Japón (nombre oficial, Nihon o Nippon
Koku, Japón), monarquía constitucional situada en el este de Asia, que
comprende cuatro grandes islas, así como las islas Ryūkyū y más de 1.000 islas
menores adyacentes. Limita al norte con el mar de Ojotsk, al este con el océano
Pacífico, al sur con el océano Pacífico y el mar de la China Oriental, y al
oeste con el estrecho de Corea y el mar del Japón (mar Oriental). Las islas
japonesas se extienden en un arco irregular desde la isla de Sajalín
(perteneciente a Rusia) a la isla de Formosa (Taiwan). El propio Japón consta
de las grandes islas de Hokkaidō, la más septentrional, Honshū, la isla
principal, Shikoku, y Kyūshū, la más meridional. En conjunto, estas islas
tienen una superficie total de unos 362.000 km²; añadiendo las numerosas
pequeñas islas cercanas, la extensión de Japón es de 377.837 km². Tokio es la
capital y mayor ciudad del país.
La Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) ocupó las islas Kuriles, situadas al norte de Hokkaidō y
conocidas con el nombre de Chishimaretto durante la hegemonía japonesa, al
finalizar la II Guerra Mundial según el acuerdo alcanzado en la Conferencia de
Yalta en 1945. Hasta la rendición incondicional de Japón a los aliados el 2 de
septiembre de 1945, el imperio nipón controlaba, además de lo que es
actualmente Japón y las islas Kuriles, un área de aproximadamente 1.651.100
km2, que englobaba Corea, Formosa, Dongbei Pingyuan (Manchuria), el territorio
arrendado de Guangdong (Kwangtung), las islas Pescadores, Karafuto (la mitad
meridional de Sajalín), así como las islas Marshall, las islas Marianas
(excepto Guam, posesión de Estados Unidos) y las islas Carolinas, territorios
bajo mandato japonés desde el Tratado de Versalles de 1919, después de la I
Guerra Mundial.
2 TERRITORIO
Y RECURSOS
Las islas de Japón son las cimas de una
enorme cadena de montañas que en su origen formó parte del continente asiático,
del cual se separó durante el cenozoico. La isla principal, Honshū, con una
forma alargada y estrecha, tiene una anchura máxima de 241 km y una longitud de
unos 1.000 km; ningún punto de Japón está a más de 161 km del mar. La costa de
Japón es muy grande en proporción a la superficie de las islas y totaliza, con
sus múltiples bahías y accidentes, unos 29.751 km. La costa del Pacífico es muy
accidentada, debido a la acción erosiva de las mareas y de las fuertes
tormentas costeras. La costa occidental de Kyūshū, en el mar de la China
Oriental, es el sector más irregular de la costa japonesa. En la costa
oriental, al norte de Tokio, hay algunas ensenadas navegables, pero las mejores
bahías y puertos de Japón se encuentran al sur. Entre Honshū, Shikoku y Kyūshū
está Seto-Naikai o mar Interior, salpicado de islas y conectado con el océano
Pacífico y el mar del Japón (mar Oriental) por tres estrechos angostos a través
de los que raramente pasan las tormentas oceánicas. La costa occidental de las
islas de Japón, en el mar del Japón (mar Oriental), donde casi no se producen
mareas, es relativamente recta y mide menos de 4.830 km; los únicos accidentes
destacados en esta zona costera son las bahías de Wakasa y Toyama en Honshū.
Japón tiene un paisaje de montañas altas
y valles profundos, con muchas llanuras pequeñas. Debido a la secuencia
alternante de montaña y valle y a que la mayoría del suelo es rocoso, se estima
que sólo el 12,9% del territorio japonés está cultivado.
2.1 Ríos
y lagos
Aunque Japón tiene abundantes cursos de
agua —prácticamente cada valle tiene una corriente de agua— no hay grandes ríos
navegables; los existentes varían en tamaño desde los arroyos esporádicos
durante el deshielo de primavera o la estación lluviosa de verano a las
pequeñas corrientes que se mantienen incluso durante la estación seca. La
sucesiones de rápidos y caídas son tan comunes que sólo los barcos con un
calado muy somero pueden navegar por los ríos. El río más largo de Japón es el
Shinano, en Honshū, con 367 km; otros ríos destacados de esta isla son el Tone,
el Kitakami, el Tenryu y el Mogami. Entre los ríos más importantes de Hokkaidō
se encuentran el Ishikari (el segundo río más largo de Japón), el Teshio y el
Tokachi. El Yoshino es el río más largo de Shikoku. Los abundantes lagos
japoneses son notables por su belleza; algunos se localizan en los valles
fluviales, pero la mayoría son lagos de montaña y muchos son áreas turísticas
durante el verano. El mayor lago de Japón, que cubre unos 685 km2, es el Biwa,
en Honshū.
2.2 Regiones
fisiográficas
Las llanuras japonesas se extienden a lo
largo de los cursos bajos de los ríos más importantes, en mesetas a lo largo de
las laderas inferiores de las cadenas montañosas y en las tierras bajas junto a
la costa. Las llanuras más extensas se localizan en Hokkaidō: a lo largo del
río Ishikari, en el sector occidental de la isla, siguiendo al río Tokachi en el
sureste y rodeando las ciudades de Nemuro y Kushiro en el centro de la costa
este. Honshū tiene varias llanuras importantes; en la llanura de Osaka se
hallan las ciudades de Kōbe, Kioto y Osaka, en la llanura de Kanto se asienta
Tokio, y Nagoya es la ciudad principal de la llanura de Nobi. La llanura de
Tsukushi es la más destacada de Kyūshū.
Las montañas de Japón son el rasgo más
notable de su topografía. Las cordilleras montañosas se extienden por las islas
de norte a sur. Las principales cadenas radian otras más pequeñas que se
extienden lateralmente o corren paralelas a la cordillera principal y a menudo
descienden a la costa, donde forman bahías y puertos. En el norte, la isla de
Hokkaidō se caracteriza por una cordillera volcánica que desciende desde las
Kuriles y aparece en la parte suroccidental de la isla. Estas montañas se
bifurcan en dos líneas cerca de la bahía de Uchiura, en la costa suroccidental,
y reaparecen en la isla de Honshū en dos cordilleras paralelas; la menor,
situada por completo en el noreste, separa el valle del río Kitakami del océano
Pacífico. La cordillera principal continúa a través del suroeste hasta que
encuentra una masa de sierras que la cruzan, cierran la meseta del río Shinano
y forman un cinturón montañoso, el más elevado de Japón, que atraviesa la parte
más ancha de la isla. El pico más elevado, con 3.776 m, es el Fuji Yama, un
volcán inactivo que se encuentra cerca de Yokohama, y que es uno de los temas
favoritos del arte nipón, por su excepcional belleza y por ser único en altura
y forma. Una de las cadenas subsidiarias de la cordillera central recibe el
nombre de Alpes Japoneses por la grandiosidad de su paisaje; el punto más alto
de la cadena es el Yariga (3.180 m). Más al sur, se encuentra otra cadena con
elevaciones destacadas, cuya altura máxima es el monte Shirane (3.192 m). Las
islas de Shikoku y Kyūshū tienen también cadenas montañosas, aunque ninguna
tiene ningún pico superior al Ishizuchi (1.982 m) en la isla de Shikoku. Los
volcanes son bastante frecuentes; se conocen unos 200, de los que unos 50 están
activos. Las fuentes termales y las áreas volcánicas emiten abundantes gases.
2.3 Seísmos
Los terremotos son frecuentes en Japón.
Un estudio mostró que las perturbaciones sísmicas, sobre todo de naturaleza
menor, ocurrían más de tres veces al día. Las investigaciones geológicas han
demostrado que bajo el impacto continuo de estas perturbaciones la costa
occidental de las islas niponas se está asentando, mientras que la del Pacífico
está en ascenso. Las costas orientales están expuestas a terremotos de gran
intensidad que afectan a grandes áreas y normalmente están acompañados por
grandes maremotos; parece que estas ondas comienzan cerca de la costa
nororiental de Honshū, donde se cree que existe un gigantesco cráter marino a
más de 8.000 m de profundidad. El terremoto más catastrófico de la historia
nipona tuvo lugar en 1923; su epicentro se localizó en la bahía de Sagami y
afectó a Tokio y Yokohama provocando 150.000 víctimas. En 1995 la ciudad
portuaria de Kōbe se vio afectada por un seísmo que causó 5.000 víctimas.
2.4 Clima
Las islas japonesas ocupan una franja de
17º de latitud, y sus condiciones climáticas varían mucho. Las temperaturas
tienen un promedio que oscila desde unos 5 ºC en Nemuro (Hokkaidō) hasta unos
16 ºC en Okinawa. Hokkaidō y el sector meridional de Honshū se caracterizan por
veranos cortos e inviernos largos y fríos debido en gran parte a los vientos
noroccidentales procedentes de Siberia y la corriente fría de Ojotsk (u Oya
Shivo), que fluye hacia el sur en el mar del Japón (mar Oriental). Hacia el sur
y el este de esta región la influencia de la corriente cálida de Kuro-Shivo
modera los inviernos. En Shikoku, Kyūshū y en el sur de Honshū los veranos son
cálidos y húmedos, casi subtropicales, y los inviernos son templados con pocas
nevadas. Japón se encuentra en el camino de los monzones surorientales, que
aportan bastante de la humedad en verano. Las precipitaciones anuales varían
desde unos 1.015 mm en Hokkaidō hasta 3.810 mm en las montañas del centro de
Honshū. Desde junio hasta octubre tienen lugar ciclones tropicales, también
llamados tifones: pueden causar graves daños, sobre todo a los barcos.
2.5 Recursos
naturales
Los recursos naturales más importantes
de Japón son principalmente los agrícolas. Aunque la tierra cultivable es
limitada, Japón tiene una de las mayores producciones mundiales por área
sembrada y el país produce el 71% de sus alimentos. El gran potencial de
energía hidroeléctrica de Japón se ha desarrollado en buena medida, pero los
recursos minerales son limitados; el país importa la mayor parte de los
minerales que necesita.
2.6 Flora
y fauna
Los veranos húmedos y cálidos son la
causa de la gran variedad y exuberancia de la flora japonesa. Se pueden
encontrar más de 17.000 especies de plantas con o sin flores, muchas de ellas
muy cultivadas y muy populares, como los ciruelos blancos y rojos, los cerezos,
azaleas, peonías, lotos y, en especial, los crisantemos, la flor nacional de
Japón. Otras especies importantes son la pimpinela, la campánula, el gladiolo y
muchas variedades de lilas. Hay pocas flores silvestres.
La variedad de árboles predominante en
Japón es la conífera; una especie común es el sugi, o cedro japonés, que puede
alcanzar los 46 m de altura. Otras perennifolias notables son el alerce, la
pícea y muchas variedades de abetos. En Kyūshū, Shikoku y el sur de Honshū
crecen árboles subtropicales como el bambú, el árbol del alcanfor y el árbol de
la cera, y se cultiva la planta del té. Los árboles del centro y del norte de
Honshū son los típicos de la zona templada, como hayas, sauces, castaños y
coníferas; el árbol de la laca y la morera se cultivan extensivamente y el
ciprés, el tejo, el boj, el acebo y el mirto son abundantes. En Hokkaidō la
vegetación es subártica y similar a la del sur de Siberia; la pícea, el alerce
y el abeto meridional son los árboles más comunes, aunque hay ejemplares de
alisos, álamos y hayas. Los frutales más comunes en Japón son los melocotoneros
(durazneros), los perales y los naranjos.
Los japoneses practican un tipo único de
jardinería paisajística, en el que reproducen en miniatura los paisajes
naturales de forma estilizada. También cultivan árboles enanos, como el cerezo
y el ciruelo que, mediante podas cuidadosas, mantienen una altura de unos 30
cm. Especialmente famosos son los bonsáis, plantas ornamentales sometidas a
técnicas de cultivo que impiden su crecimiento mediante corte de raíces y poda
de ramas.
En comparación con su flora exuberante,
la fauna de Japón es más escasa aunque cuenta con al menos 140 especies de
mamíferos, 450 especies de aves y una amplia variedad de reptiles, batracios y
peces. El único primate mamífero es el mono de cara roja, el macaco japonés,
que se encuentra en todo Honshū. Entre los carnívoros destacan el oso rojo, el
oso negro y el oso pardo. Son frecuentes los zorros y tejones y otros animales
con pelo, como el jabalí, la marta, el visón japonés, la nutria, la comadreja y
distintas variedades de focas. Las liebres y los conejos y otros roedores como las
ardillas, las ardillas voladoras, las ratas y los ratones son numerosos, aunque
no hay ratones caseros. Hay muchas variedades de murciélagos; entre los
insectívoros destacan el topo japonés y la musaraña. De las dos especies de
ciervos la más común es el pequeño ciervo japonés, que tiene el pelo blanco
moteado en el verano y pardo en invierno.
El gorrión, la golondrina casera y el
tordo son las aves más comunes de Japón. Las aves acuáticas constituyen casi el
25% de las especies conocidas y aparecen especies como la grulla, la garza, el
cisne, el pato, el cormorán, la cigüeña y el albatros. Las aves canoras son
numerosas; el camachuelo y dos variedades de ruiseñores son los más conocidos.
Otras aves comunes son el petirrojo, el cuco, el pájaro carpintero, el faisán y
la paloma.
En las aguas costeras de Japón abundan
los peces, que se capturan en enormes cantidades y son consumidos como pescado
fresco o en conserva o utilizados para la fabricación de fertilizantes. También
son comestibles diversas especies de algas.
2.7 Temas
medioambientales
Japón tiene fuentes limitadas de energía
natural tradicional pero igualmente posee un sector industrial en crecimiento y
una gran población con uno de los niveles de vida más elevados del planeta.
Para lograrlo ha seguido una agresiva política de energía nuclear y actualmente
obtiene cerca del 31,94% de su energía a partir de plantas nucleares, con
expectativas de llegar hasta el 60% hacia el año 2030. Hay 53 plantas nucleares
en funcionamiento. La ubicación de estas plantas, en lo que respecta a los
riesgos de terremotos, almacenamiento de desechos nucleares, importación de
combustible nuclear, y exportación del combustible consumido para su
reprocesamiento, plantea importantes riesgos medioambientales y de seguridad. Japón
tenía una gran reserva de plutonio a principios de los años noventa. Otras
fuentes de energía son la hidroelectricidad, el carbón y el petróleo. Aún con
el desarrollo de la energía nuclear, Japón produce casi el 5% del total de las
emisiones de gases con efecto invernadero. El Gobierno ha diseñado estrategias
de carácter nacional para enfrentarse a éste y a otros problemas.
La activa economía de Japón ha generado
muchos problemas, también habituales en otros países industrializados. Alguno,
como la contaminación del aire, es mucho más severo debido a la elevada
concentración de zonas urbanas; el 66% (2005) de la población es urbana y ocupa
sólo un 3% de la tierra. Las concentraciones de dióxido de azufre han caído
significativamente en respuesta a las regulaciones medioambientales, pero los
óxidos de nitrógeno, que contribuyen a la lluvia ácida y provocan enfermedades,
aún son un problema. La calidad del agua ha ido mejorando desde 1970, pero
muchas superficies de agua todavía exceden los niveles relacionados con las
sustancias orgánicas. Los aumentos de desechos domésticos en los años ochenta
se encontraban entre los más altos del mundo, y Japón se enfrenta a severas
reducciones, en cuanto a espacio, para ubicar vertederos.
La ética de la conservación de la
naturaleza en Japón ha sido muy fuerte desde la aparición del budismo en el
siglo VI. Los bosques protegidos y reservas especiales para caza ya tenían
mucha tradición cuando Japón ingresó en la era moderna de influencia occidental
a mediados del siglo XIX. Los bosques actuales cubren el 65,8% (2005) de Japón,
aunque la mayoría son plantaciones comerciales. A pesar de sus propios bosques,
Japón se encuentra entre los mayores importadores de madera del mundo.
Actualmente hay 28 parques nacionales
importantes y más de 350 de menor tamaño, que cubren más del 14% del país.
Entre las numerosas reservas de vida silvestre y los santuarios especiales se
cubre más del 8,7% de su superficie. También hay al menos 28 parques marinos.
La Ley para la Conservación de la Naturaleza de 1972 establece que todos los
sistemas naturales sean inventariados cada cinco años, tarea que se puede
cumplir gracias a la participación de voluntarios y organizaciones no
gubernamentales. Los japoneses son personas apasionadas por su patrimonio
natural. El porcentaje de visitas de los residentes a los parques nacionales
está entre los más altos del mundo, y desde la década de 1980 hay un fuerte
movimiento medioambiental.
Los desastres naturales forman parte de
los riesgos de vivir en Japón. Debido a que este país se encuentra en el Anillo
de Fuego, el círculo sísmico de la cuenca del Pacífico, está sujeto a numerosos
terremotos. El más reciente de los más graves ocurridos se desarrolló en Kobe
en enero de 1995 y provocó la muerte a más de 5.000 personas. Los terremotos
más distantes de las islas generalmente llegan a la costa con tsunamis, y
algunas ciudades están protegidas con enormes muros artificiales en el mar. En
Japón también se encuentra el 20% de los volcanes activos del planeta. Por
último, los tifones a veces afectan a las islas meridionales.
Japón se encuentra entre los pocos
países asiáticos que ha ratificado el Convenio de Ramsar sobre zonas húmedas.
En 1980 ya había declarado cuatro reservas de biosfera bajo el programa El
Hombre y la Biosfera de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Otros acuerdos medioambientales
internacionales son los relativos al Tratado del Antártico, biodiversidad,
cambios climáticos, especies en peligro de extinción, cambios medioambientales,
residuos peligrosos, vertido de residuos al mar, prohibición de realizar
ensayos nucleares, capa de ozono, contaminación naval y madera tropical (1983 y
1994).
3 POBLACIÓN
Los actuales japoneses son esencialmente
mongoloides, al igual que los chinos y coreanos, aunque algo más bajos. Los
ainus, individuos de un pueblo caucásico que en la actualidad reside en
Hokkaidō, suponen el único grupo foráneo significativo, pero en la actualidad
sus miembros están mezclados con japoneses. Japón es una sociedad urbana
industrializada y más de las tres cuartas partes de la población viven en áreas
metropolitanas. El japonés es el idioma oficial, pero además muchos japoneses
utilizan el inglés.
3.1 Características
de la población
Japón tiene una población de 127.288.420
habitantes (según estimaciones para 2008). Tiene 340 hab/km² de densidad de
población.
3.2 Divisiones
administrativas
Japón está dividido en 47 prefecturas,
entre las que se encuentra Okinawa, ocupada por Estados Unidos después de la II
Guerra Mundial y devuelta en 1972 a Japón.
3.3 Ciudades
principales
Tokio, el centro comercial y financiero
del país, tenía una población (según estimaciones para 2007) de 8.339.695
habitantes. Otras ciudades importantes son Yokohama (3.562.983 habitantes),
destacado puerto marítimo y centro industrial; Osaka (2.510.459 habitantes),
importante puerto marítimo, terminal aérea y uno de los mayores centros
financieros de Japón; Nagoya (2.154.287 habitantes), destacado centro
industrial; Kioto (1.389.595 habitantes), la capital histórica, famosa por su
artesanía y por ser centro industrial; y Kōbe (1.502.772 habitantes), destacado
puerto marítimo y núcleo de transportes. Otras 75 ciudades tienen poblaciones
superiores a los 250.000 habitantes.
3.4 Religión
Las principales religiones de Japón son el
sintoísmo, una religión basada en la veneración a los antepasados y a la
naturaleza, con unas 200 sectas y denominaciones, y el budismo, con unas 207
tendencias y escuelas. Algo menos del 4% de la población profesa el
cristianismo, representado en Japón por el protestantismo, el catolicismo y la
Iglesia ortodoxa griega. En la segunda mitad del siglo XIX se declaró el
sintoísmo como religión del Estado, haciendo hincapié en la divinidad del
emperador, al que estaban obligados a reverenciar todos los japoneses, con
independencia de su afiliación religiosa. En 1946, las autoridades aliadas de
ocupación acabaron con la oficialidad del sintoísmo. El 1 de enero de 1946, el
emperador Hiro-Hito renunció a todas las pretensiones a la divinidad. La
Constitución promulgada en 1947 restableció la absoluta libertad de culto.
4 EDUCACIÓN
Y CULTURA
El sistema educativo japonés está muy
desarrollado; la tasa de alfabetización es del 99 por ciento. El inglés, como
principal idioma para los contactos extranjeros, es obligatorio en el plan de
estudios de las escuelas secundarias.
4.1 Historia
La influencia china en el desarrollo
cultural de Japón fue muy destacada, manifestada en la adopción de un sistema
de escritura chino. La adquisición de la escritura no puede ser datada con
precisión, pero alrededor del 400 d.C., los escribas coreanos usaban la
ideografía china en los informes oficiales de la corte imperial japonesa. Sin
embargo, la educación del antiguo Japón era más aristocrática que en el sistema
chino y las familias nobles mantenían sus propios centros escolares. Durante el
periodo medieval, los templos budistas asumieron muchas de las
responsabilidades educativas. Bajo el sogunado Tokugawa (que dominó el país
desde 1600 hasta mediados del siglo XIX) las instituciones educativas se
extendieron para crear una sociedad muy desarrollada en el ámbito cultural.
Con el comienzo del gobierno del
emperador Meiji Tenno (reinó desde 1867 hasta 1912) y el inicio de la
denominada época Meiji, Japón experimentó una transformación radical en todos
los aspectos que también afectó a la educación. El Ministerio de Educación se
creó en 1872 y, en ese mismo año, una ley estableció la educación primaria
universal. El gobierno envió delegados a Europa y a América para aprender
nuevos enfoques educativos, e invitó a educadores extranjeros a que aportaran
sus programas educativos e iniciaran cambios en las escuelas japonesas. En
1877, se fundó la Universidad de Tokio. Como resultado de estas reformas, Japón
surgió como una nación moderna con un completo sistema educativo nacional, en
línea con el de la mayoría de los países occidentales.
La derrota de Japón en la II Guerra
Mundial dio como resultado una serie de cambios educativos, muchos de los
cuales fueron impuestos en 1946 por los estadounidenses aunque algunos no se
mantuvieron después de que Japón recobrara la soberanía en 1952. Se prohibió la
enseñanza desde postulados nacionalistas, se puso un gran énfasis en los
estudios sociales y los procedimientos del aula se orientaron de nuevo a fomentar
la autoexpresión de los alumnos.
El Ministerio de Educación centraliza la
educación nipona. La base del sistema escolar radica en la Ley Fundamental de
Educación de 1947 y otra legislación posterior y permite a todos los
estudiantes alcanzar las instituciones de educación superior. Uno de los
continuos problemas que tienen que afrontar los educadores japoneses es el
complejo lenguaje japonés, que combina varias escrituras.
4.2 Escuelas
elementales y secundarias
La educación es gratuita y obligatoria
durante 10 años, entre los 6 y los 15 años; los seis primeros son de escuela
elemental, los siguientes corresponden a la escuela secundaria o superior
elemental. Después de este nivel, la educación es opcional en instituciones de
enseñanza superior privadas o públicas. La enseñanza secundaria concluye a los
17 años. En 1997–1998 Japón tenía 24.376 escuelas primarias a las que asistían
anualmente alrededor de 7,39 millones de alumnos con una plantilla de 362.605
profesores. Las escuelas de secundaria contaban con 622.207 profesores. Hay
también escuelas de formación profesional, así como colegios para disminuidos
físicos. Los colegios universitarios privados están muy difundidos y son muy
competitivos.
4.3 Universidades
y colegios universitarios
Japón tiene unas 60 universidades
nacionales (denominadas oficialmente imperiales) y muchas universidades
privadas. Entre las universidades nacionales más importantes se encuentran la
Universidad de Chiba (1949), la Universidad de Hiroshima (1949), la Universidad
de Hokkaidō (1876) en Sapporo, la Universidad de Kōbe (1949), la Universidad de
Kioto (1897), la Universidad de Kyūshū (1911) en Fukuoka, la Universidad de
Nagoya (1939), la Universidad de Okayama (1949), la Universidad de Osaka
(1931), la Universidad de Tohoku (1907) en Sendai, la Universidad de Tokio
(1877), y la Universidad de Tsukuba (1973). Las instituciones privadas más
destacadas son la Universidad de Hosei (1880), la Universidad de Nihon (1889) y
la Universidad de Waseda (1882), en Tokio; la Universidad de Dushisha (1875) en
Kioto, la Universidad de Fukuoka (1934), y la Universidad de Kansai (1886) en
Osaka. En 2002–2003 la tasa de escolarización en educación superior era del 51
por ciento.
4.4 Instituciones
culturales
La cultura nipona deriva de los primeros
contactos de las islas con las civilizaciones de China y Corea. Las influencias
de la antigua China se encuentran en el idioma japonés, que supone el uso de
caracteres y préstamos chinos, y también en la literatura, en la música y en el
arte nipón. La religión, sobre todo el budismo, ha desempeñado un papel
importante en la vida cultural de Japón, en especial en el primer teatro
japonés. Las influencias occidentales, que comenzaron formalmente durante el
siglo XIX, conviven al lado y a menudo entremezcladas con las tradiciones y las
formas estilizadas de la cultura japonesa.
4.4.1 Bibliotecas
Tokio tiene una categoría superior a
otras ciudades niponas en cuanto al número de bibliotecas importantes. Entre
las más notables destaca la Biblioteca Nacional de la Dieta, con siete
departamentos y unos 9,4 millones de volúmenes, y la Biblioteca del Gabinete,
en Tokio, con unos 549.000 volúmenes. Entre las colecciones universitarias
importantes de la capital se encuentran la Biblioteca de la Universidad de Tokio,
con más de 6 millones de volúmenes, la Biblioteca de la Universidad Meiji, con
alrededor de 1,1 millones de volúmenes, y la Biblioteca de la Universidad de
Nihon, con aproximadamente 4,2 millones de volúmenes.
4.4.2 Museos
Los museos de Japón, a excepción de
varias galerías modernas en las grandes ciudades, representan salas del tesoro,
en templos y santuarios, o colecciones privadas de familias y grandes empresas.
Entre los más famosos está el Templo Myohoin en Kioto. En Tokio destaca el
Museo Nacional de Tokio, el mayor museo de arte japonés. Las principales
colecciones especializadas de Tokio se encuentran en el Museo Caligráfico, en
el Museo Nacional de Arte Occidental, en el Museo del Tesoro del Santuario
Meiji y en el Museo de Arte Popular Japonés. Prácticamente, en los museos de
todas las grandes ciudades se pueden encontrar colecciones importantes.
5 ECONOMÍA
En las últimas décadas, la economía
japonesa se ha expandido rápidamente. La base industrial del país, que antes se
basaba en las industrias ligeras, recae ahora en las industrias pesadas,
químicas y electrónicas, que juntas constituyen al menos los dos tercios del
valor total de las exportaciones anuales. En 2006 el producto interior bruto
(PIB) fue de 4.368.435 millones de dólares, uno de los mayores del mundo. La
renta per cápita es de 34.193,60 dólares. El presupuesto nacional estimado para
1993 establecía unos ingresos de 892.795 millones de dólares y 896.052 millones
de dólares de gastos.
Antes y durante la II Guerra Mundial, la
mayor parte de la economía japonesa estaba controlada por una docena de
familias acaudaladas, denominadas colectivamente como zaibatsu (‘camarillas
ricas’). Las familias más importantes fueron Mitsui, Iwasaki (operando bajo el
nombre de la compañía Mitsubishi), Sumitomo y Yasuda; controlaron la mayoría de
las industrias de carbón, hierro, pulpa y aluminio. En 1945 y 1946, las autoridades
aliadas de ocupación disolvieron la propiedad familiar de estos inmensos
consorcios industriales, aunque las empresas permanecieron intactas y
aumentaron incluso en poder económico al englobar otras actividades, como los
transportes por vía marítima, la banca y otras industrias.
5.1 Agricultura
La población agraria ha descendido en
los últimos años y la agricultura contribuye al PIB con sólo un 1,7%; sin
embargo la importancia de este sector sigue siendo grande. Más del 40% de la
tierra cultivada se dedica a la producción de arroz, que, a mediados de la
década de 1990, representó aproximadamente un tercio del total de los ingresos
producidos por los cultivos agrícolas. El arroz sigue siendo la base de la
dieta japonesa; a pesar de esto, las alteraciones en la dieta nacional y el
desarrollo de mejores tipos de arroz cultivado han ocasionado una
superproducción importante. Otros cultivos importantes en Japón son los
cereales, como el trigo y la cebada.
Según datos para 2006, la producción
anual en toneladas era: arroz, 10,7 millones; patatas o papas, 2,60 millones;
caña de azúcar, 1,25 millones; y fruta, 5,12 millones, con una importante
cosecha de mandarinas, melones y manzanas. También es destacable la producción
de remolacha azucarera, rábanos, coles, batatas, coles chinas, cebollas y
pepinos. Otros cultivos relevantes son los tomates, el trigo, las habas de
soja, el té y el tabaco.
Debido a la escasez de la tierra
cultivable y su consecuente valor, se dedica poco terreno al ganado estabulado.
No obstante, en 2006, Japón tenía 9,62 millones de cabezas de ganado porcino,
4,39 millones de ganado vacuno y 281 millones de aves de corral. La tierra
cultivada (4.692.000 ha en 2005) está dividida en pequeñas granjas y casi el
70% de estas tierras consisten en granjas de 1 ha o menos. Muchos granjeros
también trabajan a tiempo parcial en la industria. La tierra se labra
intensivamente; casi todas las granjas tienen electricidad y muchas utilizan
maquinaria moderna. Los agricultores japoneses obtienen dos o más cosechas en
un año; aunque la mayor parte de los suelos están exhaustos, el elevado uso de
los fertilizantes químicos, especies mejoradas y avances técnicos han hecho que
las granjas japonesas estén entre las más productivas del mundo.
5.2 Silvicultura
y pesca
El 65,8% de la superficie total de Japón
está cubierta por bosques, de los que el 40% son de maderas blandas; alrededor
de dos tercios del área forestal son de propiedad privada. Aunque Japón ocupa
una posición destacada en la producción mundial de madera, el incremento
repentino de la demanda interior de madera obliga al país a importar la mayor
parte de su consumo. La tala anual de madera fue de 16,7 millones de m³ en
2006.
El pescado ocupa el segundo lugar en
importancia en la dieta alimenticia japonesa, por lo que la producción pesquera
es una de las más importantes, tanto para el mercado interior como para el
exterior. La flota pesquera japonesa es una de las mayores del mundo. La pesca
se puede dividir en tres categorías principales: costera, de bajura y de
altura. La costera se realiza en barcos de tamaño medio y consigue una cantidad
sustancial de las capturas totales, pero sólo un 25% del valor de la producción
total. La pesca de altura, realizada con grandes buques que faenan en aguas
internacionales, consigue una captura similar a la de la pesca costera,
mientras que la pesca de bajura, en barcos pequeños, con redes o técnicas poco
modernizadas, representa casi la mitad de la producción industrial total. En
5,43 millones de toneladas, principalmente sardinas, bonito, cangrejos, lucios,
gambas, salmón, caballa, calamares, almejas, besugo, vieiras y atún entre
otras. Además, Japón está entre los pocos países balleneros que quedan y
recogen gran cantidad de algas y otras plantas marinas.
5.3 Minería
Los recursos minerales de Japón son
variados pero limitados en cantidad. La caliza es la roca más explotada.
También se extraen otros minerales como carbón, cobre, plomo, cinc y otras
rocas como la cuarcita, pero en cantidades insuficientes para cubrir la demanda
interior.
5.4 Industria
Las industrias japonesas sufrieron
graves daños en la II Guerra Mundial. Después, el país acometió una
reconstrucción que dio como resultado la completa modernización de las
instalaciones industriales, poniendo el énfasis en las industrias químicas y
petroquímicas y en la industria de maquinaria pesada. A mediados de la década
de 1950, la producción industrial había superado los niveles anteriores a la
guerra; el crecimiento industrial alcanzó el 9,4% anual durante el periodo
comprendido entre 1965 y 1980 y el 6,7% al año durante el periodo de 1980 a
1988. A mediados de la década de 1990, Japón era el principal país constructor
de barcos del mundo y se encontraba entre los productores más destacados del
mundo de productos eléctricos y electrónicos, acero y vehículos de motor. La
producción de acero crudo en el mismo periodo era de unos 109,7 millones de
toneladas; y la producción de hierro en lingotes, de 80 millones de toneladas.
La industria nipona también producía 9,8 millones de turismos, 7,6 millones de
camiones y grúas, 47,7 millones de relojes, 28,2 millones de vídeos, 14,3
millones de televisores en color, 18 millones de cámaras de 35 mm, 6,1 millones
de hornos microondas, 5,2 millones de refrigeradores, 4,3 millones de faxes,
2,6 millones de ordenadores, 2,3 millones de copiadoras y otros muchos aparatos
eléctricos y electrónicos para el hogar y para el trabajo. Gracias a la fuerza
del yen, las compañías japonesas han invertido de forma creciente en plantas
industriales fuera de Japón.
A mediados de la década de 1990 Japón se
encontraba también entre los principales productores mundiales de materias
primas químicas básicas, de industrias textiles y de fibra sintética. Sin
embargo, durante este periodo, la producción de seda y algodón disminuyó.
5.5 Energía
Japón se encuentra entre los principales
países en la producción anual de electricidad (1.017.498 millones de KWh en
2003). Las centrales térmicas, mediante el uso de carbón o productos del
petróleo, generan el 63,72% de la electricidad, las instalaciones
hidroeléctricas el 10,23% y las plantas nucleares el 23,31 por ciento.
La carencia de unos recursos de energía
nacionales adecuados hace que Japón dependa de las importaciones de combustible
para hacer frente a sus necesidades energéticas. Debido a las mejoras de la
eficiencia y conservación energética, el crecimiento anual del consumo
energético en Japón descendió desde el 6,1% durante el periodo comprendido
entre 1965 y 1980 hasta el 1,9% entre 1980 a 1988. El porcentaje de los
combustibles en las importaciones cayó desde el 50% en 1980 al 21,2% en 2003.
5.6 Moneda
y banca
El Banco de Japón, establecido en 1882,
es el banco central, actúa como agente fiscal del gobierno y es el único emisor
de moneda. Más de 85 bancos comerciales constituyen el núcleo del sistema
financiero japonés. La Bolsa de Tokio es uno de los principales mercados
bursátiles del mundo. La unidad monetaria de Japón es el yen dividido en 100
sen (116,30 yenes equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006).
5.7 Comercio
exterior
Antes de la II Guerra Mundial, Japón
ocupaba el quinto puesto en el comercio mundial con una balanza comercial
favorable; la mayor parte de las exportaciones japonesas se dirigían a
territorios que formaban parte del Imperio, como Dongbei Pingyuan (Manchuria) y
la China ocupada; sin embargo, las relaciones comerciales con algunos países
desarrollados como Estados Unidos y Gran Bretaña eran desfavorables. Las
autoridades aliadas de ocupación permitieron a las empresas privadas que
continuaran con el comercio exterior en 1946. En 2003, las importaciones
anuales totalizaron 383.452 millones de dólares y las exportaciones 471.996
millones, lo que hace de Japón el tercer país exportador del mundo. Los bienes
manufacturados aportaron el 92,9% del total de las exportaciones; respecto a
las importaciones, la partida de combustible fue la mayor y supuso el 21,2%.
Otras importaciones son alimentos, animales vivos, manufacturas básicas (como
tejidos, hierro y acero) y materias primas como madera o minerales metálicos.
Hasta 1993 se prohibieron las importaciones de arroz, pero las escasas cosechas
de 1993-1994 obligaron a realizar una importación de emergencia de 1 millón de
t procedentes de Tailandia, Australia y Estados Unidos; la conclusión de la
ronda de negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT),
celebrada en 1993 en Uruguay, impuso una relajación gradual de las
restricciones al libre comercio.
El comercio exterior es esencial para la
economía japonesa, pues el mercado interior es capaz de absorber por completo
los bienes manufacturados que produce la industria nipona. Por otro lado, como
Japón tiene que importar la mayoría de las materias primas de las que depende
su industria, el país también debe exportar una buena proporción de su
producción anual, con el fin de mantener una balanza comercial favorable. Japón
ha invertido los grandes excedentes comerciales acumulados durante las décadas
de 1970 y 1980 en el exterior, de manera que se ha convertido en la principal
nación acreedora del mundo.
A principios de la década de 1990, el
comercio con los países asiáticos suponía cerca del 42% de las importaciones
japonesas y el 33% de sus exportaciones. Los principales socios comerciales
asiáticos de Japón eran Corea del Sur, China, Taiwan, Hong Kong, Indonesia,
Arabia Saudí y Singapur. Durante el mismo periodo, los países de la Unión
Europea —en especial Alemania, Francia y Gran Bretaña— aportaban el 13% de las
importaciones japonesas y compraban el 17% de sus exportaciones. Estados Unidos
absorbe el 28% de las exportaciones japonesas y aporta el 22% de sus
importaciones. Otros socios comerciales destacados de Japón son Australia,
Canadá y los países de la antigua Unión Soviética.
5.8 Transporte
Las principales líneas ferroviarias se
nacionalizaron en 1907; en 1987, se reorganizaron y transfirieron al sector
privado. Japón tiene 20.052 km de vías, de los que alrededor del 55% están
electrificados. La construcción de una nueva red de ferrocarril de alta
velocidad, con una longitud de 7.000 km destinada a unir las ciudades
principales, comenzó a principios de la década de los setenta.
La red de carreteras es de 1.177.278 km
de los cuales el 78% está asfaltado. En 2004 había 586 vehículos por cada mil
habitantes.
Japón se encuentra entre los principales
países del mundo por el tamaño de su flota mercante, con 6.519 buques y una
capacidad total de 12.787.968 toneladas brutas registradas. La compañía Japan
Air Lines, establecida en 1951, ofrece servicios de Tokio a Europa, Estados
Unidos, Canadá, México, Oriente Próximo y los países del Sureste. Todas las
líneas aéreas niponas, en principio de servicio interno, han incrementado sus
operaciones internacionales en los últimos años.
5.9 Comunicaciones
En 2005, había 460 teléfonos y 542
equipos informáticos en uso por cada mil habitantes. Se utilizaban alrededor de
121 millones de aparatos de radio y 92 millones de receptores de televisión. Se
publican 108 periódicos diarios; su circulación combinada excede los 73
millones de ejemplares. Los diarios japoneses tienen una de las mayores tiradas
totales del mundo. Los periódicos con mayor difusión son el Tokyo’s Asahi
Shimbun y el Yomiuri Shimbun.
5.10 Trabajo
Después de la II Guerra Mundial, el
número de afiliados a los sindicatos japoneses experimentó un enorme
incremento. En 1946, más de 12.000 sindicatos tenían en total 3,7 millones de
afiliados. A finales de la década de 1970, el número de sindicatos había aumentado
a más de 70.000. A principios de la década de 1990 tenían una afiliación de
12,5 millones. En 1987 las principales federaciones sindicales de la nación
acordaron unirse en un único cuerpo, la Federación Nacional de Sindicatos del
Sector Privado, conocida como Rengo. La población activa en 2006 era de 66,2
millones de trabajadores; la agricultura ocupa al 4%, la industria al 28% y los
servicios al 66 por ciento.
5.11 Turismo
Unos 7,33 millones de extranjeros
visitan Japón anualmente, mientras que se estima que 12 millones de japoneses
viajan fuera de sus fronteras. Los ingresos turísticos anuales de Japón son de
26.875 millones de dólares.
6 GOBIERNO
Japón está gobernado de acuerdo con los
principios de la Constitución que entró en vigor en 1947 bajo la supervisión de
las autoridades aliadas de ocupación después de la II Guerra Mundial; según sus
términos, el emperador es el símbolo de la nación.
6.1 Poder
ejecutivo
Entre 1889, fecha en la que se promulgó
la primera Constitución japonesa moderna y el fin de la II Guerra Mundial
(1945), la persona sagrada e inviolable del emperador (denominado Dai Nippon
Teikoku Tenno o ‘Emperador del Imperio del Gran Japón’), asumía el poder
ejecutivo supremo. El trono es hereditario y sólo por descendencia masculina de
la familia imperial; si no hubiera ningún heredero, el emperador se tendría que
elegir entre las cuatro familias nobles iguales en rango a la casa imperial. Se
considera que el emperador Aki-Hito, que accedió al trono en 1989, es el número
125 de su línea sucesoria. Según la Constitución de 1947, el emperador sólo
tiene funciones ceremoniales.
Un gabinete, dirigido por el primer
ministro, posee el poder ejecutivo. El primer ministro, dirigente del partido
mayoritario en la asamblea legislativa, elige a su gabinete entre los miembros
de la Dieta nacional, sujetos a la aprobación posterior. El primer ministro y
el gabinete son responsables ante la Dieta.
6.2 Poder
legislativo
Antes de la derrota japonesa en la II
Guerra Mundial el poder legislativo residía en la Cámara de los Pares (de la
que formaban parte miembros de la alta nobleza, ciudadanos distinguidos
nombrados por el emperador y un número limitado de escaños electivos) y la
Cámara de Representantes, elegida por los ciudadanos varones mayores de 25
años. El emperador elegía el gabinete de ministros que era responsable ante él.
Desde 1947 la Dieta (Kokkai) japonesa ha
sido el órgano supremo de gobierno y sus miembros eligen al primer ministro. La
Dieta, bicameral, está integrada por la Cámara de Representantes (Shugi-in,
cámara baja) y la Cámara de Consejeros (Sangi-in, cámara alta). Los 480
miembros de la cámara baja se eligen para un periodo que no supera los cuatro
años. Los 247 miembros de la cámara alta son elegidos para periodos de seis
años; cada tres años se celebran elecciones parciales para cubrir la mitad de
los escaños. La Cámara de Representantes es la más poderosa de las dos pues
puede vetar las decisiones tomadas por la Cámara de Consejeros, además de
controlar la gestión legislativa de los tratados y de los asuntos fiscales. El
sistema de votación mayoritario en vigor desde la II Guerra Mundial fue
sustituido en enero de 1994 por un sistema de representación proporcional. En
ambas cámaras de la Dieta algunos escaños se ocupan ahora directamente, a
través de elecciones de distrito, y otros se conceden a los diversos partidos
políticos, según los resultados de las elecciones nacionales. En la cámara baja
se ocupan directamente 300 escaños y los 180 restantes son asignados según
listas de partidos; en la cámara alta, 149 se ocupan directamente y 98 se
asignan según listas de partidos. Todos los ciudadanos japoneses mayores de 20
años tienen derecho a voto.
6.3 Poder
judicial
El sistema judicial japonés es
independiente de la autoridad ejecutiva. Excepto por razones de salud, el juez
sólo puede ser cesado por denuncia popular. El máximo poder judicial recae en
el Tribunal Supremo, establecido por la Constitución y formado por un
presidente, nombrado por el emperador bajo la recomendación del gabinete, y
catorce jueces asociados elegidos por el gabinete. La Constitución estipula
cuatro tipos de tribunales: tribunales superiores, tribunales de distrito,
tribunales familiares y tribunales sumarios. El Tribunal Supremo es el tribunal
final de apelación en los casos civiles y criminales y tiene autoridad para
decidir la constitucionalidad de cualquier ley o programa ejecutivo. Los
tribunales superiores atienden las apelaciones de los casos civiles y
criminales de los tribunales inferiores. Los tribunales de distrito también
sirven como lugar de apelación. Los tribunales familiares y sumarios son
exclusivamente tribunales de primera instancia.
6.4 Partidos
políticos
De acuerdo con la representación
legislativa, los principales partidos políticos de Japón a principios de la
década de 1990 eran el Partido Liberal Democrático (Jiminto), el Partido
Socialista de Japón (Shakaito; desde 1991, Partido Socialdemócrata de Japón,
Shakai Minshu-to), el Partido del Gobierno Limpio (Komeito), el Partido Socialista
Democrático (Minshato) y el Partido Comunista de Japón (Nihon Kyosan-to).
Tres partidos reformistas de reciente
creación atrajeron a muchos votantes, cansados de los escándalos protagonizados
por el Partido Liberal Democrático: el Nuevo Partido de Japón (encabezado por
Hosokawa Morihiro), el Partido Renovador de Japón (Shinseito, dirigido por
Ozawa Ichiro) y el Nuevo Partido Precursor (Shin-to Sakigake). Los reformistas
se unieron en un nuevo bloque, el Partido de la Nueva Frontera (Shin Shinto),
al que hay que añadir la aparición de un grupo reformista de centro-izquierda,
el Partido Democrático.
Tras las elecciones legislativas de
2003, las formaciones más representadas eran el Partido Liberal Democrático, el
Partido Democrático de Japón, Nuevo Komeito, y el Partido Comunista.
6.5 Gobierno
local
El país está dividido en 47 prefecturas
(en la isla de Honshū, las prefecturas están incluidas en siete regiones,
divisiones administrativas de entidad mayor), entre las que se encuentra
Okinawa, devuelta por Estados Unidos en 1972; cada una está administrada por un
gobernador electo y una asamblea. Todos los municipios de las prefecturas
tienen una asamblea legislativa compuesta por los representantes elegidos por
el pueblo. Los municipios gozan de amplios poderes; controlan la educación
pública y pueden exigir impuestos.
6.6 Salud
y bienestar social
A finales de la década de 1980, el 18%
de presupuesto nacional anual se destinaba a asuntos de Seguridad Social. Desde
1927, funciona en Japón un sistema de medicina nacional que engloba a
trabajadores autónomos y del sector privado.
Los servicios de bienestar social han
experimentado una gran expansión desde la II Guerra Mundial, estableciendo
cobertura social para personas necesitadas y discapacitadas, tercera edad,
pensionistas, infancia y maternidad. Varios sistemas de seguros cubren por
completo a la población. La mayoría de los trabajadores se jubilan a los 55
años de edad y reciben pensiones de retiro que suponen el 40% de su salario.
Las condiciones sanitarias son excelentes en general. Según datos para 2008, la
esperanza de vida al nacer es de 78,7 años para los hombres y de 85,6 para la
mujeres; la tasa de mortalidad infantil era muy baja, 3 fallecidos por cada
1.000 nacidos vivos. Japón tiene un médico por cada 497 habitantes y una cama
de hospital por cada 70 habitantes.
6.7 Defensa
La Reserva de Policía Nacional, creada
bajo la dirección de las autoridades de ocupación en 1950 y organizada cuando
los japoneses retomaron la soberanía nacional, forma el núcleo de las fuerzas
defensivas. En 2004 las llamadas Fuerzas de Autodefensa japonesas contaban con
239.900 soldados en el conjunto de los tres ejércitos. Japón también tiene una
guardia costera.
7 HISTORIA
Dos crónicas semimíticas, el Kojiki
(Relación de cuestiones antiguas) y el Nihon shoki o Nihongi (Crónicas de
Japón), el primero compilado en el 712 d.C. y el segundo en el 720 d.C., son
los registros más antiguos de la historia japonesa que han llegado a nuestra
época, además de los informes chinos. Estas crónicas hablan de sucesos
acaecidos entre el siglo VII a.C. y el siglo VII d.C. Estas crónicas y otras
colecciones de leyendas son las fuentes principales para conocer la historia
antigua de Japón. El Nihon shoki relata que en el 660 a.C. Jimmu, descendiente
de Amaterasu (diosa del sol en el sintoísmo) subió al trono y así fundó el
Imperio Japonés.
7.1 Primeros
asentamientos
Los primeros colonos del archipiélago
japonés probablemente procedieran de la zona oriental de Siberia durante el
paleolítico, alrededor del año 3000 a.C., pero la evidencia lingüística sugiere
que también llegaron algunos colonizadores de las islas polinesias. Puede
también que los ainus hubieran llegado al archipiélago durante esta primera
fase, pero en los primeros tiempos predominaron los protojaponeses de raza
mongoloide, a pesar de que teorías actuales consideran que los ainus pueden
haber sido los habitantes originales.
7.1.1 El
periodo Jomon (c. 10000-300 a.C.)
Las culturas paleolíticas del Japón
prehistórico dieron paso hacia el 10000 a.C. a la cultura neolítica denominada
Jomon, caracterizada por sus cerámicas muy decoradas, modeladas a mano y
cocidas a bajas temperaturas, cuyos restos se han encontrado por todo Japón, y
viviendas sofisticadas o chozas. Su economía estaba basada aparentemente en la
caza, en la pesca y en la recolección, quizás con técnicas muy primitivas. La
sociedad del periodo Jomon parece que era bastante igualitaria, con pocas
divisiones sociales.
7.1.2 El
periodo Yayoi (c. 300 a.C.-300 d.C.)
Finalizado el periodo Jomon, una nueva
cultura, que comenzó en Kyūshū, se fue extendiendo lentamente hacia el este e
imponiéndose de forma gradual. La cultura Yayoi era más avanzada, introdujo el
cultivo encharcado del arroz, el tejido, utilitarias cerámicas cocidas a altas
temperaturas y herramientas de hierro. La mayoría de las innovaciones Yayoi,
especialmente el hierro y el bronce, fueron introducidas probablemente desde
China a través de Corea. Unas costumbres de enterramiento más diversas y
sofisticadas indican que la sociedad Yayoi era más compleja y estratificada que
la Jomon. El advenimiento de la cultura Yayoi no implicó cambios raciales, por
lo que, probablemente, fue más un proceso de difusión cultural que una
conquista étnica.
Las crónicas oficiales chinas de la
dinastía Han contienen la primera mención registrada de Japón. Recogen que en
el año 57 d.C. “el estado de Nu en Wo” envió emisarios a la corte imperial y
recibió un sello de oro (después encontrado en Japón en 1748). Nu era en
apariencia uno de los numerosos estados que ocupaban el archipiélago japonés
(denominado Wo en las crónicas chinas). Las crónicas también muestran una
sociedad bastante desarrollada con una organización jerárquica, marcada por un
comercio de intercambio y unos escribas profesionales que escribían en chino.
La mención de una reina llamada Himiko —también nombrada en las crónicas
japonesas, que extendió su autoridad desde la capital (denominada Yamatai)
sobre numerosos estados, alrededor del año 200 d.C.— hace suponer que el Japón
de la cultura Yayoi podría haber tenido una sociedad matriarcal con reinas
sacerdotisas que reunían un poder considerable.
7.1.3 El
periodo Kofun (c. 300-710)
El periodo Kofun recibió este nombre por
el gran kofun (en japonés, ‘túmulo’) que marcaba las tumbas de los emperadores
y nobles japoneses, lo que demuestra que el principal rasgo de este periodo fue
la unificación de Japón bajo la casa imperial. De acuerdo con las crónicas, el
emperador Jimmu, con su poder establecido en Kyūshū, dirigió a sus ejércitos
hacia el norte y extendió sus dominios hasta Yamato, una provincia en el centro
de Honshū, que dio su nombre a la casa imperial y después a todo el antiguo
Japón; sin embargo, los restos históricos y arqueológicos contradicen las
fechas tradicionales que reciben estas hazañas.
7.1.4 El
clan imperial
Hacia el año 200 la emperatriz Jingu
—una gobernante legendaria que llegó a ser considerada diosa— mantuvo el
gobierno a la muerte de su esposo, el emperador Chuai (reinó desde el 192 hasta
el 200). Se dice que la emperatriz guerrera equipó una armada e invadió y
conquistó una parte de Corea. Aunque hay pocas evidencias históricas de la
existencia de Jingu, las inscripciones coreanas del siglo V d.C. registraron la
existencia de una gran expedición desde Wo, alrededor del 391, fecha en la que
la corte de Yamato presumiblemente tenía asegurada la unidad nacional como para
sostener una expedición militar y establecer un dominio japonés en Minami, en
la península de Corea. El reino de Paekche, en Corea suroccidental, era un
aliado subordinado de la corte de Yamato. La cultura coreana, bajo la
influencia china, se había desarrollado de forma considerable y, durante los
siguientes siglos, las relaciones entre Japón y Corea (así como el movimiento
de población) estimularon considerablemente el desarrollo de la civilización de
las islas. La escritura, literatura y filosofía chinas se hicieron populares en
la corte de Yamato, en donde a principios del siglo V, se empezó a utilizar la
escritura china. Hacia el 430 la corte imperial nombró a sus primeros
historiógrafos y se registraron los hechos de manera más formal.
El gobierno de los Yamato consolidó su
poder con la creación de una forma primitiva de sintoísmo que también servía de
instrumento político. Durante el final de la cultura Yayoi y principios del
periodo Kofun, los caudillos Yamato ejercieron un control indirecto sobre
varias tribus, conocidas con el nombre de uji; cada una de ellas tenía sus propios
dioses y su propio dominio. Las más importantes de las uji fueron los muraji y
los omi entre quienes los Yamato reclutaban a los oficiales de gobierno. Las
grandes tumbas de los notables del clan se decoraban frecuentemente con figuras
de cerámica de soldados, personas y objetos, denominadas haniwa. El gobierno
del clan imperial, respetado como clan dirigente, era más nominal que real,
aunque su principal deidad, la diosa sol, era venerada por todos.
En el siglo VI d.C. la corte de Yamato
había perdido el poder, incapaz de imponer su voluntad sobre las uji y
derrotada en Corea. El poderoso clan Soga asesinó entonces al emperador que
ocupaba el trono en el 587. Sin embargo, anteriormente se produjo un
acontecimiento muy significativo: la llegada del budismo, hecho que se suele
datar en el año 552, fecha en la que el rey de Paekche envió predicadores
budistas a Japón, junto a imágenes religiosas, textos budistas, calendarios y
métodos para mantener la vigilia. La cultura importada pronto arraigó con fuerza
en el archipiélago y, a pesar de que los contactos entre los dos países se
debilitaron después de que Japón se marchara de Corea en el 562, a principios
del siglo VII, el budismo se había convertido en la religión oficial de Japón.
7.1.5 El
periodo Asuka (593-710)
El periodo Asuka comenzó cuando la
emperatriz Suiko (reinó desde el 593 hasta el 628) subió al trono y estableció
su palacio en el valle de Asuka, en la provincia de Yamato (actual prefectura
de Nara). Su sobrino y regente, Shotoku Taishi, empezó un programa reformista
marcado por la pérdida del dominio coreano de Minami y los problemas internos
de Japón. En el 604, estableció la primera constitución japonesa, la
Constitución de Diecisiete Artículos, que comprendía un conjunto de principios
simples para el buen gobierno siguiendo el modelo centralista de China y
estableciendo una jerarquización entre los cortesanos. Los intentos de Shotoku
por promover el budismo en todo el país sirvieron para extender la civilización
continental en todo Japón.
Las reformas de Shotoku fueron
continuadas por el príncipe Naka no Oe, el posterior emperador Tenchi Tenno, y
por Nakatomi Kamatari, fundador de la familia Fujiwara, que en el 645 derrocó
al clan Soga e inauguró las denominadas reformas Taika, que fortalecieron la
casa imperial y debilitaron las uji, cuyas tierras fueron ocupadas y luego
redistribuidas a la gente. El gran consejo, el Dajokan, dirigió el reino a
través de gobernadores locales enviados desde la capital, siguiendo el modelo
chino. El fracaso del último intento japonés durante siglos de intervenir en
Corea (663) incitó a Tenchi a realizar reformas más centralistas. Codificó
estas nuevas medidas en el denominado sistema ritsu-ryo, dividido en ritsu
(códigos criminales) y ryo (códigos civiles y administrativos), que impuso una
estructura estatal elaborada sobre el país con poca atención a la antigua
importancia de la nobleza.
7.2 El
periodo Nara (710-794)
Tradicionalmente, las capitales
imperiales niponas se trasladaban después de la muerte del soberano siguiendo
rituales sintoístas. En el 710, la capital cambió de Asuka a Heijo-kyo (actual
Nara) y la costumbre desapareció. Bajo el emperador Shomu (reinó desde el 715
hasta el 756) y su consorte Fujiwara, Japón experimentó un gran florecimiento
cultural. El Gran Buda (finalizado en el 752), construido en el que es todavía
el mayor templo de madera del mundo, simbolizó la devoción al budismo del Japón
Nara. Se establecieron conexiones extensivas con la dinastía Tang de China y
Japón se convirtió en el extremo oriental de la Ruta de la Seda.
Posteriormente, el sistema ritsu-ryo fue modificado en el 743 para alentar el
desarrollo de las nuevas tierras de labor mediante la concesión de los derechos
completos de propiedad a cualquiera que los explotara. Esta medida permitió que
las grandes familias y templos vieran el camino abierto para asegurar su
independencia y poder.
El periodo Nara fue prolífico en hitos
de tradiciones nativas: la realización de dos historias nacionales, Kojiki y
Nihon shoki, la compilación de la primera gran antología poética, el Man’yoshu
(‘Antología de Innumerables Hojas’) y la proliferación del arte budista. Un
devoto budista, Shomu, trabajó para unir el Estado y el clero y creó problemas
a sus sucesores. El sistema ritsu-ryo funcionó bien, pero el poder secular de
los grandes templos fue incrementándose de forma gravosa para la casa imperial.
Por último, en el 784, el emperador Kammu (reinó desde el 781 hasta el 806) se
separó de la influencia de los templos de Nara al trasladar la capital imperial
primero a Nagaoka-kyo y tres años después a Heian-kyo (posteriormente Kioto),
que hasta 1868 fue la capital titular.
7.3 El
periodo Heian (794-1185)
Denominado así por la nueva capital,
este periodo introdujo a Japón en 350 años de paz y prosperidad. Hacia el siglo
IX, la corte de Yamato gobernaba todas las islas principales de Japón excepto
Hokkaidō, aunque las campañas de pacificación prosiguieron para someter a los
habitantes aborígenes del norte de Honshū. Sin embargo, durante el siglo IX,
los emperadores comenzaron a retirarse del gobierno activo; delegando los
asuntos de gobierno en sus subordinados, se retiraron de la vida pública y, a
la vez, se les consideró más como abstracciones que directores de la vida
nacional, en parte debido a los onerosos deberes rituales impuestos al
emperador como cabeza del culto estatal sintoísta. El retiro de los emperadores
estuvo acompañado por el aumento de poder de la familia Fujiwara cuyos
miembros, en el año 858, se convirtieron en los amos virtuales de Japón y
mantuvieron su poder durante los tres siglos siguientes monopolizando los altos
cargos cortesanos y controlando a la familia imperial mediante el matrimonio de
sus hijas con emperadores generación tras generación, a los que se les animaba
a retirarse pronto en favor de los sucesores infantiles dominados por los
regentes Fujiwara. En el 884, Fujiwara Mototsune pasó a ser el primer dictador
civil oficial (kampaku). El más destacado de los dirigentes Fujiwara fue
Fujiwara Michinaga, cuyas cinco hijas se casaron sucesivamente con emperadores
y desde el 995 hasta 1028 dominó la corte.
El periodo de supremacía Fujiwara estuvo
marcado por el gran florecimiento de la cultura japonesa y por el crecimiento
de una civilización muy influida, pero no dominada, por la china, que fue su
origen. El Kokinshu (‘Antología de poemas antiguos y modernos’), primera de las
grandes antologías poéticas imperiales, fue compilado en el 905. Se considera
que la dictadura de Michinaga fue la época de esplendor de la literatura
japonesa en la que destacaron las cortesanas Murasaki Shikibu y Sei Shonagon,
dos de las grandes escritoras de la época. Las principales sectas del budismo,
el Tendai y el Shingon, consiguieron una inmensa riqueza y poder y se
convirtieron en mecenas de las artes. El carácter del gobierno también cambió
bajo los Fujiwara aumentando la centralización de la administración al tiempo
que el país se dividió en grandes estados nobiliarios de carácter hereditario,
libres de impuestos o unidos a los grandes templos budistas. La mayoría de los
campesinos estaban dispuestos a unir sus tierras a estos estados para escapar
de los impuestos excesivos de las tierras públicas que les habían repartido,
por lo que los grandes dominios privados se extendieron por todo el país.
La hegemonía Fujiwara decayó después de
la muerte de Michinaga en el 1028. A mediados del siglo XI, los Fujiwara
perdieron el monopolio de las consortes imperiales y los emperadores retirados
se convirtieron en el núcleo de un nuevo sistema de ‘gobierno de claustro’, por
el que los emperadores abdicaban después de realizar votos budistas y dejaban
la administración en favor de los emperadores reinantes. Mientras tanto, en las
provincias surgieron grupos locales de guerreros o samurái que defendían a sus
dueños aristocráticos favoreciendo la creación de un sistema profeudal. Los
dirigentes de estos grupos solían ser miembros de los clanes Taira y Minamoto,
ambos fundados por príncipes imperiales, o de grupos aristocráticos similares
que habían buscado nuevas riquezas y oportunidades fuera de Kioto. Los
guerreros Taira adquirieron su fama y poder en el suroeste; los Minamoto, en el
este. En el siglo XII, los dos grandes clanes militares extendieron su poder a
la corte, iniciando una lucha por el control de Japón.
En 1156, una guerra civil (el Disturbio
Hogen), estalló entre los emperadores retirados y reinantes y las ramas
asociadas de la familia Fujiwara, dando entrada a los clanes militares. Después
de la segunda guerra, el Disturbio Heiji (1159-1160), los Taira aplastaron a
los Minamoto y tomaron el control de Japón, antes en manos de los Fujiwara. El
dirigente Taira, Taira Kiyomori, fue nombrado ministro jefe en 1167 y,
modelando sus políticas en las de los Fujiwara, monopolizó los cargos de la
corte con los miembros de su familia y casó a su hija con un príncipe imperial;
su hijo pequeño Antoku se convirtió en emperador en 1180. En el mismo año, un
dirigente superviviente Minamoto, Minamotono Yoritomo, erigió su cuartel en
Kamakura, en el este de Japón, y comenzó un levantamiento que después de cinco
años de guerra civil, en la batalla naval de Dannoura (1185), cerca de lo que
hoy en día es Shimonoseki, en el mar Interior, derrotó y expulsó a los Taira.
Yoritomo se convirtió en el dirigente de Japón, finalizando la era de
administración imperial e inaugurando una dictadura militar que dirigió Japón
los siete siglos siguientes.
7.4 El
periodo Kamakura (1185-1333)
Enfatizando la casi completa ruptura
entre las formas de gobierno civil y militar, Yoritomo permaneció en Kamakura,
y utilizó su cuartel de campo, el bakufu (en japonés, ‘gobierno de tienda’),
como núcleo de su nueva administración. En adelante, el feudalismo japonés se
desarrolló hasta que fue más fuerte que la administración imperial. Yoritomo
nombró guardias y administradores que dirigieran las provincias y los estados
hacendados en paralelo con los gobernantes y propietarios oficiales. En 1192,
creó el cargo del Seiitaisogún (‘gran general bárbaro dominado’), por lo
general abreviado como sogún, el comandante militar en jefe, con autoridad para
actuar contra los enemigos del emperador en cualquier momento. Mediante esta
red militar, Yoritomo era ya el dirigente virtual de Japón, así como dirigente
titular de su sogunado, ante el que el emperador y su corte carecían de poder.
Kamakura se convirtió en sede del poder real, gobierno verdadero, mientras que
Kioto permaneció como la corte titular sin ningún poder.
En 1219, la familia Hojo, mediante una
serie de conspiraciones y asesinatos que eliminaron a los herederos Minamoto y
a sus seguidores, pasaron a ser los dirigentes militares de Japón. Ningún Hojo
fue sogún; en su lugar, la familia nombró sogunes figurados, a veces niños
pequeños, mientras un dirigente Hojo gobernaba como shikken (regente), con
poder real.
A pesar de la conclusión violenta de la
larga paz Heian, el Japón Kamakura fue fértil culturalmente. La trágica caída
de los Taira se inmortalizó en una epopeya bélica, el Heike monogatari (‘Los
relatos del clan Taira’, c. 1220). La tradición poética clásica quizás alcanzó
su punto más alto con la compilación realizada en 1205 del Shin kokinshu
(‘Nueva antología de poemas antiguos y modernos’) por Fujiwara Teika bajo el
emperador Go-Toba. Las nuevas formas de budismo, especialmente las escuelas de
la Tierra Pura y Zen, se extendieron y alcanzaron mayor popularidad que las
sectas más antiguas. Las sectas Zen y los dirigentes militares honrados
estimularon la escultura vigorosa de Unkei y sus sucesores.
7.4.1 Tratados
mongoles y restauración imperial
Durante más de 100 años los Hojo
mantuvieron su poder. Sus oficiales y administradores de las provincias
consiguieron el poder sobre las tierras y propiedades locales y se unieron para
formar nuevos clanes militares, los daimio, que se convirtieron en el mayor
desafío a la autoridad del sogunado. En 1274, y de nuevo en 1281, el Imperio
mongol, que entonces tenía el control de China y Corea, intentó invadir Japón,
ambas veces sin éxito. Las invasiones supusieron una disminución fuerte de los
recursos económicos y los Hojo fueron incapaces de recompensar a los daimio por
su apoyo durante las invasiones. El emperador Daigo II Tenno, dirigió una
rebelión contra los Hojo apoyado en los desafectos daimio, especialmente
Ashikaga Takauji, dirigente del clan Ashikaga. La revolución, denominada
Restauración Kemmu, culminó en 1333 con la deserción de los principales
vasallos del sogunado y con la caída de los Hojo.
7.5 Periodo
Muromachi (1333-1568)
Desde 1333 hasta 1336, Daigo II Tenno
intentó restaurar la administración imperial. Sus ideas reaccionarias
predestinaron su fracaso y Ashikaga Takauji se sublevó, instaló su propio
candidato a emperador y expulsó a Daigo de Kioto, que se refugió en Yoshino;
sus seguidores se trasladaron a Yoshino, una región al sur de Nara, en Honshū,
y establecieron una corte rival. En 1338, Takauji se convirtió en sogún y
erigió su propio bakufu en Kioto. El distrito Muromachi de Kioto (que pasó a
ser la sede del sogunado de Ashikaga), dio su nombre al periodo de su gobierno.
La guerra civil entre Daigo y sus sucesores y los emperadores controlados por
los Ashikaga continuó durante 56 años. Por fin, en 1392, un enviado Ashikaga
persuadió al emperador verdadero en Yoshino para abdicar y renunciar a las
insignias imperiales sagradas. Con sus candidatos reconocidos como emperadores
de derecho, los sogunes Ashikaga fueron, en teoría, los dirigentes legítimos de
todo Japón, aunque nunca pudieron ejercer el control absoluto sobre los
poderosos daimio. El tercer sogún Ashikaga, Yoshimitsu, se distinguió por su
enérgico gobierno y por patrocinar la obra Zeami de teatro nō. En general, el
periodo Muromachi fue uno de los más refinados temas artísticos y literarios.
Esta época también vio el desarrollo del budismo como fuerza política; durante
algunos siglos, los monasterios budistas habían sido tan ricos y poderosos que
fueron grandes fuerzas en el país, cambiando la tendencia de los
enfrentamientos medievales con sus ejércitos fuertes y sus monasterios
fortificados.
7.5.1 La
guerra Onin y el periodo de los Estados Opuestos
El poder creciente de los daimio y la
impotencia Ashikaga condujo al estallido de la guerra Onin (1467-1477), cuando
las familias Hosokawa y Yamana intervinieron en frentes opuestos por la
sucesión Ashikaga. La guerra finalizó sin ninguna victoria aparente, devastó
Kioto, acabó con la autoridad de los Ashikaga y debilitó a las familias
enfrentadas. Los sogunes de Ashikaga se convirtieron en instrumentos de una nueva
era de enfrentamientos frecuentes, denominada el ‘Periodo del estado en guerra’
(sengoku jidai), en la que las antiguas familias propietarias de daimio fueron
desplazadas y aniquiladas por usurpadores. La consecuente dispersión de la
cultura de la corte enriqueció a las provincias, donde se desarrollaron
ciudades comerciales amuralladas y puertos. Libre de la interferencia del
sogunado, los nuevos daimio tuvieron mejores gobernantes que los que le
precedieron. La fértil cultura de esta época está tipificada en el arte de
Sesshu unido a los versos de Sogi. Otras influencias culturales entraron en el
archipiélago gracias a los comerciantes portugueses, los primeros europeos que
llegaron a Japón, que desembarcaron en una isla cercana a Kyūshū hacia el 1543:
los artesanos locales copiaron rápidamente sus mosquetes que transformaron el
arte militar nipón. San Francisco Javier, un misionero jesuita, llevó el
cristianismo a Japón en 1549.
7.6 El
periodo Azuchi-Momoyama (1568-1600)
El vibrante pero caótico Japón del
periodo de los Estados Opuestos fue finalmente reunificado en el siglo XVI, en
el periodo Azuchi-Momoyama, una época corta de intenso cambio, que recibió este
nombre por los magníficos castillos (aunque pronto destruidos) de las dos
figuras principales, Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Su esplendor, realzado
por las brillantes pinturas de Kano Eitoku, representa el vigor de la época.
Oda, un general descendiente de los Taira, inauguró el periodo sometiendo a
otros daimio y entrando en Kioto en 1568 para nombrar un sogún afín, que fue
expulsado de Kioto en 1573 cuando intentó adquirir mayor autonomía. Oda acabó
con el poder de los monasterios entre 1570 y 1580 y anuló el budismo como
fuerza política; combinó la sabia administración de las tierras sojuzgadas con
la persecución implacable a sus oponentes. En 1582 Oda murió a manos de un
vasallo agraviado y Toyotomi Hideyoshi —un campesino que se había convertido en
uno de los comandantes de Oda— tomó el poder y hacia 1590 unió todo Japón bajo
su mandato. El último sogún Ashikaga abdicó en 1588, e Hideyoshi aseguró su
gobierno mediante una administración sistemática: las tierras se midieron y los
impuestos se racionalizaron en función a la producción de arroz; los campesinos
fueron confinados a sus poblaciones y desarmados. Convencido de que el
cristianismo ponía en peligro su régimen, Hideyoshi comenzó a perseguir a los
cristianos japoneses. Sin embargo, nunca estableció el control completo sobre
los daimio y fracasó en sus intentos de ocupar Corea en 1592 y en 1597.
Hideyoshi murió en 1598 y sus vasallos pronto rompieron su juramento de lealtad
a su hijo menor y comenzaron a pelearse por la sucesión. Finalmente, en 1600,
Tokugawa Ieyasu venció a sus rivales en la batalla de Sekigahara, y se
convirtió en el dirigente indiscutible de todo el país.
7.7 El
periodo Edo (1600-1868)
Ieyasu se nombró sogún en 1603, redujo
al heredero de Hideyoshi a un humilde cargo provincial y estableció su capital
en Edo (después Tokio) que se convirtió en un corto periodo de tiempo en la
ciudad más grande de Japón y experimentó un desarrollo cultural, económico y
político. Ieyasu se retiró como sogún titular en 1605 para concentrarse en
consolidar el gobierno de su dinastía que culminó en 1615 cuando tomó el
castillo de Osaka de la familia Toyotomi. En 1615, Ieyasu promulgó también
nuevos códigos legales, que establecieron la organización feudal planeada por
Hideyoshi y proporcionaron a Japón unos 250 años de paz.
Según los códigos de Ieyasu (el
denominado sistema bakuhan), los feudos daimio (han) y sus administradores, así
como el emperador y su corte, se pusieron bajo el estricto control Tokugawa.
Cada daimio estaba dirigido por un gobernador supremo dentro de su feudo, que
debía jurar fidelidad al sogún, dejar a su familia como rehenes en Edo y
asistirle personalmente en años alternativos. Las confiscaciones de tierra
realizadas después de la batalla de Sekigahara convirtieron a la familia
Tokugawa en la más rica de Japón, ya que pasó a controlar la cuarta parte de la
tierra del país, bien de forma directa o a través de sus vasallos inmediatos.
Se estableció una jerarquización de los daimio de acuerdo con sus relaciones
con los Tokugawa y los más sospechosos de estos, como los grandes feudos
occidentales de Satsuma y Choshu, fueron vigilados por feudos fieles
estratégicamente localizados. El derecho de confirmar la propiedad de cada
daimio en lo sucesivo fomentó el poder del sogunado. Las clases sociales se
estratificaron de forma rígida en cuatro grupos principales: guerreros, campesinos,
artesanos y mercaderes. Los samuráis componían la aristocracia guerrera y
gozaban de varios privilegios mientras que los campesinos se organizaron en
grupos y poco a poco quedaron fijados a la tierra, pagando impuestos en dinero
o especie y otros servicios feudales. La forma de feudalismo establecida por
Ieyasu y los sucesivos sogunes Tokugawa se mantuvo hasta el final del periodo
feudal a mediados del siglo XIX.
Otro resultado de la dominación Tokugawa
fue el aislamiento impuesto a Japón repecto a Occidente. Los comerciantes
portugueses, españoles y holandeses habían visitado Japón cada vez más a menudo
en el siglo XVI; los sogunes Tokugawa consideraron el cristianismo como
potencialmente subversivo y, desde 1612, se persiguió a los cristianos. A los
españoles se les denegó el permiso de desembarcar en Japón después de 1624 y,
en la década siguiente, una serie de edictos prohibieron el comercio exterior,
e incluso la construcción de grandes barcos. Solamente se permitió permanecer
en Japón a un pequeño grupo de holandeses, restringidos a la isla artificial de
Dejima en el puerto de Nagasaki y limitando sus actividades. Continuó el
comercio con China, aunque con una regulación ajustada.
Durante los dos siglos siguientes las
formas del feudalismo se mantuvieron estáticas. El bushido, el código de los
guerreros feudales, se convirtió en el estandarte de la conducta para los
grandes señores y la clase acomodada de los samuráis que actuaron como sus
partidarios y administradores. La cultura de Edo, cerrada a la influencia
exterior, fue muy activa y produjo el teatro kabuki, el arte de Honami Koetsu y
la escuela Ukiyo-e, y la literatura de Ihara Saikaku y Matsuo Basho. El
confucianismo pasó a ser la nueva ideología del gobierno, lo que provocó una
fuerte reacción tradicionalista y una defensa del nacionalismo proimperial.
A pesar de esto, las nuevas condiciones
sociales y económicas de las islas durante el siglo XVIII comenzaron a indicar
el inevitable colapso del rígido feudalismo. La población creció rápidamente y
agotó hasta el límite los recursos agrícolas. Las comunicaciones internas, el
comercio y la economía monetaria aumentaron y se desarrollaron gracias al
aumento de la riqueza de los daimio, mientras que los mercaderes ricos
aumentaron su poder social y político, constituyendo el grupo más importante de
la jerarquía social Tokugawa. Durante el siglo XVIII, Edo, con un millón de
habitantes, era la mayor ciudad del mundo, centro de una de las economías más
avanzadas y prósperas del mundo preindustrial. A la vez, los disturbios del
campesinado se hicieron más frecuentes bajo la presión de la carencia de
alimentos.
El nacimiento de la conciencia japonesa
del mundo exterior se reconoció en 1720, cuando el sogún Yoshimune revocó la
proscripción de los libros europeos. A principios del siglo XIX, las visitas de
los europeos, en su mayoría comerciantes y exploradores, se hicieron cada vez
más frecuentes, aunque la prohibición era todavía oficial. Los libros y las
ideas extranjeros se empezaron a filtrar en Edo, como el pigmento azul de
Prusia y el sistema de perspectiva utilizado por los artistas Ukiyo-e. Estados
Unidos estaba ansioso por firmar un tratado de amistad y, si fuera posible, de
comercio con Japón, con el fin de asegurar la liberación de los balleneros
estadounidenses retenidos en la costa japonesa y abrir los mercados japoneses.
En 1853, el gobierno estadounidense envió una misión formal a Japón, dirigida
por el comodoro Matthew Calbraith Perry al mando de una escuadra de guerra.
Después de extensas negociaciones, y ante la amenaza militar estadounidense,
Perry y los representantes del emperador firmaron el Tratado de Kanagawa
(1854), que abría varios puertos a Estados Unidos y admitía la presencia de un
cónsul estable en la capital. En 1858, se alcanzó un acuerdo comercial al que
siguieron otros con varias potencias occidentales bajo presión.
Los tratados daban considerables
privilegios a los occidentales, como la extraterritorialidad, y la debilidad
del sogunado al realizar esas concesiones fue causa de gran resentimiento entre
la población. Los jefes militares japoneses comprobaron lo anticuado de su
armamento en comparación con el occidental y no presentaron, en principio,
ninguna resistencia. No obstante, inmediatamente se desarrolló un sentimiento contra
los extranjeros y los ataques a los comerciantes foráneos empezaron a ser
comunes en la década de 1860. Los dirigentes de este movimiento xenófobo y
antioccidental eran jóvenes samuráis de Satsuma, Choshu y de otros grandes
feudos occidentales, simpatizantes de la restauración del poder imperial bajo
el lema sonno joi (‘venerad al emperador, expulsad a los bárbaros’). Con el
apoyo del emperador que residía en Kioto, iniciaron ataques militares y navales
a los barcos extranjeros fondeados en los puertos japoneses; los intentos del
sogunado para contenerlos fueron inútiles, pero este movimiento fue sofocado
por la propia reacción occidental, que en 1864 bombardeó Shimonoseki como
represalia. La evidencia de la hegemonía militar occidental hizo que los señores
de Choshu y Satsuma tomaran la iniciativa y propusieran nuevas estructuras
gubernamentales para enfrentarse a la amenaza imperialista de Occidente. Según
un plan de compromiso, el último sogún, Tokugawa Yoshinobu, dimitió en 1867
mientras que los radicales proimperiales decidieron forzar la situación,
rodearon el palacio imperial de Kioto el 3 de enero de 1868 y proclamaron la
restauración imperial.
7.8 La
era Meiji (1868-1912)
Los ejércitos de los feudos de Satsuma,
Choshu y Tosa, que ahora componían las fuerzas imperiales, sometieron a los
seguidores de los Tokugawa, poco después aseguraron la Restauración Meiji. El
joven emperador, Mutsuhito, recuperó la posición de verdadero dirigente del
gobierno y adoptó el nombre de Meiji Tenno (‘gobierno ilustrado’) para designar
su reinado, aunque su función principal consistió en actuar como talismán de la
soberanía mientras varios dirigentes de Choshu y Satsuma monopolizaron las
posiciones ministeriales alrededor del trono que legitimaba la transformación de
Japón. La capital real fue transferida a Edo, denominada ahora Tokio (‘capital
oriental’). En 1869, los señores de los grandes clanes de Choshu, Hizen,
Satsuma y Tosa rindieron sus feudos al emperador y, después de varias entregas
realizadas por otros clanes, un decreto imperial de 1971 abolió todos los
feudos y en su lugar creó prefecturas administrativas centralizadas, con los
antiguos señores como gobernadores.
Durante este periodo, Japón logró
mantenerse al margen del imperialismo europeo que, en esa época, había
engullido a otros países asiáticos. Mediante una imitación concertada de la
civilización occidental en todos sus aspectos, se propusieron hacer de Japón
una potencia mundial, bajo el lema fukoku kyohei (“enriqueced el país,
fortaleced el Ejército”); oficiales franceses se encargaron de la remodelación
del Ejército, los marinos británicos reorganizaron la Armada y los ingenieros
holandeses supervisaron las nuevas construcciones en las islas. Se enviaron
varios especialistas japoneses para analizar los gobiernos extranjeros y para
seleccionar sus mejores características que se aplicarían en Japón; se redactó
un nuevo código penal a imagen del francés, se estableció un Ministerio de
Educación en 1871 para desarrollar un sistema educativo basado en el de Estados
Unidos, que fomentaría una ideología nacionalista y la exaltación del emperador
a partir del desarrollo del sintoísmo. El país experimentó un rápido
crecimiento industrial bajo la supervisión del gobierno. En 1872, se decretó el
servicio militar universal y, unos años después, en 1877, un decreto abolió la
clase de los samuráis, no sin un trágico enfrentamiento entre los soldados y
los samuráis en Satsuma.
La oligarquía Choshu-Satsuma impuso
cambios desde arriba en el sistema político y no fueron el resultado de las
demandas políticas del pueblo. El campesinado continuó sufriendo la mayoría de
los gravosos impuestos estatales y las revueltas continuaron en el siglo XX. No
obstante, se intentó crear un régimen constitucional que reforzara el país y
mejorara su situación general. Se organizó un gabinete a imagen del alemán en
1885, con Ito Hirobumi como primer ministro, y se creó un consejo privado en
1888, ambos responsabilidad del emperador. La nueva Constitución, redactada por
Ito tras una investigación de las constituciones de Europa y Estados Unidos, se
promulgó en 1889 y establecía una Dieta bicameral formada por la Cámara de
Pares con 363 miembros y una cámara baja con 463 miembros elegidos por los
ciudadanos que pagaban impuestos anuales directos no inferiores a 15 yenes. Se
salvaguardaron cuidadosamente los poderes del emperador al que se le permitía
promulgar decretos leyes, tener la potestad para declarar la guerra o alcanzar
la paz y disolver o suspender la actividad de las cámaras. La Constitución
ofrecía más libertad y seguridad a los propietarios que el sistema Tokugawa,
además de posibilidades para discusiones políticas, pero no dejó claros los
límites del poder ejecutivo. Posteriores ordenanzas confirmaron la importancia
de los ministros del Ejército y de la Armada, cuyos titulares debían ser
oficiales en servicio, los cuales, de forma paulatina, adquirieron derechos de
veto sobre la formación de gabinetes y una gran influencia política.
El Imperio también se embarcó en una
política exterior expansiva. En 1879, Japón había tomado las islas Ryūkyū,
protectorado japonés desde 1609, y las designó como prefectura de la isla de
Okinawa. La lucha por el control de Corea fue el siguiente paso en la expansión
japonesa. Los conflictos con China en Corea finalizaron en la Guerra
Chino-japonesa (1894-1895), en la que las modernizadas fuerzas niponas
derrotaron pronto a los chinos. Según los términos del Tratado de Shimonoseki
de abril de 1895, China cedía a Japón Taiwan (Formosa) y Pescadores, además de
una gran indemnización monetaria. El tratado otorgó la península de Liaodong,
en el sur de Dongbei Pingyuan (Manchuria), a Japón, pero la intervención de
Rusia, Francia y Alemania obligó a Japón a aceptar una indemnización adicional
en su lugar.
El decisivo triunfo japonés indicó al
mundo que estaba emergiendo una nueva y fuerte potencia en el Lejano Oriente.
Como preliminares para establecer negociaciones de plena igualdad con las
grandes potencias, Japón, en 1890, había revisado sus códigos criminal, civil y
comercial siguiendo modelos occidentales desde donde demandar la revocación de
las cláusulas de extraterritorialidad de sus tratados, lo que se consiguió en
1899. En 1894, Estados Unidos y Gran Bretaña fueron las primeras naciones en
reconocer la libertad comercial del Imperio Japonés.
7.8.1 Periodo
expansionista
A causa de sus intereses en Corea, Japón
entró inevitablemente en conflicto con Rusia, que por entonces se había
expandido por el noreste de Asia. El resentimiento contra Rusia era elevado, ya
que este país había sido la causa principal por la que Japón perdió la
península de Liaodong después de la guerra con China. Los dos países firmaron
un tratado en 1898, que garantizaba la independencia de Corea, aunque se
garantizaba la preeminencia de sus intereses comerciales. En 1900, después de
la rebelión Bóxer en China, Rusia ocupó Dongbei Pingyuan (Manchuria) y, desde
allí, comenzó a internarse en el norte de Corea; mientras Japón y Gran Bretaña
acordaban en 1904 una alianza militar.
En 1904, tras repetidos intentos de
negociación, Japón rompió las relaciones diplomáticas con Rusia y atacó la
posesión rusa de Port Arthur (ahora parte de Lüda), en el sureste de Dongbei
Pingyuan (Manchuria), comenzando así la Guerra Ruso-japonesa que supuso el segundo
éxito militar de Japón en una guerra moderna en menos de 18 meses. El tratado
de paz, alcanzado por la mediación del presidente estadounidense Theodore
Roosevelt, se firmó en Portsmouth (New Hampshire), el 5 de septiembre de 1905;
Japón consiguió la península de Liaodong, el territorio de Guangdong
(Kwangtung) y la mitad sur de la isla de Sajalín, que se denominó Karafuto.
Además, Rusia reconoció la presencia de Japón en Corea, sujeta rápidamente a la
hegemonía japonesa. Cinco años después (en 1910) Japón se anexionó Corea y la
denominó Chosen.
Las dificultades impuestas a la
emigración japonesa a Estados Unidos causaron tensiones durante varios años en
las relaciones entre ambos países, provocadas por las peticiones de los
sindicatos estadounidenses, resentidos porque a los trabajadores japoneses se
les permitía trabajar por salarios inferiores y durante más horas de las que
establecían las leyes laborales estadounidenses. Después de una serie de
negociaciones, Japón y Estados Unidos concluyeron un tratado en 1911, por el
que Japón consintió en frenar la emigración de los trabajadores japoneses. Sin
embargo, el problema nunca se resolvió por completo y contribuyó al sentimiento
antiestadounidense de Japón, que aumentó en las décadas siguientes.
7.9 La
era Taisho (1912-1926)
El emperador Meiji falleció en 1912 y le
sucedió el emperador Taisho. En agosto de 1914, tras el estallido de la I
Guerra Mundial, Japón envió un ultimátum a Alemania, solicitando la evacuación
del territorio de Jiaozhou (Kiaochow), en el noreste de China. Cuando Alemania
se negó a cumplirlo, Japón entró en la guerra del lado de los aliados. Las
tropas niponas ocuparon las posesiones alemanas de las islas Marshall,
Carolinas y Marianas en el océano Pacífico. En 1915, el Imperio presentó las
Veintiún Demandas a China, que solicitaba privilegios industriales, mineros y
ferroviarios y que obligaba a China a no alquilar ni ceder ningún territorio
costero frente a Taiwan a ningún país que no fuera Japón. Estas peticiones,
algunas de las cuales fueron rápidamente garantizadas, fueron la primera
declaración de una política de dominación sobre China y el Lejano Oriente. Un
año después, en 1916, China cedió los derechos comerciales de Mongolia interior
y el sur de Dongbei Pingyuan (Manchuria) a Japón.
Como resultado del acuerdo de paz de la
I Guerra Mundial, Japón recibió las islas del Pacífico que había ocupado como
mandato de la Sociedad de Naciones, organización de la que el emperador nipón
fue uno de los miembros fundadores. Japón también recibió el territorio de
Jiaozhou, pero fue devuelto a China como resultado del Tratado de Shandong
(Shantung), realizado durante la Conferencia de Washington en 1922. Esta
conferencia también dio como resultado el cambio de la alianza anglo-japonesa
por el Tratado de las Cuatro Potencias, por el que Japón, Francia, Gran Bretaña
y Estados Unidos se comprometían a respetarse los territorios del océano
Pacífico y consultarse si se amenazaban sus derechos territoriales, y el
Tratado de las Nueve Potencias (Bélgica, Gran Bretaña, Países Bajos, Portugal,
Japón, Francia, Italia, China y Estados Unidos), en el que los signatarios
respetaban la integridad territorial y la soberanía de China. Un tratado
adicional entre Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, Francia e Italia acordó
limitar los efectivos navales: la Armada japonesa se limitó a 315.000
toneladas.
Con la adopción de los tratados de
Shandong y de las Nueve Potencias, Japón demostró una actitud conciliadora
hacia China, a pesar de los intereses comerciales japoneses en ese país. Las
relaciones con Rusia, que se habían vuelto tirantes tras la Revolución Rusa de
1917 y la posterior invasión de Siberia y el norte de Sajalín por los japoneses
en 1918, se hicieron más amistosas después de que Japón reconociera el régimen
soviético en 1925. Esta actitud menos agresiva por parte de Japón se debió en
parte al éxito de grupos liberales en la política interior, estimulados por la
victoria de las naciones en la I Guerra Mundial.
El primer ministro de uno de estos
partidos políticos recién creados, Hara Takashi, tomó posesión de su cargo en
1918 y, a pesar de su asesinato en 1921, la era Taisho se recuerda como la
época de experimentos democráticos. Las demandas para establecer el sufragio
universal masculino obligaron al gobierno a promulgar en 1919 una ley que
duplicaba el electorado, alcanzando la cifra de 3 millones. En 1923, la región
de Tokio y Yokohama se convulsionó por un gran seísmo, pero la rapidez con que
se reconstruyó la zona demostró el vigor de la nueva sociedad industrializada.
Las protestas democráticas aumentaron su intensidad y, en 1925, se garantizó el
sufragio universal masculino, de manera que el electorado creció repentinamente
a 14 millones de votantes. Reflejando el interés creciente en el establecimiento
de un régimen democrático, durante la década de 1920, la tendencia política se
orientó hacia gabinetes donde no se encontraban miembros de la oligarquía o
dirigentes militares. Sin embargo, este movimiento tuvo una corta duración.
7.10 El
principio de la era Showa (1926-1945)
En 1926, Hiro-Hito, nieto del emperador
Meiji, subió al trono. Adoptó el nombre de Showa (‘brillante armonía’) como
designación oficial de su reinado, pero cuando el general barón Tanaka Giichi
se convirtió en primer ministro en 1927, se reanudó la política agresiva hacia
China. La fuerza que impulsó este cambio de política residía en la expansión de
la industria japonesa, cuyo rápido crecimiento desde el inicio de la I Guerra
Mundial (1914) requería nuevos mercados para una producción cada vez mayor. Además,
la población de Japón se había duplicado desde 1868 y cada vez era mayor la
necesidad de ampliar espacio y recursos. El colapso del mercado de la seda
estadounidense en 1929 arruinó a muchos campesinos e incrementó la presión para
realizar una acción drástica.
7.10.1 La
ocupación de Dongbei Pingyuan (Manchuria)
A finales de la década de 1920 Japón
consiguió dominar la administración y los asuntos económicos de Dongbei
Pingyuan (Manchuria), a pesar de las protestas chinas. El 18 de septiembre de
1931 tropas japonesas, alegando que los saboteadores chinos habían causado una
explosión en el Ferrocarril de Dongbei Pingyuan (Manchuria) del Sur de
propiedad japonesa, embargaron los arsenales de Shenyang (Mukden) y de varias
ciudades vecinas, obligando a las tropas chinas a retirarse del área. Actuando
sin la aprobación oficial del gobierno japonés y bajo la influencia de
sociedades secretas que consideraban que los intereses nacionales estaban por
encima de directrices políticas, el ejército de Guangdong extendió sus
operaciones hacia el interior de Dongbei Pingyuan (Manchuria) y, en cinco meses
aproximadamente, invadió toda esta región. Se estableció entonces en Dongbei
Pingyuan (Manchuria) un Estado títere conocido como Manchukuo; Puyi, último
emperador de China, fue coronado emperador de Manchukuo en 1934 como Kang De.
La ocupación de Dongbei Pingyuan
(Manchuria) permitió a los derechistas radicales hacerse con el gobierno e
imponer un régimen represivo contra los sectores más liberales; el vizconde
Saito Makoto formó el denominado gabinete nacional compuesto principalmente por
hombres sin afiliación política. Las repercusiones internacionales de la
ocupación de Dongbei Pingyuan (Manchuria) hicieron que la Sociedad de Naciones,
actuando con la autoridad del Pacto Briand-Kellogg, creara una comisión para
determinar si había que imponer sanciones como potencia agresora; la respuesta
de Japón fue abandonar la organización en 1935. Para consolidar su presencia en
China, Japón desembarcó tropas en Shanghai, en el norte, el Ejército japonés de
Dongbei Pingyuan (Manchuria) se anexionó la provincia de Chengde (Jehol) e
intentó ocupar las ciudades de Pekín y Tianjin. Incapaz de resistir la
superioridad de las fuerzas japonesas, China firmó una tregua en mayo de 1933
en la que se reconocían las conquistas japonesas.
La acción del Ejército mostró el poder
que las autoridades militares tenían en la política japonesa. En 1936, el
Imperio firmó un acuerdo anticomunista con Alemania y, un año después, un pacto
similar con Italia. El establecimiento de un gobierno casi completamente
militar, con la cooperación de los zaibatsu (trusts industriales familiares),
supuso el desarrollo de una política exterior agresiva.
7.10.2 La
guerra con China
El 7 de julio de 1937, una patrullera china
se enfrentó a las tropas japonesas, cerca de Pekín. Utilizando el accidente
como pretexto para comenzar las hostilidades, el Ejército japonés de Dongbei
Pingyuan (Manchuria) se desplazó hacia esta área, reiniciando las hostilidades
con China, aunque la guerra nunca se declaró formalmente. Después de que una
fuerza japonesa ocupara con rapidez el norte de China y que, a finales de 1937,
la Armada nipona bloqueara casi toda la costa china, el ejército avanzó hacia
el interior del este y del sur de China en 1937 y 1938, y capturó Shanghai,
Suzhou (Soochow), Nanjing (Nanking), Qingdao (Ts'ing-tao), Cantón (Guangzhou) y
Hankou (Hankow), obligando a los chinos a replegarse hacia el oeste. Las
protestas de gobiernos extranjeros y por los maltratos de las tropas japonesas
a los residentes extranjeros en China y la usurpación de sus propiedades
privadas fueron ignoradas por el Imperio. A finales de 1938, los japoneses
fueron frenados en las montañas del centro de China, donde los chinos
realizaron una lucha de guerrilla contra los invasores.
Mientras tanto, en Japón se había
establecido una economía de guerra dirigida por el gobierno. En 1937, un
gabinete encabezado por el príncipe Konoe Fumimaro concedió toda la dirección
de la guerra a los dirigentes del Ejército y de la Armada.
7.10.3 El
estallido de la II Guerra Mundial
El comienzo de la II Guerra Mundial, en
septiembre de 1939, dio a Japón una nueva oportunidad para extenderse por
Sureste asiático, después de haber alcanzado varios acuerdos diplomáticos. En septiembre
de 1940 Japón estableció una alianza tripartita con Alemania e Italia, el
denominado Eje Roma-Berlín-Tokio, que aseguraba ayuda mutua y total durante un
periodo de diez años. Sin embargo, Japón consideró que el pacto firmado en 1939
entre Alemania y la URSS había liberado al Imperio de cualquier obligación
contraida en la alianza anticomunista de 1936. Por tanto, en septiembre de
1941, Japón firmó un pacto de neutralidad con la URSS, que garantizaba la
protección del norte de Dongbei Pingyuan (Manchuria). Un año antes, con el
consentimiento del gobierno francés de Vichy, controlado por los alemanes, las
fuerzas japonesas ocuparon la Indochina francesa. Al mismo tiempo, Japón
intentó obtener acuerdos económicos y políticos en las Indias Orientales Holandesas.
Estas acciones provocaron el embargo de
petróleo estadounidense e incrementaron la hostilidad entre ambos países,
bastante fuerte desde la invasión japonesa de China en 1937. En octubre de 1941
el general Tojo Hideki se convirtió en el primer ministro japonés y ministro de
Guerra, lo que no favoreció la normalización de las relaciones.
7.10.4 El
ataque a Pearl Harbor
El 7 de diciembre de 1941 sin aviso y
mientras todavía se estaban celebrando negociaciones entre los diplomáticos
estadounidenses y japoneses, varias oleadas de aviones japoneses bombardearon
Pearl Harbor, en Hawaii, la principal base naval estadounidense en el Pacífico;
poco después se lanzaron ataques simultáneos contra Filipinas, las islas de
Guam, isla Wake y Midway, Hong Kong, Malasia británica y Tailandia. El 8 de
diciembre, Estados Unidos declaró la guerra a Japón, al igual que el resto de
los poderes aliados, excepto la URSS.
Un año después del éxito de estos
ataques por sorpresa Japón mantenía la ofensiva en el Sureste asiático y en las
islas del Pacífico Sur. El Imperio designó el Este asiático y sus alrededores
como la ‘Gran Esfera de Coprosperidad de Asia Oriental’ e hizo efectiva la
propaganda del lema ‘Asia para los asiáticos’. Además, los elementos
nacionalistas en la mayoría de los países de Asia oriental daban apoyo tácito,
y en algunos casos real, a los japoneses, porque vieron un camino aparente para
liberarse del imperialismo occidental. En diciembre de 1941, Japón invadió
Tailandia, a cuyo gobierno obligó a firmar un tratado de alianza. Las tropas
japonesas ocuparon Birmania, Malasia británica, Borneo, Hong Kong y las Indias
Orientales Holandesas. En mayo de 1942, las Filipinas cayeron en manos
japonesas. Volviéndose hacia Australia y Nueva Zelanda, las fuerzas japonesas
desembarcaron en Nueva Guinea, Nueva Inglaterra (ahora parte de Papúa-Nueva
Guinea) y las islas Salomón. Un destacamento especial japonés también invadió y
ocupó Attu, Agattu y Kiska en las islas Aleutianas frente a la costa de Alaska,
en Norteamérica. Al final, la guerra se convirtió en una lucha naval por el
control las vastas extensiones del océano Pacífico.
7.10.5 El
cambio de tendencia
La marcha de la guerra comenzó a cambiar
en 1942, cuando una fuerza naval y aérea aliada contuvo la invasión de la flota
japonesa en la batalla del Mar del Coral entre Nueva Guinea y las islas
Salomón. Un mes después, una gran flota japonesa fue derrotada en la batalla de
Midway. Utilizando operaciones combinadas de unidades de tierra, mar y aire
bajo el mando del general estadounidense Douglas MacArthur, las fuerzas aliadas
avanzaron hacia el norte y expulsaron a los japoneses de las islas del Pacífico
Sur. En julio de 1944, después de la caída de Saipan, la base nipona más
importante en las islas Marianas, los dirigentes japoneses fueron conscientes
de que habían perdido la guerra. Tojo fue obligado a dimitir y se debilitó así
la influencia de la oligarquía militar. En noviembre de 1944, Estados Unidos
comenzó una serie de importantes ataques aéreos sobre Japón. A principios de
1945, después de la batalla de Iwo Jima los estadounidenses llegaron a 1.200 km
de Japón. Durante ese mismo periodo, las fuerzas aliadas al mando del almirante
inglés Louis Mountbatten, primer conde Mountbatten, vencieron a los ejércitos
japoneses en el Sureste asiático. En los siguientes cuatro meses, desde mayo a
agosto, los bombardeos estadounidenses devastaron las ciudades niponas, sus
comunicaciones y su industria, culminando el 6 de agosto de 1945, con el
lanzamiento de la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima; dos días
después, el 8 de agosto, la URSS declaró la guerra a Japón, y, el 9 de agosto
Estados Unidos lanzó una segunda bomba atómica sobre Nagasaki, mientras que las
fuerzas soviéticas invadieron Dongbei Pingyuan (Manchuria), el norte de Corea y
Karafuto. Los poderes aliados habían acordado durante la Conferencia de Potsdam
que sólo se podría aceptar del gobierno japonés la rendición incondicional.
Venciendo la parálisis del gobierno, el emperador Hiro-Hito insistió en la
rendición. El 14 de agosto, Japón aceptó los términos aliados y el emperador se
dirigió a la nación por primera vez en un mensaje radiofónico comunicando la
rendición japonesa, a pesar de un intento de los militares de sabotear la
emisión en el último minuto. La rendición formal se firmó a bordo del acorazado
estadounidense Missouri, en la bahía de Tokio, el 2 de septiembre.
7.10.6 La
disolución del Imperio
Los aliados designaron a los
estadounidenses para mantener tropas de ocupación en las islas japonesas. Japón
fue despojado de su Imperio; Mongolia interior, Dongbei Pingyuan (Manchuria),
Taiwan y Hainan fueron devueltas a China, la URSS, retuvo las islas Kuriles y
Karafuto (que de nuevo se denominó Sajalín) y el control de Mongolia Exterior;
Port Arthur y el Ferrocarril de Dongbei Pingyuan (Manchuria) del Sur se
colocaron bajo el control conjunto de la URSS y China. Estados Unidos, bajo el
fideicomiso de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), ocupó todas las
islas que habían sido antiguos mandatos japoneses del Pacífico Sur.
El 11 de agosto de 1945, después de que
los japoneses se rindieran, Douglas MacArthur fue nombrado comandante supremo
de las tropas que ocupaban Japón. Representantes de China, la URSS y Gran
Bretaña formaron el Consejo Aliado para Japón, con sede en Tokio, para asistir
a MacArthur. De las cuestiones exteriores de la política de ocupación se pasó a
ocupar la Comisión del Lejano Oriente, con sede en la ciudad de Washington,
representada por Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética, Australia,
Canadá, China, Francia, la India, los Países Bajos, Nueva Zelanda y Filipinas.
Un cierto número de antiguos dirigentes japoneses fueron juzgados por crímenes
de guerra por un tribunal en el que había representantes de once países, que se
reunió en Tokio el 3 de mayo de 1946 y se cerró el 12 de noviembre de 1948.
7.11 El
final de la era Showa (1945-1989)
No hubo resistencia a la ocupación
estadounidense de las islas japonesas. Se estableció que los objetivos de la
política de ocupación eran, básicamente, la democratización del gobierno
japonés y el restablecimiento de una economía industrial de tiempo de paz que
cubriera la demanda de la población japonesa. MacArthur ejerció su autoridad a
través del emperador y de la maquinaria de gobierno existente estableciendo la
disolución de los grandes trusts industriales y bancarios, cuyos fondos fueron
embargados en 1946; en 1947, se puso en marcha un programa de reforma agraria,
diseñado para dar a los campesinos la oportunidad de adquirir la tierra que
trabajaban, y se organizó un programa educativo siguiendo modelos democráticos.
Las mujeres consiguieron el derecho a voto en las primeras elecciones tras la
guerra (en abril de 1946), y 38 de ellas fueron elegidas para la Dieta
japonesa. Posteriormente, la Dieta acordó un borrador de una nueva Constitución
inspirada en la estadounidense, que en mayo de 1947 se hizo efectiva.
La rehabilitación de la economía
japonesa fue más difícil que la reorganización del gobierno. La escasez de
alimentos se había suplido con importaciones de productos de los aliados, en
particular de Estados Unidos, y los severos bombardeos durante la guerra casi
anularon la capacidad industrial de Japón. A principios de 1949, la ayuda dada
a Japón costó a Estados Unidos más de 1 millón de dólares al día.
A comienzos de mayo de 1949, varias
industrias niponas sufrieron varias huelgas, en especial la industria minera
del carbón. El gobierno y MacArthur acusaron al Partido Comunista, que había
conseguido 3 millones de votos en las recientes elecciones nacionales, de
instigar los paros laborales con fines políticos, por lo que el gobierno
realizó una investigación a gran escala de las actividades comunistas ante la
protesta del delegado soviético del Consejo de Control Aliado mientras
MacArthur acusaba a la URSS de fomentar el desorden en Japón a través del
Partido Comunista y de una “indiferencia cruel” en la repatriación de los
prisioneros de guerra japoneses. La Unión Soviética anunció en abril de 1950
que, excepto 10.000 criminales de guerra, todos los prisioneros (94.973) habían
sido devueltos a Japón; de acuerdo con las cifras japonesas más de 300.000
prisioneros permanecían todavía bajo la custodia de la URSS.
Las negociaciones aliadas durante 1950
para llegar a un tratado de paz con Japón estuvieron marcadas por diferencias
básicas entre Estados Unidos y la Unión Soviética en varios aspectos,
especialmente si China participaría en la redacción del documento. En mayo, se
eligió al estadista estadounidense John Foster Dulles, consejero del secretario
de Estado, para preparar los términos del tratado. Después de un año de
consultas y negociaciones con todos los países afectados, el 12 de julio de
1951 se alcanzó un tratado preliminar. La URSS mantuvo que el documento
favorecía la reaparición del militarismo japonés. El gobierno estadounidense
invitó a asistir a la conferencia de paz a 55 países, entre los que no se
encontraban ni la China Nacionalista ni la República Popular China.
La conferencia de paz comenzó en San
Francisco a principios de septiembre, con la ausencia de la India, Birmania y
Yugoslavia que sí habían sido invitadas. Después de varias discusiones, 49
países, entre ellos Japón, firmaron el tratado; la URSS, Checoslovaquia y
Polonia se negaron a hacerlo.
7.11.1 El
Tratado de Paz, 1951
Según los términos del tratado, Japón
renunció a todos sus derechos sobre Corea, Taiwan, las islas Kuriles, Sajalín y
las islas que fueron antiguos mandatos y abandonó cualquier reivindicación
sobre China y Corea; se reconoció el derecho de Japón a defenderse y a entablar
acuerdos de seguridad colectivos, y Japón aceptó en principio la validez de las
reparaciones de guerra, que pagaría en bienes y servicios en vista de la
insuficiencia de los recursos financieros del país.
Al mismo tiempo, Estados Unidos y Japón
firmaron un acuerdo que establecía la permanencia de las bases militares
estadounidenses en territorio nipón para proteger al país desarmado de
agresiones externas o disturbios internos de importancia.
Mientras tanto, MacArthur había sido
relevado de su cargo en abril de 1951, aunque se mantuvo la ocupación del país.
Estados Unidos cesó su ayuda económica a Japón a finales de junio, pero el
efecto perjudicial de esta acción sobre la economía nipona fue compensado en
gran parte por el pedido de material militar para la guerra de Corea por parte
estadounidense. Los problemas económicos del país procedían en parte de la
pérdida de mercados exteriores después de la guerra, en especial en China.
Estados Unidos reconoció la importancia del mercado chino y, en octubre,
permitió a Japón desarrollar un comercio limitado con China.
El 28 de abril de 1952 entró en vigor el
tratado de paz y se restableció la soberanía completa en Japón. Según los
términos del tratado, las tropas estadounidenses permanecieron en Japón como
fuerzas de seguridad. El gobierno japonés estableció tratados de paz o renovó
las relaciones diplomáticas durante 1952 con Taiwan, Birmania, la India y
Yugoslavia.
En 1952 se debatió ampliamente la
cuestión del rearme. El gobierno se mostró poco dispuesto a comprometerse en
favor de la reconstrucción de las defensas del país, debido a las dificultades
económicas y los obstáculos legales; la Constitución de 1947 establecía la
renuncia a la guerra ‘para siempre’.
Ese mismo año, la Dieta aprobó un
proyecto de ley para suprimir las actividades subversivas de grupos organizados.
En las elecciones generales del 1 de octubre, las primeras desde el final de la
ocupación, Yoshida Shigeru, dirigente del Partido Liberal, que había encabezado
el gabinete desde 1949, fue nombrado primer ministro de nuevo.
7.11.2 Las
relaciones exteriores de posguerra: Estados Unidos
En abril de 1953, el primer ministro
Yoshida, tras perder el voto de confianza de la Dieta imperial, convocó
elecciones anticipadas, que fueron ganadas por los liberales, lo que permitió a
Yoshida ser reelegido primer ministro.
Durante 1953 el gobierno estadounidense
intentó además asegurar el país contra una posible agresión comunista y animó
activamente el rearme de Japón. En agosto, los dos países firmaron un tratado
de ayuda militar que estipulaba las provisiones para la fabricación de armas
japonesas de acuerdo con especificaciones estadounidenses. En una declaración
conjunta en septiembre, el primer ministro Yoshida y Shigemitsu Mamoru,
dirigente del Partido Progresista, recomendaron oficialmente el rearme japonés
con carácter defensivo. Las negociaciones con el gobierno estadounidense
permitieron en marzo de 1954 la firma de un pacto de defensa mutua.
La política de colaboración próxima con
Estados Unidos del primer ministro Yoshida estuvo sujeta a una fuerte crítica por
los disidentes del Partido Liberal durante la segunda mitad de 1954, que
crearon el Partido Democrático de Japón, cuyo dirigente, Hatoyama Ichiro, fue
elegido primer ministro gracias al apoyo socialista, a cambio de celebrar en
febrero de 1955 elecciones nacionales.
El Partido Democrático no consiguió la
mayoría parlamentaria en esas elecciones, pero con el apoyo liberal, Hatoyama
volvió al cargo de primer ministro. El Partido Democrático y el Partido Liberal
se fusionaron en noviembre de ese año, dieron al gobierno la mayoría absoluta
en la Dieta e inauguraron el monopolio del poder del Partido Liberal
Democrático (PLD).
7.11.3 Las
relaciones exteriores de posguerra: URSS
En octubre de 1956, la Unión Soviética y
Japón acordaron finalizar el estado técnico de guerra que existía entre los dos
países desde agosto de 1945. El acuerdo estipulaba el restablecimiento de
relaciones diplomáticas normales, la repatriación de los prisioneros de guerra
japoneses que permanecían en la URSS, la firma de tratados de pesca negociados
a principios de año, el apoyo soviético a la entrada de Japón en la ONU y la
devolución a Japón de ciertas islas pequeñas en la costa meridional. El 18 de
diciembre, la Asamblea General de la ONU votó por unanimidad la admisión de
Japón en las Naciones Unidas. Dos días después, Ishibashi Tanzan, ministro de
Industria y Comercio Internacional, sustituyó a Hatoyama como primer ministro.
A la vez que mantenía relaciones estrechas con Estados Unidos, Ishibashi
intentó extender el comercio con la URSS y China como medida para reducir el
desempleo.
En febrero de 1957 el primer ministro
Ishibashi dimitió de su cargo y fue sustituido por el antiguo ministro de
Asuntos Exteriores, Kishi Nobusuke. En el mismo mes, se firmaron varios
acuerdos para finalizar con el estado de guerra con Checoslovaquia y Polonia.
En noviembre, Japón acordó pagar 230 millones de dólares a Indonesia como
reparaciones de la II Guerra Mundial y cancelar la deuda comercial indonesia.
Japón se convirtió en miembro no
permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, en enero de 1948. El primer
ministro Kishi disolvió la Cámara de Representantes en abril, y se celebraron
elecciones al mes siguiente.
7.11.4 Política
interior
En octubre de 1958 el Partido Socialista
propuso una huelga para protestar por un proyecto de ley gubernamental que
estipulaba el incremento de poder de la policía y que fue retirado después que
4 millones de trabajadores apoyaran la huelga de protesta. Las elecciones de
junio de 1959 para la mitad de los escaños de la Cámara de Consejeros dieron la
victoria al PLD.
En enero de 1960, y pese a las numerosas
protestas populares, se firmó un nuevo tratado de seguridad con Estados Unidos
en Washington y se anunció que en junio de ese mismo año el presidente
estadounidense Dwight David Eisenhower realizaría una visita a Japón. Sin
embargo, el aumento de las protestas obligó a cancelar la visita, porque se
temía por la seguridad de Eisenhower.
El primer ministro Kishi dimitió el 15
de julio y le sucedió Ikeda Hayato, el nuevo presidente del PLD, cuyos miembros
obtuvieron la mayoría en las elecciones a la Cámara de Representantes
celebradas en octubre.
En 1963 el gobierno intentó enmendar una
disposición constitucional para aumentar el presupuesto de las Fuerzas Armadas
japonesas; al no obtener la aprobación mayoritaria, el primer ministro Ikeda
disolvió la Dieta y convocó elecciones para el 21 de noviembre. La mayoría de
su partido se redujo a 13 escaños.
7.11.5 Crecimiento
económico
La economía japonesa ocupó el primer puesto
mundial por su tasa de crecimiento en 1964. En su desarrollo comercial, el
gobierno japonés estableció un acuerdo con China por el que cada país
establecería oficinas de enlace comercial no oficiales en la capital del otro;
mientras, se acordó con la URSS la venta de una planta de fertilizantes como
pago a los créditos soviéticos. El primer ministro Ikeda dimitió como primer
ministro a finales de octubre por razones de salud y fue sucedido por el
antiguo ministro de Estado Sato Eisaku (hermano del anterior primer ministro
Kishi Nobusuke), también perteneciente al PLD. Los XVIII Juegos Olímpicos se
celebraron en Tokio en octubre, lo que supuso una mejora de sus
infraestructuras.
En marzo de 1965 el ministro de Asuntos
Exteriores de Corea del Sur pasó a ser el primer coreano que obtuvo una
audiencia con el emperador japonés desde la II Guerra Mundial. Durante su
visita los gobiernos de Japón y Corea del Sur alcanzaron un importante acuerdo
de relaciones mutuas. A finales de la década de 1960, Japón fue el escenario de
manifestaciones generalizadas y a veces violentas llevadas a cabo por los
estudiantes radicales que protestaban por el apoyo nipón a la política exterior
de Estados Unidos. Las relaciones entre ambos países entraron en un periodo de
estancamiento en 1971, en 1972 Okinawa fue devuelta a Japón.
En la década de 1960 Japón superaba a
todas las naciones de Europa Occidental en el producto nacional bruto y seguía
a Estados Unidos como potencia industrial mundial. La Exposición Mundial de
Osaka, que tuvo lugar en 1970, demostró que el país había restablecido su
posición en el comercio internacional: en 1971 Japón era el tercer país
exportador más importante del mundo, después de Estados Unidos y de Alemania
Occidental (ahora parte de la unificada República Federal de Alemania), y el
quinto en importaciones.
7.11.6 Cambio
de gabinete
Aunque el PLD continuó sosteniendo las
riendas del gobierno, a lo largo de toda la década de 1970 fueron muy
frecuentes los cambios de gobierno, consecuencia de la aparición de facciones
dentro del partido. En 1972, Tanaka Kakuei, que sucedió al primer ministro Sato
en julio, tomó medidas para mitigar el desequilibrio comercial con Estados
Unidos. También realizó una visita a China y acordó reanudar las relaciones
diplomáticas con ese país inmediatamente, al igual que con Taiwan. En noviembre
de 1974 Tanaka dimitió en favor de Miki Takeo, cuyo gobierno sufrió la recesión
económica mundial que se produjo en 1973 al dejar de recibir el petróleo
procedente de países árabes; la economía de Japón, muy dependiente del petróleo
y de otras materias primas, mostró entre 1974 y 1975 un crecimiento cero.
Ese mismo año, la lucha entre facciones
desgarró al PLD, que no consiguió aprobar la mayoría de sus principales
proyectos de ley en la Dieta. El partido recibió un nuevo golpe en 1976 cuando
se descubrió que la Lockheed Aircraft Corporation, una compañía estadounidense,
había pagado al menos 10 millones de dólares en sobornos y honorarios a los
políticos e industriales japoneses desde la década de 1950. Miki convocó
elecciones para diciembre, en las que su partido perdió por primera vez su
tradicional mayoría en la cámara baja. Miki dimitió y Fukuda Takeo fue elegido
primer ministro. En diciembre de 1978 le sustituyó Ohira Masayoshi, también
miembro del PLD. Tras el fallecimiento de Ohira durante la campaña electoral de
1980, Suzuki Zenko fue elegido para sucederle. Acosado por el faccionalismo
existente en las filas del PLD, Suzuki dimitió de forma inesperada en noviembre
de 1982. Nakasone Yasuhiro le sustituyó como primer ministro y como dirigente
del partido. El PLD, que sufrió un revés en las elecciones a la Dieta de 1983,
consiguió en cambio una mayoría abrumadora en 1986; Takeshita Noboru fue
elegido en noviembre de 1987 para sustituir a Nakasone.
A principios de la década de 1980 Japón
hizo frente a la congestión urbana, a la contaminación ambiental y la
improductividad de la agricultura, a pesar de lo cual tuvo la mayor tasa de
crecimiento económico y la menor inflación de las naciones industrializadas. El
crecimiento económico comenzó a estabilizarse a mediados de la década de 1980,
debido en parte a que la fuerza del yen frente al dólar estadounidense había
encarecido las exportaciones, que disminuyeron.
7.12 La
era Heisei (1989- )
El emperador Hiro-Hito falleció en enero
de 1989 y le sucedió su hijo Aki-Hito inaugurando el periodo denominado Heisei
(‘de la paz conseguida’), que pronto se mostró como una época de convulsión y
reforma. En abril Takeshita dimitió a causa de un escándalo por soborno; su
sucesor, Uno Sosuke, también dimitió por el mismo motivo en julio y fue
sustituido por Kaifu Toshiki. Los demócratas liberales ganaron las elecciones
parlamentarias de febrero de 1990 a pesar de que la Bolsa de Tokio había
empezado un descenso que duraría hasta mediados de 1992, cuyo índice Nikkei
perdió casi dos tercios de su valor. Incapaz de hacer frente al malestar
económico y sin la confianza de los miembros conservadores del partido,
Miyazawa Kiichi, otro político veterano, sustituyó a Kaifu a finales de 1991,
mientras que el Partido Socialista cambió su nombre por el de Partido
Socialdemócrata. En 1992, se aprobó una legislación que permitía la
participación de las tropas japonesas en las operaciones de paz de la ONU,
antes considerado como inconstitucional.
Sobre un fondo de tensión continua con
Estados Unidos por cuestiones comerciales, la confianza en el gobierno continuó
su descenso mientras que los japoneses se vieron frustrados con el
estancamiento de la economía nipona y la corrupción gubernamental. En junio de
1993 varios miembros del PLD, dirigidos por Hata Tsutomu y Ozawa Ichiro se
escindieron para formar el Partido Renovador de Japón. En las elecciones de
julio los demócratas liberales perdieron su mayoría y finalizó así un dominio
del gobierno japonés que duró 38 años. Se formó una frágil coalición de siete
partidos, mientras que el PLD pasó a ser el principal partido de la oposición.
Hosokawa Morihiro, un antiguo demócrata liberal y dirigente del Nuevo Partido
de Japón, fue elegido para encabezar el gobierno, llevando a cabo un programa
de reforma electoral, que en enero de 1994 entró en vigor.
Perseguido por las acusaciones de
aceptar un préstamo ilegal en 1982 y acosado por la tensión de mantener a los
demócratas liberales en la coalición, Hosokawa dimitió en abril de 1994; ese
mismo mes, la coalición de los siete partidos eligió a Hata como primer
ministro. Poco después los demócratas liberales se retiraron de la coalición y
dejaron a Hata sin la mayoría necesaria en la cámara baja de la Dieta, por lo
que Hata dimitió a finales de junio. El dirigente del Partido Socialdemócrata,
Murayama Tomiichi, fue elegido primer ministro, en coalición con sus antiguos
enemigos, los demócratas liberales, de manera que se convirtió en la primera
figura de izquierdas que dirigía Japón desde 1948. Los partidos reformistas de
la oposición se reagruparon en el Partido de la Nueva Frontera, de centro
derecha.
El 17 de enero de 1995 un terremoto
devastó la ciudad de Kōbe, con un balance de 5.000 muertos y cientos de miles
de desahuciados. El 20 de marzo el metro de Tokio se vio afectado por la
difusión indiscriminada de gas sarín: murieron doce personas y resultaron
afectados miles de ciudadanos. Las investigaciones comprobaron la culpabilidad
de la secta Aun Shinri Kyo. La coalición gubernamental sufrió un revés
importante en las elecciones locales de abril; por otro lado, el Partido de la
Nueva Frontera consiguió los gobiernos de varias provincias importantes.
Mientras, se mantenían los problemas económicos provocados por el fuerte valor
del yen, que amenazó la recuperación económica y desató una fuerte deflación de
los precios.
El líder del PLD, Hashimoto Ryutaro, fue
elegido primer ministro por la Dieta en enero de 1996 y sucedió a Murayama
Tomiichi al frente del gobierno tripartito formado por el Partido
Socialdemócrata, el Nuevo Partido Precursor (Shin-to Sakigake) y el PLD.
Hashimoto promovió de inmediato un plan para hacer crecer el control de lo
político sobre lo administrativo, para lo cual reorganizó los ministerios y las
agencias estatales en unidades dirigidas por el propio primer ministro.
En las elecciones legislativas
celebradas en octubre de 1996, cuyo nivel de participación no superó el 60%, la
más baja en la historia reciente del país, el PLD obtuvo 239 actas, a tan sólo
12 escaños de la mayoría absoluta. Los otros dos partidos que habían formado la
coalición de gobierno con el PLD sufrieron severos reveses (el Partido
Socialdemócrata pasó de 30 a 15 escaños y el pequeño Sakigake de 9 a tan sólo 2
diputados. Entre los partidos de la oposición, el Partido de la Nueva Frontera
(Shin Shinto) perdió 4 de los 160 asientos con los que contaba, el recién formado
Partido Demócrata mantuvo sus 52 diputados, y el Partido Comunista casi duplicó
su número de representantes en la Dieta, pasando de 15 a 26 diputados. En estas
elecciones se introdujo la nueva normativa electoral incorporada en 1994;
mediante ella, y con el fin de acabar con la gran fragmentación partidista
existente e incorporar el bipartidismo en la política japonesa, se establecía
la posibilidad de elegir a 300 miembros de la Dieta mediante el sistema
mayoritario, votando a un candidato, no a una lista de partido. Los 200
diputados restantes se eligieron mediante el sistema proporcional.
Tras esas elecciones, Hashimoto volvió a
formar un gobierno, esta vez sólo con el respaldo de su propio partido, aunque
muy necesitado del apoyo de sus antiguos socios de gabinete. En julio de 1998
presentó su dimisión tras la derrota electoral del PLD en los comicios
parciales a la Cámara de Consejeros (cámara alta de la Dieta), motivada por el
fracaso de su gobierno en la aplicación de las necesarias reformas que sacaran
a Japón de la fuerte crisis económica, y fue sustituido por su ministro de
Asuntos Exteriores y vicepresidente del PLD, Obuchi Keizo.
El 30 de septiembre de 1999 se produjo
un grave accidente en una instalación nuclear privada de la ciudad japonesa de
Tōkai Mura, situada 120 km al noreste de Tokio, considerado por la Agencia
Internacional de la Energía Atómica (AIEA) la mayor catástrofe nuclear desde la
ocurrida en abril de 1986 en Chernóbil.
Obuchi Keizo fue sustituido
interinamente el 2 de abril de 2000 al frente del gobierno por su ministro
secretario del Gabinete, Mikio Aoki, debido a graves problemas de salud que le
habían llevado a entrar en estado de coma, y dos días después el PLD eligió a
Mori Yoshiro para sucederle al frente del partido y del ejecutivo. No obstante,
y debido a una prolongada situación de crisis económica, Mori Yoshiro anunció
su dimisión en ambos cargos en abril de 2001. Ese mismo mes, Koizumi Junichiro
fue elegido máximo dirigente del PLD, lo que le convertía también en sucesor de
Mori Yoshiro en la jefatura del gobierno japonés. El nuevo primer ministro
manifestó su intención de estimular la economía por medio de un conjunto de
reformas radicales. Sin embargo, el país se vio pronto inmerso en una larga
serie de conflictos con China sobre la importación y exportación de bienes y
servicios. En julio se celebraron elecciones parciales para la Cámara de
Consejeros (el PLD ganó 64 de los 121 escaños en juego), y durante el mes
siguiente Koizumi Junichiro fue elegido presidente del PLD. Asimismo, éste, en
el transcurso de ese mismo mes de agosto de 2001, realizó destacados viajes
oficiales a Corea del Sur, China y Corea del Norte, pretendiendo afrontar la
plena normalización de relaciones con dichos estados.
En septiembre de 2003, tras ser
reelegido presidente del PLD y formar un nuevo gobierno, Koizumi Junichiro
decidió convocar elecciones parlamentarias para el siguiente 9 de noviembre. En
esta cita anticipada con las urnas, la formación más votada fue nuevamente el
PLD, aunque no obtuvo mayoría absoluta e incluso vio reducido a 237 el número
de sus diputados en la Cámara de Representantes. Koizumi Junichiro garantizaba
su continuidad al frente del ejecutivo, pero tendría que renovar la coalición
de gobierno que mantenía con Nuevo Komeito (34 escaños) y el Nuevo Partido
Conservador (4). Por su parte, el principal grupo de la oposición, el Partido
Democrático de Japón, registró un notable avance, incrementando a 177 sus
diputados en la cámara baja. Con anterioridad a las votaciones, Koizumi
Junichiro anticipó su intención de promover un amplio programa de reformas que
impulsaran la estabilidad social y el crecimiento de una economía estancada y
lastrada por la deflación, el déficit público y el desempleo. Entre sus planes
se contaba la privatización de la red pública de autopistas y de la entidad
estatal de servicios postales (la principal empresa del país que, además de
cubrir la administración del correo, constituía la mayor caja de ahorros del
mundo). En agosto de 2005, al ser rechazado en la cámara alta su proyecto
respecto a esta última, Koizumi Junichiro dimitió y convocó elecciones para el
siguiente 11 de septiembre. Ese día, el PLD consiguió una amplia mayoría
absoluta en la Cámara de Representantes al lograr 296 escaños (por 113 del
Partido Democrático de Japón, y 31 de Nuevo Komeito). Esta rotunda victoria
aseguraba la reelección como primer ministro de Koizumi Junichiro, quien vio
así respaldado por la ciudadanía su proyecto de reforma. De hecho, su rotundo
triunfo se tradujo, casi de inmediato, en la materialización de su gran
objetivo político; así, en octubre de ese año 2005, ambas cámaras legislativas
aprobaron la privatización del servicio postal.
El 26 de septiembre de 2006, Abe Shinzo,
elegido seis días antes presidente del PLD, recibió la aprobación parlamentaria
y fue investido primer ministro. El nuevo gobierno sufrió una severa derrota en
las elecciones para la renovación parcial de la Cámara de Consejeros celebradas
en julio de 2007; como consecuencia de los resultados de estos comicios, el PLD
se vio superado por el Partido Democrático en la cámara alta. Poco después, en
septiembre, Abe Shinzo renunció a su cargo, que pasó a ser ejercido por el
también miembro del PLD Fukuda Yasuo.
8.8
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Acontecimientos
recientes
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La formulación de un nuevo plan de
paz, la denominada Hoja de Ruta, auspiciada por Estados Unidos, Rusia, la Unión
Europea y la ONU, supuso, a mediados de 2003, un tímido reinicio del diálogo y
trajo un frágil alto el fuego. Tal circunstancia se produjo, en buena parte,
gracias a la figura de Mahmud Abbas, quien desde abril de ese año ejercía el
cargo de primer ministro palestino (asumiendo determinadas funciones hasta
entonces en manos de Arafat, al cual Sharon rechazaba como interlocutor y
acusaba de no hacer nada por evitar las acciones terroristas). La actitud de
los grupos palestinos más extremistas, partidarios de proseguir la lucha
armada, y la reacción de los sectores israelíes más conservadores, para los que
era inaceptable contemplar el establecimiento de un Estado palestino, como
hacía la Hoja de Ruta, dificultaron de momento su aplicación.
En enero de 2004, Sharon anunció
su intención de promover un plan para proceder a la retirada israelí de la
franja de Gaza. El oficialmente denominado Plan de Desconexión (que terminó de
enfrentar a Sharon con el ala más dura de su partido y de su gobierno, así
como, en general, con el conjunto del conservadurismo radical) fue aprobado en
octubre de 2004, con un elevado coste político para el primer ministro, que
consiguió su tramitación parlamentaria gracias al apoyo de la oposición y vio
como su gobierno veía cada vez más reducido su apoyo en la cámara. En diciembre
de ese año, incluso, Sharon destituyó a los cinco ministros del Shinui, que
votaron en contra de los presupuestos para 2005 con la intención de bloquear la
materialización del plan de evacuación de Gaza. Sharon decidió pactar con la
izquierda y formar otro gobierno de unidad nacional. Su nuevo ejecutivo, en el
que ingresaron los laboristas y el ultraortodoxo Torá y Judaísmo, fue investido
por la Kneset en enero de 2005.
También en enero de 2005, Abbas se
convirtió en presidente de la Autoridad Nacional Palestina tras vencer en las
elecciones que fueron convocadas al morir Arafat en el anterior mes de
noviembre. De inmediato, Sharon le invitó a retomar el diálogo y Abbas
comprometió su gestión a la consecución de un alto el fuego. Después de
celebrarse una cumbre entre ambos el 8 de febrero, en Sharm el Sheij (Egipto),
Sharon y Abbas anunciaron haber alcanzado un acuerdo para poner fin a la
violencia y reiniciar las negociaciones de paz según el camino marcado por la
Hoja de Ruta.
En agosto de ese año 2005,
fueron desmantelados los 21 asentamientos israelíes de Gaza, que tuvieron que
abandonar sus, aproximadamente, 8.000 colonos. Asimismo, el día 12 del mes
siguiente, se retiraron las últimas tropas que Israel mantenía en aquel
territorio. La verificación del Plan de Desconexión, la gran apuesta de Sharon
(que le enfrentó a buena parte de la derecha y al movimiento colono), puso así
fin a un periodo de 38 años durante el cual Israel había prolongado su
ocupación de la franja, que pasó a depender de la ANP (aunque Israel
conservaría el control de las aguas jurisdiccionales, del espacio aéreo y de
las fronteras).
También en 2005, en noviembre, las
elecciones internas del Partido Laborista otorgaron el triunfo a Amir Peretz,
quien derrotó a Peres. En el transcurso de ese mismo mes, el nuevo líder de la
izquierda puso fin a la participación laborista en la coalición gubernamental
de Sharon y demandó la convocatoria de comicios anticipados. Sharon, discutido
como ya se ha dicho por sectores del Likud y abandonado ahora por el laborismo
(de cuyo apoyo parlamentario dependía el gobierno) promovió el adelanto
electoral requerido por Peretz, renunció a la presidencia del Likud y a su
militancia en el mismo, y anunció que concurriría a las elecciones (fijadas
para el 28 de marzo de 2006) como candidato a primer ministro por un nuevo
partido, Kadima (Adelante).
Sin embargo, el 4 de enero de
2006, Sharon sufrió un grave infarto cerebral y, tras ser intervenido
quirúrgicamente y quedar en situación de coma inducido, su viceprimer ministro,
Ehud Olmert, se convirtió en primer ministro en funciones. Aquel primer mes de
2006 todavía depararía más incertidumbres para el futuro de Israel y, en
general, de Oriente Próximo; el día 25, Hamas lograba la victoria por mayoría
absoluta en las elecciones legislativas palestinas, lo que ponía a dicha
organización radical en claras condiciones de constituir el gobierno de la ANP
(lo haría, el 29 de marzo, con Ismail Haniya como primer ministro). Olmert
anticipó que las relaciones del ejecutivo israelí con uno palestino formado por
Hamas estaban supeditadas a que el grupo extremista rechazara de forma
explícita el terrorismo, reconociera al Estado de Israel y renunciara a su
destrucción, y respetara los acuerdos alcanzados desde 1993 entre israelíes y
palestinos. En los esperados comicios israelíes del 28 de marzo de ese año
2006, Kadima fue, con 29 escaños, la formación que logró mayor representación;
a continuación quedó el Partido Laborista (20), en tanto que el Likud sufrió
una auténtica debacle al obtener tan solo 12 diputados (al igual que el
ultraortodoxo Shas). En mayo, Olmert (que el mes anterior había sustituido
oficialmente como primer ministro a Sharon, cuya incapacidad para ejercer el
cargo fue declarada permanente) pasó a presidir un gabinete de coalición en el
que Kadima tendría por socios al Partido Laborista, Shas y al Partido de los
Pensionistas.
A finales de junio de ese año
2006, milicianos palestinos mataron a dos soldados israelíes y capturaron a un
tercero en un puesto de la frontera con Gaza. El gobierno de Olmert ordenó la
detención de ocho ministros y 20 diputados de Hamas e inició la que sería una
prolongada serie de ataques en la franja que costarían la vida a decenas de
personas. Poco después, el 12 de julio, miembros de las milicias de Hezbolá del
sur de Líbano atacaron la base fronteriza militar israelí de Zarit, matando a
ocho militares y secuestrando a otros dos. Olmert calificó el hecho de “acto de
guerra” y responsabilizó del mismo al gobierno de Líbano por su supuesta
relajación en el cumplimiento de la resolución 1.559 de la ONU, que requería el
desarme de Hezbolá (organización a la que la diplomacia israelí vinculaba
directamente con Hamas, Siria e Irán). Tras negarse a un intercambio de
prisioneros, Israel emprendió una severa ofensiva en Líbano, a la que Hezbolá
respondió con el lanzamiento de cohetes contra ciudades del norte de Israel,
como Haifa. Desde diversos medios de la comunidad internacional se condenó el
desproporcionado uso de la fuerza empleado por el Ejército de Israel y la
naturaleza indiscriminada de sus operaciones, que ocasionaron la muerte de
numerosos civiles. En mayo de 2007, la comisión israelí establecida para
analizar aquellas acciones en Líbano, criticó de forma explícita la actuación
de Olmert, al que desde diversos frentes, incluidos sectores de su propio
gobierno, se le solicitó que presentara la dimisión. Un mes después, el Kneset
eligió presidente del país a Simón Peres, quien tomó posesión del cargo el 15
de julio siguiente.
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