Italia (nombre oficial, Repubblica
Italiana, República Italiana), república de la Europa meridional; limita al
norte con Suiza y Austria, al este con Eslovenia y el mar Adriático, al sur con
los mares Jónico y Mediterráneo, al oeste con los mares Tirreno, de Liguria y
Mediterráneo y al noroeste con Francia. Pertenecen también a Italia las islas
mediterráneas de Elba, Cerdeña y Sicilia, así como otras islas menores. Dentro
de Italia se encuentran los enclaves independientes de San Marino y la Ciudad
del Vaticano, estado pontificio que se halla prácticamente rodeado por la
ciudad de Roma, la capital del país. Italia tiene 301.323 km² de superficie
total.
2
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TERRITORIO Y
RECURSOS
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Más de la mitad del territorio
corresponde a la península italiana, un largo brazo del continente europeo.
Tiene forma de bota y se extiende siguiendo dirección sureste hacia el
mar Mediterráneo. De noroeste a sureste, tiene una longitud de aproximadamente
1.145 km, a los que hay que sumar la extremidad meridional de la
península, que sigue dirección norte-sur, lo que da un total de 1.360 km.
La anchura máxima es de 610 km, en el norte y de 250 km en la franja
peninsular. En la frontera septentrional se encuentran los Alpes, que forman un
gran arco que abarca el territorio comprendido entre Ventimiglia, en la parte
occidental, y Gorizia, en la oriental. Entre sus cumbres de mayor altitud se
encuentran el monte Cervino (4.478 m) y el monte Rosa (4.634 m). El pico más
elevado de Italia se halla cerca de la cumbre del Mont Blanc, en la frontera
entre Italia, Francia y Suiza. La cumbre propiamente dicha, es decir, el Mont
Blanc, se encuentra en territorio de Francia y alcanza los 4.810 m de altura.
Entre los Alpes y los montes Apeninos, que forma la columna vertebral de la
península, se extiende la llanura de Lombardía, donde se encuentra el valle del
río Po. Los Apeninos septentrionales se extienden desde los Alpes Marítimos a
lo largo del golfo de Génova hasta las fuentes del río Tíber. El monte Cimone,
con sus 2.163 m de altura, es la cumbre más elevada de los Apeninos
septentrionales. La sección central de los Apeninos, que parte del Tíber, está
formada por varias cadenas montañosas. En la parte oriental de estos abruptos
montes se encuentra el monte Corno Grande (2.912 m), la más alta de las cumbres
apeninas. Los Apeninos meridionales se estrechan hacia el sureste desde el valle
del río Sangro hasta la costa del golfo de Tarento, donde siguen una dirección
aún más al sur. Entre las cimas más altas de la cadena apenina, en la península
de Calabria, en la sección meridional del país, se encuentran Botte Donato
(1.929 m) y Motalto (1.957 m). Los Apeninos forman la línea divisoria de
aguas de la península italiana. Las zonas que quedan por debajo de estas
elevaciones se conocen como la región subalpina.
Sólo un tercio del total de la
superficie de Italia es llana, siendo la llanura de Lombardía la que ocupa la
mayor parte de territorio. La costa del Adriático septentrional es baja y de
playas arenosas. De aguas poco profundas, excepto en Venecia, no es posible el
acceso de barcos oceánicos. Desde un lugar cercano a Rímini, siguiendo
dirección sur, la costa oriental de la península presenta un perfil dentado a
causa de las prolongaciones de los Apeninos que llegan hasta el mar. Sin
embargo, la parte central de la costa occidental, presenta tres brazos de
tierra baja y pantanosa: la Campaña de Roma, la Llanura pontina y la Maremma.
La costa occidental del país, con sus
numerosas bahías y golfos, proporciona un entorno natural especialmente útil
para el fondeo de embarcaciones. En el noroeste se halla el golfo de Génova,
cuyo principal puerto comercial es la ciudad de Génova. Nápoles, otra de las
ciudades portuarias más importantes de la costa occidental se encuentra en la
bella bahía homónima, a los pies del volcán Vesubio. Un poco más al sur, se
encuentra la ciudad de Salerno, justo a la entrada del golfo del mismo nombre.
El extremo suroriental de la península presenta un contorno muy quebrado en el
golfo de Tarento que separa el llamado tacón de Italia (antigua Calabria) de la
puntera (actual Calabria). El sistema montañoso de los Apeninos se alarga hasta
atravesar el estrecho de Messina para acabar en la isla de Sicilia, donde se
encuentra el volcán Etna, que alcanza los 3.323 m de altura. En la isla
Stromboli, una de las que forman las islas Eolias, situadas al noreste del
estrecho de Messina, existe otro volcán activo. Además de la actividad
volcánica en Italia existe el riesgo de frecuentes seísmos, aunque de baja
intensidad, sobre todo en las regiones meridionales.
2.1
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Ríos y lagos
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De los numerosos ríos que recorren su superficie
los principales son el Po y el Adigio. El Po, de 652 km de longitud, es
navegable desde Turín hasta su desembocadura en el mar Adriático. Con sus
tributarios forma una red de vías fluviales interiores de aproximadamente
965 km. El Adigio, de 410 km de longitud, penetra en Italia después de
haber recorrido la provincia austríaca de Tirol y, siguiendo un recorrido hacia
el este, al igual que el Po, desemboca en el Adriático. Ambos ríos presentan un
cauce lento que facilita la acumulación de sedimentos aluviales en su lecho
haciendo que sean menos profundos.
En general, los ríos italianos son
poco profundos y a menudo se secan en el verano, por lo que no son importantes
de cara a la navegación o la industria. Los principales ríos peninsulares son
el Arno, el Tíber y el Po. Desde su nacimiento en los Apeninos, el Arno fluye
en dirección oeste a lo largo de 240 km a través de un valle agrícola
intensamente explotado y de las ciudades de Florencia y Pisa. El Tíber nace
cerca del Arno y pasa por Roma. Tanto en la región septentrional como en la
peninsular abundan los lagos. Los más importantes de la Italia septentrional
son el Garda, el Mayor, el Como y el de Lugano; entre los peninsulares, mucho
más pequeños que los primeros, se encuentran el Trasimeno, el Bolsen y el
Bracciano.
2.2
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Clima
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La nota definitoria del clima italiano
es la diversidad, con oscilaciones que van del frío glaciar en las cumbres más
altas de los Alpes y los Apeninos hasta el clima semitropical de las zonas
costeras del mar de Liguria y las costas más bajas de la parte occidental de la
península. La temperatura media, que oscila entre los 11 ºC y los 19 ºC, es de
13 ºC en el valle del Po, de unos 18 ºC en Sicilia y de 14,5 ºC en las costas
más bajas. Las condiciones climáticas varían considerablemente de una región a
otra, fundamentalmente como resultado de la presencia de los Apeninos y de la
influencia de los vientos templados que soplan desde los mares. En las regiones
más bajas y las laderas inferiores de los Apeninos que bordean las costas
occidentales desde la Toscana septentrional hasta las proximidades de Roma, los
inviernos son templados y soleados, con presencia de brisas frías del
Mediterráneo que evitan las temperaturas demasiado extremas. En la parte oriental,
las temperaturas alcanzan niveles más bajos debido a la acción de los vientos
del noreste. En la vertiente oriental de los Apeninos el clima es especialmente
desapacible. En la región más baja, situada por debajo de Roma, las condiciones
climáticas son parecidas a las del sur de España. A diferencia de lo que ocurre
en la Italia meridional y la zona del golfo de Génova, donde prevalece el clima
semitropical, en las llanuras de Lombardía domina el clima continental, con
veranos templados e inviernos muy fríos con temperaturas que descienden hasta
los -15 ºC debido a que los Apeninos impiden la llegada de los vientos
procedentes del mar. Las precipitaciones se concentran en los meses de otoño e
invierno que es cuando soplan los vientos del oeste. La zona que registra una
media anual de pluviosidad más baja, alrededor de 460 mm, es la provincia
apuliana de Foggia, en el sur, y la Sicilia meridional; mientras que las más
elevadas, aproximadamente 1.525 mm, corresponden a la provincia de Udine, en el
noreste.
2.3
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Recursos naturales
|
Italia es muy pobre en recursos
naturales. Gran parte del territorio no es aprovechable para la explotación
agrícola por ser montañoso o bien por las adversas condiciones climáticas. Ni
siquiera cuenta con recursos naturales básicos como el carbón. La riqueza
minera se sustenta en productos como el gas natural, el petróleo, el lignito,
el azufre y la pirita, y en menor grado en el plomo, el manganeso, el cinc, el
mineral de hierro, el mercurio y la bauxita. Muchos de estos yacimientos se
encuentran en las islas de Sicilia y Cerdeña, aunque la mayoría ya estaban casi
agotados a principios de la década de 1990. Sin embargo, Italia posee una gran
riqueza de mármol, utilizado fundamentalmente en el sector de la construcción.
Pero el sector en el que destaca de manera especial es el de la pesca, sobre
todo en especies como la sardina, el atún y el boquerón. En cuanto a las
especies de agua dulce, destacan las anguilas y las truchas.
2.4
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Flora y fauna
|
La flora de las tierras bajas de
la parte central y meridional de Italia es típicamente mediterránea, con
presencia de olivos, naranjos, limoneros, palmeras y cidros. En la zona sur
también son característicos la higuera, la palmera datilera, el granado y el
almendro, además de la caña de azúcar y el algodón. La vegetación de los montes
Apeninos es similar a la de Europa central, con abundancia de castaños,
cipreses y robles en las laderas más bajas, mientras que las zonas situadas a
mayor altura están cubiertas de bosques de pinos y abetos. La fauna italiana es
más pobre que la de otras áreas similares de Europa. En la región alpina
habitan, aunque no son muy abundantes, marmotas, gamuzas e íbices. El oso, que
en tiempos pasados era muy abundante, está prácticamente extinguido, mientras
que el lobo y el jabalí pueblan las regiones montañosas, así como el zorro, del
que existen un gran número de ejemplares. Entre las aves rapaces, que habitan
principalmente en las montañas, se encuentran el buitre, el águila ratonera, el
halcón y el milano. Por todo el país se encuentran la codorniz, la becada, la
perdiz y varias especies de aves migratorias. Entre los reptiles destacan
varios tipos de lagartijas y serpientes y tres especies de víboras venenosas.
También son abundantes los escorpiones.
2.5
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Temas
medioambientales
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La contaminación industrial y la urbana son
cuestiones importantes en Italia. Las emisiones de dióxido de azufre que se han
relacionado con problemas de salud y daños a los edificios, han bajado desde
1970, pero los avances en la limpieza del aire se han desarrollado más
lentamente que en otros países europeos. Se espera que la situación mejore a
medida que se pongan en práctica directivas de la Unión Europea (UE) y los
Protocolos sobre el azufre de la Comisión Económica para Europa (ECE) de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). No obstante, las emisiones de óxido
de nitrógeno siguen creciendo en función del continuo crecimiento del sector
transportes. Los coches eléctricos se están convirtiendo en una solución
popular para los problemas de calidad del aire en las áreas urbanas. Hasta el
10% de los bosques de Italia se han visto dañados por la contaminación del aire.
Los niveles de contaminación del agua por productos químicos y desechos humanos
son elevados en algunos ríos y en el mar Adriático. Los niveles extremos de
1988 y 1989 provocaron una amplia eutrofización del entorno marino en esta
región, y el Gobierno declaró una situación de emergencia al respecto.
Italia genera poco más de un cuarto de
la energía que consume, basándose principalmente en combustibles fósiles
importados. El programa de energía nuclear fue abandonado por la oposición
pública tras el accidente de 1986 en Chernóbil, Ucrania. Ahora se utilizan
diferentes alternativas de energía, incluido el metano para quemar en plantas
térmicas, la cogeneración y las celdas de combustible.
La conservación de la naturaleza se ha
practicado en Italia desde la época de los romanos. Hasta la fecha actual hay
cinco parques nacionales, con administración independiente. Además, hay muchos
otros tipos de áreas protegidas más pequeñas. La ausencia de un sistema
nacional de áreas protegidas con una administración centralizada ha
obstaculizado los esfuerzos por crear nuevas reservas y proteger legalmente a
las existentes. En conjunto, las áreas protegidas cubren aproximadamente el
12,5% (2007) del país, si bien varía el grado y el tipo de protección. Italia,
como muchas otras naciones europeas, tiene el objetivo final de proteger el 10%
de su territorio. Bajo este criterio se han declarado dieciocho reservas, tres
de ellas ya designadas como reservas de biosfera bajo el programa El Hombre y
la Biosfera de la UNESCO.
En 1988 se completó un inventario
forestal de toda la nación. El Gobierno incentiva la conservación de los
bosques y la plantación de árboles. Cerca del 33,1% (2005) del país tiene
bosques, de los que el 42% se gestiona para cultivo de árboles y sólo un cuarto
es bosque maduro. La gestión privada maneja una importante proporción de los
bosques. La biomasa forestal ha crecido en los últimos años debido a una menor
intrusión humana en los hábitats de montaña. Desde principios de la década de
1980, Italia dispone de leyes y regulaciones completas que protegen el mar y
las costas, si bien la puesta en práctica ha sido irregular.
Italia ha ratificado numerosos acuerdos
medioambientales internacionales, incluido el Convenio sobre el Patrimonio de
la Humanidad y los relativos a contaminación atmosférica, Protocolo
Medioambiental del Antártico, Tratado del Antártico, biodiversidad, cambios
climáticos, especies en peligro de extinción, cambios medioambientales,
residuos peligrosos, leyes del mar, vertido de residuos al mar, prohibición de
realizar ensayos nucleares, capa de ozono, contaminación naval, madera
tropical, humedales y caza de ballenas. A nivel regional, Italia participa en
la Directiva europea sobre Aves Silvestres y en el Consejo de Europa (CE), bajo
el que se han designado 37 reservas biogenéticas. Bajo el Plan de Acción del
Mediterráneo existen diez áreas marinas especialmente protegidas. También hay
varios parques transfronterizos con Francia y Suiza.
3
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POBLACIÓN
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Se compone fundamentalmente de nativos del
país, que mantienen fuertes lazos de unión con las regiones a que pertenecen.
Normalmente, el país se divide en la región del norte, más urbana (ocupa la
zona comprendida entre la frontera septentrional y el puerto de Ancona, situado
en la parte meridional de Roma), y la región del sur, más rural (que comprende
la región situada por debajo de lo que los italianos denominan el 'muro de
Ancona'). En el próspero norte se hallan las ciudades más importantes y pobladas
del país, con casi dos tercios del total de la población de Italia. El sur, de
carácter eminentemente agrícola, está menos poblado y el desarrollo económico
es mucho menor. En las últimas décadas se ha producido un proceso de emigración
de habitantes de las zonas rurales hacia las ciudades, que se traduce en una
concentración del 68% de la población en las áreas urbanas en 2005.
Prácticamente la totalidad de la población habla el italiano, una de las
lenguas románicas que derivan del indoeuropeo (véase Lenguas itálicas).
El alemán se habla en áreas alrededor de Bolzano, en el norte, cerca de la
frontera con Austria. También se habla, aunque minoritariamente, el francés
(región del Valle de Aosta), el albanés ladino, el esloveno, el catalán, el
friulano, el sardo, el croata y el griego.
3.1
|
Demografía
|
La población de Italia en 2008 era de
58.145.321 habitantes y 198 hab/km² su densidad de población.
3.2
|
Divisiones
administrativas
|
El país está dividido en 20 regiones,
que a su vez se dividen en provincias y estas en municipios. Las regiones son:
Abruzos, Apulia, Basilicata, Calabria, Campania, Cerdeña, Emilia-Romaña,
Friul-Venecia Julia, Lacio, Liguria, Lombardía, Marcas, Molise, Piamonte,
Sicilia, Toscana, Trentino-Alto Adigio, Umbría, Valle de Aosta y Véneto.
3.3
|
Ciudades
principales
|
La capital y principal ciudad de Italia
es Roma (con 2.705.603 habitantes, según estimaciones para 2007), centro
turístico y comercial en esencia. Ciudades importantes son: Milán (1.303.437
habitantes), centro industrial, económico y comercial de primer orden; Nápoles
(975.139 habitantes), uno de los puertos con mayor volumen de tráfico; Turín
(900.569 habitantes), ciudad industrial y nudo de redes de transporte; Palermo
(666.552 habitantes), capital y principal puerto de Sicilia; Génova (615.686
habitantes), el primer puerto del país y centro comercial de primer orden;
Bolonia (373.026 habitantes), importante mercado agrícola y red de distribución
de mercancías; Florencia (365.966 habitantes), centro industrial, comercial y
cultural; Catania (301.564 habitantes), ciudad industrial y comercial de
Sicilia; Bari (325.052 habitantes), importante centro comercial; y Venecia
(268.934 habitantes), puerto de gran importancia y centro cultural e
industrial.
3.4
|
Religión
|
La religión predominante en Italia es la
católica, profesada por más del 80% de la población. Sin embargo, el papel de
la Iglesia católica en el país es cada vez menos importante: sólo un 25% de los
italianos asisten a los servicios religiosos con regularidad y en 1984, una ley
estableció la no oficialidad de la religión católica y la supresión de la
enseñanza de la misma en los colegios públicos. La Constitución garantiza la
libertad de culto a las minorías religiosas de Italia, que son fundamentalmente
la protestante, la musulmana y la judía.
3.5
|
Educación
|
Italia ha ejercido una gran influencia
en el terreno educativo sobre el continente europeo desde los tiempos de los
antiguos educadores y maestros romanos, entre los que destacan personajes como
Cicerón, Quintiliano y Séneca. Más tarde, durante la edad media, las
universidades italianas se convirtieron en un modelo para el resto de los
países. En el renacimiento, Italia llevó la voz cantante en todo el continente,
especialmente en cuanto se refiere al estudio de la lengua y la literatura
griegas. La influencia que en el campo educativo ejercía Italia se prolongó
durante el siglo XVII, fecha en que sus universidades y academias eran los
centros europeos por excelencia de la enseñanza y el estudio de las ciencias.
Tras un periodo de decadencia que se prolongó durante los siglos XVIII y XIX,
Italia recuperó su prestigio internacional en el mundo de la cultura en el
siglo XX, en parte como resultado del método de educación infantil de María
Montessori.
El sistema educativo moderno entró en
vigor el año 1859 con la aprobación de una ley que contemplaba la educación en
todos los niveles, desde la enseñanza primaria hasta la universitaria. El
sistema fue mejorado a finales del siglo XIX. En 1923, el filósofo Giovanni
Gentile, ministro de Instrucción Pública con Benito Mussolini, intentó que el
Estado ejerciera un control total sobre el sistema de educación pública, que
fue afianzado con la Escuela Charter de 1939. En 1944, tras la caída del
fascismo, el país volvió a organizar el sistema educativo siguiendo los
principios de la democracia. La Constitución de 1947 y varias leyes posteriores
mejoraron el nivel de la educación en todos los niveles y animaron a la puesta
en práctica de experiencias como la de la educación de adultos a través de la
televisión (tele-escuela).
Tradicionalmente, el objetivo del sistema
educativo italiano se había centrado en la formación esmerada de una minoría
más que en la formación de una mayoría. Actualmente, los niños de entre tres y
cinco años disponen de guarderías y la educación es gratuita y obligatoria para
todos los niños de edades comprendidas entre los seis y los catorce años. El
sistema se compone de cinco años de educación primaria y tres años de educación
secundaria, que se imparte en los centros de enseñanza media básica y que puede
ser completada en una escuela de enseñanza media superior, bien para finalizar
el ciclo con una enseñanza especializada, bien para preparar el ingreso en la
universidad. Los estudios de enseñanza media superior están divididos en
distintas especialidades tales como letras, ciencias, magisterio, formación
profesional y estudios empresariales. Los estudiantes pueden también optar por
el ingreso en una escuela de arte o un conservatorio de música. En cuanto a la
formación especializada, existen ramas dedicadas al estudio de la industria y
la agricultura.
3.5.1
|
Enseñanza primaria
y secundaria
|
En 1995 había 20.361 centros de
enseñanza primaria, con una plantilla de 262.675 profesores que se encargaban
de la formación de 2.810.337 estudiantes. Alrededor de 4,47 millones de alumnos
estudiaban en centros de enseñanza secundaria básica y centros de enseñanza
secundaria superior.
3.5.2
|
Enseñanza
universitaria
|
Recientemente, la educación universitaria ha
recibido en el país una mayor atención. Durante el último cuarto del siglo XIX,
el incremento de licenciados universitarios italianos era de siete veces el
índice de crecimiento de la población italiana. En 2001–2002 1.854.200
estudiantes se matriculaban en los centros universitarios. Los exámenes, que se
celebraban tres veces durante el curso académico, eran fundamentalmente de
carácter oral. Ya en el siglo XIII se fundaron en Italia seis universidades, y
cinco más en el siglo XIV. La más antigua de todas es la Universidad de
Bolonia, cuya fundación tuvo lugar en el siglo XI. La que cuenta con una
población estudiantil mayor es la Universidad de Roma. Entre las más
importantes del país se encuentran las de Bari, Florencia, Génova, Milán,
Padua, Perugia, Pisa, Siena y Trieste.
3.6
|
Cultura
|
Desde la antigüedad Italia ha
desempeñado un papel cultural de primer orden. La aportación de sus artistas ha
dado al mundo algunos de los ejemplos más admirables de la escultura, la
arquitectura, la pintura, la literatura y la música, en especial, la ópera de
todos los tiempos. Aunque la unificación italiana tuvo lugar hace menos de 150
años, los italianos no se tienen por un pueblo de reciente creación sino que se
consideran descendientes de los antiguos romanos. Sin embargo, existen
diferencias regionales derivadas del hecho geográfico y de la dispar herencia
cultural recibida de los griegos, etruscos, árabes, normandos y lombardos.
Dichas diferencias se muestran claramente en los distintos dialectos,
festividades, canciones y cocina. Pero, no obstante, existe un rasgo
definitorio común a todos los italianos: la importancia de la familia como eje
vertebrador de la vida.
Muchos de los grandes maestros de la
pintura italiana, como son Giotto, Fra Angelico, Miguel Ángel, Leonardo da
Vinci, Rafael, Tiziano y Amedeo Modigliani pueden consultarse en artículos
independientes. También son objeto de un artículo separado muchos de sus
compositores, entre ellos Antonio Vivaldi, Gaetano Donizetti, Giacomo Puccini,
Gioacchino Antonio Rossini y Giuseppe Verdi, así como la literatura italiana,
la historia del cine y la música occidental.
3.6.1
|
Bibliotecas y
museos
|
Italia cuenta con una riqueza
bibliográfica considerable. Entre las colecciones con mayor número de volúmenes
y más valiosas se encuentran las de las bibliotecas nacionales de Florencia,
Nápoles y Roma. También varias universidades poseen importantes bibliotecas.
Además, en la mayoría de las ciudades italianas existen colecciones menores que
en muchos casos conservan manuscritos e incunables de valor.
Colecciones de arte de fama universal
se pueden contemplar en muchas de las ciudades del país. Entre los museos que
gozan de mayor fama por sus colecciones de arte destacan la Galería de los
Uffizi y la capilla de los Medici en Florencia, el Museo Nacional de Nápoles y
el Museo de la Villa Giulia, la Galería Borghese y la Galería Nacional de Arte
Moderno, en Roma. La Ciudad del Vaticano cuenta también con colecciones de arte
notables en sus museos y capillas, de las cuales la más famosa es la Capilla
Sixtina. La bienal internacional de artes visuales que se celebra en la ciudad
de Venecia goza de fama universal.
4
|
ECONOMÍA
|
País con predominio agrícola antes de
la II Guerra Mundial, cuenta en la actualidad con un tejido industrial
diversificado, con base fundamentalmente en la zona septentrional, sobre el que
gira la actividad económica. En 2006, el producto interior bruto (PIB) era de
1,85 billones de dólares, lo que se traducía en una renta per cápita de 31.456
dólares. La actividad industrial suponía el 27% del total del PIB; el comercio,
las finanzas y los servicios, el 71%; y el 2% la agricultura. La mayor parte de
la actividad industrial está en manos del sector privado, aunque el gobierno
ejerce una acción de control en las grandes firmas industriales y comerciales
tales como la industria del petróleo, controlada por medio de la compañía
petrolífera estatal. El Estado también controla los principales medios de comunicación
y transporte. En la zona sur del país el problema principal, desde el punto de
vista económico, es el retraso con respecto de la zona septentrional en el
proceso de industrialización. A pesar de los esfuerzos del gobierno, la
industrialización en esa parte del país ha tropezado con obstáculos de diversa
índole tales como el de la mano de obra y la tremenda influencia que ejerce la
Mafia, que ha hecho que muchas grandes empresas se establezcan en otros
lugares. A su vez, esto ha obligado a un gran número de habitantes del sur a
emigrar al norte del país en busca de trabajo. El desempleo es uno de los
problemas del país, la tasa de parados se sitúa alrededor del 8% de la
población activa. Por otra parte, la enorme deuda pública es un lastre para la
economía italiana, cuyo presupuesto anual en 2006 contemplaba unos ingresos de
688.525 millones de dólares y unos gastos de 755.738 millones.
4.1
|
Agricultura y
ganadería
|
Casi un 35% de la superficie
total de Italia está cultivada o bien es tierra de pastos. La actividad
agrícola ocupa a un 4% de la mano de obra. La variedad de condiciones
climáticas, de suelo y altitud permite el cultivo de diferentes productos. Uno
de los cultivos más extendidos es el de la uva, que sitúa al país entre los
principales productores de vino del mundo. A finales de la década de 1980 la
producción vinícola total se situó alrededor de los 6,4 millones de toneladas.
También se encuentra entre los primeros productores mundiales de aceituna y
aceite de oliva. La producción de aceitunas a finales de la década anterior fue
de 2,3 millones de toneladas anuales y la de aceite de oliva de 468.000
toneladas. En 2006 los demás productos agrícolas alcanzaron un volumen (en
millones de toneladas) de: 15,1 de hortalizas, 11 de remolacha azucarera, 9,67
de maíz, 7,09 de trigo, 1,78 de patatas, y 1,45 de arroz. En menor cantidad
produce cebada, centeno, alcachofas, guindillas y sandías. Entre los productos
de huerta los más importantes son las aceitunas, las manzanas, las naranjas,
los higos, los dátiles y las nueces. La industria lechera es una de las más
sobresalientes, llegando a producir hasta cincuenta tipos de quesos
(gorgonzola, pecorino, parmesano, etc.). La ganadería contaba en 2006 con 6,25
millones de cabezas de ganado vacuno, 7,95 millones de ovejas, 945.000 cabras,
9,20 millones de suidos, 300.000 caballos, 9.000 mulos y 33.000 asnos, 126
millones de aves de corral, y 205.000 búfalos.
4.2
|
Silvicultura y
pesca
|
La industria forestal italiana, muy
limitada, no cubre las necesidades del país, que importa gran parte de la
madera que consume. Desde tiempos de los romanos hasta el siglo pasado, los
bosques, que habían crecido durante años, han sido utilizados como tierras de
cultivo. Como resultado de esta práctica se ha producido una erosión del suelo
que no favorece a la industria forestal. No obstante, en los últimos tiempos se
ha avanzado en la explotación de los bosques. En 2006 la producción anual era
de 8,62 millones de m³ de madera. En cuanto a la industria pesquera, en 2005,
las capturas anuales se situaban en torno a las 480.921 t; entre las especies
capturadas destacan los mejillones y otros moluscos, camarones, gambas,
sardinas, truchas, salmonetes, calamares y boquerones.
4.3
|
Minería
|
Supone sólo una pequeña parte del
producto interior bruto anual del país, a pesar de que los yacimientos de
algunos minerales (plomo, cinc, bauxita, magnesio y baritina) son
considerables. La producción de combustible fósil genera 35.008.847 barriles
anuales de crudo y 13.550 millones de m³ de gas natural. También produce algo
de lignito, piritas y fluorita.
4.4
|
Industria
|
Desde la II Guerra Mundial la
industria italiana ha experimentado un rápido crecimiento y los productos del
país han ganado fama mundial. A finales de la década de 1980, la producción
anual de la industria textil, una de las más importantes de Italia, fue de
258.600 t de hilados de algodón y 29.500 t de rayón y acetato. En
cuanto a la industria química, que también se encuentra entre las principales,
la producción fue de 4,3 millones de t de ácido sulfúrico, 1,7 de amoníaco y
1,2 de sosa cáustica. Otros sectores industriales de primer orden son el
automovilístico, el metalúrgico, el del plástico, el de la maquinaria pesada,
el eléctrico (especialmente en el campo de los artículos de consumo doméstico)
y el alimentario, que gira fundamentalmente en torno a la pasta. La producción
anual de automóviles alcanzó la cifra de 1.900.000 unidades a finales de los
ochenta. El sector naviero, el del tabaco, el cáñamo y el del refino del azúcar
cuentan también con cierta importancia. Los centros industriales por excelencia
son Génova, Milán, Roma y Turín.
4.5
|
Energía
|
Italia es un importador neto de
energía, dependiendo de otros países para cubrir sus necesidades de gas, carbón
y petróleo. Alrededor del 82% de la energía eléctrica producida anualmente en
el país sale de sus plantas térmicas y es generada por la combustión de
productos derivados del petróleo, del gas natural, del carbón o del lignito. El
resto de la energía eléctrica se produce en centrales hidroeléctricas. A
finales de la década de 1980, Italia disponía de infraestructura para generar aproximadamente
56,4 millones de kW de energía eléctrica, y la producción anual en 2003 era de
270.062 millones de kWh.
4.6
|
Moneda y banca
|
La unidad monetaria es el euro (el 2 de
enero de 2002, un euro se cambió a 0.9038 dólares estadounidenses). Desde el 1
de enero de 1999, el euro se vinculó al valor de la lira italiana, con un
cambio fijo de 1936,27 liras por euro. El Banco de Italia es el emisor del
dinero y ejerce el control sobre el crédito. Tiene sucursales en todas las
capitales de provincia. Además, en el país operan numerosos bancos privados. La
Ley sobre la Banca de 1990 introdujo una serie de cambios en el sistema
bancario entre los que se encontraban la menor participación del sector público
en la banca y la disminución de los controles sobre el capital extranjero.
Ambos cambios tienen como objetivo cumplir la normativa de la Unión Europea
sobre el libre movimiento de capitales entre los países miembros. Los
principales centros financieros del país son Milán y Roma.
4.7
|
Comercio exterior
|
Las décadas de 1970 y 1980 se
caracterizaron por un incremento de la actividad comercial entre Italia y otros
países de la Comunidad Europea (actualmente llamada Unión Europea). La
dependencia del país de productos importados como el carbón, el petróleo y
otros recursos básicos tenía como consecuencia una balanza comercial
desfavorable para Italia. Este desequilibrio se compensaba en parte gracias a
sectores como el del turismo, los envíos de dinero de los italianos que vivían
en el extranjero y los ingresos derivados de la navegación. En 2004 el país
exportó por un valor de 349.109 millones de dólares e importó por 351.065
millones. Entre los productos exportados destacaban los automóviles, la
maquinaria, las frutas y verduras, el vino, los productos químicos, los
artículos textiles y la ropa. Las importaciones giraron en torno a productos
como la maquinaria, los equipos de transporte, el petróleo crudo, el carbón,
los artículos de alimentación, los productos químicos y el algodón.
El grueso del comercio de exportación
italiano se dirige a los países de la Unión Europea, los Estados Unidos, Suiza,
Austria y algunos de la antigua Unión Soviética. Las importaciones proceden de
Alemania, Francia, Estados Unidos, los Países Bajos, el Próximo Oriente, Gran
Bretaña y Suiza.
4.8
|
Transporte
|
La flota mercante de Italia, una
de las más importantes del mundo, contaba en 2007 con un tonelaje de 12.971.666
toneladas brutas registradas. Los principales puertos del país son los de
Génova, Trieste, Tarento y Venecia. La red de líneas férreas alcanza los 16.751
km de vías, más de la mitad electrificadas. La mayor parte de ellas son
gestionadas por el gobierno. En cuanto al tráfico rodado, cuenta con
aproximadamente 484.688 km de carreteras, 5.940 de los cuales son de autopistas
de peaje (autostrada). En 1965 fue inaugurado uno de los túneles de carretera
más largos del mundo, el Mont Blanc, que comunica Italia con Francia. En 1980
se inauguró un nuevo túnel a través del monte Fréjus (Mont Cenis) que comunica
ambos países. Alitalia, la línea aérea estatal, da servicio tanto de vuelos
nacionales como internacionales. El aeropuerto con mayor volumen de tráfico del
país es el de Roma. El aeropuerto internacional más grande es el de Malpensa,
situado en las proximidades de Milán.
4.9
|
Comunicaciones
|
Tras la supresión en 1976 del
monopolio sobre la radio y la televisión, el número de emisoras de radio y
cadenas de televisión pasó de 100 a más de 1.000. Este incremento ha tenido
consecuencias negativas sobre los medios de comunicación escritos, que han
visto cómo el sector perdía importancia, sobre todo las publicaciones de ámbito
nacional. No obstante, las de carácter regional y local, incluidas las de los
partidos políticos y las de la Iglesia católica, han conservado su importancia
dentro del sector de las comunicaciones italiano. El número de periódicos en
2004 era de 96, con una tirada diaria de 5.960.000 ejemplares. Los diarios más
influyentes son el Corriere della Sera, con sede en Milán, y La
Stampa, publicado en Turín. En 1997 el número de aparatos de radio ascendía
a 51 millones y el de televisores a 28 millones.
4.10
|
Trabajo
|
En 2006 el total de la
población activa era de 24,8 millones de trabajadores, de los cuales
aproximadamente más de un tercio pertenecen a los tres sindicatos más
importantes: la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), de
orientación comunista, , la Confederazione Italiana Sindacati Lavoratori
(CISL), de signo centrista, y la Unione Italiana del Lavoro (UIL). Mediante la
negociación colectiva se establecen los salarios en los principales sectores
del mundo del trabajo.
5
|
GOBIERNO
|
El 2 de junio de 1946, una
vez abolida la monarquía y mediante un referéndum, fue proclamada la república
en Italia. La Constitución fue aprobada el 1 de enero de 1948.
5.1
|
Poder ejecutivo
|
El presidente de la República es
elegido cada siete años por un colegio electoral integrado por el Parlamento en
sesión conjunta, más tres delegados de cada uno de los 20 entes regionales,
excepto el del Valle de Aosta que cuenta con un delegado. El presidente, que
debe tener como mínimo cincuenta años de edad, es elegido, normalmente, por una
mayoría compuesta por los dos tercios de las cámaras legislativas. Entre sus
prerrogativas se encuentra la de poder disolver el Senado y la Cámara de
Diputados siempre que lo considere oportuno, excepto durante los últimos seis
meses de su mandato. El presidente, que no se ocupa directamente de las
acciones de gobierno, elige para tal fin al primer ministro, que debe conseguir
la confianza de los miembros del Parlamento. Además, nombra al Consejo de
Ministros. El primer ministro es, generalmente, el líder del partido que ha
obtenido mayor número de escaños en la Cámara de Diputados.
5.2
|
Poder legislativo
|
El Parlamento italiano se compone del Senado
de la República y la Cámara de Diputados, que son elegidos por sufragio
universal cada cinco años. Durante mucho tiempo, el sistema de elección de
representantes se basó en un sistema por el cual se votaba a los partidos
políticos, que eran quienes elegían los representantes según el sistema
proporcional de representación. Los escándalos políticos por motivos de
corrupción que salieron a la luz a comienzos de la década de 1990 dieron lugar
a la celebración de referendos en abril de 1993. El resultado de ellos fue el
cambio a un sistema de elección más directo que se puso en funcionamiento en
las elecciones de marzo de 1994. Con este nuevo sistema, el 75% de los 630
escaños de la Cámara de los Diputados, y una proporción equivalente de escaños,
326, del Senado, se elegían de forma directa. El 25% de los escaños restantes
era elegido por los partidos políticos y dependía del éxito electoral de cada
uno de ellos. Tras la reforma aprobada a finales de 2005, se restableció el
sistema electoral proporcional. Al Senado también pertenece un grupo de
miembros formado por anteriores presidentes y los miembros de honor por ellos
nombrados (cada presidente puede nombrar cinco senadores). Sólo pueden ser
senadores los ciudadanos de 25 o más años. Todos los ciudadanos mayores de 18
años pueden hacer efectivo su derecho al voto.
5.3
|
Poder judicial
|
El Tribunal Supremo de Casación (Corte
Supreme di Cassazione) es el más alto tribunal en todos los temas excepto en
los relacionados con la Constitución. El Tribunal Constitucional está compuesto
por 15 miembros, cinco elegidos por el presidente de la República, cinco por el
Senado y la Cámara de Diputados y cinco por los tribunales superiores de
justicia. El sistema judicial criminal está formado por tribunales de distrito
y tribunales y cortes de apelación.
5.4
|
Gobierno local
|
El país está dividido en 20 regiones
que a su vez están subdivididas en 94 provincias. Cada región cuenta con su
propio órgano de gobierno elegido por sufragio y todas gozan de una
considerable autonomía. Al frente de cada provincia se encuentra el prefecto,
nombrado por el gobierno central, ante el que responde de su función de
gobierno, pero que en la práctica cuenta con poco poder. El verdadero gobierno
de la provincia está en manos de un consejo electo y un comité ejecutivo
provincial. Por último, el territorio está dividido en ayuntamientos, que es el
ente político básico, y cuyo tamaño oscila entre el de una pequeña localidad al
de una gran ciudad como Nápoles. A comienzos de la década de 1990 existían más
de 8.000 ayuntamientos. El órgano de gobierno local es el Consejo Municipal,
que es elegido cada cuatro años por sufragio universal. El alcalde es elegido
por los concejales.
5.5
|
Partidos políticos
|
Después de las transformaciones
sufridas durante la década de 1990, que condujeron a la desaparición de los
tradicionales partidos que habían dominado la vida política desde la caída de
la monarquía, y aun antes, el escenario partidista actual está básicamente
dominado por dos grandes coaliciones y por la existencia de un sinnúmero de
agrupaciones políticas, muchas de ellas incluidas en esas concentraciones.
Las dos grandes coaliciones presentadas
en las elecciones legislativas de 2001 fueron La Casa de las Libertades, de
centro y de derecha; y El Olivo, que englobó a muchos de los partidos de centro
y de izquierda. La Casa de las Libertades estuvo compuesta por la heterogénea
Forza Italia; la posfascista y liberal-conservadora Alianza Nacional; la
nacionalista Liga Norte; el Nuevo Partido Socialista Italiano; y Blancaflor,
denominación con la que acudió a aquellos comicios una unión de los
democristianos y los demócratas de centro. Por su parte, El Olivo estuvo
integrado por los socialdemócratas y ex comunistas Demócratas de Izquierda; La
Margarita, coalición a su vez liderada por el Partido Popular Italiano; El
Girasol, formado por la Federación de los Verdes y por Socialistas Democráticos
Italianos; y el Partido de los Comunistas Italianos. En los comicios de 2006,
el bloque de centro-izquierda se presentó bajo la denominación electoral de La
Unión. En los de 2008, Pueblo de la Libertad y el Partido Democrático fueron
los nombres de las formaciones que representaron a la derecha y al
centro-izquierda, respectivamente.
5.6
|
Salud y bienestar
social
|
En 1980 fue establecido el servicio de
salud público cuyo objeto era la asistencia médica gratuita a todos los ciudadanos.
En 2006 cada médico atendía a 270 personas y se disponía de una cama de
hospital para cada 227 habitantes. La Seguridad Social, financiada en su mayor
parte por los empresarios, se hizo extensiva a los discapacitados y las
personas mayores de edad, así como a los pensionistas, agricultores, obreros
agrícolas en paro y aprendices. En 2008 la esperanza de vida era de 83 años
para las mujeres y de 77 para los hombres. La tasa de mortalidad infantil era
de 6 por cada mil nacimientos.
5.7
|
Defensa
|
Las Fuerzas Armadas han experimentado
un gran crecimiento tras la adhesión del país a la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) en 1949. En 2004, las Fuerzas Armadas contaban con
191.875 personas, de las cuales 112.000 integraban el Ejército de Tierra;
34.000, la Marina; y 45.875, las Fuerzas Aéreas. El servicio militar tiene
carácter obligatorio para los hombres y su duración es de un año.
6
|
HISTORIA
|
Para el periodo de la historia de
Italia anterior al siglo V, véase Antigua Roma. Para información
adicional sobre el desarrollo de la Italia moderna, véase Civilización
etrusca, Florencia, Génova, Lombardía, Milán, Nápoles, Estados Pontificios,
Casa de Saboya, Sicilia, Toscana y Venecia.
6.1
|
La edad media
|
En el 476 Odoacro, rey de los
hérulos, depuso a Rómulo Augústulo, el último emperador de Occidente, y se hizo
con el poder. En el 488, Teodorico, rey de los ostrogodos, invadió Italia y,
tras derrotar y asesinar a Odoacro, se proclamó soberano absoluto. Su reinado
se prolongó hasta su muerte, ocurrida en el 526. Justiniano, emperador de
Oriente (véase Imperio bizantino), encargó al general Belisario que
expulsara de la península Itálica a los invasores germánicos. El terrible
conflicto que siguió finalizó en el 553 con la muerte de Teias, el último de
los reyes godos. No obstante, el dominio de Bizancio fue breve, ya que en el
año 572 los lombardos, otro pueblo germánico, invadió la península. Su rey,
Alboíno, fijó la capital del reino en Pavía, y desde allí inició una serie de
campañas con las que se hizo con el control de los enclaves bizantinos, excepto
la zona sur de la provincia y el exarcado de Ravena, en el norte.
6.1.1
|
Conflictos
religiosos
|
Tras la muerte de Alboíno en el
572, se produjo un vacío de poder que propició la unión de distintos grupos
bajo el mando de un líder regional llamado duci. Los lombardos, como
anteriormente los godos, abrazaron el credo herético denominado arrianismo, que
originó continuos enfrentamientos religiosos con los habitantes nativos del
país, que mayoritariamente profesaban el catolicismo. El conflicto adquirió
mayor intensidad cuando los papas vieron incrementado su poder. Finalmente, la
conversión a la fe católica del rey lombardo Agilulfo (reinó entre 590-615)
trajo consigo un periodo de relativa calma. Los lombardos, que pretendían
consolidar su poder político, empezaron a hacer incursiones en territorio
papal, e incluso amenazaron a Roma, el centro del poder eclesiástico. En el 754
el papa Esteban II pidió ayuda a los francos, convertidos a la fe católica un
siglo antes. Bajo el fuerte liderazgo de Pipino el Breve y posteriormente su
hijo, Carlomagno, los francos derrotaron a los lombardos y depusieron a su
último rey en el 774. El día de Navidad del 800, el papa León III coronó a
Carlomagno como emperador de Occidente.
Cuando en el siglo IX los
sarracenos conquistaron Sicilia y amenazaron con conquistar Roma, el papa
León IV pidió ayuda a Luis II, nieto de Carlomagno, que detuvo el avance
de los invasores. Sin embargo, tras la muerte del rey Luis II,
consiguieron hacerse con el poder en el sur de Italia y obligaron a los papas a
pagar tributos. A partir de entonces, y durante mucho tiempo, la historia de
Italia es una sucesión de coronaciones y caídas de reyes sin importancia, entre
ellos Guido II, Berengario I y Hugo de Provenza. Este periodo de
anarquía finalizó en el 962, cuando Otón I el Grande, rey de Germania, se hizo
con el poder en el norte de Italia y con la corona lombarda y se hizo coronar emperador
por el papa Juan XII. El hecho es considerado por muchos como el
nacimiento de la nación germana y la fundación del Sacro Imperio Romano
Germánico.
6.1.2
|
El enfrentamiento
entre el Papado y el Sacro Imperio Romano
|
Hasta el fin de la edad
media, los emperadores del Sacro Imperio Romano proclamaron, y ejercieron, en
distintos grados, la soberanía sobre toda Italia; sin embargo, por motivos
prácticos la autoridad imperial se había convertido en simbólica a comienzos del
siglo XIV. Mientras tanto, el sur de Italia había permanecido bajo la
influencia bizantina y lombarda. En el siglo XI, los normandos acabaron
con el poder bizantino y expulsaron a los lombardos, y en 1127 unieron los
territorios que habían conquistado con Sicilia, arrebatada a los sarracenos.
Estos acontecimientos coinciden con un cierto resurgir de la autoridad papal,
que durante mucho tiempo había estado velada por la autoridad de los
emperadores. Los enfrentamientos entre el Imperio y el Papado alcanzaron su
punto de máxima tensión en la Querella de las Investiduras. Tras el Concordato
de Worms (1122), el emperador delegó en los cardenales el derecho a elegir al
papa. Al tiempo que se fortalecía la influencia del Papado, se hacía cada vez
más patente la oposición al continuado poder ejercido por los emperadores, que
se manifestaba en las cada vez más numerosas ciudades-estados. En la península,
el feudalismo no había logrado implantarse tan sólidamente como en Francia y
Alemania. Su relativa debilidad se debía en gran parte a la supervivencia de
las tradiciones romanas y a la existencia de un gran número de ciudades que
impedían la extensión del sistema feudal, eminentemente rural. La ciudades del
norte desafiaron el poder del emperador Federico I Barbarroja, quien luchó en
numerosas guerras contra ellas. Finalmente, en 1167 se creó la Liga Lombarda,
una alianza de ciudades italianas, que en 1176 derrotó al emperador en Legnano;
en 1183, con la firma de la Paz de Constanza, las ciudades del norte de Italia
aseguraron su independencia. El emperador Federico II hizo un último e
infructuoso intento de vencer al Papado y a sus aliados. Italia se encontraba
dividida por las luchas entre los partidarios del emperador, los güelfos, y sus
adversarios, los gibelinos.
Mientras tanto, en 1266, la Italia
meridional y la isla de Sicilia pasaron a ser posesión de la Casa de Anjou,
hasta que en 1282 los sicilianos se liberaron de la dominación francesa y
aceptaron la autoridad de Aragón. Véase Vísperas Sicilianas.
6.1.3
|
El ascenso de las
ciudades-estado
|
Gracias a la actividad comercial
desarrollada en algunas ciudades del norte de Italia, estas habían
experimentado un crecimiento que les había permitido crear gobiernos
oligárquicos que poco a poco se hacían más democráticos. Los ricos mercaderes
de estas ciudades, una vez asegurada su independencia frente a la autoridad de
los gobernantes del Sacro Imperio Romano Germánico, comenzaban a cuestionarse
la autoridad de la nobleza. Con el tiempo, los nobles fueron despojados de su
autoridad y obligados a abandonar sus inmensas propiedades. Venecia, gracias a
su participación en la cuarta Cruzada, había conseguido posesiones ingentes en
el Imperio bizantino y había desarrollado un imperio comercial a gran escala.
Pisa, Génova, Milán y Florencia también se habían hecho poderosas. Entre Génova
y Venecia se desencadenó muy pronto una dura lucha por el poder, que acabó con
la victoria de los venecianos a finales del siglo XIV.
En las ciudades de la Italia septentrional
y central perduraban los conflictos entre güelfos y gibelinos. El carácter de
los primeros, más progresista, chocaba con la actitud más conservadora de los
segundos, lo que daba lugar a continuos enfrentamientos entre ambos grupos, que
acababan a menudo con el destierro del grupo perdedor. En ocasiones, el grupo
desterrado intentaba hacerse nuevamente con el poder con la ayuda de otras
ciudades, de modo que esto daba lugar a una continua sucesión de alianzas,
conquistas y treguas. La situación tenía consecuencias muy negativas para el
comercio y la industria de las ciudades del norte. Para intentar solucionarla
se creó la figura del 'magistrado jefe' con objeto de hacer de mediador entre
las distintas partes en conflicto. Sin embargo, a causa de su ineficacia se
convirtió en un simple agente judicial. El puesto de gobernante pasó entonces a
ocuparlo un 'capitán del pueblo', que representaba al grupo dominante y era
ejercido normalmente por un noble. La población, que anhelaba hacía mucho tiempo
la paz, accedió al establecimiento de una autoridad centralizada. De esta
forma, en todas las ciudades pasó a gobernar un déspota, cuyo cargo en muchas
ocasiones llegó a ser hereditario, como ocurrió con algunas familias de nobles,
entre ellas los Scala, en Verona; los Este, en Ferrara; los Malatesta, en
Rímini; y los Visconti, y más tarde los Sforza, en Milán. Bajo la autoridad de
los déspotas, las ciudades prosperaron, el lujo invadió el modo de vida y
florecieron la literatura y las artes. Las ciudades más pequeñas, con el paso
del tiempo, quedaron bajo la influencia de las más poderosas.
6.1.4
|
Periodo de
prosperidad
|
A mediados del siglo XV Italia
disfrutaba de un periodo de prosperidad y relativa calma. Su posición era de
clara superioridad intelectual sobre el resto de los países europeos como motor
del gran movimiento cultural conocido como renacimiento. En este resurgir de la
cultura, la región de Toscana desempeñó un papel de primer orden; de ella
salieron figuras tan importantes como el gran poeta Dante Alighieri y el pintor
Giotto. Pero casi a finales del siglo, Italia se convirtió en el escenario de
las guerras que enfrentaron a Francia, España y el Imperio y que se resolvieron
con el dominio de España y los Habsburgo austriacos. En 1494 Carlos VIII, rey
de Francia, intentó conquistar el reino de Nápoles, que pertenecía a la Corona
de Aragón. El duque de Milán, Ludovico Sforza y los ciudadanos de Florencia,
que no estaban conformes con la autoridad ejercida por la familia Medici,
persuadieron al rey Carlos, que invadió Italia, ocupó Nápoles y firmó un
tratado con Florencia que estipulaba la expulsión de los Medici, así como la
sumisión del Papa. Sin embargo, España, el Papado, el emperador y las ciudades
de Venecia y Milán se aliaron contra él y expulsaron de Nápoles a
Carlos VIII. Esta incursión de Francia en la península italiana no tuvo
consecuencias políticas de importancia, aunque sí culturales, ya que supuso la
difusión de la cultura italiana por todo el continente europeo.
6.2
|
La edad moderna y
el comienzo de la edad contemporánea
|
Durante el siglo XVI los Estados
italianos fueron presa de otros países. En 1499, Luis XII, rey de Francia y
sucesor de Carlos VIII, conquistó Milán. En 1501, Fernando II el Católico,
rey de Sicilia desde 1468, unificó en una única corona los reinos de Nápoles y
Sicilia.
La rivalidad entre el emperador Carlos
V y Francisco I, rey de Francia, provocó una nueva invasión francesa de Italia
en 1524. A pesar de la ayuda de aliados florentinos, genoveses y venecianos, la
invasión terminó resultando un fracaso. Con la firma de la Paz de Cambrai
(1529) el rey Francisco I renunciaba a todas sus pretensiones sobre el
territorio italiano, y aunque en la década de 1540 intentó nuevamente reanudar
el conflicto, no pudo socavar la hegemonía del emperador Carlos V en
Italia. Cuando en 1535 la familia Sforza perdió el control de la ciudad de
Milán, el emperador se hizo también con el control del ducado, por lo que el
Milanesado fue una posesión española durante casi doscientos años. Sólo Génova
y Venecia conservaron su poderío de entre todos los Estados italianos. El
último gran logro de Venecia fue la conquista del Peloponeso en 1684, que perdió
en 1715.
Durante el siglo XVIII, Italia continuó
dividida y bajo el dominio de las potencias extranjeras. Hasta 1748 fue el
escenario de las guerras de sucesión europeas en las que se redefinió un nuevo
equilibrio internacional. Venecia volvió su vista al este, el Papado quedó cada
vez más aislado y Florencia perdió definitivamente su importancia en la zona.
Saboya, situada entre Francia y las posesiones de los Habsburgo en Italia, pasó
a desempeñar un dominio cada vez mayor. El duque Víctor Amadeo II resultó
victorioso y fortaleció su poder tras la guerra de Sucesión española. Los
Tratados de Utrecht otorgaron Sicilia al duque, que él cedió a Austria en 1720
a cambio de Cerdeña. También mediante dichos tratados las posesiones de España
en Italia fueron transferidas al Sacro Imperio, que dominó la península Itálica
durante casi toda la segunda mitad del siglo XVIII.
6.2.1
|
El periodo
napoleónico
|
En 1796 Napoleón Bonaparte, que más
tarde sería emperador de Francia, invadió Italia. Como consecuencia de sus
conquistas, el Tratado de Campoformio (1797) establecía la creación de la
República Cisalpina, con Milán como capital, y la República Ligur, con capital
en Génova. Posteriormente, la República Cispadana (Reggio, Módena y Bolonia)
quedó incorporada a la República Cisalpina. Además, Venecia y su territorio
pasó a ser una posesión de Austria. En 1805, Napoleón fue coronado rey de
Italia en Milán. Al año siguiente se hizo con el reino de Nápoles, sin embargo
no pudo conquistar la isla de Sicilia que la flota inglesa defendió para sus
soberanos Borbones. El reino de Nápoles fue entregado primero a José Bonaparte,
hermano de Napoleón, y más tarde a su cuñado Joachim Murat. En 1810, toda la
península, incluida Roma, estaba bajo el control del Imperio francés.
El dominio de Napoléon sobre Italia
empezó a debilitarse tras la derrota sufrida por el emperador en Leipzig (1813)
que siguió a la invasión del norte de Italia por Austria y la ocupación de Génova
por la flota inglesa. El Congreso de Viena (1814-1815) devolvió a Austria el
control del reino de Lombardia-Venecia, le otorgó Trentino, Istria, Trieste y
Venecia Julia, y le permitió gobernar por medio de su dinastía en Toscana,
Módena y Parma. Sólo el reino de Piamonte-Cerdeña, el de Nápoles y los Estados
Pontificios mantuvieron la independencia política.
6.3
|
El Risorgimento
|
La cada vez mayor oposición de los
italianos al dominio austriaco se manifestó en un sentimiento cada vez más fuerte
en favor de la unidad nacional y la independencia, cuyo primer síntoma fue el
nacimiento de una red de sociedades secretas, en especial las que integraban el
movimiento denominado carbonarismo, surgido en el sur de Italia, que
desempeñaron un papel de vital importancia en el transcurso de las revoluciones
de 1820, fuertemente reprimidas por Austria.
6.3.1
|
Los movimientos
nacionalistas
|
La revolución de julio de 1830, que
provocó el derrocamiento de Carlos X en Francia, tuvo gran repercusión en
Italia. En 1831 estallaron insurrecciones en los Estados Pontificios.
Representantes de diversas regiones, excepto de Roma y unas pocas ciudades
fronterizas con Ancona, se reunieron en Bolonia y acordaron el establecimiento
de la república como forma de gobierno. El papa Gregorio XVI pidió ayuda a
Austria para sofocar el movimiento revolucionario en los dominios papales y la
ciudad fue puesta bajo control militar.
Tras la muerte del rey Carlos
Félix de Cerdeña (1831), ocupó el trono Carlos Alberto, que prometió al pueblo
una constitución. Giuseppe Mazzini, que creía en el talante liberal del
príncipe Carlos Alberto, animó al nuevo rey a que emprendiera la misión de
liberar Italia. El rey encarceló a Mazzini, a pesar de lo cual los patriotas
italianos siguieron viendo en el monarca el líder del movimiento.
Desde su exilio en Marsella,
Mazzini fundó en 1831 una organización llamada Joven Italia para difundir el
sentimiento nacionalista y republicano entre los italianos. El hecho de que los
levantamientos fueran siempre reprimidos provocó que parte de los italianos se
cuestionaran el uso de métodos radicales y empezaran a pensar que debería ser
otro tipo de líder el que dirigiera la causa nacionalista.
El movimiento neogüelfista pretendía el
establecimiento de un nuevo orden en que el papa sería a un tiempo el dirigente
político y religioso de Italia. En 1846, la elección del papa Pío IX animó a
los seguidores de los movimientos nacionalista y neogüelfista, que veían en el
nuevo pontífice un hombre de talante liberal y partidario del proceso
unificador italiano. Pío IX, puso inmediatamente en marcha un extenso
programa de reformas en los Estados Pontificios: amnistía para los presos
políticos, retorno de los exiliados, libertad de expresión, acceso de los seglares
a los órganos de gobierno y la creación de una órgano de consulta encargado de
sugerir nuevas reformas. El ejemplo del papa fue seguido por los gobernantes de
Lucca, Toscana y Piamonte. No obstante, las reformas de 1846 y 1847, lejos de
apaciguar el movimiento revolucionario, lo intensificaron. En enero de 1848 el
pueblo de Palermo expulsó al ejército de Fernando II, rey de las Dos Sicilias,
que, en respuesta al estallido de revoluciones en el continente, prometió a sus
súbditos una constitución. A su vez, Leopoldo II, gran duque de Toscana,
aprobó una constitución para su ducado. En Turín, el rey Carlos Alberto, por
sugerencia de Camillo Benso, conde de Cavour, prometió también la aprobación de
una constitución. Por su parte, el papa Pío IX, de mala gana, aceptó una
constitución para los Estados Pontificios, aunque contemplaba el curso de los
acontecimientos con preocupación.
6.3.2
|
Los movimientos
revolucionarios de 1848
|
El estallido de la revolución en
Viena en 1848, que acabó con el mandato del canciller austriaco Klemens de
Metternich, fue el detonante de la revuelta que tuvo lugar el 18 de marzo en
Milán. El 22 de marzo, el pueblo expulsaba de la ciudad a las tropas
austriacas. En Venecia se repitieron los acontecimientos y fue proclamada la
república. Los monarcas absolutistas de Parma y Módena se vieron obligados a
abandonar sus tronos. En Piamonte, los nacionalistas instaban a una guerra de
liberación para arrojar a los austriacos de Italia. Superadas las dudas
iniciales, el rey Carlos Alberto marchó con su ejército en ayuda de Lombardía y
se proclamó como el liberador de Italia. Sin embargo, las esperanzas del pueblo
italiano se desvanecieron cuando a finales de abril Pío IX se negó a
participar en la guerra. A mediados de mayo la revolución fracasó en Nápoles, y
el 24 de julio los austriacos derrotaron a los piamonteses. Un armisticio,
contra el que se manifestó más tarde el rey Carlos Alberto, permitió a los
piamonteses abandonar Lombardía. El rey fue finalmente derrotado en la batalla
de Novara en marzo de 1849, y después abdicó en favor de su hijo, Víctor
Manuel II.
6.3.3
|
La revolución en
Roma
|
Mientras tanto, Pío IX fue acusado por los
elementos radicales de no haber dado su apoyo a la guerra en favor de la
independencia. En Roma estalló una revuelta popular que obligó al Papa y a su
más cercano consejero, el cardenal Giacomo Antonelli, a huir de la ciudad en
noviembre de 1848. En su ausencia se proclamó la república. A principios del
año 1849, el cardenal Antonelli pidió ayuda a las autoridades católicas de
Francia, Austria, España y Nápoles para acabar con este régimen. A pesar de los
esfuerzos de Mazzini, que estaba al frente del gobierno, y del líder militar
Giuseppe Garibaldi, los austriacos atacaron desde el norte y los españoles y
napolitanos desde el sur, permitiendo al ejército francés ocupar Roma en julio
de 1848. De esta forma el poder papal fue restaurado.
6.3.4
|
Garibaldi y Cavour
|
El rey Víctor Manuel II se mantuvo
fiel a la Constitución liberal que su padre había promulgado y a la bandera
tricolor, símbolo de la Italia libre, con lo que propició que los refugiados
políticos procedentes de los estados conservadores buscaran asilo político en
Cerdeña. En 1852 Cavour se convirtió en primer ministro de Cerdeña y en 1855
hizo que el país participara, junto con Gran Bretaña y Francia, en la guerra de
Crimea. En la conferencia de paz celebrada en París en 1856, Cavour, con la
connivencia del emperador francés Napoleón III, presentó la cuestión
italiana como un problema de carácter internacional. En 1858 mantuvo una
reunión secreta con Napoleón para planear la ofensiva conjunta de Francia y
Cerdeña contra Austria para liberar definitivamente Italia. La guerra estalló
en 1859. La coalición franco-italiana ganó las batallas de Magenta y Solferino,
no sin gran esfuerzo. Napoleón, temeroso de las consecuencias de embarcarse en
una larga guerra, abandonó a los italianos y firmó, en julio de 1859, un
preacuerdo con los austriacos sin la participación de Cerdeña. Después, esta
aceptó los términos del Tratado de Zurich: Austria cedió casi toda Lombardía a
Francia, que a su vez cedió las ciudades lombardas de Peschiera y Mantua a Cerdeña.
En varios lugares se estaba preparando el terreno para la unificación italiana.
Una serie de plebiscitos celebrados en 1860 pusieron de manifiesto el deseo de
los habitantes de la Romaña y de los ducados de Parma y Módena de unirse a
Cerdeña. Francia obtuvo, según lo acordado en el Tratado de Turín, las regiones
de Niza y Saboya. En abril de 1860, estalló en Palermo una nueva revuelta
contra Francisco II, rey de las Dos Sicilias. En mayo, Garibaldi, con la
ayuda secreta de Cavour, dirigió una expedición contra Génova en apoyo de la
revuelta siciliana. Garibaldi se hizo con el control en Sicilia y en agosto
atacó tierras napolitanas, para acabar entrando en la misma ciudad de Nápoles
el 7 de septiembre. Francisco II se refugió en una fortaleza de Gaeta. El
gobierno de Cerdeña, mientras simpatizó con la causa de Garibaldi, se mantuvo
en una posición neutral; sin embargo, cuando este amenazó con atacar Roma, que
estaba protegida por los franceses, se alarmó. Con el permiso de
Napoleón III, Cavour trasladó sus tropas a los Estados Pontificios en un
intento de bloquear el avance de Garibaldi. Finalmente, Cerdeña se hizo con
casi la totalidad de los Estados Pontificios dejando al papa sólo la posesión
de Roma y sus inmediaciones. Mientras tanto, se celebraron plebiscitos en
Nápoles y Sicilia, así como en las zonas fronterizas y Umbría, todos ellos con
resultado favorable a la unión con el reino de Piamonte-Cerdeña, que desde la
primera mitad de 1860 había pasado a denominarse Reino de Italia del Norte.
6.4
|
El reino de Italia
|
El 17 de marzo de 1861 tuvo
lugar la proclamación del reino de Italia. Víctor Manuel II pasó a ser su
rey y Cavour el primer ministro. Sin embargo, aún quedaban dos regiones fuera
del reino, Roma y Venecia. Cavour, que estaba trabajando para conseguir una
unificación pacífica de todo el reino, murió en junio. Al año siguiente
Garibaldi marchó a Sicilia y organizó la marcha sobre Roma. Temeroso de una
intervención francesa, el gobierno italiano denunció a Garibaldi, que junto con
sus seguidores, fue detenido por las tropas del rey cuando desembarcó en
Calabria y obligado a rendirse en agosto de 1862. En 1866 Italia se alió con
Prusia en la Guerra Austro-prusiana contra Austria y finalmente se hizo con el
control de Venecia. Por el contrario, Roma seguía siendo reacia a la
unificación, animada por la victoria que Francia y el Papado habían obtenido
frente a la nueva tentativa de Garibaldi y sus seguidores, que habían sido
derrotados en Mentana (1867). En 1870, las reservas francesas que participaban
en la Guerra Franco-prusiana indujeron a Napoleón III a retirar sus tropas de
Roma, con lo que los italianos pudieron finalmente entrar en la ciudad. En
octubre se celebró un plebiscito cuyo resultado fue favorable a la unión con el
reino de Italia, y en julio de 1871 Roma se convertía en la capital de la
Italia unificada.
6.4.1
|
La aventura
colonial
|
Tras la muerte de Víctor Manuel
(enero de 1878), su hijo, Humberto I, ascendió al trono de Italia. Durante su
reinado, Italia firmó en 1882 la Triple Alianza con Alemania y el Imperio
Austro-Húngaro, que imponía una división de Europa en dos bloques enfrentados.
Humberto I fue asesinado el 29 de julio de 1900 por un anarquista, tras lo cual
su hijo, Víctor Manuel III, ocupó el trono. Mientras tanto, animado por los
ejemplos de Francia y Gran Bretaña y por el deseo de que los problemas sociales
y económicos del país pasaran inadvertidos, el gobierno puso en marcha un
programa de política colonial. A comienzos de 1885, una expedición italiana
ocupaba una parte de África oriental que en 1890 se consolidó como la colonia
italiana de Eritrea. Ese mismo año Italia creó un protectorado al sur de la
Somalia británica. Después, el primer ministro Francesco Crispi decidió avanzar
posiciones desde los territorios costeros y tomar las tierras interiores de
Etiopía, pero en 1896 los italianos sufrieron una seria derrota en Adua y, por
el Tratado de Addis Abeba, se vieron obligados a reconocer la independencia de
Etiopía. En 1911 intentó hacerse con el dominio de Libia y entró en guerra con
el Imperio otomano, consiguiendo finalmente la posesión de Tripolitania y
Cirenaica.
6.4.2
|
Italia antes de la
I Guerra Mundial
|
Entre 1901 y 1914, el primer
ministro Giovanni Giolitti gobernó en el país, siendo este un periodo
caracterizado por el intenso desarrollo social y económico. Giolitti fue
acusado de interferir en el proceso electoral, de tolerar el proteccionismo y
de haber creado en la práctica una dictadura parlamentaria, sin embargo, fue el
artífice de la creación de la Italia moderna. Mientras presidió el Consejo
llevó a cabo un gran número de reformas: reconoció el derecho a la huelga de
los trabajadores, introdujo cambios en la ley electoral que permitieron a un
mayor número de votantes participar en los sufragios, permitió la participación
de los católicos en la toma de decisiones políticas y además se aprobó la
primera ley destinada a la estimulación del desarrollo de la zona meridional
del país. En cuanto a la política exterior, mejoró la relación con Francia
mientras Italia formó parte de la Triple Alianza. Durante la era Giolitti, la
tasa de crecimiento industrial era del 87% y el salario de la masa trabajadora
creció por encima del 25%, y además se redujo la jornada laboral y se garantizó
el derecho de los trabajadores a disfrutar de días de descanso. En muchos
aspectos, Italia era una democracia en vías de formación, pero el estallido de
la I Guerra Mundial frenó su proceso de crecimiento.
6.4.3
|
La I Guerra
Mundial
|
Cuando en agosto de 1914 estalló
la I Guerra Mundial, el gobierno italiano abandonó la Triple Alianza y se
declaró neutral. Tras la firma del Tratado de Londres con las potencias
aliadas, Italia declaró la guerra al Imperio Austro-Húngaro, al Imperio otomano
y un año más tarde a Alemania. Italia envió un gran ejército a la región de
Trentino, en el Tirol meridional; después, en 1916, los austriacos atacaron en
varios puntos del noreste de Trento y de la orilla oriental del río Adigio, y
se hicieron con las ciudades de Asiago y Asiero. Los italianos lograron
recuperar casi todo el territorio y tras lanzar una ofensiva sobre el río
Isonzo, en la región de Venecia Julia, el 9 de agosto tomaron la ciudad de
Gorizia. Sin embargo, el ejército italiano avanzaba poco. En octubre de 1917,
un ejército conjunto de austriacos y alemanes atacó a los italianos, que
sufrieron una dramática derrota en Caporetto. Los italianos retrocedieron y
abandonaron tanto Gorizia como las mesetas de Kras. La línea italiana desde los
Alpes Julianos hasta el mar Adriático se encontraba amenazada por el enemigo.
Los italianos se retiraron al río Piave y, ayudados por un pequeño grupo
contingente franco-británico, consolidaron sus defensas y pudieron enfrentarse
con el ejército austriaco que atacó en junio de 1918. Los italianos y sus
aliados tomaron la iniciativa en la ofensiva, y consiguieron una victoria
aplastante en la batalla de Vittorio Véneto, que tuvo lugar entre el 24 de
octubre y el 4 de noviembre. Después, el ejército italiano ocupó Udine y
Trento, al tiempo que la Marina desembarcaba en Trieste. Entretanto, el 3 de
noviembre, el gobierno de Austria-Hungría y los aliados firmaron un armisticio.
Las bajas italianas durante la guerra superaron el medio millón. En los
tratados firmados tras el conflicto, Italia se hizo con el control del
Trentino-Alto Adigio hasta el paso del Brennero, Trieste, Istria y el Tirol
meridional, pero no consiguió hacerse con el resto de los territorios que
contemplaba el Tratado de Londres, especialmente Dalmacia y Fiume, lo que
generó la cuestión del irredentismo italiano. En noviembre de 1920 Italia y el
Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (posteriormente llamado Yugoslavia)
firmaron el Tratado de Rapallo, por el que Italia renunciaba a Dalmacia y Fiume
pasaba a ser una ciudad libre.
6.4.4
|
Los años de la
posguerra
|
Entre 1919 y 1922, el país vivió
una etapa de problemas sociales y políticos, inflación y conflictos económicos
que se agravaron por la creencia de que Italia había ganado la guerra pero
había perdido la paz. Bandas armadas con fuertes inclinaciones nacionalistas,
los fascistas se enfrentaban con grupos socialistas y comunistas en Roma,
Bolonia, Trieste, Génova, Parma y otros puntos del país. Durante el último
mandato de Giolitti (1920-1921), se recuperó al menos en apariencia la
normalidad. El primer ministro creó un bloque nacional integrado por liberales,
nacionalistas y otros grupos políticos, incluidos los fascistas, pero no
consiguió consolidar una mayoría parlamentaria estable debido a la oposición de
los dos partidos políticos mayoritarios: el Partido Socialista Italiano (PSI) y
el recién creado Partido Popular Católico (o democristiano). Ante la situación,
Giolitti dimitió, quedando el país sumido en un periodo de incertidumbres.
Muchos propietarios temían que los campesinos les arrebataran sus tierras, la
clase media y los empresarios temían el advenimiento de un régimen del tipo
soviético y los conservadores católicos temían que el socialismo, el comunismo
y el ateísmo amenazaran el orden religioso. El 24 de octubre de 1922, el líder
del movimiento fascista, Benito Mussolini, que contaba con el apoyo de los
conservadores y de antiguos militares, pidió que la formación del gobierno le
fuera encargada a su partido, e incluso amenazó con tomar el poder por la
fuerza si su propuesta era rechazada. Los fascistas organizaron la denominada 'Marcha
sobre Roma' que acabó con la dimisión del primer ministro, Luigi Facta. El 28
de octubre de ese año, el rey Víctor Manuel III le encargó a Mussolini la
formación de un nuevo gobierno.
6.4.5
|
La dictadura
fascista
|
Aunque Mussolini fue investido de
amplias prerrogativas de gobierno con objeto de restaurar el orden en el país,
al principio gobernó dentro de los márgenes constitucionales. En 1923 encabezó
un gobierno de coalición en el que participaban liberales, nacionalistas, y
católicos, así como los seguidores del fascismo. La violencia desatada en las
elecciones de 1924 y el asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti ese
mismo año provocó la supresión del orden constitucional. Poco a poco Mussolini
creó un Estado totalitario en el que el Parlamento carecía de poderes. Además,
se declaró responsable de sus actos sólo ante el rey y obligó al Parlamento a
que reconociera su autoridad para aprobar decretos con rango de ley. También
estableció la censura de los medios de comunicación y en 1926 suprimió los
partidos de la oposición.
6.4.5.1
|
Política económica
|
En 1928 nuevas medidas se sumaron a las
anteriores en el proceso de transformación de la nación en un estado fascista.
El poder supremo estaba en manos del Gran Consejo Fascista, al que pertenecían
los altos cargos del partido y cuyo presidente era el primer ministro. El Gran
Consejo elegía a los candidatos a la Cámara de Diputados, además de tener la
prerrogativa de ser consultado sobre cualquier cuestión de importancia,
especialmente sobre la elección de un heredero al trono y sucesor de Mussolini.
El dictador consiguió uno de sus triunfos diplomáticos más importantes en 1929
con la firma de los Pactos de Letrán entre el Estado italiano y la Santa Sede,
que acabaron con 60 años de controversia sobre el poder temporal del papa, que
se originó tras la creación en Roma de la Ciudad del Vaticano. En 1934, la
creación de 22 corporaciones en las que estaban representados los trabajadores
y los empresarios del país, supuso un paso más en la reorganización de la
actividad económica de Italia como Estado corporativo. Todas las corporaciones
contaban con miembros del partido fascista en sus consejos de administración, y
Mussolini era el presidente de todas ellas. Los distintos consejos formaron el
Consejo Nacional de Corporaciones.
Durante la depresión económica mundial
que comenzó en 1929, el gobierno fascista acentuó su intervención en la
economía del país para evitar la desintegración de numerosas industrias. La
construcción de nuevas fábricas o la ampliación de las ya existentes no podía
llevarse a cabo sin el consentimiento expreso del gobierno, que reorganizó la
industria metalúrgica, amplió las plantas hidroeléctricas y se embarcó en una
serie de proyectos de obras públicas. Casi a finales de 1933, Mussolini anunció
que la Cámara de Diputados debía transferir sus funciones al Consejo Nacional
de Corporaciones, hecho que ocurrió en 1939, en que la Cámara de Diputados
cedió su lugar a la Cámara de Fascios y Corporaciones, formada por 800 miembros
nombrados por el Consejo Nacional de Corporaciones. Las corporaciones de los
distintos sectores industriales se encargaban de regular los precios y salarios
y planificar la política económica, entre otras funciones.
6.4.5.2
|
La relación con
Alemania
|
El nombramiento en 1933 de Adolf Hitler
como canciller de Alemania fue recibido con cautela por la censurada prensa
italiana. Hitler, en cambio, manifestó su simpatía hacia el fascismo italiano.
No obstante, el eje germano-italiano no se formó inmediatamente, y las
relaciones entre Francia e Italia incluso mejoraron durante cierto tiempo, en
parte debido al intento alemán de incorporar Austria al III Reich en 1934.
Mussolini mandó 75.000 soldados italianos a la frontera con Austria y anunció
que intervendría si Alemania invadía Austria. Italia dio un paso más en su
relación con las potencias que habían sido sus aliadas durante la I Guerra
Mundial en 1935, al formar junto con Francia y Gran Bretaña el Frente de
Stresa, instituido en una conferencia celebrada en esta ciudad italiana para
protestar contra las reiteradas violaciones del Tratado de Versalles por parte
de Alemania.
6.4.5.3
|
La campaña de Etiopía
|
El suceso que trastocó la alineación de
los países europeos y propició el entendimiento entre las dictaduras
nacionalista de Alemania y fascista de Italia fue la invasión italiana de
Etiopía en 1935. Era un hecho admitido que este país africano quedaba dentro de
la esfera de influencia italiana, al que estaba vinculado por numerosos
acuerdos, sobre todo comerciales. Sin embargo, Italia aprovechó cualquier
ocasión para intentar hacerse con el control de Etiopía y convertirla en una
colonia del imperio italiano. Antes del estallido de la guerra, Italia y
Francia firmaron en 1935 un acuerdo por el que Italia se comprometía a ayudar a
Francia, que pretendía evitar el rearme de Alemania, y a cambio Francia se
comprometía a entregar ciertas posesiones africanas a Italia. Gran Bretaña, que
vio en la agresiva política de expansión italiana una amenaza para sus
intereses en África, se opuso enérgicamente al plan de Mussolini.
El 3 de octubre Italia invadió
Etiopía. Cuatro días más tarde, la Sociedad de Naciones acusó a Italia de
violar los compromisos adquiridos y le impuso sanciones económicas por su
agresión. Sin embargo, la Sociedad de Naciones fue incapaz de hacer efectivas
dichas sanciones, lo que contribuyó a que Mussolini consiguiera su propósito y,
el 9 de mayo de 1936, el dictador ocupó oficialmente Etiopía y proclamó al rey
Víctor Manuel III emperador de Etiopía. En el plazo de un mes, junto con
Eritrea y la Somalia italiana, Etiopía formó la colonia del África Oriental
Italiana. En octubre de 1936, tras el reconocimiento alemán de la conquista de
Italia, Hitler y Mussolini firmaron un acuerdo de actuación conjunta de cara a
conseguir sus objetivos comunes.
6.4.5.4
|
La Guerra Civil
española
|
El apoyo activo de Mussolini a la
causa del general Francisco Franco en la Guerra Civil española contribuyó a
complicar el ya difícil panorama de la economía italiana. Las tropas italianas
desempeñaron un papel de importancia en las batallas de Málaga y Santander. La
Fuerza Aérea italiana participó en numerosos combates y los submarinos
italianos hundieron, supuestamente, muchos barcos neutrales que se dirigían a
los puertos leales al gobierno republicano cargados de combustible, alimentos y
otros suministros. En la batalla de Guadalajara (marzo de 1937), el ejército
republicano derrotó a las fuerzas italianas. Según un oficial italiano, la
derrota se saldó con 4.000 bajas y 15.000 heridos.
6.4.5.5
|
El Eje Roma-Berlín
|
La cooperación entre Italia y Alemania empezó
a dar sus frutos en 1937. Después de la visita de Mussolini a Alemania, en
septiembre, Italia anunció su adhesión al Pacto Anti-Komintern que habían
suscrito Alemania y Japón, y poco después abandonó la Sociedad de Naciones. La
primera acción importante de la política de apoyo a Alemania fue la negativa de
Mussolini a ayudar a Austria cuando en marzo de 1938 esta fue anexionada por
Alemania. Mientras tanto, la ideología nazi encontraba en Italia una aceptación
cada vez mayor, lo que se reflejó en la adopción de una serie de medidas
encaminadas a impedir la participación en la vida pública de los judíos
italianos. Dichas medidas se completaron con la aprobación de una ley para
excluir a los judíos de los órganos de gobierno tanto civiles como militares.
En el transcurso de las negociaciones del Pacto de Munich (1938) y la posterior
invasión alemana de los Sudetes (que condujo a la desintegración del Estado
checoslovaco), Mussolini apoyó en todo momento las demandas de Hitler. En mayo
de 1939 firmaron un pacto de ayuda militar, cuyas consecuencias más inmediatas
fue la anexión de Bohemia y Moravia por parte de Alemania y la de Albania por
parte de Italia.
6.4.6
|
La II Guerra
Mundial
|
Cuando en septiembre de 1939 comenzó la
II Guerra Mundial, Mussolini dejó claro que él no estaba obligado a ayudar
militarmente a Alemania, ya que anteriormente había dejado muy claro a los
nazis que Italia no estaría preparada para la guerra hasta 1942.
6.4.6.1
|
La entrada en la
guerra
|
Los éxitos de Alemania durante el
primer año del conflicto, hicieron que Mussolini cambiara su política. En junio
de 1940, Francia había sido derrotada y Gran Bretaña estaba aislada frente al
poderoso Ejército alemán; Italia decidió intervenir en el conflicto y conceder
un armisticio a Francia. En agosto de 1940, el Ejército italiano del África
Oriental ocupó la Somalia británica, y el mes siguiente las tropas fascistas de
Libia y el África Oriental Italiana desplegaron una gigantesca maniobra que
tenía como objetivo aplastar las defensas británicas de Egipto. El 28 de
octubre de 1940, las fuerzas fascistas desplegadas en Albania invadieron
Grecia, en teoría para desviar las tropas británicas de Egipto y asegurarse
posiciones en la península griega. No obstante, la invasión no tuvo éxito y los
griegos consiguieron expulsar a los italianos de Grecia y Albania. La derrota,
a la que le siguieron las victorias británicas en el Mediterráneo y Egipto,
hizo tambalearse los cimientos del régimen fascista. Mussolini se vio obligado
a pedirle ayuda a Hitler, con lo que a partir de entonces la influencia alemana
fue cada vez mayor en todos los campos de la política italiana. Los grandes
cambios realizados en la cúpula militar italiana y otras reformas puestas en
práctica no lograron devolver la moral al pueblo italiano.
6.4.6.2
|
La ocupación de los
Balcanes
|
En 1941, Italia, además de sufrir
varias derrotas, veía cómo la crisis económica empeoraba a causa del bloqueo aliado.
Los sentimientos antifascistas se propagaron entre la población. El resultado
satisfactorio de la campaña de los Balcanes, que fue posible gracias a la ayuda
de Alemania, compensó de alguna manera a los fascistas, ya que Italia se había
hecho con el control de algunos territorios más. Mediante un acuerdo con
Alemania, Italia recibió la casi totalidad de Grecia, aunque muy pronto se dio
cuenta de que sus posesiones en los Balcanes eran un espejismo, en vista de que
era Alemania quien realmente ejercía el control del territorio griego. Además,
Italia se vio obligada a pagar un precio cada vez mayor por la ayuda militar de
Hitler. Las reservas de alimentos y otros artículos disminuían como
consecuencia de las enormes cantidades que eran enviadas al III Reich a cambio
del carbón y el petróleo alemán. Italia declaró la guerra a la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) el 22 de junio de 1941, el mismo día
que se produjo la invasión alemana, y cinco semanas más tarde, la I división
italiana partió hacia el frente soviético. Las dificultades que encontró
Alemania en su ofensiva hicieron que Hitler ejerciera cada vez más presión
sobre el dictador italiano.
6.4.6.3
|
La entrada de
Estados Unidos en el conflicto
|
Al tiempo que sucedían estos hechos,
las relaciones entre Estados Unidos e Italia se deterioraban progresivamente.
En marzo, el gobierno de Estados Unidos retuvo 28 barcos mercantes italianos en
los puertos del país y arrestó a los miembros de las tripulaciones que
sabotearon las embarcaciones por orden del agregado naval italiano en
Washington D.C. Además, exigió la inmediata destitución del agregado, ante
lo cual Italia respondió exigiendo la destitución del agregado militar
estadounidense en Roma. En junio, las propiedades del gobierno italiano en
Estados Unidos fueron confiscadas, ante lo cual Italia actuó de igual manera
con las propiedades estadounidenses en el país. La alineación de países alcanzó
su punto de máxima tensión en diciembre, cuando Mussolini, tras el ataque
japonés a Pearl Harbor, declaró la guerra a Estados Unidos.
En 1942, el fascismo italiano
tenía ante sí un panorama desalentador. En el norte de África las efímeras
victorias italo-germanas se desvanecían ante las ofensivas enérgicas lanzadas
por los británicos. Las tropas del Eje sufrieron serios reveses en la URSS. Las
tropas de ocupación italianas en Albania, Yugoslavia y Grecia sufrieron
pérdidas de consideración a causa de la resistencia planteada por sus
respectivas guerrillas.
6.4.6.4
|
El control alemán
|
Mientras el pueblo italiano se
enfrentaba a un crudo invierno debido a la escasez de alimentos y combustible,
el control alemán sobre el país, la corrupción e ineficacia de los oficiales fascistas
y el incumplimiento de las leyes de racionamiento por parte de los más ricos e
influyentes contribuía a crear un ambiente dominado por la falta de moral. En
octubre, los británicos protagonizaron una serie de ataques aéreos contra las
ciudades industriales del norte del país. Por otra parte, las tropas británicas
y estadounidenses establecieron bases aéreas en Argelia y Cirenaica y
bombardearon el sur de Italia. El prestigio político del régimen fascista era
cada vez menor. En febrero de 1943, con la esperanza de cambiar la situación,
Mussolini asumió el control absoluto de los asuntos políticos y de las
operaciones militares. Cuando en mayo las tropas del Eje fueron derrotadas en
Tunicia, creó un Consejo de Defensa para prepararse contra una posible invasión
aliada del país. Todos sus esfuerzos por reforzar las defensas y levantar la
moral del país resultaron infructuosos ante los ataques aéreos de los aliados.
6.4.6.5
|
La invasión de
Italia
|
El 10 de julio de 1943, tras
la capitulación de la isla italiana de Pantelleria, lugar de gran importancia
estratégica en la zona del Mediterráneo, el ejército aliado invadió Sicilia.
Seis días después, el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y el
primer ministro británico Winston Churchill se dirigieron a través de un
mensaje por radio al pueblo italiano pidiendo su inmediata rendición para
evitar mayores devastaciones. Al día siguiente, los aviones aliados arrojaron
sobre Roma panfletos advirtiendo de un posible ataque contra las instalaciones
militares próximas a la ciudad y prometiendo el máximo cuidado para no destruir
ni edificios habitados ni monumentos. Aproximadamente unos 500 bombarderos
aliados tomaron parte en la destrucción de los depósitos de armas, fábricas de municiones
y aeródromos cercanos a la ciudad.
El bombardeo desencadenó un éxodo masivo de
la población romana y provocó el estallido de la crisis política. Durante el
ataque, Mussolini se encontraba en Verona con Hitler decidiendo las medidas que
había que tomar frente a la invasión aliada. Cuando regresó a Roma tuvo que
hacer frente a la petición de una reunión del Gran Consejo Fascista para
analizar la crisis del Ejército italiano. Tras un duro debate, el Consejo
retiró su confianza a Mussolini. El 25 de julio, el rey Víctor Manuel III
solicitó su dimisión y lo puso bajo arresto militar. Además, le encargó al
mariscal Pietro Badoglio la formación de un nuevo gobierno, cuyas primeras
medidas fueron decretar la completa abolición de las organizaciones fascistas
en Italia.
6.4.6.6
|
Capitulación y
armisticio
|
La caída de Mussolini provocó la
celebración de clamorosas manifestaciones pacíficas en todo el país. Mientras
tanto, los aliados continuaban su avance en Sicilia. Churchill instó a Italia a
elegir entre romper su alianza con Alemania o sufrir las consecuencias de un
agravamiento del conflicto. El general Dwight D. Eisenhower, comandante en jefe
de las fuerzas aliadas, prometió al pueblo italiano una paz honrosa si los
italianos retiraban su ayuda a los alemanes. A mediados de agosto, cuando los
aliados iniciaron la invasión de la península italiana, un representante del
primer ministro Badoglio llegó a Lisboa con la oferta de unirse a los aliados
contra Alemania. Oficiales estadounidenses y británicos negociaron con el
emisario italiano, partiendo de la base de la rendición incondicional de
Italia. El 3 de septiembre, día en que comenzó la invasión del sur de Italia,
se firmó el armisticio.
6.4.6.7
|
La lucha por Italia
|
El anuncio del armisticio desencadenó
una trepidante carrera entre aliados y alemanes para hacerse con los
territorios, bases, armas, suministros, comunicaciones y demás material
anteriormente bajo control italiano. Una gran fuerza anfibia británico-estadounidense
desembarcó en las playas de Salerno, al sur de Nápoles, para dirigirse al
interior y cercar las unidades alemanas que estaban en la vanguardia del
Ejército británico. Sin embargo, los alemanes refrenaron el avance de las
tropas aliadas hasta que las unidades alemanas del sur de Italia se retiraron.
Además, tomaron las ciudades y puntos estratégicos del centro y norte del país,
desarmaron a las tropas italianas y rodearon a miles de supuestos enemigos. El
10 de septiembre ocuparon Roma, de donde dos días antes habían huido el rey
Víctor Manuel III y Badoglio. Los aliados fueron más afortunados en la
carrera por el control de la flota italiana. En respuesta a un mensaje del
comandante de marina aliado en el Mediterráneo, todos los barcos de guerra italianos
útiles abandonaron sus bases en La Spezia y otros puertos italianos para
rendirse a los aliados, según los términos del armisticio firmado por Italia.
Los alemanes conservaron la ayuda de los
profascistas italianos gracias al anuncio, en septiembre, de la proclamación de
la República Social Italiana, regida por Mussolini en oposición al gobierno de
Badoglio. El dictador italiano había sido liberado de su prisión por tropas
paracaidistas alemanas, por lo que no pudo hacerse efectiva la promesa de Badoglio
de entregar Mussolini a los aliados.
6.4.6.8
|
Italia declara la
guerra a Alemania
|
Según las peticiones de los aliados y
del pueblo italiano, el 13 de octubre, Badoglio hizo pública la declaración de guerra
por parte de Italia a Alemania y reorganizó su gobierno de forma más
democrática. Para llevar a cabo su pretensión de contar para su gabinete con
los líderes de varios grupos políticos antialemanes, inició una serie de
consultas con los dirigentes de seis partidos políticos disueltos por Mussolini
que habían formado el Comité de Liberación Nacional. Sin embargo, dichas
formaciones manifestaron que sólo consentirían en formar un gobierno
representativo si el rey abdicaba. Víctor Manuel se negó y Badoglio renunció a
tomar parte en cualquier acto tendente a su expulsión. Como solución temporal,
organizó el llamado 'gobierno técnico de expertos' no pertenecientes a partidos
políticos cuyo objetivo era dotar al país de un gobierno. En noviembre el
Comité de Liberación Nacional votó en contra del primer ministro y pidió la
abdicación del rey.
6.4.6.9
|
El Rey abdica
|
En abril de 1944, Víctor
Manuel III anunció su decisión de retirarse de la vida pública y nombró a
su hijo Humberto, más tarde Humberto II, lugarteniente general del Reino,
nombramiento que sería efectivo cuando las tropas aliadas entrasen en Roma.
Esto dejó libre el camino para la formación de un gobierno representativo del
Comité de Liberación Nacional. El Ejército aliado liberó Roma el 4 de junio,
tras lo cual el rey abdicó en su hijo Humberto. Sin embargo, los dirigentes de
los partidos del Comité se negaron por unanimidad a formar gobierno bajo las
órdenes de Badoglio. Finalmente, el puesto de primer ministro fue ocupado por
Ivanoe Bonomi, que formó un gobierno de coalición.
Los planes de reformas internas que
este gabinete pretendía llevar a cabo resultaron en su mayor parte nulos, ya
que el gobierno se encontraba bajo la jurisdicción y control de los aliados.
Oficiales estadounidenses y británicos, temerosos de todo lo que pudiera
obstaculizar los esfuerzos de guerra aliados, vetaron todas las tentativas de
cambio económico o social. Las autoridades aliadas tampoco veían con buenos
ojos a los voluntarios antifascistas y a los miembros de la resistencia, la
mayoría de ellos radicales. El nuevo gobierno manifestaba, pese a su
heterogeneidad, cierto consenso respecto a los temas políticos básicos. Los
liberales de clase media y los radicales de clase obrera compartían la creencia
de que los términos del armisticio serían modificados y de que Italia tendría
la oportunidad de transformarse en una democracia independiente. Los comunistas
y socialistas, enconados adversarios políticos, pedían reformas económicas.
Incluso entre los comunistas y los católicos existían parcelas de entendimiento
común.
6.4.6.10
|
Un duro invierno
|
El invierno de 1944-1945 estuvo marcado
por las grandes penalidades que hubo de soportar la población, en especial las
regiones devastadas por los alemanes en su retirada. Por todo el centro del
país se veían pueblos incendiados, campos inundados y fábricas, vías férreas,
estaciones eléctricas y puentes en estado ruinoso. Unas 800.000 ha de tierras
de cultivo estaban sin sembrar y los artículos de primera necesidad habían
alcanzado precios prohibitivos. A la vista de la miseria generalizada, el PSI y
el partido de Acción criticaron duramente el liderazgo de Bonomi. La
paralización de la actividad industrial, el desempleo masivo y la elevadísima
inflación frustraban los esfuerzos del gobierno encaminados a la rehabilitación
de la economía del país.
6.4.6.11
|
La muerte de
Mussolini
|
La ofensiva aliada final comenzó en abril
de 1945 y a finales del mes el Ejército alemán había sido completamente
derrotado. Mussolini, junto con su amante, Clara Petacci, y varios oficiales de
alta graduación, cayó en manos de los partisanos en una pequeña ciudad cercana
al lago Como. Tras la celebración de un juicio sumarísimo, el 28 de abril
fueron ejecutados. Después de producirse la rendición de los alemanes, el 2 de
mayo del mismo año, los seguidores de Mussolini sufrieron crueles actos de
venganza. Sólo en Milán, más de 1.000 seguidores del fascismo fueron fusilados.
6.4.6.12
|
El ascenso de De
Gasperi
|
En cumplimiento de una promesa previa,
Bonomi dimitió tras la liberación del norte de Italia. Tras ello, se formó un gobierno
de coalición con representación de todos los miembros del Comité de Liberación
Nacional. El nuevo gobierno encabezado por Ferruccio Parri, líder del Partido
de Acción, no fue capaz de dar soluciones a los problemas con que se enfrentaba
Italia. En octubre, los monárquicos y los dirigentes del Partido Liberal
acusaron al primer ministro Parri de violación de la tregua sobre la cuestión
de la monarquía, y este se vio obligado a dimitir. La crisis consiguiente quedó
patente en las manifestaciones violentas en protesta por el alto índice del
coste de vida en el sur de Italia. El Comité de Liberación Nacional decidió
finalmente nombrar primer ministro a Alcide de Gasperi, líder del Partido de la
Democracia Cristiana, que asumió el cargo el 9 de diciembre.
El año 1946 fue de una dureza
sin par para la mayoría del pueblo italiano. Aunque las privaciones daban lugar
a ocasionales manifestaciones del malestar civil que dominaba el ambiente, el
estado de la población fue de indiferencia durante la campaña que precedió al
referéndum nacional y durante las elecciones de junio para elegir la Asamblea
Constituyente. En abril, durante la convención del Partido de la Democracia
Cristiana, quedó patente el sentimiento antimonárquico en el resultado de la
votación celebrada, en la cual los partidarios de la república ganaron por una
ventaja de 3 a 1. El 9 de mayo el rey Víctor Manuel III abdicó en favor de
su hijo Humberto II.
6.5
|
La República
|
Casi 25 millones de votantes, aproximadamente
el 89% de los italianos con derecho a voto, entre los que figuraban por primera
vez las mujeres, ejercieron su derecho en el referéndum y en las elecciones
celebradas respectivamente el 2 y 3 de junio de 1946. El resultado fue de un
54,3% de electores partidarios de la república. El 10 de junio, con la
proclamación oficial del resultado, Italia se convirtió de facto en una
república. Tres días después el rey Humberto abdicó, abandonó el país y se
estableció en Portugal. Murió en la ciudad suiza de Ginebra en 1983.
6.5.1
|
Los principales
partidos políticos
|
Las elecciones a la Asamblea
Constituyente fueron ganadas por los democristianos, que con 207 escaños se
convirtieron en el primer partido de Italia. El PSI obtuvo 115 escaños, el Partido
Comunista Italiano (PCI) 104 y los cuatro partidos minoritarios se repartieron
los 117 escaños restantes. El 28 de junio Enrico de Nicola, del Partido
Liberal, resultó elegido presidente provisional de la República. De Gasperi
continuó en el cargo de presidente del Consejo.
En las deliberaciones que precedieron a la
aprobación del nuevo gobierno republicano por la Asamblea Constituyente
quedaron patentes las divergencias irreconciliables entre comunistas y democristianos,
situación que se agravó a causa de la amenaza constante del hambre y de la
caótica economía italiana. La pérdida de prestigio del gobierno de De Gasperi
animó a los comunistas y socialistas a unirse. En las elecciones municipales de
noviembre de 1946 los resultados reflejaron la pérdida de confianza en los
democristianos en favor de los comunistas, socialistas y partidos de derecha.
6.5.2
|
La Conferencia de
Paz de París
|
Entretanto la desesperación de los italianos
aumentaba al conocerse las decisiones preliminares de las cuatro grandes
potencias internacionales (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la URSS),
que fueron dadas a conocer en la Conferencia de Paz celebrada en París en julio
de 1946. Entre los acuerdos tomados figuraban la internacionalización de
Trieste, la cesión de varios territorios y el pago de 100 millones de dólares
en concepto de reparaciones a la URSS. Además, el tratado propuesto imponía a
Italia el pago de reparaciones adicionales a otras naciones que habían sido
víctimas del fascismo, restricciones en sus Fuerzas Armadas y que Gran Bretaña
se hiciera cargo del gobierno del África Oriental Italiana, esto último
supeditado a lo que las cuatro potencias decidieran con respecto a las
colonias. A pesar de las protestas de los italianos, el 10 de febrero de 1947
el acuerdo fue firmado; posteriormente, la Asamblea Constituyente lo ratificó
con la abstención de los delegados comunistas y socialistas, y el 15 de
septiembre entró en vigor. Las fuerzas de ocupación aliadas se retiraron del
país poco después. Aunque el sentimiento generalizado del pueblo italiano era
de rechazo hacia el tratado, muchos se tranquilizaron por la actitud mostrada
por el gobierno de Estados Unidos, que había ayudado a que las demandas de los
soviéticos fueran menos duras y había dado muestras de amistad hacia el pueblo
italiano.
6.5.3
|
Violencia política
|
A comienzos de 1947, el PSI, como
reflejo de lo que ocurría en otros países europeos y como consecuencia de su colaboración
con los comunistas, sufrió la escisión de parte de sus miembros, que fundaron
el Partido Socialista de los Trabajadores Italianos (PSLI), luego renombrado
Partido Socialista Democrático Italiano (PSDI). El 15 de enero dimitió Pietro
Nenni, ministro de Asuntos Exteriores del gabinete de De Gasperi y líder del
grupo procomunista, lo que provocó la dimisión del gobierno en pleno. De
Gasperi formó un nuevo gobierno de coalición en el que estaban presentes
comunistas y socialistas; sin embargo, las relaciones entre los moderados y los
radicales se deterioraron rápidamente poco tiempo después. En el marco de la
Guerra fría entre las democracias occidentales y el bloque soviético, los
italianos tomaron partido de acuerdo con su ideología. En este periodo, la
extrema derecha, formada en su mayor parte por antiguos seguidores de Mussolini
y monárquicos, se volvió cada vez más violenta. El 1 de mayo una banda armada
atacó una marcha encabezada por los comunistas en Greci, Sicilia, y asesinaron
a ocho personas. El incidente provocó una crisis de gobierno que se prolongó
desde el 13 al 31 de mayo. De Gasperi formó un gobierno integrado por
democristianos y técnicos sin afiliación política del que fueron excluidos los
comunistas y socialistas. Inmediatamente comenzó una purga de los miembros de
partidos de izquierdas que ocupaban puestos públicos de importancia.
Los conflictos políticos se agravaron. Con
la convocatoria de manifestaciones multitudinarias y huelgas generales, la
izquierda pretendía acabar con el gobierno de De Gasperi. Por otra parte, la
URSS, para dejar patente su hostilidad hacia Italia, vetó el ingreso de Italia
en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entretanto, el PCI se
convertía en miembro fundador de la oficina de Información Comunista o
Kominform. Véase Internacional.
6.5.4
|
Elecciones
parlamentarias
|
Al tiempo que sucedían estos hechos, la
Asamblea Constituyente había redactado el borrador de la Constitución que sería
aprobada el 22 de diciembre de 1947 por 453 votos a favor y 62 en contra. La
Constitución entró en vigor el 1 de enero de 1948. La campaña electoral que
siguió a la aprobación de la misma fue una de las más dramáticas de la historia
del país. Coincidiendo con una intensificación de la Guerra fría, el proceso
electoral llevó a Italia al borde de la guerra civil. Las demostraciones de
fuerza se convirtieron en el eje de la estrategia política de muchos partidos.
La coalición de izquierda, con el apoyo de la Confederación General Italiana
del Trabajo (CGIL), utilizó la huelga como instrumento político. Como
represalia, el gobierno confiscó las armas y municiones y llevó a cabo
manifestaciones militares intimidatorias en algunas ciudades. El papa Pío XII
aprobó la participación del clero italiano en actividades anticomunistas.
En las elecciones del 18 y 19 de abril
los democristianos obtuvieron una mayoría aplastante, al ser votados por el 49%
de los votantes y conseguir 307 escaños en la Cámara de Diputados y 151 en el
Senado. El Frente Popular, la coalición de comunistas, socialistas y radicales,
consiguió 182 escaños en la Cámara de Diputados y 31 en el Senado. Por último,
los socialistas moderados consiguieron 33 diputados y los demás partidos
políticos los 52 escaños restantes.
6.5.5
|
La oposición
comunista
|
El mandato de los democristianos
redujo considerablemente el clima de tensión política que se vivía en el país.
Las muestras de fortaleza comunista hacían poco probable que se pudieran
resolver las diferencias que habían dividido al país. El 11 de mayo, Luigi
Einaudi, el candidato que contaba con el apoyo de los democristianos y los
socialistas moderados se convirtió en presidente de la República y De Gasperi
fue nombrado primer ministro.
La llegada de suministros y las ayudas
del Plan Marshall propiciaba la creación de condiciones económicas favorables
de cara a la reconstrucción de la economía italiana. Los comunistas, de acuerdo
con su política de lucha contra el Plan, convocaron huelgas por todo el país
para exigir subidas salariales. La campaña culminó con la huelga general de 12
horas celebrada el 2 de julio. Durante dos semanas el país se sumergió en otra
grave crisis provocada por el asesinato de Palmiro Togliatti, secretario
general del PCI. La CGIL responsabilizó al gobierno del suceso y convocó una
huelga general en todo el país para obligarlo a dimitir. Durante dos días se
sucedieron manifestaciones violentas en toda Italia. La paz sólo pudo ser
restablecida mediante la movilización de más de 300.000 soldados y miembros de
la policía.
6.5.6
|
Problemas
exteriores
|
En 1949, el Frente Popular
trasladó su enfrentamiento contra el régimen democristiano al Parlamento. Los
ataques comunistas de este periodo se centraron en la oposición al ingreso de
Italia en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). No obstante,
con el apoyo unánime de su gabinete y de una amplia mayoría de la Cámara de
Diputados, De Gasperi firmó en Washington D.C. el tratado de adhesión el 4 de
julio de 1949.
Mientras tanto, las cuatros grandes
potencias acordaron que el tema de las colonias italianas en África debía ser
puesto en manos de la ONU. El 21 de noviembre de 1949, la Asamblea General de
esta organización adoptó una resolución al respecto en la que establecía los
mecanismos necesarios para garantizar la independencia de la Somalia italiana
tras un periodo de diez años de gobierno italiano bajo la supervisión de la
organización. Además aprobó la independencia de Libia para el 1 de enero de
1952 y el estudio por parte de una comisión especial del caso de Eritrea.
Tras la adhesión de Italia a la
OTAN, el país continuó colaborando con las democracias occidentales. En julio
de 1950 el gobierno anunció que el ejército italiano estaría compuesto por
250.000 hombres, según el límite impuesto por el tratado de paz de la
II Guerra Mundial, aunque se preveía una ampliación para el siguiente mes
de diciembre. Posteriormente, los países occidentales no exigieron el
cumplimiento de los términos del tratado de paz relativos a las restricciones
impuestas a Italia sobre rearme.
En junio de 1952 el Parlamento
italiano ratificó el Plan Schuman para la creación de la Comunidad Europea del
Carbón y del Acero (CECA), que más tarde se convertiría en la Comunidad
Económica Europea (en la actualidad Unión Europea).
6.5.7
|
La caída de De
Gasperi
|
Con objeto de aumentar la efectividad del
poder ejecutivo del gobierno, los democristianos y sus aliados aprobaron en
marzo de 1953 un proyecto de ley de reforma electoral para asegurar que el
partido gobernante pudiera contar con una mayoría suficiente en el Parlamento.
El proyecto de ley establecía que el partido o coalición que hubiese obtenido
en las elecciones el 50% o más de los votos ocuparía el 65% de los escaños en
la Cámara de Diputados.
Los días 7 y 8 de junio
se celebraron nuevas elecciones al Parlamento. Los democristianos fueron otra
vez el partido más votado, con el 40% del total de los votos. Los comunistas
quedaron en segundo lugar con el 22,6% y el recién fundado Movimiento Social
Italiano (MSI, neofascista), que subió más que ningún otro, pasó de un 4,2% de
votos en 1948 al 12,7%, quedando en tercera posición. Giuseppe Pella, anterior
ministro de Hacienda, sucedió a De Gasperi como primer ministro gracias a la
abstención de los socialistas y al apoyo de los monárquicos. No obstante, las
diferencias entre los distintos partidos provocó la caída de varios gobiernos
en los dos siguientes años.
A finales de 1953, el futuro del
territorio libre de Trieste puso a Italia y Yugoslavia al borde de la guerra.
La promesa de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia de buscar una fórmula
válida para ambos países disminuyó la tensión. En 1954 acordaron que la zona
que comprendía la ciudad de Trieste pasara a Italia, mientras que el resto de
la región pasara a Yugoslavia. En 1955 Italia ingresó en las Naciones Unidas.
6.5.8
|
Los gobiernos democristianos
|
El repudio de Iósiv Stalin en el
XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética celebrado en febrero de
1956 sumió al PCI en un estado de confusión y desilusionó a los socialistas radicales,
lo que debilitó la alianza que existía entre ambos. Tras la Revolución húngara
de octubre de ese mismo año, el número de simpatizantes comunistas disminuyó.
La decadencia del partido consolidaba a las fuerzas democráticas.
En las elecciones celebradas el 25 y 26
de mayo de 1958, la coalición centrista obtuvo la mayoría en ambas Cámaras. El
2 de julio tomó posesión el nuevo gobierno de coalición integrado por los
democristianos y los socialistas moderados, presidido por Amintore Fanfani. En
1959, Antonio Segni, con un gobierno compuesto exclusivamente por
democristianos se hizo con el poder. Las fuertes críticas suscitadas por la
visita del presidente Giovanni Gronchi a la URSS en febrero de 1960 provocó la
caída del gobierno un mes más tarde. En julio, Fanfani volvió a ocupar la
presidencia del Consejo con el voto a favor de tres partidos centristas y
obtuvo la aprobación de su nuevo gabinete, integrado exclusivamente por
democristianos. Dos años después, el antiguo primer ministro Segni, que había
sido ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno Fanfani, resultó elegido
presidente de la república.
En 1962, las elecciones municipales
sirvieron para confirmar el fuerte apoyo popular a los partido gobernantes y la
pérdida de prestigio de los comunistas, que por primera vez en muchos años
perdían la confianza de los votantes. Posteriormente, la falta de entendimiento
entre los partidos que apoyaban al gobierno era cada vez mayor, sobre todo como
consecuencia de la crítica comunista hacia la política de Fanfani, al que los
comunistas acusaban de no haber sabido promover reformas económicas y asegurar
el desmantelamiento de las bases de misiles de la OTAN en territorio italiano.
Aunque en enero de 1963 todos los partidos acordaron seguir apoyando a su gobierno,
las elecciones al Parlamento de los días 28 y 29 de abril marcaron el comienzo
del declive del gobierno Fanfani. El voto democristiano bajó al 38,3%, mientras
que el comunista subía hasta el 25,3%. Fanfani dimitió el 16 de mayo pero
siguió al frente del gobierno provisional hasta que Giovanni Leone, presidente
de la Cámara de Diputados, formó un gobierno provisional en el que los
democristianos estaban en minoría.
6.5.9
|
El regreso de la
izquierda
|
En octubre, los elementos moderados del
PSI bajo la dirección de Nenni acordaron formar parte de un gobierno de
centro-izquierda, hecho que no se producía desde 1947. El democristiano Aldo
Moro formó entonces un gobierno de coalición con la participación de cuatro
partidos y él mismo asumió el cargo de primer ministro.
Durante 1964 no fue posible el
entendimiento entre los conservadores y los socialistas moderados, con lo que
la situación empeoró ante la perspectiva de perder el periodo de auge económico
que ya duraba seis años ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo para
enfrentarse a la posible crisis económica. Sin embargo, el 4 de marzo de 1965,
los cuatro partidos del gobierno de coalición acordaron olvidar sus diferencias
políticas y emprender una acción conjunta para luchar contra la recesión
económica. Durante 1965 y 1966, el gobierno dirigido por Moro contó con la
confianza de los partidos de la coalición.
6.5.10
|
Malestar social
|
Desde finales de la década de
1960, el país había experimentado una serie de dramáticos cambios sociales,
económicos, políticos y religiosos. En 1968 los estudiantes se enfrentaron con
la policía en el campus universitario de Roma y otras ciudades en demanda de
reformas en el sistema educativo. Por su parte, los trabajadores convocaron
huelgas generales para pedir la reforma de la seguridad social. Las demandas
feministas llevaron a la aprobación de la ley del divorcio en 1973 y la
legalización del aborto en 1978. Los problemas de inflación, desempleo y
depreciación monetaria se agravaron como consecuencia de la recesión de 1974 y
el incremento del precio del petróleo. Esto produjo una subida del déficit y la
necesidad de recurrir a los créditos internacionales por sumas elevadísimas
para evitar la bancarrota del país.
Durante este periodo, el sistema político
italiano tuvo que luchar por mantener el ritmo del cambio. El final de la
década de 1960 y los comienzos de la de 1970 se caracterizaron por la sucesión
de una serie de gobiernos de coalición de corta duración bajo la dirección de
los democristianos. Incluso durante un breve periodo en 1974, el país no tuvo
ningún tipo de gobierno. El agravamiento de la situación económica y la ola de
secuestros y violencia política que azotaban el país supusieron la pérdida de
confianza en el gobierno y el apoyo al PCI y a su secretario general Enrico
Berlinguer.
En las elecciones regionales de 1975,
los comunistas consiguieron el 33% de los votos, lo que les permitió presionar
al gobierno para apoyar una coalición duradera entre los comunistas y los
democristianos. En las elecciones al Parlamento de junio de 1976, los
comunistas alcanzaron el 35% de los votos, mientras que los democristianos
obtuvieron el 39%. El dirigente democristiano Giulio Andreotti formó gobierno
con el respaldo de los comunistas. En julio de 1977, los comunistas lograron
tener influencia en las decisiones políticas del país. En enero de 1978 se
desploma el gobierno Andreotti bajo la insistencia comunista de que el país
necesitaba que se tomaran medidas económicas de urgencia y de que los
comunistas ocuparan cargos ministeriales. Finalmente, en marzo, Andreotti forma
un nuevo gobierno con el apoyo formal de los comunistas, pero tuvo que dimitir
en enero de 1979 como consecuencia de la pérdida del apoyo de sus aliados.
6.5.11
|
Terrorismo urbano
|
La violencia y la anarquía que
habían azotado a la sociedad italiana durante la década de 1970, adquirieron
tintes más virulentos hacia el final de la misma. Los terroristas de extrema
izquierda, indignados por la decisión del PCI de aliarse con el gobierno,
iniciaron una serie de ataques dirigidos contra políticos, miembros de la
policía, periodistas y empresarios. En marzo de 1978 el antiguo primer ministro
Aldo Moro fue secuestrado por las Brigadas Rojas, que exigieron, a cambio de la
puesta en libertad de Moro, la excarcelación de otros elementos terroristas. El
gobierno tomó la decisión de no negociar con los secuestradores de Moro, que
más tarde apareció asesinado.
6.5.12
|
Coaliciones
inestables
|
Entre junio de 1979 y junio de
1981, los democristianos ocuparon el poder, cosa que ya habían hecho durante
más de tres décadas. En 1981, Giovanni Spadolini, líder del pequeño Partido
Republicano, se convirtió en el primer ministro no democristiano desde la
II Guerra Mundial. Las crisis de gobierno de agosto de 1983 llevaron a la
formación de un nuevo gobierno bajo la dirección de Bettino Craxi, el primer
ministro socialista desde la guerra. Craxi ocupó el cargo hasta marzo de 1987
convirtiéndose de esta forma en el dirigente que más tiempo conservó su cargo.
En 1984, bajo su dirección, el gobierno firmó un acuerdo con el Vaticano en
sustitución de los Pactos de Letrán de 1929 por el que la religión católica
dejó de ser la oficial del país. En julio de 1987, el democristiano Giovanni
Goria le sustituyó en el cargo con un gobierno pentapartido (integrado por
cinco partidos políticos) que se rompió en marzo de 1988. Ocupó entonces el
puesto de primer ministro el dirigente del ala izquierda del partido
democristiano, Ciriaco De Mita. Un año más tarde, en marzo de 1989, De Mita fue
cesado como secretario del partido y dos meses después presentó la dimisión
como primer ministro. Andreotti ocupó por sexta vez el cargo de primer
ministro, pero los enfrentamientos entre los democristianos y la coalición de
los cinco partidos provocó su dimisión en marzo de 1991. Al ser imposible la
formación de un nuevo gobierno, Andreotti volvió al poder en abril con una
coalición que consiguió sobrevivir un año.
6.5.13
|
El fin del
pentapartido
|
La caída del régimen comunista en
la Europa oriental influyó de forma decisiva en la política italiana. En 1990,
el PCI se rebautizó como Partido Democrático de la Izquierda, cambiaron la
orientación de su política suavizando actitudes anteriores como el ateísmo y la
lucha de clases en favor de cuestiones más actuales como el medio ambiente, el
feminismo y el endémico desajuste económico entre la zona norte del país, más
industrializada, y la sur, donde reinaba la pobreza. El PSI, con Craxi a la
cabeza, intentó unificar a la izquierda y creó el Partido Socialista Unificado.
No obstante, en las elecciones de abril de 1992 los votantes pusieron de
manifiesto su falta de confianza en los partidos existentes: la Democracia
Cristiana, que anteriormente dominaba la escena política obtuvo solamente el
29,7% de los votos, el Partido Democrático de la Izquierda fue segundo con el
16,1%, cuando en las elecciones de 1987 habían obtenido el 26,6% del total de
los votos y los socialistas, los terceros más votados, se hicieron con el
13,6%.
Estos resultados se explican por la
conjunción de una serie de factores tales como la recesión económica, el alto
índice de desempleo, el conocimiento de numerosos casos de corrupción política
y la enorme influencia ejercida por la Mafia. En los dos años siguientes, más
de 6.000 personajes públicos entre políticos, miembros del poder judicial e
importantes hombres de negocios fueron puestos bajo investigación judicial o
arrestados como consecuencia de los casos de soborno y corrupción política.
Como consecuencia de estos escándalos Craxi presentó su dimisión como dirigente
del Partido Socialista a comienzos de 1993, y tras las elecciones de abril se
aprobaron ocho nuevas medidas encaminadas a la reforma del sistema electoral
italiano. El primer ministro Giuliano Amato dimitió y ocupó su lugar el que
había sido gobernador del Banco de Italia, Carlo Azeglio Ciampi.
En las elecciones de marzo de 1994
una coalición formada muy poco antes, el Polo de la Libertad, se hizo con el
poder al conseguir el 58% de los votos. La coalición de izquierda obtuvo el 34%
y los partidos de centro, poderosos en el pasado, se hicieron con un 7% de
votos. El Polo estaba formado por la Liga Norte (anteriormente llamada Liga
Lombarda), que en las elecciones de 1992 había quedado en cuarta posición y que
abogaba por la división de Italia en tres repúblicas independientes, pero que
en 1994 moderó su anterior postura y puso mayor énfasis en los temas económicos
y de impuestos; la Alianza Nacional y el jovencísimo partido Forza Italia,
creado por el magnate de los medios de comunicación Silvio Berlusconi. La
victoria del Polo de la Libertad daba a la derecha la mayoría absoluta en la
Cámara de Diputados y se convertía en el grupo más fuerte en el Senado. Forza
Italia, que obtuvo alrededor del 25% de los votos, fue el más votado, y
Berlusconi, su líder, ocupó el cargo de primer ministro. Desde esta posición,
Berlusconi tuvo que enfrentarse no sólo con el reto de resucitar la moribunda
economía italiana, sino que además tuvo que hacer frente a los problemas internos
que lo enfrentaban con los otros dos miembros de la coalición.
En las elecciones generales celebradas
a principios de 1996, resultó vencedora la coalición de centro-izquierda El
Olivo, que llevó a la presidencia del Consejo a Romano Prodi.
La inestabilidad política presidió, debido a
la heterogeneidad de las fuerzas políticas que integraban la coalición de
centro-izquierda, el periodo durante el que Prodi fue primer ministro. Entre
sus principales prioridades estuvo situar a Italia entre los primeros países en
adherirse a la Unión Económica y Monetaria (UEM).
La primera crisis relevante se produjo
en octubre de 1997, cuando los diputados del Partido de la Refundación
Comunista se negaron a apoyar los presupuestos para 1998 presentados por el
gobierno en el Parlamento. Pese a que Prodi aceptó incluir algunas de las
peticiones realizadas por los comunistas, estos finalmente no respaldaron las
propuestas del gobierno, por lo que el primer ministro presentó su renuncia.
Tras varios días de negociaciones, El Olivo y el PRC acordaron un pacto de
gobernabilidad de un año de duración.
Los ciudadanos italianos apoyaron en las
elecciones municipales celebradas en noviembre de ese año las candidaturas de
centro-izquierda en las principales ciudades italianas, lo que se interpretó
como un respaldo indirecto hacia la gestión del gobierno.
Superada la crisis política, el
Parlamento emprendió algunas iniciativas durante los meses siguientes: así, en
diciembre se aprobaba el regreso de los miembros de la Casa de Saboya al país;
y en abril del año siguiente se planificaba la reorganización territorial del
país, concediendo mayor autonomía a las regiones italianas, dentro de un
proyecto más amplio de reforma de la Constitución. Este proyecto finalmente no
prosperó debido a las divergencias en torno a cómo acometerlo.
Tras un año de aparente
normalidad, en el que Italia había acordado, junto con otros 11 países miembros
de la Unión Europa, establecer, a partir del 1 de enero de 1999, el euro como
unidad monetaria, en octubre de 1998 el primer ministro italiano presentó de
nuevo su dimisión como primer ministro tras perder, por un sólo voto, la moción
de confianza que había planteado ante la Cámara de Diputados. La negativa de
los comunistas a aprobar los presupuestos presentados estaba, una vez más, en
el origen de la crisis.
Esta actitud había provocado, poco
antes de la presentación del voto de confianza, una profunda división en el
Partido de la Refundación Comunista: su presidente, Armando Cossutta, dimitió
de su cargo en protesta por la actitud 'obstruccionista' del secretario
general, Fausto Bertinotti, y advirtió que él y sus seguidores en el grupo
parlamentario votarían a favor de los presupuestos y respaldarían a Prodi. A
continuación, Cossutta fundó un nuevo grupo político, el Partido de los
Comunistas Italianos.
Pero los votos de los comunistas
moderados no le bastaron a Prodi para seguir adelante con la labor de gobierno
y la derrota en la Cámara de Diputados provocó su dimisión inmediata. De ese
modo se ponía fin al, hasta ese momento, segundo ejecutivo más longevo de la
era republicana.
Tras la dimisión de Prodi, se
barajaron varias fórmulas respecto al carácter del nuevo ejecutivo y a quien lo
debía presidir; finalmente, Massimo d'Alema, principal figura de los Demócratas
de Izquierda (DS), fue el encargado de formar nuevo gobierno en Italia a
finales de ese mismo mes, que contó con el apoyo de los principales grupos
políticos que habían constituido El Olivo (Demócratas de Izquierda, Partido
Popular Italiano, Renovación Italiana), así como con el respaldo por la
izquierda del partido de Cossutta y por la derecha del grupo creado por el ex
presidente de la República, Francesco Cossiga, la Unión Democrática para la
República (UDR). De este modo, se constituyó una nueva mayoría que, aunque
manteniendo algunos de los postulados que habían dado lugar a El Olivo, suponía
la ruptura de esta coalición de centro-izquierda vencedora en 1996.
Opuesto al nuevo gobierno, el ex primer
ministro Romano Prodi, formó en enero de 1999 un nuevo grupo político,
Demócratas por el Olivo, con el que intentaba recuperar el protagonismo perdido
tras su dimisión.
El referéndum celebrado en abril de ese
mismo año, y con el que se pretendía reformar la ley electoral italiana (en el
sentido de dar prioridad al sistema mayoritario frente al proporcional), fue
invalidado al no lograrse superar el 50% de participación necesario para llevar
adelante la reforma, enmarcada en proyecto más amplio de renovación del texto
constitucional italiano. Los pequeños partidos políticos, contrarios a la
eliminación del sistema proporcional por cuanto supondría su práctica
desaparición del Senado y de la Cámara de Diputados, fueron los triunfadores de
la consulta.
En el mes de mayo, el
ministro del Tesoro, Carlo Azeglio Ciampi, fue elegido por el Parlamento
italiano nuevo presidente de la República, en sustitución de Oscar Luigi
Scalfaro. Contó con el apoyo tanto del gobierno como de la oposición, por lo
que fue necesaria tan sólo una votación. Los partidos de centro-derecha
presentes en el gabinete de Massimo d'Alema, el Partido Popular Italiano y
Renovación Italiana, se habían opuesto (si bien acabaron respaldándole en mayor
o menor medida) a la elección de Ciampi, quien tomó posesión del cargo el 28 de
mayo.
El 19 de abril de 2000,
D’Alema dimitió definitivamente y Ciampi encomendó al ex primer ministro y
ministro del Tesoro, Giuliano Amato, encabezar el gabinete. Este juró el cargo
el 25 de abril de 2000 y logró la confianza parlamentaria el día 28.
El 13 de mayo de 2001 se
celebraron elecciones generales, cuyos resultados supusieron un rotundo triunfo
de La Casa de las Libertades, coalición formada por Berlusconi en torno a Forza
Italia, la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, la Liga Norte de Umberto Bossi
y otros grupos políticos de centro-derecha. La amplia victoria de La Casa de
las Libertades sobre El Olivo, la coalición de centro-izquierda liderada por
Francesco Rutelli, se tradujo en una sólida mayoría absoluta en las dos cámaras
parlamentarias y en la formación de gobierno por Berlusconi, que accedió así
por segunda vez al cargo de primer ministro. En abril de 2002, sin haberse
cumplido un año del nuevo mandato de Berlusconi, su gabinete tuvo que hacer
frente a una primera huelga general, motivada por su controvertida política
laboral. El primer ministro también se encontró con la oposición del propio
presidente de la República, Ciampi, el cual se negó a firmar la llamada ley de
televisiones propuesta por Berlusconi, aduciendo que permitía 'posiciones
dominantes' y vulneraba el pluralismo informativo.
Otro punto clave del programa
político de Berlusconi fue su proyecto para abordar una profunda reforma
constitucional, que reforzaría el poder del primer ministro y acercaría las
estructuras del Estado al federalismo (transfiriendo notables competencias a
las regiones). La tercera y cuarta huelgas generales desarrolladas contra su
gobierno (en octubre de 2003 y marzo de 2004) no impidieron la aprobación, en
julio de 2004, de su neoliberal modificación del régimen de pensiones. Por lo
que respecta a la política exterior, el gobierno de Berlusconi selló una sólida
alianza con el presidente estadounidense, George W. Bush, y su política contra
el terrorismo internacional; así, Italia apoyó, en 2003, la invasión de Irak
por parte de una coalición encabezada por Estados Unidos. Esta especial
vinculación vivió su peor momento en marzo de 2005, cuando un control
estadounidense en Irak mató por error a un agente secreto italiano que acababa
de rescatar a una compatriota. Al mes siguiente, el centro-derecha sufrió una
clara derrota ante las candidaturas de centro-izquierda en las elecciones
regionales. Este hecho sirvió de detonante para que se produjera una crisis de
gobierno, originada durante ese mismo mes de abril de 2005, al abandonar el
ejecutivo los miembros de la Unión de Demócratas Cristianos (UDC). Berlusconi
dimitió, pero recibió de Ciampi el encargo de constituir un nuevo gabinete;
aunque con problemas (dadas las diferencias existentes en el seno de su
coalición con respecto a la política fiscal y económica, y, sobre todo, a la
reforma constitucional federalista, que respaldaba la Liga Norte pero que no
veían con buenos ojos ni la Alianza Nacional ni los democristianos), Berlusconi
pudo salvar las alianzas vigentes y diseñar un nuevo equipo ministerial
conformado por los mismos cuatro partidos que hasta entonces (Forza Italia,
Liga Norte, Alianza Nacional y UDC). A finales de ese año 2005, fueron
aprobadas en el legislativo tanto la reforma federalista como la del sistema
electoral (que volvió a ser proporcional).
En las elecciones de abril de
2006, la victoria fue para el bloque de centro-izquierda (denominado La Unión y
cuyo candidato a primer ministro era Romano Prodi), que obtuvo 348 escaños en
la Cámara de Diputados y 158 en el Senado, mientras que La Casa de las
Libertades obtuvo 281 diputados y 156 senadores. El 10 de mayo siguiente,
Giorgio Napolitano, de Demócratas de Izquierda, fue elegido presidente de la
República; tras relevar a Ciampi durante ese mismo mes, encomendó formar
gabinete a Prodi, quien sustituyó a Berlusconi en la jefatura gubernamental el
día 17.
En el referéndum celebrado en junio de
2006 acerca de la reforma constitucional federalista promovida en la anterior
legislatura por Berlusconi, más del 61% de los votantes se decantó por el ‘no’,
tal y como se propugnaba desde el nuevo ejecutivo de centro-izquierda. Este
entraría en crisis, en cambio, en febrero de 2007, al perder en el Senado una
votación para el mantenimiento de fuerzas italianas en Afganistán; como
consecuencia de ello, Prodi presentó su dimisión a Napolitano. El presidente de
la República solicitó al primer ministro dimisionario que sometiera a su
gobierno a una moción de confianza parlamentaria, que obtuvo tanto en el Senado
como en la Cámara de Diputados.
Similar circunstancia se produjo en enero de
2008; tras retirarse de la coalición gubernamental el partido democristiano
Udeur, Prodi tuvo que someterse a una nueva moción en las cámaras, que esta vez
no superó en el Senado. Tras dimitir Prodi, Napolitano convocó elecciones
anticipadas para el siguiente mes de abril. En ellas, la nueva plataforma
política de Berlusconi, Pueblo de la Libertad (creada en noviembre de 2007),
logró una rotunda victoria sobre el centro-izquierda, liderado esta vez por
Walter Veltroni y que se presentó coligado en el Partido Democrático
(constituido en octubre de 2007 por la fusión de Demócratas de Izquierda y La
Margarita, y al que luego se unirían otras fuerzas). Al conseguir mayoría absoluta
en las dos cámaras legislativas (Pueblo de la Libertad logró 344 diputados y
174 senadores), Berlusconi se aseguró el regreso a la jefatura de gabinete y, a
priori, la que podría ser una bonancible legislatura en términos de
gobernabilidad.
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