reclamación de una serie de islas del Atlántico sur.
3.3
Principales ciudades
Las ciudades más importantes, además de la mencionada Buenos Aires, son: Córdoba (con una población según el censo de 2001, de 1.368.109 habitantes), importante centro fabril y ciudad universitaria; el puerto fluvial de Rosario (908.163 habitantes); La Plata (520.647 habitantes), la capital de la provincia de Buenos Aires; San Miguel de Tucumán (527.150 habitantes), un diversificado centro industrial; Mar del Plata (519.707 habitantes), el principal centro de turismo veraniego; Salta (462.051 habitantes), famosa por su arquitectura colonial; y Mendoza (110.993 habitantes), eje de una importante región frutícola, vitivinícola y petrolera.
3.4
Organización del territorio argentino. Regionalización
Una visión del funcionamiento, morfología y jerarquía del sistema de ciudades, de la localización de actividades y de la población, del trazado de las redes de infraestructura, de los movimientos y flujos en el espacio y del uso de los recursos naturales muestran una estructura espacial con escasa o débil articulación entre las partes y, en consecuencia, entre las regiones, pero con una fuerte dependencia de Buenos Aires y su área metropolitana.
Todo esto es el resultado de una ocupación espontánea del espacio, el cual muestra el impacto sucesivo de las diferentes etapas de la economía argentina y de las decisiones políticas. Este esquema de organización territorial se denomina “modelo tendencial”, ya que refleja las tendencias socioeconómicas, políticas y geográficas en una larga relación tiempo-espacio. Hacia finales de la década de 1980, distintos procesos rompieron con muchas tendencias históricas e hicieron surgir otras.
Este modelo encontró bases muy sólidas en la valoración de la posición geográfica mundial de Argentina, de “aislamiento geográfico”, que la llevó a ser considerada un “país isla” —como la definió el almirante Storni— y, en consecuencia, a modificar su organización espacial en función del puerto. El concepto de la “Argentina insular” comienza a cobrar fuerza con la economía agro-portuaria y con los inicios de la industrialización (sustitución de importaciones).
Así, Argentina se estructuró sobre los puertos, con amplio predominio del de Buenos Aires. La cohesión interior, la centralización de la baja cuenca del Plata, el “desprendimiento” fronterizo y las condiciones de sequedad que imperan en gran parte del territorio, contribuyeron a consolidar la “Argentina insular” y a organizar su espacio interno en función de dicho sistema, dando lugar al “país abanico” definido por el filósofo argentino Mario Bunge.
Este esquema tendencial llevó a la valoración de la región pampeana, a la cual se le confirió el rol de región nuclear del país. Por otro lado, el modelo se extendió a los espacios significativos de las otras regiones, coincidiendo la mayoría de las veces con los núcleos geohistóricos y con la producción de bienes complementarios de la Pampa húmeda. Mientras tanto, con el paso del tiempo, fue tomando cuerpo el lugar de mayor capitalidad del territorio argentino, concentrando la población, las actividades, los servicios y, por ende, el poder. El área metropolitana de Buenos Aires y, más tarde, el eje urbano industrial San Lorenzo-Rosario-La Plata se impusieron así por su privilegiada posición geográfica, determinando la configuración y funcionamiento del espacio nacional.
En este escenario, la posición de las regiones y de sus sistemas urbanos resultaba periférico, más aún por el escaso contacto entre ellas y los países colindantes. Este proceso se vio reforzado por la presencia de conflictos, lo que llevó a consolidar el “desprendimiento fronterizo”, sobre todo con Chile y Brasil. En la actualidad, se ha dado por agotado dicho modelo y Argentina ha encontrado otras dos vertientes hasta ahora no valoradas: su posición céntrica en el Cono Sur (posición subcontinental) y su posición aguas abajo de la cuenca del Plata (posición regional). Esto lleva al país a ocupar una nueva posición en el mundo, dentro de un ámbito de integración regional: Mercosur, que ha de volver a poner en movimiento sus sistemas de relaciones.
La integración de Argentina en el espacio comunitario del Mercosur implica complementar la concepción insular del país con la peninsular; esto encierra una proyección marítima y otra proyección continental, que conlleva la estructuración de un nuevo sistema de relaciones con el espacio exterior e interior. Esta situación modificará, sin duda, la función de las diferentes regiones y conducirá a su reconversión productiva por haber variado su posición con respecto a los mercados y la accesibilidad general. El concebir a Argentina en este escenario de futuro implica potenciar cuatro aspectos sobresalientes: la complementación e integración territorial interna y con otros países de la región, y la accesibilidad de ciudades y regiones hacia el Atlántico y Pacífico, modificando su posición actual.
Todos estos cambios conllevan el establecimiento de un nuevo sistema de relaciones, lo que supondrá, en principio, una reestructuración estratégica de las redes de transporte, comunicaciones, flujos y energía, así como la valoración de los grandes espacios constitutivos del territorio nacional que se extiendan más allá de las fronteras, pero que han de encontrar su articulación y unidad. Las fronteras, que antes separaban espacios llamados a funcionar en común, serán ahora franjas de dinamismo e integración.
Los espacios noroccidental, nororiental, patagónico austral, pampeano y metropolitano han de conjugar los grandes ámbitos geográficos para un desarrollo más equilibrado en lo interno y más proclive a la proyección e integración en lo externo. La correcta percepción de esta realidad geográfica llevará a valorizar, dentro de los espacios mencionados, los sistemas regionales individualizados; éstos, a su vez, se encontrarán con mejores posibilidades y capacidades para desarrollar sus potencialidades, complementarse e integrarse con las regiones de los países vecinos y articularse entre sí.
La reestructuración del territorio, impulsada por el proceso de integración regional, es una nueva oportunidad, un hito más, un umbral de mayor complejidad en la organización territorial; también habrá desigualdades. Problemas y nuevas oportunidades son una dicotomía permanente en la vida de los pueblos y ese devenir se refleja en la organización del territorio. El nuevo modelo que se vislumbra no elimina el anterior: lo complementa y lo supera. Los hechos históricos son acumulativos espacialmente.
Así como en la anatomía territorial los espacios y regiones se reubican y se reconvierten, en la fisiología territorial el sistema urbano y las redes se modifican en sus funciones. Las transformaciones globales del mundo actual —desde la economía integrada hasta el cambio tecno-productivo y la revolución en los transportes y las comunicaciones— han de impulsar el proceso señalado. En esto consiste la nueva lógica territorial.
3.5
Lenguas oficiales y habladas
El castellano es el idioma oficial y lo habla la mayoría de los argentinos. En algunos lugares siguen en uso varias lenguas indígenas. Véase también Lenguas aborígenes de Hispanoamérica; Español de América.
3.6
Religión
Más del 92% de la población es católica. Se practican también el judaísmo, el protestantismo y otras religiones cristianas y no cristianas, aunque muchas sectas y confesiones están prohibidas por ser “lesivas al orden público”. Hasta la reforma constitucional de 1994, era requisito indispensable que el presidente y el vicepresidente fueran católicos.
4
EDUCACIÓN Y CULTURA
Argentina es un país con un rico legado cultural español, fuertemente influido desde el siglo XIX por la inmigración europea, fundamentalmente por la italiana. Se mantiene un vivo interés por la historia del país, simbolizada especialmente en el cultivo de sus tradiciones. En el ámbito artístico, la influencia más importante ha sido la europea, especialmente la de Francia. Sólo en el arte popular se ha registrado una importante influencia de las culturas indígenas.
4.1
Educación
La educación primaria es gratuita y obligatoria entre los 5 y los 14 años. En 2000, 4.898.224 alumnos asistieron a las escuelas primarias y 3.832.258 a las de secundaria y de formación profesional. La tasa de escolarización en enseñanzas superior es del 60% y la de alfabetización del 97,2%, una de las más altas de América Latina.
Argentina tiene 24 universidades nacionales, y varias provinciales y privadas. La principal institución es la Universidad Nacional de Buenos Aires (1821). Entre las más importantes merecen mencionarse la Universidad Católica Argentina (1958), la Universidad del Salvador (1958), la Universidad de Belgrano, la Universidad Tecnológica Nacional (1959) y la Universidad Nacional de Córdoba (1613), además de las situadas en Bahía Blanca (1956), La Plata (1905), Mendoza (1939), San Miguel de Tucumán (1914) y Rosario (1968). Véase Educación en Argentina.
4.2
Bibliotecas y museos
La biblioteca más importante de Argentina es la Biblioteca Nacional (1810), ubicada en Buenos Aires, que dispone de un fondo de más de 1,9 millones de volúmenes. Entre los numerosos museos de la capital merecen destacarse el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el Museo Nacional de Bellas Artes, el MALBA y varias colecciones privadas. El 20 de septiembre de 2001 se abrió al público el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), que alberga una importante colección de arte latinoamericano contemporáneo, con más de 200 obras de artistas como Wilfredo Lam, Frida Kahlo, Joaquín Torres García, Hélio Oiticica, Xul Solar, León Ferrari o Emiliano di Cavalcanti; su vocación es 'coleccionar, conservar, estudiar y difundir el arte latinoamericano desde el siglo XX hasta la actualidad'; y presenta también exposiciones temporales, tres al año, de una duración aproximada de tres meses cada una. El Museo de La Plata es famoso por su colección de fósiles de dinosaurios.
4.3
Literatura
La literatura argentina adquirió un marcado matiz nacionalista en el siglo XIX. El poema Fausto (1866) de Estanislao del Campo, está basado en la ópera Fausto de Charles Gounod; Martín Fierro (1872), un poema narrativo de la vida de un gaucho, obra de José Hernández, está considerada la epopeya nacional. Finalmente, el ensayo sociológico Facundo, civilización y barbarie (1845), de Domingo Faustino Sarmiento, es un estudio que analiza cómo la vida rural en la Pampa argentina contribuyó a modelar el carácter nacional.
La literatura argentina del siglo XX ha producido obras como la celebrada Don Segundo Sombra (1926), novela de Ricardo Güiraldes; Rayuela (1963), de Julio Cortázar; El beso de la mujer araña (1976), de Manuel Puig; La bahía del silencio, de Eduardo Mallea (novelista que escribió sobre temas existencialistas), y la obra de Jorge Luis Borges, cuyas historias han alcanzado el reconocimiento internacional. El poeta más conocido es Leopoldo Lugones, quien cultivó el simbolismo y el naturalismo. En la actualidad, y junto a Ernesto Sábato, debe destacarse a Adolfo Bioy Casares como uno de los escritores argentinos más representativos.
4.4
Arte
La pintura del siglo XIX estuvo dominada por temas gauchescos y escenas de la vida urbana. En este periodo destacó Prilidiano Pueyrredón. Entre los artistas del siglo XX merecen mencionarse a Lucio Fontana, Pablo Curatella Manes o Raquel Forner, además de Benito Quinquela Martín, el cubista Emilio Pettoruti, el cinético Julio LeParc y Raúl Soldi. Son muy conocidas las obras del escultor Rogelio Yrurtia.
4.5
Música
La música tradicional argentina se inspira principalmente en las canciones y bailes gauchescos, la música nativa de las provincias del norte, las influencias europeas y, en menor medida, la música africana. El tango, cuyo intérprete más famoso es Carlos Gardel, se desarrolló en Buenos Aires y se convirtió en el baile de salón favorito de gran parte del mundo. También hay que destacar la milonga y el gato. Ástor Piazzola, prolífico compositor, director e intérprete de tangos, incorporó a sus obras influencias clásicas y del jazz.
La ópera y la música sinfónica son elementos importantes de la actividad cultural. La Orquesta Sinfónica Nacional tiene su sede en Buenos Aires y la compañía de ópera de esta ciudad en el Teatro Colón, inaugurado en 1908; esta compañía de ópera ha obtenido una merecida fama mundial por su excelencia. En el terreno de la música clásica destacan Roberto Caamaño, Mauricio Kagel y Gilardo Gilardi. El más conocido de los compositores argentinos fue Alberto Williams, fundador del Conservatorio de Buenos Aires. Alberto Ginastera es conocido por su música sinfónica para ballet, ópera y piano, muy popular en todo el mundo. En el ballet son muy notorias las figuras de Julio Bocca y Maximiliano Guerra, cuyas virtudes han trascendido las fronteras del país.
5
ECONOMÍA
La economía argentina se basa tradicionalmente en la producción agrícola y ganadera, aunque los sectores industrial, minero, pesquero y de servicios han registrado un marcado crecimiento en las últimas décadas. Es una de las principales naciones productoras de carne, cereales y aceite del mundo. En la actividad fabril, las principales empresas son las productoras de alimentos y bebidas, las metalúrgicas, automotrices, de refino de petróleo, textiles y cemento. El producto interior bruto (PIB) para 2006 fue de 214.241 millones de dólares, con una renta per cápita de 5.474,50 dólares (cifras del Banco Mundial).
5.1
Agricultura y ganadería
Argentina cosecha suficientes productos agrícolas no sólo para satisfacer la demanda interna, sino también para exportar los excedentes. Del total de la superficie del país (unos 280 millones de ha), poco más del 50% se utiliza para el pastoreo y el 10,6% está cultivado; los bosques ocupan un 11,9% del territorio nacional. La Pampa es la principal zona agrícola del país, con una importante producción de trigo y otros cereales. Regiones como Río Negro, Neuquén, Mendoza, San Juan y las provincias del Noroeste son ricas en explotaciones frutícolas y vitivinícolas. En la producción de caña de azúcar destacan Tucumán, Salta y Jujuy.
La producción ganadera es un sector importantísimo en la economía argentina, así como la refrigeración y procesamiento de carne y subproductos. La producción anual supera los 3,4 millones de toneladas. En 2006 el país contaba con 50,8 millones cabezas de ganado vacuno, 12,4 millones de ganado ovino y 1,49 millones de porcino; además, existían unos 3,65 millones de caballos, con gran fama internacional en el mundo de la hípica y del polo.
A pesar del retroceso sufrido durante la década de 1980, la exportación de ganado sigue jugando un importante papel en el comercio internacional. En 1994 los ingresos en concepto de carne y pieles (véase Cuero) ascendieron a 1.700 millones de dólares; las exportaciones de alimentos suponen en torno al 49,6% del total exportado. Desde hace mucho tiempo, Argentina es líder mundial en la exportación de carne cruda, aunque cada vez es más importante la exportación de la carne procesada y envasada.
El país produce y exporta ingentes cantidades de lana. En 2006 se produjeron 60.000 toneladas de lana en bruto. Aproximadamente el 40% de las ovejas se crían en la Patagonia.
El trigo es el cultivo más importante y Argentina se cuenta entre los principales productores mundiales de este cereal. La producción anual es de 14 millones de toneladas; otros cereales destacados son el maíz, la avena y la cebada.
Otros productos agrícolas de importancia son la soja, el sorgo, el lino, el girasol, el algodón, las patatas (papas), el arroz, la yerba mate, el cacahuete (maní) y el tabaco, así como uvas, manzanas y cítricos.
5.2
Silvicultura y pesca
Situadas fundamentalmente en las áreas montañosas distantes de los centros poblados, la mayoría de las 33.021.000 ha de bosque no está muy aprovechada. Las maderas más explotadas son las de álamo y sauce para la producción de celulosa, el quebracho blanco para combustible, el quebracho colorado para el tanino (que se utiliza en el curtido del cuero y piel) y el cedro para la fabricación de mobiliario; otras maderas de aprovechadas son las de la araucaria, el pino y el ciprés. La producción total de madera en 2006 fue de 14,2 millones de m³.
Los caladeros argentinos, potencialmente muy productivos, no se explotan en su totalidad, aunque la productividad se incrementó de forma constante en las décadas de 1960 y 1970. En 2005 las capturas, principalmente de merluza, calamar, langostino y anchoa o boquerón, alcanzaron las 933.902 toneladas.
5.3
Minería
Aunque el país cuenta con una gran variedad de reservas minerales —sobre todo petróleo, carbón y diversos metales— la minería ha sido relativamente poco importante en la actividad económica. A pesar de ello, en las últimas décadas se ha incrementado significativamente la producción de petróleo y carbón. En términos de valor, el principal producto mineral es el petróleo. En 2004 la producción de petróleo era de 271 millones de barriles anuales, suficiente para cubrir la demanda interna y permitir la exportación. Con este fin se ha construido un oleoducto hacia Chile, a través de la cordillera de los Andes. Se espera que, con las licencias otorgadas para la exploración de nuevas zonas del país y de las áreas marítimas, se incremente significativamente la producción.
El país cuenta también con una importante producción de gas natural (véase Combustible gaseoso), que en 2003 alcanzaba los 41.040 millones de m³. Por otra parte, existe una modesta explotación de oro, plata, cobre, plomo, cinc, hierro, estaño, tungsteno, mica, uranio y piedra caliza. Al amparo de la nueva Ley de Minería, los planes de exploración y explotación se incrementaron a base de cuantiosas inversiones extranjeras que potenciarán el surgimiento de la gran minería.
5.4
Industria
El grueso de la industria argentina se centra en Buenos Aires. El 24% de la población activa está empleada en las empresas industriales. La industria más importante y antigua del país es el procesamiento y envasado de productos alimenticios, seguida por el sector textil. Otras importantes industrias producen artículos de goma (natural y sintética), cemento, productos químicos, papel, plásticos y derivados del petróleo. La industria siderúrgica (véase Siderurgia) ha alcanzado una gran expansión; en 1994 la producción de hierro primario, acero crudo y laminado llegó —en conjunto— a los 10,4 millones de toneladas. El sector automotriz produjo 408.000 vehículos.
5.5
Energía
El sistema energético de Argentina está compuesto por las redes de conductos y de energía eléctrica. Entre las redes de conductos se distinguen los gasoductos, los oleoductos y los poliductos, que conectan las áreas productivas de la Patagonia, Cuyo y Noroeste con los grandes centros de consumo o de industrialización derivada. Las redes de energía eléctrica se integran en el sistema interconectado nacional, los sistemas regionales y las estaciones de transformación, y ponen igualmente en contacto las centrales eléctricas con las grandes áreas de consumo. Están compuestas por líneas de transmisión, equipamientos de generación y subestaciones de transformación. Las principales líneas conectan el sistema hidroeléctrico del río Limay (Neuquén-Río Negro) con Buenos Aires, Bahía Blanca y La Plata. También destacan las líneas de Yaciretá (Argentina-Paraguay) y de Salto Grande (Argentina-Uruguay) con Rosario y el Gran Buenos Aires. La energía eléctrica instalada es estimada en 14.000 megavatios.
El país cuenta con abundantes recursos energéticos y sobre todo con una gran diversidad de fuentes, entre las que destacan la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio. También revisten especial importancia las fuentes no convencionales de energía: geotérmica, eólica, mareomotriz, solar y biomasa. En el contexto del Mercosur se están realizando obras significativas, como los gasoductos a Chile, Uruguay y Brasil, y las interconexiones eléctricas del litoral. Los sistemas energéticos de Argentina han sido privatizados, salvo Yaciretá, Salto Grande y las centrales nucleares que están en proceso de concesión al capital privado.
Las principales cuencas de hidrocarburos son la Austral (golfo de San Jorge), la Neuquina, la Cuyana y la del Noroeste. Existen otras cuencas de exploración como la del Chaco-Paranaense y varias en la plataforma submarina. La cuenca más importante en producción de gas es Loma de la Lata (Neuquén), además de Santa Cruz y Puesto Hernández.
En el campo hidroeléctrico hay que señalar que la mayoría de los ríos y saltos con potencial para producir energía están muy alejados de los centros industriales, aunque, a pesar de estas limitaciones técnicas, los recursos hidroeléctricos se desarrollan a pasos acelerados. Los proyectos más importantes, iniciados en las décadas de 1970 y 1980, están situados en el norte de la Patagonia sobre los ríos Limay (El Chocón, Alicurá, Piedra del Águila y Pichi-Picún-Leufú) y Neuquén (Cerros Colorados), sobre el río Paraná (Yaciretá, explotado en colaboración con la República del Paraguay) y sobre el río Uruguay (Salto Grande, en colaboración con Uruguay). También merecen atención las centrales de Garabí (con Brasil), Corpus (con Paraguay), Los Blancos (Mendoza) y Río Santa Cruz-La Leona.
En 2003 Argentina producía un total de 83.288 millones de KWh, de los cuales el 40,10% se generaba en instalaciones hidroeléctricas, el 8,44% mediante energía nuclear y el 48,37%48,37% en centrales termoeléctricas convencionales. Hay que destacar las centrales nucleares de Atucha I y II, localizadas en la provincia de Buenos Aires.
5.6
Moneda y banca
Originariamente, el sistema monetario argentino se basaba en el peso oro, aunque en realidad no circulaban monedas de ese metal. La moneda en uso era el peso moneda nacional, dividido en 100 centavos. La crisis generada por la Gran Depresión, en la década de 1930, terminó con el régimen monetario oro y en 1935 se fundó el Banco Central de la República Argentina —de sociedad mixta—, responsable de controlar la emisión de moneda, sin perjuicio de otras funciones de supervisión de los bancos. En 1946 el Banco Central quedó bajo el control del gobierno, siendo cabeza del sistema bancario nacional.
En materia monetaria, a principios de la década de 1970 se instauró el peso ley 18.188, equivalente a 100 de los antiguos. En junio de 1985 se creó el austral, equivalente a 1.000 pesos ley. Después de experiencias hiperinflacionarias, a principios de 1992 se implantó el nuevo peso argentino, equivalente a 10.000 australes. En 2006, 3,10 peso argentino equivalía a 1 dólar estadounidense.
En diciembre de 1994 había 168 bancos, de los cuales 33 eran públicos y 135 privados. El 60% de los depósitos estaba en los bancos privados.
5.7
Comercio e intercambio
Desde 1992 la balanza comercial es desfavorable para Argentina, tendencia que se ha ido corrigiendo en los últimos años. En 2003 las exportaciones totalizaron 29.566 millones de dólares y las importaciones 13.833 millones de dólares. El principal socio comercial, tanto en exportaciones como en importaciones, es la República Federal de Alemania; otros socios importantes son: Brasil, Estados Unidos, Bélgica y Países Bajos. Véase Comercio internacional.
El comercio regional con otros países latinoamericanos se enmarca en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), a la que pertenece Argentina. En 1994 se exportaron a esta asociación 6.907 millones de dólares y se importaron 6.600 millones de dólares, correspondiendo a Brasil el 52% de las exportaciones y el 65% de las importaciones.
En 1991 se firmó el Tratado de Asunción, por el que quedaba creado el Mercosur (Mercado Común del Sur). Este bloque subregional ha dinamizado notablemente el comercio en esta zona y se encuentra en pleno proceso de integración. En 1995 se fijó el arancel externo común a aplicar en el futuro. En 1994 sus exportaciones al Mercosur alcanzaron el valor de unos 4.800 dólares y sus importaciones unos 5.147 dólares. De este movimiento, el 80% correspondió a Brasil.
5.8
Trabajo
En 2006 la población activa sumaba unos 18,8 millones de trabajadores. La mayoría de los 1.100 sindicatos argentinos están afiliados a la Confederación General del Trabajo (CGT). El derecho de asociación sindical, suspendido en 1976, fue restablecido en 1982. A principios de la década de 1990, el movimiento sindical contaba con unos 3 millones de afiliados; en esa época, los programas de privatización del presidente Carlos Saúl Menem habían provocado la pérdida de varios centenares de miles de puestos de trabajo. En 2006 la tasa de desempleo era del 10,2 por ciento.
6
TRANSPORTES

6.1
Red ferroviaria
La red ferroviaria argentina comenzó a tenderse en la segunda mitad del siglo XVIII. En 1870 ya había 722 km de vías. El ferrocarril del Oeste fue el primero en entrar en funcionamiento para cubrir la distancia entre plaza Lavalle y Floresta, en Buenos Aires. El trazado no parte radialmente desde la capital, sino desde ésta, Buenos Aires, y desde Rosario. El Ferrocarril del Sud (construido con capital inglés) llegó primero a Chascomús y, más tarde, a Las Flores, Bahía Blanca, Neuquén, Zapala y Mar del Plata, además de contar con varios ramales secundarios. El ferrocarril Central tuvo sus inicios en Rosario, se extendió a Córdoba y después a Santa Fe y Tucumán; posteriormente, enlazó con Buenos Aires. Otra línea se extendía desde Río Cuarto hasta Mendoza. El ferrocarril que comunicaba Buenos Aires con el Pacífico y el ferrocarril del Oeste llegaron al pie de los Andes: San Rafael, Mendoza y San Juan.
Una verdadera “fiebre ferroviaria” se preparaba a comienzos de la década de 1870. Entre 1870 y 1914 se construyó la mayor parte de la red ferroviaria argentina con capital inglés, francés y argentino. Esta red llegó a ocupar el décimo puesto en el mundo, con cerca de 47.000 kilómetros. El ferrocarril fue palanca del desarrollo y poblamiento del territorio del país.
A partir de 1946 la extensa red ferroviaria pasa a depender en su totalidad del Estado. En 1958 comienza un periodo que puede llamarse de “regresión”. En efecto, políticas a favor del desarrollo de la red caminera (transporte por carretera) desarrollaron planes de clausura y levantamiento de vías; así, en 1980, la red ferroviaria era de 34.113 km, mientras que en 1976 contaba con 41.463 kilómetros. En 1989 se inicia un nuevo proceso de concesiones al capital privado de la red ferroviaria de carga, de pasajeros del área metropolitana de Buenos Aires y de pasajeros interurbanos.
En la actualidad, la red ferroviaria argentina posee una extensión de 35.753 km, con tres anchos de vía. Dos líneas que cruzan los Andes permiten la comunicación con Chile; los ferrocarriles argentinos también conectan el país con Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil. Como resultado de la privatización de la red, en algunas regiones del país se ha interrumpido el servicio. Las líneas nacionales que la integran son: el ferrocarril Nuevo Central Argentino (4.512 km), que conecta Buenos Aires con Rosario, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Río IV y Santiago del Estero (La Banda); el ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico (5.254 km), que enlaza Buenos Aires con Junín, Rufino, San Luis, Mendoza, San Juan, San Rafael y accede al puerto de Rosario; el ferrocarril Ferrosur Roca (3.343 km), que comunica Buenos Aires con Necochea-Quequén, Tandil, Olavarría, Bahía Blanca, Neuquén y Zapala; el ferrocarril Ferroexpreso Pampeano (4.953 km), que conecta a los puertos del complejo San Martín-Rosario con Bahía Blanca por medio de dos líneas troncales y varios ramales; el Ferrocarril Mesopotámico, S.A. (2.739 km), que enlaza Buenos Aires con Rojas, Concordia, Paraná, Paso de los Libres, Monte Caseros, Corrientes y Posadas, y el ferrocarril General Belgrano, S.A. (10.841 km), que comunica Buenos Aires con Rosario, Santa Fe, Córdoba, Resistencia, Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, San Juan y Mendoza, y la localidad de Salta con Formosa.
La red ferroviaria argentina se conecta con la de los países colindantes: con Bolivia, a través de la línea F.C. Belgrano S.A., por La Quiaca y Yacuiba hasta La Paz y Santa Cruz de la Sierra; con Chile, también por la línea ferroviaria de Belgrano S.A., desde Socompa a Antofagasta y por Las Cuevas a Valparaíso (este ramal está desactivado pero con miras de ser rehabilitado); con Uruguay, por la línea F.C. Mesopotámico S.A., entre Salta y Salto Grande; con Brasil, a través de la línea de F.C. Mesopotámico S.A., por Paso de los Libres a Uruguaiana, y con Paraguay, por otra línea del F.C. Mesopotámico S.A., entre Posadas y Encarnación.
A su vez, existen líneas provinciales extensas como Viedma–San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro (817 km), o más pequeñas como Córdoba–Cruz del Eje (150 km) o Jacobacci-Esquel (Río Negro-Chubut) de 402 km. La línea de pasajeros más importante es la del corredor Buenos Aires-Mar del Plata-Miramar y su derivación General Guido-Pinamar (536 km), operado por Ferrobaires; esta empresa, de carácter provincial, cubre todo el sistema interurbano de pasajeros de las provincias de Buenos Aires y La Pampa. Los ferrocarriles metropolitanos de Buenos Aires son operados por varias empresas privadas (línea Urquiza, Sarmiento, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte y Roca). Existe además una línea de carácter turístico (18 km) que se denomina Tren de la Costa.
6.2
Red caminera
Hasta la tercera década del siglo XX la red caminera fue considerada complementaria de los ferrocarriles, ya que los caminos locales de las zonas rurales conducían a las estaciones del ferrocarril. Primero los carruajes y luego los automotores se convirtieron en alimentadores de la red ferroviaria, en cuanto a tráfico se refiere. En 1952 se crea la Dirección Nacional de Vialidad, estableciéndose una cuota sobre la nafta y un porcentaje sobre los lubricantes, destinados ambos a la construcción de caminos (véase Carretera). A partir de ese momento comienza a desarrollarse la red caminera nacional que, en líneas generales, siguió el trazado de las vías férreas. En las décadas de 1950 y 1960 se produce una importante expansión de la red y del transporte automotor, tanto de carga como de pasajeros.
En total existen 400.000 km de carreteras. La red vial se clasifica, de acuerdo con su jurisdicción, en nacional y provincial; por su importancia en lo concerniente al tráfico circulado, en rutas troncales, rutas secundarias y rutas locales o alimentadoras. Además, se distinguen unas rutas transnacionales de gran importancia ante el Mercosur. Una tercera clasificación se establece en función del estado de la red: pavimentada (casi 60.000 km), mejorada (más de 40.000 km) y natural o de tierra (el resto).
Hacia finales de la década de 1980 la red vial argentina se encontraba muy deteriorada por la sobrecarga de los camiones, sin control peso/eje, y por insuficientes inversiones en el mantenimiento. Por otro lado, se observaban varios estrangulamientos en la circulación, sobre todo en el acceso al área metropolitana de Buenos Aires, así como a otras grandes ciudades. Es entonces cuando se decide privatizar, por el sistema de concesión, las principales rutas troncales del país, como Buenos Aires-Mar del Plata, Buenos Aires-Bahía Blanca, Buenos Aires-San Luis-Mendoza, Buenos Aires-Rosario-Córdoba o Zárate-Concordia-Paso de los Libres, entre otras. También se desarrolla un plan de obras para el acceso a las grandes ciudades.
Por otro lado, Vialidad Nacional está llevando a cabo un Plan Maestro, denominado Corredores Viales y Pasos de Integración, para mejorar la infraestructura en los corredores de exportación y de integración, fortaleciendo el desarrollo de tres ejes bioceánicos al norte, centro y sur, así como la Ruta 40, que corre paralela a la cordillera por el oeste, desde La Quiaca hasta Río Gallegos. La estructura se apoya en los siguientes pasos montañosos al oeste: Jama (Jujuy), Sico (Salta), San Francisco (Catamarca), Peña Negra (La Rioja), Agua Negra (San Juan), Cristo Redentor (Mendoza), Paso Pehuenche (Mendoza), Pino Hachado (Neuquén), Cardenal Samoré (Neuquén), Coihaique (Chubut) y Huemules (Santa Cruz). En el este se dirige a los puertos del Atlántico y del Plata-Paraná, y a los puertos de Paysandú-Colón, Puerto Unzué-Fray Bentos, Concordia-Salto, Paso de los Libres-Uruguaiana, Posadas-Encarnación y Puerto Iguazú-Foz do Iguaçu. Entre los proyectos estratégicos se pueden mencionar: las redes de autopistas de acceso al área metropolitana de Buenos Aires; las autopistas Córdoba-Rosario, Buenos Aires-La Plata y Buenos Aires-Mar del Plata; los puentes Buenos Aires-Colonia, Rosario-Victoria y Santo Tomé-São Borja, y el túnel de montaña Juan Pablo II, de baja altura, entre Mendoza y Chile. La ampliación del túnel ferroviario que cruza los Andes (1940) permite el paso de vehículos. En 1998 había 181 vehículos por cada mil habitantes.
6.3
Red aérea
La compañía Aerolíneas Argentinas fue privatizada en 1990 y realiza vuelos tanto nacionales como internacionales; existen también numerosas líneas aéreas internas. A finales de la década de 1980 había matriculados unos 4,3 millones de vehículos privados y 1,4 millones de vehículos comerciales.
6.4
Red portuaria y fluvial
Los ríos proporcionan unos 3.100 km de vías navegables, especialmente los de la cuenca del Río de la Plata. En la actualidad se hace necesario incorporar los puertos a las redes de transporte intermodales e interoperables como parte de una cadena logística de transporte. Los puertos ya no son terminales sino centros de transferencia de cargas. El concepto de hinterland (área de influencia de un puerto con continuidad espacial) se ha desdibujado ante las relaciones espacialmente discontinuas entre puertos y centros receptores y emisores de tráfico, más aún con la vigencia de los puentes terrestres (land bridge) sobre corredores bioceánicos. Estos aspectos, que rigen a nivel internacional, ya se están perfilando en Argentina.
En el caso argentino la situación es la siguiente: a) la producción cerealista y de graneles necesita una salida entre Santa Fe, Rosario y Villa Constitución (65% de la producción exportable); b) el resto puede ser canalizado por los puertos de Bahía Blanca, Quequén y Mar del Plata; c) los contenedores se canalizan vía puerto Buenos Aires (Nuevo y Exolgan) y, en el futuro, por Campana, La Plata y Mar del Plata; d) existe tráfico pasante (en tránsito) que utilizaría corredores bioceánicos intermodales, al igual que las producciones básicas regionales; e) la producción de la región de la Patagonia, de menos volumen, encontraría salida por San Antonio Este (frutas y minerales, principalmente), Puerto Madryn (minerales, aluminio, pescado), Comodoro Rivadavia (combustibles) y Puerto Illia, en Punta Loyola (carbón y otros).
En síntesis, Argentina necesita puertos más profundos en donde no los tiene de forma natural, si bien los posee en donde la lejanía de las áreas demandantes no los valoriza. La hidrovía Paraguay-Paraná, conectada al canal 32 pies de Rosario al mar, y Punto Alfa, pueden potenciar el complejo portuario Rosario-Terminal 6-San Martín-San Lorenzo y, en menor medida, Buenos Aires-La Plata. Otra opción es construir dos o tres estaciones de transferencia de graneles al centro-sur de Córdoba, Santa Fe y costa de Buenos Aires, y, desde allí, operar dos líneas ferroviarias hacia Bahía Blanca y Quequén, ampliando y fortaleciendo estos puertos en aguas profundas a 45 pies (será necesario comparar costos de operaciones alternativas).
Para identificar algunas prioridades es necesario clasificar los puertos en cinco tramos de la ribera fluvial y del litoral Atlántico de Argentina, observando su actual comportamiento, posibilidades y necesidades: 1) hidrovía Paraguay-Paraná (tramo medio); 2) vía navegable 32 pies Rosario-San Lorenzo al Atlántico; 3) bajo río Uruguay; 4) puertos del frente marítimo de la región pampeana; y 5) puertos patagónicos.
6.4.1
Hidrovía Paraguay-Paraná
Puerto de Barranqueras
Este puerto cumplirá una función estratégica en la hidrovía. Posee accesos por carretera y ferroviarios. Se deberá construir una estación de transferencia intermodal de cargas. Se prevé un nuevo puente sobre el Paraná que lo unirá con Corrientes (ferroviario y vial). El puerto necesitará de inversiones para ampliación y modernización. Ha pasado a depender de la jurisdicción provincial y a ser importante el movimiento de contenedores, minerales y productos siderúrgicos de la sierra de Zapla. El puerto de Formosa es complementario del anterior y el gobierno provincial busca inversores para canalizar sus proyectos. Será un nodo estratégico de tráfico internacional en la intersección de la hidrovía y el corredor bioceánico Norte.
Puerto de Santa Fe
Cuando se termine el canal de acceso 21 pies y su conexión con la ruta de Rosario al Atlántico, el puerto de Santa Fe tendrá un papel significativo en las exportaciones de una rica región agroindustrial. Necesitará ampliaciones y modernización en equipamiento y accesibilidad.
6.4.2
Vía navegable 32 pies. Complejo Rosario-San Lorenzo al Atlántico
Por esta vía navegable, actualmente en proceso de dragado (alcanzó 32 pies en 1997), se canaliza casi el 70% de las exportaciones de Argentina y el 80% de las importaciones. El complejo portuario San Martín-San Lorenzo se mantiene con una dinámica de alto crecimiento. Se conjugan inversiones privadas en las terminales portuarias, concesión de ferrocarriles (N.C.A.), rutas y un aumento masivo de la producción exportable de oleaginosas. Nuevas inversiones pueden reforzar esta franja fluvial-portuaria.
El puerto de Rosario se constituirá en otro nodo importante para el Mercosur, con el puente Rosario-Victoria que conectará el más importante corredor bioceánico con la hidrovía Paraguay-Paraná y la vía 32 pies de Rosario al Atlántico. Pueden requerirse inversiones puntuales en este puerto, así como en los de Villa Constitución y San Nicolás. En el caso de Rosario existe un estudio reciente acerca de sus posibilidades y necesidades de inversión, elaborado por la Fundación Banco Municipal de Rosario. Las propuestas del estudio definen las necesidades de inversiones en varias terminales especializadas de graneles líquidos, sólidos (cereales y minerales), en una terminal polivalente y otra destinada a contenedores, además de las mejoras en el equipamiento para carga y descarga, con áreas de actividades logísticas e industriales. En Rosario pueden operar buques Panamax (35.000 a 80.000 tpb). Un barco de 30.000 toneladas requiere ser abastecido por 20 trenes o 1.000 camiones.
Puerto de Campana
El núcleo Zárate-Campana-Escobar constituye un área portuaria con futuro. Ello se debe a que es la terminal fluvial de la hidrovía Paraguay-Paraná con 32 pies al cero y con un acceso directo al Uruguay-Brasil, vía Zárate-Brazo Largo. En el kilómetro 95.8, sobre la margen derecha del Paraná de Las Palmas, se inauguró recientemente la terminal portuaria Mariposa-Furlong, destinada a cargas generales. Posee un muelle de 140 m, con todas las instalaciones necesarias. Actualmente, opera con carga de automotores, que se ampliará en el futuro. Otros puertos, como Euroamérica (Grupo Turner), mueven automóviles, frutas y maderas. Las inversiones portuarias siguen en marcha.
Complejo portuario Buenos Aires-La Plata
El puerto de Buenos Aires ha sido objeto de una profunda transformación en los últimos años. Este proceso alcanza a las terminales de Puerto Nuevo y a Exolgan, en Dock Sud, todo en manos privadas. Su principal movimiento es el de contenedores. Puerto Nuevo mueve el 70% y Exolgan el 30%. Existen algunos problemas de equidad en el tratamiento legal de ambas estaciones marítimas. El tema de las tasas de cargas está en el centro de la discusión. Es importante la formación de la Sociedad Administradora del Puerto. Las terminales portuarias han recibido, a fines de 1995, unos 500.000 TEU, pese a una caída de las importaciones del 33% por Puerto Nuevo. Dock Sud (Exolgan) movió 100.000 TEU. El puerto de Exolgan opera con alta tecnología y se presenta con un gran futuro. Posee un sistema informático integrado para carga, descarga y facturación. El puerto de La Plata está comenzando un proceso de transformación orientado a lograr un nuevo perfil para operar contenedores (carga general) y combustibles. La zona franca de La Plata impulsará el proceso y se necesitan inversiones para instalar una estación intermodal de transferencia de cargas en el puerto y el replanteo de accesos ferroviarios y viales. El polo petroquímico es otra actividad movilizadora. Se profundizó a 28 pies y se balizó, pero será necesario obtener más profundidad. Otras inversiones están destinadas a dotar al puerto de un muelle de 300 m sobre la costa de Berisso, profundizar el Dock Central y poner en marcha una terminal con múltiples funciones sobre 16 ha en Ensenada. La estación portuaria cuenta con 24 puntos de embarque.
6.4.3
Bajo río Uruguay
Concepción del Uruguay
Este puerto crecerá en importancia ante el dragado a 23 pies del río Uruguay. Ya muestra una gran actividad. Su amplia rada permite operar a buques de hasta 225 m de eslora y realizar múltiples embarques simultáneos. Posee muy buena accesibilidad por redes intermodales. El puerto está regulado por el Instituto Fluvioportuario Provincial de Entre Ríos (también Diamante e Ibicuy, que son complementarios). El ferrocarril accede a todos los galpones y plazoletas, en alto y bajo nivel. Es necesario invertir en el acondicionamiento con cámaras frigoríficas de galpones, en la zona alta, para el acopio de frutas frescas, especialmente cítricos. También se hace necesario ampliar los servicios. Hoy moviliza rollizos de eucalipto, madera aserrada y soja paraguaya.
6.4.4
Puertos del frente marítimo de la región pampeana
Complejo portuario de Bahía Blanca
Varios puertos integran este complejo portuario, el más importante de Argentina. Es administrado por un consorcio especial. Se logró reducir el tiempo de espera de los buques en la rada de acceso con un ahorro de 100 millones de dólares estadounidenses al año. También se redujeron los costos de los elevadores en las terminales cerealistas, aumentando las exportaciones un 30% en 1995. Las exportaciones de Ingeniero White fueron de 2.505.064 t (67,15%) de granos, subproductos y aceites; 985.118 t (26,41%) de combustibles y productos químicos, y 263.623 t (6,45%) de mercancías en general. El mejoramiento ferroviario amplió la zona de influencia del puerto, que necesitará de la dinámica de las inversiones privadas. También sería conveniente la rehabilitación del puerto de Coronel Rosales.
Puerto de Quequén
El puerto de Quequén es una de las estaciones marítimas de más futuro de Argentina. En 1995 sus movimientos se aproximaron a los 4 millones de toneladas. Hoy posee 12 puntos de atraque. Es necesario mejorar su capacidad operativa, para lo que precisará de unas inversiones de casi 40 millones de dólares estadounidenses. El puerto está administrado por el Consorcio de Gestión Autónomo. Se licitarán 15 ha aledañas para instalar industrias. Se necesitan inversiones para extender la escollera sur 1.000 m (se espera del BID créditos por 30 millones de dólares estadounidenses). También se hace necesario retirar del puerto los buques inactivos. Por Quequén salen hoy aceite y pellets (pipas o pepitas) de girasol, chips, maderas, trigo y fertilizantes, y se reciben productos importados. Conexiones viales y ferroviarias están mejorando de forma acelerada. También serían necesarias las inversiones para la instalación de una planta de almacenaje de fertilizantes; la construcción de un muelle pesquero de 250 m; contar con 5 ha para la disposición de cargas generales, con accesos viales y ferroviarios; crear un muelle pesquero flotante; la reconstrucción de puentes (Ezcurra); la construcción de un muelle corrido sobre el antepuerto; la modernización del giro y profundización a pie de muelles de 40 pies, y la prolongación de la escollera sur.
Puerto de Mar del Plata
El puerto de Mar del Plata es una estación marítima completa y que realiza múltiples funciones (pesca, combustibles, cereales, deportivo, militar). Sin embargo, presenta problemas de profundidad por embanque de arenas producidas por la escollera sur, que detiene la corriente de deriva litoral. Es necesario hacer una limpieza del agua de cascos hundidos o barcos incautados, tarea que ya ha comenzado, y la reordenación del espacio interior del puerto. Su futuro debe ser replanteado. La región de influencia es de gran importancia económica (hortícola, industrial, turística y floricultura, entre otras actividades). Puede ser un excelente puerto complementario del de Buenos Aires, debido a la accesibilidad ferroviaria. Es necesario construir plazoletas de contenedores, un puerto deportivo, dragas de acceso y una draga fija que bombee agua de la escollera sur a la norte, mejorando la profundidad y devolviendo el equilibrio a las playas.
6.4.5
Puertos patagónicos
Puerto San Antonio Este
Las exportaciones pesqueras y de frutas del alto valle del río Negro incrementaron el movimiento y la importancia de este puerto. Está situado en el extremo este de un corredor bioceánico ferroviario hacia el Pacífico, vía Bariloche y Paso Puyehue. En materia pesquera se complementa con el de San Antonio Oeste. Se puso en marcha un pontón flotante. España y Japón fueron los principales destinos de las exportaciones; a continuación, China y Corea. Existe un proyecto de criadero de ostras. El puerto requiere de inversiones para el acceso del ferrocarril, el gasoducto y las obras de defensa (escollerado).
Puerto Madryn
Se piensa ampliar y remodelar el muelle Almirante Storni en el puerto natural de aguas profundas de Argentina y construir otro muelle para buques pesqueros (barcos fresqueros y congeladores). Se prevé el mejoramiento operativo del sitio 3, ampliando instalaciones para adaptarlas a los buques actuales. El muelle pesquero será independiente del resto de las instalaciones y permitirá la operación de modernos buques. Todas estas obras requieren de un detallado estudio de impacto ambiental, por las condiciones ecológicas de la región. El movimiento de minerales y aluminio aumentó en un 35%. También lo hicieron la lana, frutas, jugos, minerales, cuero y algas. Existe un proyecto coreano para instalar aquí el astillero más grande del Atlántico sur (inversión de 50 millones de dólares estadounidenses). Junto a ello, se piensan establecer plantas de tratamiento de efluentes (residuos contaminantes) y tanques para almacenamiento de combustibles. El puerto de Rawson es una estación marítima complementaria para barcos pesqueros.
Puerto de Comodoro Rivadavia
El puerto de Comodoro Rivadavia ha sido reacondicionado. Se prolongó la escollera de 600 m, se dragó la dársena para buques de ultramar y pesqueros, y se ganaron terrenos al mar para ampliar las playas de maniobras e instalaciones. Comodoro Rivadavia se conectará por un corredor bioceánico con el puerto chileno de Chacabuco (800 km). El puerto puede ser un apoyo logístico a flotas pesqueras que operan en el Atlántico sur y a otras necesidades navieras. Necesita inversiones complementarias en equipamiento, como un muelle pesquero y un astillero para reparaciones navales. Es importante la instalación de la zona franca, de una plazoleta de contenedores y de una cámara frigorífica (4.000 t de capacidad) para mariscos y pescados.
Puerto Punta Loyola
Este puerto fue construido para reemplazar al de Río Gallegos, debido a los problemas de la amplitud de mareas en este último. Su objetivo era la operación de buques mineraleros para exportar el carbón (lignito sub-bituminoso) de la cuenca del río Turbio, extendiendo el ferrocarril unos 20 kilómetros. También se pensó para localizar industrias petroquímicas y eléctricas que utilizarían la energía hidroeléctrica del río Santa Cruz. Se presenta como un gran puerto potencial.
Puerto de Ushuaia
Se requiere una inversión de más de 10 millones de dólares estadounidenses para modernizar el puerto más austral del país y el segundo en movimiento de contenedores. Desde este puerto operan flotas pesqueras, de pasajeros (cruceros turísticos) y de apoyo a la actividad antártica. Las inversiones apuntan a un nuevo muelle de 205 m de largo y de mayor anchura para mejorar la accesibilidad. Actualmente, la capacidad de atraque es de 732 metros. Turismo, pesca, contenedores y carga general son sus actividades. Para la pesca tiene un gran futuro.
Todos estos puertos se encuentran hoy bajo jurisdicción nacional, provincial o municipal, administrados muchos de ellos por organismos creados con esa finalidad y por concesionarios privados.
6.5
Comunicaciones
El servicio postal, que cubre todo el país, antes propiedad estatal, ha sido concedido al capital privado, con varias empresas que compiten entre sí. Existen 227 teléfonos por cada mil habitantes (datos de 2005). En 1997 había 24 millones aparatos de radio y 11 millones de receptores de televisión.
En Argentina se editan 184 periódicos diarios, aunque los principales se publican en Buenos Aires y son de difusión nacional. La Prensa y La Nación, con tiradas de 65.000 y 210.000, respectivamente, gozan de fama internacional por su objetividad e independencia; otros periódicos importantes de Buenos Aires son Clarín (tirada diaria, 480.000) y La Razón (180.000). Las capitales de provincias y otras ciudades importantes tienen diarios con fuerte implantación local. En Buenos Aires se publican numerosas revistas de actualidad y especializadas que circulan en todo el país.
7
GOBIERNO
Según la Constitución de 1853, el gobierno argentino es representativo, republicano y federal. La función ejecutiva es ejercida por el presidente que cuenta con la ayuda del gabinete de ministros. El poder legislativo reside en el Congreso Nacional, de carácter bicameral, formado por el Senado y la Cámara de Diputados. En 1949 se aprobó una nueva Constitución, que fue anulada en 1956. Tras el golpe militar de 1966, se suspendieron todas las garantías constitucionales. Después del golpe militar de 1976 volvió a abolirse la Constitución de 1853, aunque en 1983 fue reinstaurada al volver la democracia.
7.1
Poder ejecutivo
En su preámbulo y en gran parte del texto, la Constitución de 1853 refleja los ideales y aspiraciones de la Constitución de los Estados Unidos. Hasta la reforma constitucional, el presidente y vicepresidente ocupaban sus cargos durante un periodo de seis años, sin posibilidad de reelección consecutiva. Desde 1966 hasta 1973, y desde 1976 hasta 1983, la Junta Militar —constituida por los comandantes en jefe de los tres ejércitos— fue el órgano supremo del Estado, con poderes para designar y cesar al presidente.
En 1994 se reformó la Constitución de 1853, no en el espíritu de la letra pero sí en los aspectos instrumentales. Tres cambios sobresalientes de la reforma son: la reducción del mandato presidencial de 6 a 4 años, con posibilidad de una reelección; la introducción de la figura del jefe de gabinete de ministros, y la creación del cargo de jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires con carácter electivo, ya que hasta entonces el intendente de la capital era elegido por el presidente de la República. Se agregó a la Constitución argentina la Constitución Americana sobre los Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica).
La Constitución de 1853 permite la suspensión del gobierno parlamentario y de las libertades civiles, si el presidente considera que, ante una emergencia nacional, se requiere la implantación del estado de sitio; esta cláusula ha sido invocada con frecuencia en la historia argentina.
La Constitución de 1994 estableció que el número de ocho ministerios será determinado por una ley especial, además de las modificaciones de duración de los mandatos presidenciales ya comentadas. Véase Constitucionalismo (argentino).
7.2
Poder legislativo
El Congreso Nacional, bicameral, lo conforman una cámara baja, la Cámara de Diputados (integrada por 256 miembros), y una cámara alta, el Senado (integrado por 71 miembros: 3 por cada provincia y 3 por el Distrito Federal desde la reforma constitucional de 24 de agosto de 1994). Los diputados son elegidos directamente para periodos de cuatro años y cada dos se renueva la mitad de la Cámara; los senadores son nombrados de forma directa y conjunta para un mandato de seis años, una tercera parte se renueva cada dos años y son reelegibles indefinidamente. Todos los ciudadanos mayores de 18 años tienen el derecho de votar. En 1962 se instauró la representación proporcional en las elecciones nacionales.
Los dos principales partidos políticos argentinos son el Partido Justicialista, heredero del peronismo, y la Unión Cívica Radical. El peronismo no suele presentar candidaturas unitarias, especialmente en los comicios presidenciales, donde ha llegado a tener hasta tres candidatos distintos agrupados bajo distintas siglas. Otras formaciones políticas son el Frente para un País Solidario (Frepaso), la Afirmación para una República Igualitaria y el Frente Movimiento Popular.
7.3
Poder judicial
Los juzgados federales engloban la Corte Suprema, diecisiete tribunales de apelación y varios juzgados de distrito y territoriales en el ámbito local. Los sistemas judiciales provinciales están organizados de igual modo. Véase Derecho argentino.
7.4
Gobierno local
En virtud de la Constitución, las provincias de Argentina eligen a sus propios gobernadores, vicegobernadores y cámaras legislativas. Durante los periodos en que la Constitución estuvo suspendida, los gobernadores provinciales eran designados por el gobierno central.
7.5
Salud y bienestar social
El Instituto Nacional de Bienestar Social ha administrado la mayoría de los programas de bienestar social argentinos desde su fundación en 1944. Los trabajadores reciben servicios sanitarios de diversos sindicatos. La sanidad pública es gratuita (véase Salud pública). El nivel de la medicina es relativamente alto en las grandes ciudades, y constantemente se realizan esfuerzos por mejorar las instalaciones sanitarias de las áreas rurales distantes. La esperanza de vida es de 72,8 años para los hombres y de 80,4 años para las mujeres. En 2004 había un médico por cada 332 habitantes.
7.6
Defensa
Las Fuerzas Armadas argentinas son una de las más modernas y mejor equipadas de América Latina, e históricamente han jugado un papel preponderante en los asuntos nacionales. Hasta hace poco tiempo se consideraba una milicia nacional, existiendo una conscripción obligatoria de hasta 14 meses para todos los varones capacitados con 18 años (véase Servicio militar obligatorio). El Ejército de Tierra cuenta con 41.400 efectivos. La Armada dispone de un portaaviones, seis destructores equipados con misiles, varios buques más ligeros y submarinos, tripulados por 17.500 efectivos. Las Fuerzas Aéreas, con 12.500 efectivos, cuentan con unos 200 aviones de combate, entre los que hay cazas a reacción y bombarderos.
8
HISTORIA
La corte castellana envió en 1515 a Juan Díaz de Solís a explorar la costa sudamericana, y tal vez a buscar un paso hacia las Indias Orientales. Solís costeó el litoral de lo que en la actualidad es Brasil y entró en el Río de la Plata el 20 de enero de 1516, reconociendo la bahía de Montevideo y la isla de Martín García. Su muerte en una emboscada que le tendieron los indígenas en la costa norte del río que había llamado mar Dulce, provocó el regreso de la expedición. Sebastiano Caboto, navegante italiano al servicio de España, penetró en el Río de la Plata en abril de 1527, exploró el río Uruguay y remontó el Paraná, levantando cerca de la desembocadura del Carcarañá el fuerte de Sancti Spiritus, primer asiento europeo en el Plata. Descubrió luego los ríos Paraguay y Pilcomayo. Caboto, que no abandonó la región durante casi cuatro años, obtuvo plata de los nativos, un metal que pronto sirvió para nombrar a la cuenca de estos ríos y a la mayor parte de las regiones circundantes.
8.1
Primeros asentamientos
Hacia 1534 Pedro de Mendoza, noble y rico cortesano, aunque de poca experiencia marítima, pidió “encarecidamente” a Carlos V le concediera una “Jornada a Indias” a su costo. A Mendoza no sólo le entusiasmaba la idea de participar en la colonización (con el fin de contrarrestar los avances portugueses en el Río de la Plata), sino que llegaba a las Indias con la esperanza de encontrar una cura contra su sífilis. En febrero de 1536, Mendoza fundó a orillas del Riachuelo el fuerte de Santa María del Buen Aire, nombre que se transformaría con el tiempo en Buenos Aires. Sin embargo, la falta de alimentos y la hostilidad de los nativos provocó que los conquistadores abandonaran el lugar cinco años después.
En 1537, uno de los lugartenientes de Mendoza, Juan Salazar de Espinosa, fundó Asunción (en la actualidad, capital de Paraguay), que fue el primer asentamiento permanente en la cuenca del Río de la Plata. Desde su base en Asunción, los españoles fueron gradualmente controlando todo el territorio situado entre los ríos Paraná y Paraguay. Entretanto, las favorables condiciones naturales hicieron que los pequeños rebaños de ganado traídos desde España se multiplicaran y extendieran por la Pampa, creando una situación apta para una economía agrícola estable.
Santiago del Estero, el primer asentamiento permanente de lo que hoy es territorio argentino, fue fundado en 1553 por colonizadores españoles procedentes de Perú. En 1573 fueron fundadas Córdoba y Santa Fe, y en 1580 Juan de Garay inició la segunda y definitiva fundación de Buenos Aires.
En 1620, toda la región del Río de la Plata quedó bajo el control administrativo del virreinato del Perú. Debido a la restrictiva política comercial del gobierno español, la colonización de la región fue lenta durante el siglo siguiente. Buenos Aires, centro de un floreciente tráfico de productos importados, creció constantemente y a mediados del siglo XVIII su población se acercaba a los 20.000 habitantes. En 1776, el territorio que actualmente ocupan Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay fue separado de Perú para crear el virreinato del Río de la Plata. Desde un punto de vista institucional, el hecho más importante fue la designación de Pedro Antonio de Cevallos como virrey del Río de la Plata. La corte española se decidió por Buenos Aires como capital del virreinato, entre otras cosas por su fácil acceso a España a través de la navegación atlántica. Aunque si bien Buenos Aires era la capital, otras ciudades importantes tenían jurisdicción propia.
8.2
Despertar patriótico
En 1806, dentro del periodo histórico conocido como invasiones inglesas al Río de la Plata, Buenos Aires fue atacada por una flota británica al mando del almirante Home Riggs Popham. El gobierno inglés suponía a la colonia mal defendida, con una población enemistada con su gobierno y proclive a los invasores que la liberarían del yugo español. Cuando el 25 de junio de 1806 los ingleses desembarcaron en la costa de Quilmes, el virrey, Rafael de Sobremonte, optó por retirarse al interior dejando la capital en manos del invasor, delegando el mando político en la Audiencia, y llevándose las cajas reales. Esta actitud fue la causa de su ruina política.
Políticamente, la decisión de Sobremonte no sólo deterioró profundamente la imagen del virrey sino que provocó una crisis profunda de la autoridad virreinal. Los invasores ocuparon la ciudad, pero fueron expulsados por una milicia popular. La nueva fuerza expedicionaria que el gobierno británico envió a Buenos Aires fue forzada a rendirse en 1807. La expulsión de los ingleses fue posible por el entusiasmo del pueblo, guiado por Santiago Liniers y Bremond, quien fue nombrado virrey por Buenos Aires, luego de deponer a Rafael de Sobremonte.
Estos acontecimientos tuvieron consecuencias imprevistas: los miembros de la colonia, los criollos, habían comprobado su capacidad de combate y la ineficacia de las autoridades españolas, por lo que pronto participaron de forma activa en el movimiento independentista que había a comenzado a extenderse por los territorios de Sudamérica bajo soberanía española. Véase Emancipación de América Latina.
El sentimiento revolucionario en la región alcanzó su apogeo en el periodo siguiente al destronamiento del rey español Fernando VII por parte de Napoleón I Bonaparte en 1808. El pueblo de Buenos Aires se negó a obedecer a José I Bonaparte, hermano de Napoleón, que se instaló en el trono español. Al ser Liniers de nacionalidad francesa, y debido a sus simpatías bonapartistas, se inclinó hacia el bando francés. La Junta de Sevilla —creada para mantener la resistencia contra los franceses— decidió en 1809 que éste debía entregar el poder a un nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros.
El 25 de mayo de 1810, los integrantes del cabildo abierto de la ciudad (que había sido convocado el día 22) decidieron deponer al virrey e instauraron un gobierno provincial, la Primera Junta de Gobierno, que actuaba en nombre de Fernando VII. Poco tiempo después, el gobierno provisional rompió con los representantes del monarca y lanzó una enérgica campaña para llevar al interior del país la revolución, si bien resultó un fracaso. Sin embargo, las tropas realistas sufrieron importantes derrotas en 1812 y 1813. Después de la Revolución de mayo, algunas ciudades —como Córdoba— se opusieron a la decisión arbitraria de Buenos Aires y surgieron algunos movimientos antirrealistas. Mientras tanto, Buenos Aires decidió enviar expediciones para propagar el movimiento revolucionario. En 1812 llegaron José de San Martín y Carlos de Alvear para ponerse al frente del Ejército rebelde, proporcionándole un carácter más profesional. Fue San Martín el encargado de organizar el Regimiento de Granaderos a Caballo, que tuvo tanta importancia en las guerras de la independencia argentina y que tuvo su bautismo de fuego el 3 de febrero de 1813 en la batalla de San Lorenzo. Con posterioridad se dirigió a Cuyo, donde organizó el Ejército de los Andes, con el que cruzó a Chile y Perú.
Entre 1810 y 1815 se sucedieron varios gobiernos: Primera Junta, Junta Grande, Primer Triunvirato, Segundo Triunvirato; todos ellos tenían su sede en Buenos Aires y asumieron las mismas funciones del virrey. Se enviaron expediciones al Alto Perú y a Paraguay para que estos territorios se adhirieran a la nueva forma de gobierno, pero al estar dominados por los españoles, optaron por permanecer separados. En 1814, Fernando VII volvió a ocupar el trono de España y los que luchaban en el Alto Perú habían retrocedido hasta Salta; por lo tanto, fue necesaria la declaración oficial de independencia, que se proclamó en 1816 en el Congreso de Tucumán.
8.3
Las Provincias Unidas
Durante 1814 y 1815, en los territorios liberados —que nominalmente todavía estaban sujetos a la Corona española— cristalizó el sentimiento favorable a la independencia absoluta. Los representantes de las distintas provincias se reunieron en Tucumán en marzo de 1816; el 9 de julio de ese año, los delegados proclamaron la independencia de España y declararon la constitución de las Provincias Unidas de América del Sur, más tarde, denominadas Provincias Unidas del Río de la Plata.
Se designó a un director supremo para encabezar el nuevo Estado y se sancionó una Constitución centralista que no tuvo vigencia. Por ese tiempo, las ideas federalistas, que estaban en auge, suponían un auténtico contrapunto a las ideas unitarias de los porteños; esto dio lugar a un enfrentamiento conocido como la primera batalla de Cepeda en 1820. Los caudillos federalistas Estanislao López y Francisco Ramírez derrotaron a las tropas del gobierno nacional (o Directorio). Se puso en marcha, así, una especie de federalismo unigénito a partir de la formación de las 13 provincias, que en 1834 pasaron a ser 14, al separarse Jujuy de Salta. El problema que había que resolver era la formación de un gobierno estable después de la caída del Directorio. Las hostilidades entre las dos facciones fueron en aumento y provocaron un enfrentamiento civil en 1819. En 1820 se restableció la paz, pero el problema principal —la constitución de un gobierno fuerte— quedó sin resolver.
Durante la mayor parte de la década de 1820 se extendió el caos y el desorden político en las Provincias Unidas, situación que hubiera continuado de no ser por la guerra con Brasil, que exigía una forma de organización constitucional. Buenos Aires convocó una reunión de las provincias en 1824. En el Congreso, que estuvo dominado por los unitarios, se eligió a Bernardino Rivadavia como presidente, en tanto que Buenos Aires se convertía en el territorio con mayor poder en la República Argentina (denominación que comenzó a usarse a partir de ese momento). Argentina le declaró la guerra a Brasil en diciembre de 1825 por la ocupación de la Banda Oriental; Brasil fue derrotado y la Banda Oriental se declaró independiente, al igual que Bolivia (Paraguay se mantenía neutral).
Para 1826 se había puesto de manifiesto el fracaso del régimen unitario, por lo que se volvió a la antigua forma de organización, en la que cada provincia tenía capacidad de autogobierno, en tanto que el gobernador de la provincia de Buenos Aires se hacía cargo de las relaciones internacionales. En 1828 Manuel Dorrego, gobernador federal en quién el resto de los gobernadores confiaban, fue depuesto y fusilado por el general unitario Juan Lavalle, dando lugar a una guerra civil. En Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas fue el encargado de resistir a los golpistas y en 1829 fue elegido gobernador, restituyendo la cámara legislativa.
Las provincias del interior constituyeron, en agosto de 1830, la llamada Liga Unitaria o Liga del Interior, que, en un primer momento, derrocó a los gobiernos federales y se enfrentó al poder de Buenos Aires, dando origen, como respuesta, al Pacto Federal en enero de 1831 (integrado por Buenos Aires, Corrientes y Santa Fe). En este pacto se acordó que, cuando se dieran las condiciones, se erigiría un gobierno federal. Además, se estableció un compromiso militar para defenderse de los posibles ataques unitarios, lo que permitió vencer al general José María Paz y terminar con la etapa anárquica.
Entre 1829 y 1832, Rosas había logrado poner en orden y pacificar la provincia de Buenos Aires; solicitó entonces que se le otorgaran facultades extraordinarias para poder continuar con su labor, pero le fueron negadas y se sucedieron algunos gobernadores en el cargo. En 1834 se produjo una guerra entre las provincias de Tucumán y Salta; Rosas ordenó a Juan Facundo Quiroga, caudillo riojano y delegado de Buenos Aires, mediar en el conflicto, pero fue asesinado en Barranca Yaco, dejando al país bajo la poderosa y única influencia de Rosas, que asumió la gobernación de Buenos Aires entre 1835 y 1852.
Durante 17 años Rosas se mantuvo en el poder, sosteniendo que aún no se daban las condiciones para la formación de un régimen federal, promoviendo la autonomía de cada una de las provincias. Su gobierno fue conservador y proteccionista, hasta el punto de volverse anacrónico. Durante esos años, además, se sucedieron varios bloqueos del puerto de Buenos Aires por parte de Gran Bretaña y Francia, que fueron resistidos con éxito por las provincias.
En 1852 Justo José de Urquiza, caudillo de la provincia de Entre Ríos, defensor de una organización territorial basada en una Constitución central, encabezó una revolución en contra de Rosas, cuyo momento culminante fue la batalla de Caseros, en la que las tropas de Rosas fueron derrotadas. Estando ya asentadas las bases de la organización nacional, pudo promulgarse una Constitución en 1853, a pesar de que Buenos Aires se negó a firmarla.
8.4
Gobierno republicano
Urquiza fue elegido presidente bajo la nueva Constitución, aunque la ciudad de Buenos Aires permaneció separada bajo la influencia de Bartolomé Mitre. En 1859 se firmó el Pacto de San José de Flores por el cual el Estado de Buenos Aires pasaba a integrar la Confederación, pero hicieron falta dos batallas (una en Cepeda, en octubre de 1859, y otra en Pavón, en septiembre de 1861) para finalizar con la división que afectaba al territorio argentino. En 1862 se celebraron elecciones mediante las que Mitre fue elegido presidente de la Confederación Argentina, con su capital en Buenos Aires.
En marzo de 1865, el litigio entre Paraguay y Uruguay hizo que las tropas paraguayas entraran en territorio argentino, dando lugar a la sangrienta guerra de la Triple Alianza (que enfrentó a Brasil, Argentina y Uruguay con Paraguay). Entre 1866 y 1870 los ejércitos de los tres países invadieron Paraguay, matando a las dos terceras partes de la población paraguaya (90% de la población masculina).
A Mitre siguieron los gobiernos de Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880). A pesar de que no existió limpieza electoral en los comicios que les condujeron a la jefatura del Estado, estas tres presidencias sentaron los cimientos de la construcción de la Argentina moderna. Las actuaciones prioritarias se centraron en la educación, la inmigración y la libertad económica.
Durante la presidencia de Avellaneda se realizó la primera campaña al Desierto, empresa a cargo de Julio Argentino Roca, que buscaba incorporar los territorios patagónicos a la Confederación. Esta campaña ha sido duramente criticada por la excesiva crueldad con la que se atacó a los aborígenes argentinos. Además, debido a un conflicto de poderes entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires y el presidente de la Nación, la ciudad de Buenos Aires fue proclamada Capital Federal y Dardo Rocha, gobernador de Buenos Aires, fundó en 1882 la ciudad de La Plata con el fin de establecer una capital provincial diferenciada.
Roca fue elegido presidente de la Nación, lo que dio lugar al inicio de una etapa de gran progreso económico, institucional y educativo, integrándose el país al comercio mundial y convirtiéndose en una de las principales naciones exportadoras de materias primas del mundo.
A pesar de los adelantos de la Argentina, la clase media y los sectores populares quedaron postergados durante muchos años, lo que provocó el estallido de numerosos levantamientos de diversa índole (como los que tuvieron lugar 1890, 1893 y 1905), si bien todos ellos pudieron ser controlados por el gobierno.
En otro orden de cosas, durante los primeros años del siglo XX, se desarrolló de manera creciente la inmigración de un gran número de europeos, que fue promovida por los gobernantes argentinos en búsqueda de un incremento rápido de la población del país mediante la llegada de un abundante contingente de trabajadores.
El sufragio no era universal y las elecciones eran fraudulentas, por lo que el presidente del país era elegido por un sector elitista. Esto cambió cuando, en 1912 y gracias al impulso dado por el presidente Roque Sáenz Peña, se promulgó una ley (conocida popularmente como Ley Sáenz Peña) por la cual el voto pasó a ser secreto y obligatorio para toda la población masculina. Bajo el marco de esta nueva ley, en 1916 fue elegido presidente Hipólito Yrigoyen, representante de la clase media y candidato por la Unión Cívica Radical.
Durante el gobierno de Yrigoyen y de su sucesor, Marcelo Torcuato de Alvear, la Argentina mantuvo una posición neutral durante la I Guerra Mundial, lo que la convirtió en una de las naciones más ricas del mundo.
8.5
La “Década Infame”
La crisis económica mundial que estalló en 1929 tuvo serias repercusiones en la Argentina. El desempleo y otras dificultades provocaron una profunda inquietud social y política que llevó a que en septiembre de 1930, a dos años de que comenzara la segunda presidencia de Yrigoyen, los conservadores, aliados con los militares y dirigidos por José Félix Uriburu, dieran un golpe militar que interrumpió, por primera vez desde 1853, la continuidad constitucional argentina, poniendo a la oligarquía nuevamente en el poder.
Este periodo, conocido como la “Década Infame” (aunque otros autores prefieren emplear la expresión, mucho más aséptica, de “Restauración Conservadora”), caracterizado por el fraude electoral y la corrupción. Las condiciones económicas mejoraron durante el mandato del general Agustín Pedro Justo, aunque se intensificó la agitación política, que culminó con fallidas rebeliones de la Unión Cívica Radical en 1933 y 1934. En 1938, en los comicios presidenciales convocados para renovar el cargo, resultaron electos Roberto María Ortiz como presidente y Ramón Castillo como vicepresidente, gracias al fraude electoral generalizado. Sin embargo, Ortiz tomó fuertes medidas para fortalecer la democracia: se reprimieron actividades subversivas de los agentes alemanes, que se habían incrementado tras la victoria del nacionalsocialismo en Alemania, y la corrupta maquinaria electoral del país fue desarticulada. Al estallar la II Guerra Mundial, Ortiz decidió mantener la posición neutral que Argentina había tomado durante la Gran Guerra.
8.6
La II Guerra Mundial
En julio de 1940, Ortiz renunció a su cargo por enfermedad, asumiendo la presidencia Ramón Castillo, un conservador que abandonó la línea seguida en política interior y exterior por su predecesor, aunque mantuvo la neutralidad, y aún luego del ataque a Pearl Harbor se negó a romper relaciones con las potencias del Eje.
Castillo fue depuesto de su cargo en 1943 por un grupo de militares encabezado por Arturo Rawson, partidario de la ruptura de relaciones con Alemania y Japón, y contrario a la designación de Robustiano Patrón Costas como sucesor de aquél. Sin embargo, y debido a las rivalidades internas dentro del grupo que había provocado el golpe, Rawson fue obligado a dimitir y la presidencia provisional fue asumida por el general Pedro Pablo Ramírez, otro de los líderes del golpe. Poco después, Ramírez disolvió los partidos políticos, cerró los diarios de la oposición y sofocó los últimos restos de democracia en el país. Debido al aislamiento económico por parte de Estados Unidos, en enero de 1944 el gobierno se vio obligado a declarar la ruptura de relaciones con Alemania y Japón.
Temerosa de que Ramírez se dispusiera a declarar la guerra a Alemania por la presión de Estados Unidos, una Junta Militar, los llamados “coroneles” (integrados en una influyente logia militar denominada Grupo de Oficiales Unidos), le obligó a renunciar el 2 de febrero de 1944 (dada la simpatía que esta Junta Militar tenía por las fuerzas del Eje, el mantenerse neutral se debió a la inseguridad de sus miembros respecto al resultado de la contienda y al interés por sostener una relación óptima fuera quien fuera el ganador). Uno de los personajes centrales de esta Junta era el coronel Juan Domingo Perón, quien había ocupado el puesto de subsecretario de Trabajo durante el régimen de Ramírez, continuando en dicho cargo tras su sustitución por el general Edelmiro Julián Farrel, de quien era su vicepresidente. Además, Perón estaba a la cabeza del Ministerio de Guerra, lo que lo convertía en un hombre de muy amplio poder.
A pesar de las alegaciones de solidaridad con la causa aliada, el gobierno siguió reprimiendo toda actividad democrática y protegiendo a los agentes alemanes. En julio, el gobierno estadounidense acusó a la Argentina de ayudar a las potencias del Eje. Finalmente, el 27 de marzo de 1945, cuando la victoria de los aliados en Europa estaba asegurada, Argentina declaró la guerra a Alemania y Japón. Al mes siguiente, el gobierno firmó el Acta de Chapultepec, un convenio de asistencia mutua de las naciones americanas contra la agresión extranjera. Argentina fue miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en junio de ese año.
8.7
La era peronista
El trato que Perón tenía con los sindicatos argentinos, sumado a la constante lucha librada contra los comunistas, provocó que la corriente mayoritaria del sindicalismo en Argentina fuera principalmente católica y conservadora. Además, cuando el gobierno de Farrel intentó destituir a Perón con el fin de contrarrestar su creciente poder en la vida política, un gran número de trabajadores salió a la calle el 17 de octubre de 1945 a reclamar su restitución en el cargo. Esta fecha ha pasado a ser considerada el punto de arranque del peronismo en tanto que movimiento político de masas.
Cuando, a comienzos de 1946, el gobierno de Farrel convocó elecciones, apareció en Argentina una nueva agrupación electoral, el peronismo, auspiciada por el gobierno. Organizado formalmente como Partido Laborista y con Perón como candidato a la presidencia, este grupo obtuvo sus principales apoyos entre los sectores más desfavorecidos de la clase trabajadora rural y urbana. Los peronistas realizaron una exitosa campaña entre estos trabajadores, conocidos popularmente como “descamisados”, con promesas de tierra, mayores salarios y el establecimiento de un sistema de seguridad social. Perón resultó electo con una amplia diferencia respecto a su opositor, José Tamborini.
Meses antes, Perón había contraído matrimonio con una actriz, Eva Duarte, quien, como primera dama de la Argentina, dirigió las relaciones sindicales y los servicios sociales puestos en marcha por el gobierno de su marido, hasta su prematura muerte en 1952. Adorada por las masas, influyó para que se estableciera el sufragio femenino (logrando la integración de la mujer en la vida política argentina) y fue, más que nadie, la responsable de la popularidad del régimen de Perón (quien manejaba a las masas con consumada habilidad). En octubre de 1946, Perón promulgó un ambicioso plan quinquenal para la expansión de la economía, que consistía principalmente en utilizar el gasto público como medio para reactivar el mercado luego de la recesión por la que había pasado.
8.8
Nueva Constitución
En marzo de 1949, la Asamblea Constituyente convocada por Perón promulgó una nueva Constitución que permitía la reelección del presidente para un segundo mandato consecutivo e incluía novedosos artículos relacionados con los derechos de los trabajadores. Aprovechando la nueva ley fundamental, el Partido Justicialista (peronista) designó candidato a Perón para los comicios de 1952.
Poco a poco, fueron creciendo las críticas contra el régimen por parte de los partidos y la prensa de oposición. La mayoría peronista en el Congreso tomó represalias en septiembre de ese año, aprobando leyes que contemplaban el encarcelamiento de personas que se mostraran “irrespetuosas” con los dirigentes gubernamentales, y durante los siguientes meses varios opositores al régimen fueron encarcelados. Poco después, el Congreso instituyó nuevas medidas de represalia, entre ellas la supresión de la Prensa opositora. La Prensa, el principal periódico independiente, fue cerrado en marzo de 1951; al mes siguiente, el Congreso aprobó una ley que expropiaba el periódico. Antes de las elecciones, que se celebraron en noviembre de 1951, en lugar de febrero de 1952 (la fecha inicialmente prevista), se impusieron severas restricciones a los partidos de la oposición. Perón fue reelegido por una amplia mayoría y sus candidatos obtuvieron 135 de los 149 escaños de la Cámara de Diputados.
8.9
Segunda presidencia de Perón
En enero de 1953, el gobierno lanzó un segundo plan quinquenal que hacía hincapié en el incremento de la producción agrícola en lugar de la industrialización, objetivo del primer plan, y reducía muy considerablemente el gasto público. Durante 1953 Argentina formalizó importantes acuerdos económicos y comerciales con diversos países, especialmente con Gran Bretaña, la Unión Soviética y Chile. En 1953, el intercambio produjo una balanza comercial favorable por primera vez desde 1950. Sin embargo, la presión inflacionista, que desde 1948 había provocado un incremento de más del 200% en el costo de la vida, no cesó.
Perón controlaba la prensa, las masas obreras, el Ejército y las empresas, pero no la Iglesia; por esta causa puede entenderse que en los meses siguientes se profundizara el abismo entre la Iglesia y el Estado, que durante la primera presidencia de Perón habían estado aliados, pero luego del cambio de actitud de Perón la Iglesia pasó a ser el baluarte de la dispersa oposición.
8.10
La “Revolución Libertadora”
El 16 de junio de 1955, elementos disidentes de la Armada argentina y de la Fuerza Aérea lanzaron una rebelión en Buenos Aires. Sin embargo, el Ejército de Tierra se mantuvo leal al gobierno y el levantamiento fue pronto sofocado. A manera de venganza, durante la noche se produjo la quema de numerosas iglesias. En las semanas siguientes aumentó la tensión a medida que distintas facciones dentro del gobierno y de las Fuerzas Armadas tomaban posiciones; en un discurso pronunciado a fines de agosto, Perón, refiriéndose al asesinato de unos peronistas, dijo que por cada peronista que cayera, caerían cinco miembros de la oposición.
Finalmente, el 16 de septiembre, grupos insurgentes de los tres ejércitos lanzaron una rebelión concertada, llamada la “Revolución Libertadora”, una serie de enfrentamientos que duraron tres días y en los que murieron unas 4.000 personas, lo que provocó la dimisión de Perón y su huida y refugio en una cañonera paraguaya anclada en el puerto de Buenos Aires. El 20 de septiembre, el líder de los insurgentes, el general de división Eduardo Lonardi, asumió la presidencia provisional, prometiendo restablecer la democracia. Perón se marchó al exilio, primero a Paraguay y posteriormente a Venezuela, República Dominicana y España.
8.11
Presidentes provisionales
En poco menos de dos meses, el gobierno de Lonardi fue depuesto en un incruento golpe militar dirigido por el teniente general Pedro Eugenio Aramburu. El motivo alegado para la revuelta fue que Lonardi se negaba a suprimir las actividades de los peronistas en el Ejército y en los sindicatos.
En junio de 1956 fue aplastada una rebelión peronista, tras la que fueron arrestadas miles de personas y fusilados 38 supuestos peronistas. En los meses posteriores, varios centenares de personas fueron encarceladas bajo la acusación de conspirar para derrocar al nuevo régimen.
Bajo la influencia de Aramburu, en julio se convocaron elecciones para la Asamblea Constituyente que se encargaría de reformar la Constitución para eliminar los cambios hechos por la Asamblea anterior. La moderada Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), encabezada por Ricardo Balbín, fue la agrupación más votada, seguida de cerca por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), más izquierdista, dirigida por Arturo Frondizi. Estos partidos eran sectores escindidos de la antigua Unión Cívica Radical. Los peronistas, cuyo partido fue prohibido, votaron en blanco siguiendo instrucciones dadas por su líder desde el exilio, superando los votos en blanco a los conseguidos por cualquier otro partido, hasta el punto de constituir casi una cuarta parte de los votos emitidos.
8.12
Presidentes electos
La Asamblea Constituyente, que comenzó sus deliberaciones en septiembre en la ciudad de Santa Fe, volvió a adoptar la Constitución de 1853 (agregando únicamente un artículo sobre los derechos de los trabajadores) tras la retirada de la UCRI y de otros partidos. Cuando en febrero de 1958 se celebraron las elecciones presidenciales, Arturo Frondizi obtuvo la presidencia gracias al apoyo de los peronistas. En efecto, el líder radical había hecho un pacto con Perón, por el cual se comprometía a levantar las prohibiciones que estaban sufriendo los militantes peronistas y a permitir el regreso del general. El 1 de mayo de 1958 se restableció el gobierno representativo.
A pesar de la intranquilidad sindical y de los continuos incrementos en el costo de la vida, a principios de 1959 se alcanzó cierta estabilidad económica gracias a la ayuda de sustanciales créditos y préstamos extranjeros. En 1960, los préstamos obtenidos de organismos públicos y privados de Estados Unidos totalizaban 1.000 millones de dólares. La participación de Argentina en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) fundada en 1960, ayudó a promover el intercambio comercial con otros países de la región.
La popularidad de Frondizi cayó en picado durante 1961, cuando Perón, descontento con su gobierno, le retiró su apoyo. En las elecciones provinciales y legislativas celebradas en marzo de 1962, los peronistas, a quienes se había vuelto a permitir la participación bajo distintas siglas (como Unión del Pueblo), se alzaron con el 35% de los votos, obteniendo la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Aunque Frondizi vetó a cinco candidatos peronistas ganadores de otras tantas gobernaciones provinciales, los militares criticaban su indulgencia hacia el peronismo. Otro factor que debilitó su imagen fue la entrevista secreta con el Che Guevara. La política internacional fue decisiva en la caída del gobierno de Frondizi y uno de los aspectos más importantes de su presidencia. Debe recordarse el plan para el desarrollo latinoamericano (denominado la Alianza para el Progreso) lanzado por el presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy y el problema respecto a las relaciones con Cuba. Cuando Guevara fue a Punta del Este para la presentación del plan, viajó (supuestamente en secreto) a Buenos Aires para entrevistarse con Frondizi; al día siguiente todo el país se enteró de esos hechos, despertando las reticencias en un sector del Ejército y la derecha.
Frondizi fue entonces obligado a renunciar y, puesto que el vicepresidente había dimitido poco después de su asunción (según la Constitución, el vicepresidente es a la vez presidente del Senado), asumió la presidencia el entonces vicepresidente primero de la cámara de senadores, José María Guido.
Su mandato fue manipulado por las Fuerzas Armadas, en cuyo seno se produjeron una serie de enfrentamientos entre los más acérrimos antiperonistas y anticomunistas (los colorados) y la facción constitucionalista (los azules), la cual se impuso y se convocaron nuevas elecciones en 1963, en las que se prohibió la participación de los peronistas. Con casi el 30% de votos en blanco y tan sólo poco más de 23% a su favor, resultó elegido presidente Arturo Umberto Illia, un moderado de la UCRP, quien anunció un programa de recuperación nacional y regulación de las inversiones extranjeras, intentando controlar el aumento de los precios, la especulación y la intranquilidad sindical, mediante la promulgación de leyes que establecían precios fijos y salarios mínimos.
8.13
Gobierno militar
En las elecciones de 1965 los candidatos peronistas obtuvieron considerables avances, aunque el partido de Illia mantuvo, con 71 escaños, la mayoría en la Cámara de Diputados. La intranquilidad sindical se incrementó en 1966, mientras los peronistas seguían ganando elecciones parciales. Como resultado, en junio de ese año se produjo un golpe militar y se estableció una Junta que nombró presidente en primer lugar a Juan Carlos Onganía, luego a Roberto Marcelo Levingston y, finalmente, al teniente general Alejandro Agustín Lanusse, que asumió su cargo en 1971, tras la grave crisis política ocasionada, entre otros factores, por el levantamiento popular conocido como el “Cordobazo”. En los primeros meses de su mandato, Lanusse adoptó una serie de iniciativas tendentes a restaurar el gobierno civil. Anunció un programa económico para controlar la espiral inflacionista y convocó elecciones nacionales para marzo de 1973.
Sin embargo, en 1972 el país se vio envuelto en una ola de violencia, con huelgas, manifestaciones estudiantiles y actividades terroristas. Esta situación provocó una nueva crisis económica. Los peronistas, a los que se permitió participar en las elecciones, designaron a su exiliado líder candidato para la presidencia. Sin embargo, como permaneció en España tras la fecha estipulada para fijar su residencia permanente en Argentina y así poder inscribirse como candidato, se nominó a Héctor José Cámpora en su lugar.
8.14
Regreso y muerte de Perón
Los peronistas, agrupados bajo las siglas del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), barrieron en las elecciones de marzo de 1973, asumiendo Cámpora la presidencia el 25 de mayo. La escalada terrorista, en la que ahora participaban grupos de extrema derecha, fue en aumento, con numerosos secuestros y asesinatos; también las divisiones entre peronistas de extrema izquierda, extrema derecha y moderados contribuyeron a generalizar la violencia. El 20 de junio, fecha en la que Perón regresó a la Argentina, en el camino hacia el aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) estalló una batalla campal entre las facciones peronistas en la que murieron al menos 80 personas.
Un mes más tarde, Cámpora presentó su dimisión y en septiembre Perón fue elegido presidente con más del 61% de los votos; su tercera esposa, Isabelita Martínez de Perón, tomó el cargo de vicepresidenta, ya que el elegir a un representante de cualquiera de las tres facciones peronistas como compañero de Perón hubiera provocado aún más divisiones.
Sin embargo, la tensión fue excesiva para Perón, que estaba enfermo y débil. El 1 de julio de 1974 falleció, siendo sucedido por su esposa, la primera mujer que alcanzó la jefatura de Estado de un país latinoamericano contemporáneo. Durante su mandato (manejado totalmente por el peronista José Lopez Rega), la situación política y económica se deterioró rápidamente.
En 1975, las actividades terroristas de grupos de extrema izquierda y extrema derecha se cobraron las vidas de más de 700 personas. El coste de la vida se incrementó en un 335%, mientras las huelgas y manifestaciones eran frecuentes. Tras repetidas crisis gubernamentales y un fallido intento de rebelión de las Fuerzas Aéreas en diciembre de 1975, una Junta Militar dirigida por el comandante en jefe del Ejército, teniente general Jorge Rafael Videla, tomó el poder el 24 de marzo de 1976. La Junta Militar disolvió el Congreso, impuso la ley marcial y gobernó por decreto.
8.15
Dictadura militar y guerra de las Malvinas
Durante los primeros meses posteriores al golpe militar se mantuvo la actividad terrorista de algunos grupos de izquierda, pero se aplacó después de que el gobierno de Videla lanzara su propia campaña terrorista contra los opositores políticos. En 1977, la Comisión Argentina de Derechos Humanos denunció ante la ONU al régimen militar, acusándolo de cometer 2.300 asesinatos políticos, unos 10.000 arrestos por causas políticas y la desaparición de entre 20.000 y 30.000 personas, muchas de las cuales fueron asesinadas y sepultadas en tumbas anónimas.
La economía siguió siendo caótica. En marzo de 1981, Videla fue sucedido en la presidencia por el teniente general Roberto Viola, sustituido en diciembre del mismo año por el comandante en jefe del Ejército, el teniente general Leopoldo Galtieri, cuyo gobierno consiguió el apoyo casi unánime de la ciudadanía en abril de 1982 al ocupar por la fuerza las islas Malvinas, territorio reclamado por Argentina desde 1833. Gran Bretaña recuperó las islas en junio tras la breve guerra de las Malvinas y el desacreditado Galtieri fue reemplazado por el general de división Reynaldo Bignone, que se vio abocado, ante el descrédito internacional de la Junta Militar, a convocar elecciones y a entregar el poder a un gobierno constitucional.
8.16
El retorno a la democracia
Sacudida por la represión y el terrorismo de Estado, y con una deuda externa sin precedentes, Argentina celebró, después de una década, elecciones presidenciales en octubre de 1983. El ganador fue el candidato de la Unión Cívica Radical (UCR) Raúl Alfonsín. Bajo su mandato, la nación volvió a la democracia; se reorganizaron las Fuerzas Armadas, se enjuició a la antigua Junta militar (Videla, Massera y Agosti) por violación de los derechos humanos; se sancionaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, por las cuales no se realizarían más juicios a los militares de menor rango. Además, se aprobó un tratado para resolver una disputa fronteriza con Chile por tres islas del canal de Beagle.
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), fundada en 1981, sustituyó a la ALALC como organismo para la reducción de aranceles en el intercambio comercial entre los países miembros. Entre 1986 y 1990 Argentina firmó una serie de tratados de integración previstos para reducir aún más las barreras aduaneras entre los países latinoamericanos. A finales del gobierno de Alfonsín ya comenzó a hablarse de lo que sería el Mercosur (Mercado Común del Sur) y de como permitiría la integración de las economías de la región. Así, en 1991 los mandatarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción, por el que se daba vía libre a su creación.
Bajo el gobierno de Alfonsín se renegoció la deuda externa, se instituyeron reformas fiscales y se estableció una nueva moneda (austral). Sin embargo, la inflación se mantuvo alta y en abril, mayo y junio de 1989, se produjo un periodo de hiperinflación sin precedentes en la Argentina llegando a más del 200% en el mes de junio. Las elecciones presidenciales celebradas en el mes de mayo dieron el triunfo al candidato peronista Carlos Saúl Menem. La grave crisis económica hizo que el traspaso de poderes fuera adelantado y Menem asumió la presidencia antes de lo esperado.
Ante el rápido deterioro de la economía del país, Menem impuso un duro programa de austeridad. A principios de la década de 1990, su gobierno sofocó la inflación, equilibró el presupuesto, vendió empresas estatales a inversores privados y renegoció la deuda. En 1992 se restablecieron las relaciones diplomáticas plenas con el Reino Unido, lo que ayudó a reparar las heridas de la guerra de Malvinas. En 1994 la Argentina firmó el Tratado de Tlatelolco, por el que se declaraba país libre de armas nucleares. Además, por decreto presidencial, fueron indultados los militares que habían sido condenados durante la presidencia de Raúl Alfonsín.
En diciembre de 1993, el presidente Menem alcanzó un acuerdo con su predecesor en el cargo para modificar la Constitución, reduciendo el mandato presidencial de seis a cuatro años y permitiendo la reelección presidencial, además de una serie de cambios de actualización de la Carta Magna que permanecía casi inalterada desde 1853. En las elecciones convocadas para la Asamblea Constituyente, el Partido Justicialista obtuvo la mayoría, y en 1995 Menem fue reelegido presidente de la Nación, debido al mantenimiento de las buenas cifras macroeconómicas.
Las elecciones celebradas a finales de octubre de 1997 para la renovación parcial de la Cámara de Diputados, así como de los 60 legisladores de la ciudad de Buenos Aires —capital con capacidad de autogobierno—, y los más de 6.000 cargos provinciales y municipales, confirmaron el ascenso de la coalición de centro-izquierda Alianza por el Trabajo, la Educación y la Justicia, integrada por la Unión Cívica Radical (UCR) y el Frente para un País Solidario (Frepaso) en la Capital Federal, en la provincia de Buenos Aires y en buena parte del país. En el origen de este avance estuvo en el elevado índice de desempleo y el intento gubernamental de reformar la legislación laboral.
En diciembre de 1998, Menem firmó con el presidente chileno, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, un tratado que resolvía el último conflicto fronterizo entre ambos países, el referido a la llamada zona de los Campos de Hielo (también conocida como de los Hielos Continentales), un área situada en el sur del continente americano.
8.17
Crisis
El 24 de octubre de 1999, el dirigente radical y candidato de la Alianza por el Trabajo, la Educación y la Justicia, Fernando de la Rúa, obtuvo la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Su coalición logró el 48,50% de los votos emitidos, frente al 38,09, que fue a parar al Partido Justicialista, encabezado por Eduardo Duhalde. El 10 de diciembre siguiente, De la Rúa sustituyó en la presidencia de la República a Menem. Durante 2000, su primer año de mandato, tuvo que afrontar una doble crisis, política (culminada con las dimisiones, en octubre, del jefe del gabinete de ministros, Rodolfo Terragno, y del vicepresidente Carlos Chacho Álvarez, líder del Frepaso) y socio-económica (el anuncio presidencial de una serie de medidas de política económica, a las que el Fondo Monetario Internacional (FMI) condicionaba sus fondos de emergencia y entre las que figuraba la congelación del gasto público hasta 2005, generó una gran tensión social que tuvo su episodio más trascendente en una huelga general de 36 horas, iniciada el 23 de noviembre tras ser convocada por distintas centrales sindicales). Durante el mes de marzo de 2001 la crisis económica derivó en institucional. Tras dimitir el ministro de Economía, José Luis Machinea, De la Rúa reorganizó su gabinete y Ricardo López Murphy, hasta entonces ministro de Defensa, pasó a desempeñar la cartera de Economía. Éste anunció un plan de ajuste que implicaba un importante recorte del gasto público, lo que motivó el descontento social y la dimisión de los ministros del Frepaso e incluso de algunos de la UCR. Poco después, De la Rúa anunció el nombramiento como primer ministro de Domingo Cavallo (ministro de Economía con Menem y líder de Acción por la República), pero la dimisión de López Murphy determinó que finalmente Cavallo se convirtiera en titular de Economía. Cavallo derogó el plan de su predecesor, presentó el Proyecto de Ley de Competitividad al Congreso y recibió de la cámara poderes especiales para gobernar por decreto durante un año.
La crisis económica y la política aplicada desde el ejecutivo fueron determinantes en los resultados de las elecciones legislativas del 14 de octubre de 2001 (en las que los ciudadanos renovaron 127 escaños de la Cámara de Diputados y designaron a los 72 integrantes del Senado). En estos comicios, marcados por los altos índices de abstención, votos nulos y en blanco, la Alianza sufrió un fuerte retroceso, mientras que el Partido Justicialista se convirtió en el grupo con mayor representación parlamentaria (con 40 senadores y 116 diputados). De la Rúa afrontó así el difícil reto de tener que gobernar con ambas cámaras del Congreso Nacional dominadas por la oposición.
En diciembre de 2001 el Estado se encontraba en una situación cercana a la suspensión de pagos y los créditos del FMI se vieron comprometidos. El día 3 de dicho mes, el gobierno limitó a 250 pesos la cantidad que los ciudadanos podrían retirar de sus cuentas cada semana. Fue la primera de una serie de impopulares medidas tendentes a restringir la disposición de efectivo de los argentinos y a limitar los pagos públicos (pensiones y salarios funcionariales resultaron, por ejemplo, aplazados). Todo ello generó el pánico de la población y, a la postre, el estallido social. El día 13 tuvo lugar una huelga general convocada por la CGT, y seis después miles de personas hacían patentes sus protestas en las calles de todo el país. De la Rúa decretó el estado de sitio, lo derogó el día 20 y, ante la negativa peronista a formar un gobierno de unidad nacional, dimitió. Fue sucedido interinamente por el presidente del Senado, Ramón Puerta, hasta que el día 21 el Congreso otorgó la jefatura del Estado al peronista Adolfo Rodríguez Saá. Éste anunció la momentánea suspensión de pagos de la deuda externa y la entrada en circulación de una nueva moneda, el “argentino”, respaldada por el conjunto de bienes inmuebles estatales. Diferencias surgidas con algunos gobernadores provinciales de su propio partido motivaron que Rodríguez Saá dimitiera el 30 de diciembre. Le sustituyó durante horas el presidente de la cámara baja, Eduardo Camaño (Puerta renunció al desempeño de una segunda interinidad), y el 2 de enero de 2002, designado por el Congreso, el también justicialista Eduardo Duhalde juró el cargo de presidente de la República. Pocos días después de su acceso al poder, el nuevo primer mandatario dispuso sus primeras medidas para hacer frente a la crisis económica: abandono del tipo cambiario fijo, devaluación del peso y pesificación de la economía (incluidos depósitos bancarios).
En abril de 2002, el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, dimitió ante las protestas suscitadas por el denominado Plan Bonex, que preparaba junto a Duhalde para canjear por bonos de deuda pública los depósitos bancarios a plazo inmovilizados. Los demás miembros del gabinete pusieron también sus cargos a disposición del presidente, el cual aceptó, entre otras, la renuncia del jefe de gobierno, Jorge Capitanich, y designó titular de Economía a Roberto Lavagna. Éste anunció que no se produciría el retorno a un tipo de cambio fijo (siguiendo así las recomendaciones del FMI) y que persistirían las restricciones bancarias. El gobierno vio cumplidos algunos de sus principales objetivos en junio: el Senado derogó la llamada Ley de Subversión Económica, se acordó un pacto fiscal con los gobiernos provinciales para reducir en un 60% su déficit, y se dispuso un nuevo Plan Bonos. Pero el eje del programa gubernamental, cumplir las exigencias del FMI para recuperar su ayuda económica, generó todo tipo de actitudes opositoras y agudizó la conflictividad social. Pese a que la crisis continuó, el gobierno intentó normalizar progresivamente el sistema financiero; en noviembre de 2002, casi un año después de su implantación, finalizaron las restricciones para retirar efectivo de cuentas corrientes (acababa así el llamado corralito), y en marzo de 2003 se levantaron las limitaciones para retirar fondos de depósitos a plazo fijo (el denominado corralón).
Esto ocurrió poco antes de la celebración de elecciones presidenciales, anticipadas por Duhalde al 27 de abril de 2003. El peronismo, dividido, estuvo representado por tres candidatos que no pudieron concurrir bajo las siglas justicialistas: los ex presidentes Menem (Alianza Frente por la Lealtad-Unión del Centro Democrático) y Rodríguez Saá (Alianza Frente Movimiento Popular-Partido Unión y Libertad), y el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner (Alianza Frente para la Victoria). Leopoldo Moreau fue el candidato oficial de la Unión Cívica Radical, en tanto que dos antiguos miembros de este grupo, López Murphy y Elisa Carrió, se presentaron por dos nuevas formaciones (Movimiento Federal para Recrear el Crecimiento, y Afirmación para una Republica Igualitaria, respectivamente). Tal fraccionamiento se dejó sentir igualmente en otras opciones políticas, lo que se materializó en un total de 18 candidatos. Los más votados fueron Menem (24,4%), Kirchner (22%), López Murphy (16,3%), Carrió (14,1%) y Rodríguez Saá (14,1%). Dados estos resultados, Menem y Kirchner deberían haber concurrido el siguiente 18 de mayo a una segunda vuelta electoral, pero ésta no llegó a tener lugar, pues Menem retiró finalmente su candidatura. Convertido de forma automática en presidente electo, Kirchner tomó posesión del cargo el 25 de mayo.
Partidario de la intervención económica del Estado allí donde el mercado crease injusticias, Kirchner refutó el neoliberalismo aplicado por los gabinetes argentinos durante la década de 1990. Por otra parte, el nuevo presidente derogó, en julio de 2003, el decreto que desde 2001 impedía la extradición de los torturadores de la dictadura militar, antesala de su proyecto para anular las leyes de Obediencia Debida y del Punto Final (aprobadas en 1986 y 1987, durante la presidencia de Alfonsín); todo ello se plasmó, en agosto de 2003, cuando presentó ante el Congreso Nacional la propuesta para derogar esa legislación. Ambas cámaras aprobaron el proyecto, que quedó a la espera del fallo de la Corte Suprema; este se produjo en junio de 2005, cuando el más alto tribunal argentino declaró inconstitucionales y anuló aquellas leyes. El gobierno de Kirchner también afrontó una nueva relación con los organismos internacionales y así, en septiembre de 2003, logró que el FMI le permitiera refinanciar a tres años una deuda de casi 10.000 millones de dólares estadounidenses y le concediera una moratoria de tres años de su deuda con él. La política exterior argentina giró para adquirir una muy especial vinculación con Brasil; el 16 de octubre de 2003, Kirchner firmó con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el llamado Consenso de Buenos Aires, con el que se fortalecían el Mercosur y las relaciones comerciales entre ambos países; más allá aún, en diciembre de ese año, Brasil y Argentina acordaron adoptar en un futuro decisiones coordinadas ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En enero de 2005, Argentina comenzó a pagar la deuda que había dejado de canjear tres años antes; tres meses después, el canje de títulos de la deuda externa superó el 76%. En las elecciones legislativas parciales que tuvieron lugar el 23 de octubre de ese mismo año 2005, se impusieron las candidaturas del Frente para la Victoria de Kirchner, lo que se interpretó como un respaldo a las políticas aplicadas desde la presidencia. Después de estos comicios, tres ministros pasaron a formar parte de la Cámara de Diputados, lo que motivó que Kirchner efectuara una remodelación gubernamental. Al margen de los tres relevos propiciados por tal circunstancia, también se produjo la sustitución de Lavagna por Felisa Miceli (luego de que surgieran diferencias entre el presidente y el hasta entonces responsable de Economía). En las primeras horas del año 2006, tal y como Kirchner había anunciado en diciembre, Argentina canceló anticipadamente la totalidad de su deuda con el FMI.
El 28 de octubre de 2007 se celebraron elecciones presidenciales. La victoria fue para Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente saliente, al obtener el 44,9% de los votos como candidata (al igual que su marido cuatro años antes) de la Alianza Frente para la Victoria. Los siguientes aspirantes más votados fueron Elisa Carrió (de la Confederación Coalición Cívica), con el 22,9%; y Roberto Lavagna (Una Nación Avanzada, UNA, plataforma electoral de los radicales), con el 16,8 por ciento. La investidura de Fernández como jefa del Estado tuvo lugar el 10 de diciembre siguiente.


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